viernes, 24 de julio de 2009

DISQUISICIÓN BREVE SOBRE LAS COSAS DE SIEMPRE.-

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------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------PLEGARIAS ATENDIDAS.-
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1) Cuando Capote nos introduce en el relato de aquel , cuyo deseo sobre algo o alguien, queda tan alejado de los medios que dispone para conseguirlo, quien ante la inutilidad del azar, para alcanzar esa diana en el tiempo limitado, al menos en una sola vida, e inducido por la lógica irracional que suele acompañar la desesperación, comienza rezar. En realidad nos está introduciendo en un territorio tan peligroso como cercano, tan próximo a la fantasía como a la rutina habitual o familiar de cualquiera.
En la creencia de que somos unos niños consentidos a los que de una manera u otra no se nos puede negar nada, usamos primero los medios más elementales de que disponemos, y luego, sin más reflexión dilatoria por medio, directamente imploramos la intervención divina, el supremo comodín.
Y lo curioso es que resulta. A veces, algunos tienen el privilegio de comprobar que sus deseos se hacen realidad. Supongo que en esta lotería debe funcionar el axioma del premio seguro. Si bien, por la dinámica de este celestial servicio, tampoco resulta previsible el quien ni el cuándo será afortunado, pero, con certeza, debe tocar alguna vez, porque la gente, la humanidad sigue apostando. Otra cosa son los premios menores, los deseos más cercanos y fáciles de realizar, cuya pedrea alcanza a todos los habituales de este tapete verde, varias veces a lo largo de la partida.
Pero sucede que, en todo caso, existen otras caracteristicas inherentes a la condición humana, o bien a las circunstancias individuales, y viene a ser lo mismo, que van a llevar al agraciado con el primer premio, a aquel cuyo deseo, convertido en patológica compulsión, lo ha mantenido ausente del mundo real durante tan dolorosa espera, a una situación insospechada, al comprobar que la consecución de sus deseos no solo va a mantener su estado previo de infelicidad, sino que puede llegar a acrecentarla, en un giro sorprendente e infausto de sus expectativas, al ver las gracias recibidas convertidas en desgracia permanente.
Y ello sin olvidar la deuda pendiente. Nadie, ni siquiera la infinita providencia, o la administración de lotería, otorgan algo a cambio de nada. El boleto tiene un precio que siempre hay que pagar.
Por supuesto que, Capote, no dice nada de esto. Solo cuenta que, a veces, cuando los sueños se hacen realidad, “tender mercies”, lo hacen en forma de pesadilla, y que detrás no hay ningún proverbio, ni ninguna moraleja, solo un niño con un juguete roto, o abandonado, que es lo mismo, que, de pronto siente la percepción de que la infancia quedó atrás hace mucho tiempo y que, algunos de esos deseos convertidos en jirones van a acompañarlo, lacerando su alma, durante el resto de sus días.
No parece que sea una situación muy gratificante, y sin embargo es de lo mejor que tenemos. La capacidad para desear lo imposible, y conseguirlo. Y no siempre acaba mal como en el cuento, porque a alguno le cambiará la vida para bien. Supongo.

2) Resulta curioso que, en los manglares de Mongo, y en toda la historia del hombre, con seguridad, ya ha existido este hábito transgresor de los límites finitos de la naturaleza. Pero además, en nuestro caso concreto, existen unos matices que, en la penumbra, permiten mostrar un tono diferente. Aquí no solemos pedir por las buenas, ni usar la forma directa del oye tu, dame esto. Sino que, de entrada ofrecemos el trueque, el pago por adelantado a través del sempiterno sacrificio, del dolor gratuito que, aparentando generosidad ilimitada, en el fondo solo busca mantener un saldo positivo en la cuenta corriente en el banco ese donde, presuntamente, los deseos serán satisfechos mediante talón al portador. Esto, cuando no planteamos la alternativa financiera, el pago aplazado, el si tú me consigues esto, a cambio yo te prometo...
Aparece el concepto de nuestra "manda" ancestral. Le he hecho una manda a la santa que si me consigue lo que quiero, yo a cambio voy a hacer....Generalmente el pago consiste en una acción estéril cuando no también insensata. En todo caso es la parte del trato en forma de exvoto o de sacrificio inverosímil, que el presunto beneficiario, aporta como contrapartida. Solo que en esta modalidad, no es a cuenta, sino sobre la obra terminada. Abre el pedido, y si está conforme, abona su importe.
Ambas formas tienen cierto encanto, relacionado con el componente telúrico, con las tradiciones que las motivan. Por un lado el dolor, el sacrificio conduce, paradójicamente al placer, y por otro, el fanatismo lo es solo en apariencia. Creo y prometo, pero solo a cambio de...Tan es así, que el nombre originario "demanda" se convierte en "manda" significando otra cosa bien distinta de la petición, como es promesa, obligación futura. De esta manera reinterpretamos los designios del destino, no solo enmendando la plana a la grazie rizevuta, a los dones implorados que , en caso de aportar inconvenientes no solo serán directamente rechazados, sino que dejamos abierta la posibilidad de incumplir la parte que nos corresponde, el pago prometido, siempre y cuando no nos convenga el resultado, o en la mayoría de los casos, cuando constatemos que aquello que tanto queríamos antes, ahora no solo cumple con nuestras expectativas, sino que nos hace la vida imposible.
Son actitudes religiosas ante la vida, y supongo que, por tanto son válidas. Pero hay algún elemento que escapa a la lógica de la costumbre, si es que esta tiene alguna. El primero es común a todos los creyentes, pide y te darán, aunque, como hemos visto puede que te den algo que no has pedido, y que el procedimiento no sea siempre tan sencillo como pedir y ya está. No obstante, existe otra facción, heterodoxa ella, que predica trabajo, trabajo y más trabajo, y lo demás se supone que vendrá rodando solo, pero estos son herejes como todos sabemos. Con lo fácil que es pedir al cacique, al delegado, al concejal, o al amigo poderoso, y evitarse las molestas colas, porque pagar lo que se dice pagar, ya sabemos que aquí no paga nadie, como dice Darío Fo.
Si bien, ahora nos encontramos en otro terreno inexplorado, el de la injusticia social. Porque mi pretensión, mi demanda, mi oración busca la consecución de algo que está fuera del alcance de los medios que honradamente, justamente dispongo. Y con toda seguridad, el poderoso, el limosnero de turno, dejará de dar a otro lo que aparta para mí. Claro que estos son conceptos ligeramente desfasados. De la época cuando mi madre me decía que no todo el mundo, solo algunos, podían vivir sin trabajar. El tiempo ha demostrado lo equivocada que estaba. Evidentemente que-todos- hemos vivido en Jauja, aparentando trabajar, en el peor de los casos, y viviendo bastante bien, por cierto. Ahora solo queda sacar a relucir los réditos del esfuerzo anterior, del padre o del abuelo y pedir la cuenta. Porque si esperamos a que nos la presenten, y abonarla con nuestro propio saldo, va resultar que es ligeramente más abultada de lo que esperábamos, sin contar con que al pertenecer a la segunda opción, la del pago aplazado, sobre obra consumada, va a incluir unos intereses realmente molestos. Claro que siempre nos quedará la opción de pagar con el olvido, como a la patrona del pueblo por sus gracias recibidas, a ver si cuela. Pero ya digo que, el tema de la fantasía como el de casi todas las religiones pertenece a otro mundo, el de las necesidades espirituales que, además, también tiene sus intermediarios dispuestos a cobrar por ello.
3) No hay escapatoria. Salvo la de vender el alma al diablo. Que no es solo una metáfora, sino la posibilidad de firmar otra letra más en la deuda que tenemos con el líder social que nos cuenta entre sus feligreses. A los demás que les den, ya digo.
El resultado de esta operación repetida, el jugar de farol indefinidamente, parece ser siempre el mismo en todas las partidas. Pero no seré yo el agorero, ni el profeta que anuncie un mundo de tinieblas, no es mi estilo. Entre otras cosas porque estoy convencido de que la mayoría, la multitud, de los hijos de los hombres, solo se han planteado estos pecados, el de vivir de los demás, la pereza, y el de desear sin límites los bienes ajenos, la codicia, ante la propaganda abusiva del conseguidor que les ha prometido esa posibilidad, esa impunidad, y esa felicidad. No es posible de otro modo. A nadie en su sano juicio se le puede ocurrir que va a vivir en una infancia perpetua- si, perpetua, la vida, su vida también será ilimitada- donde solo debe pedir lo que le apetezca y ser inmediatamente complacido ante la amenaza del chantaje, de su poder omnímodo, de su terrible pataleta. Y no pienso que exista una gran diferencia entre los intermediaros del aquí y ahora y aquellos que ofrecen la vida eterna. En el fondo ambos están vendiendo lo mismo. Su propia existencia y el privilegio de pertenecer al sector cuaternario de la sociedad, (los otros tres trabajan). Lo auténticamente lamentable es que todavía esa multitud mayoritaria siga jugando a este juego tenebroso, esperando línea, porque el bingo ya se sabe que siempre le toca a los mismos.
Sesudos y diáfanos pensadores han meditado el asunto a través de los tiempos, y cuando a alguno se le ocurre una idea redentora de este círculo vicioso, resulta que, el propio inmediatamente se erige en mesías del asunto y todo vuelve a empezar. Estamos condenados. ¿O no?
4) Siempre nos quedará Paris. ¿Verdad Ingrid? El amor y el humor como anhelos más o menos alcanzables y satisfactorios. Ni tan siquiera necesitan consumarse, su promesa, tan solo su proyecto, los deseos impuros, que son los mejores, y mientras tanto a trabajar, a seguir trabajando. Al menos los que no hayan empeñado su pico y su pala en la hipoteca del monte de piedad, que son muchos, cada día mas, y lo tienen realmente crudo. Porque el estado del bienestar, su cuarto pilar, la beneficencia de los codiciosos que hasta ahora han conducido a la muchedumbre- es diferente a multitud, al parecer- a esta situación, está al llegar y es proverbial la generosidad de las damas del cotolengo. "Don´t worry. Be happy".
Por aquí, poco más hay que rascar. Lo que será será, como cantaba Doris Day.
Pero nos queda la última parte que, como siempre, es la más interesante. Porque, vamos a ver, regresemos al principio y cuestionemos la mayor.

¿Realmente necesitamos materializar nuestros deseos, aunque estos sean insensatos?
¿Es necesario poseer todos los bienes que pasan por nuestra puerta, todas las personas que pasan por nuestra vida?
Y lo que es mejor, o peor, ¿Son genuinos estos deseos nuestros, o más bien nos han sido sugeridos por el maligno. Por la pantalla, o por la propaganda del intermediario en el negocio frutero?- estos eran canarios-.
5) Son todas preguntas retóricas, de esas que llevan implícita la respuesta, y que sin embargo soslayamos para caer y volver a caer, rolling and tumbling como en el blues de cada día.
Mañana The Eagles en Lisboa, por 60 euros. La semana que viene, Bruce Springsteen en Valladolid, setenta. Y a mí no me engañan. Por mucha cirugía plástica que lleven encima y por mucho que conserven un chorrito del chorro de voz que tenían cuando entonces, son indudablemente parte de mi deseo pero no son mi necesidad. Tengo por tanto que ser consecuente con la justificación que, para mi decisión inmediata, he elaborado hasta aquí.
En todo caso, como pecado menor, y por aquello del término medio, pienso pasarme por ambos eventos, por la puerta del coliseo -estadios los llaman ahora- a ver si hay suerte y consigo que algún reventa codicioso me venda las entradas a mitad de precio, porque con la que está cayendo, a más de uno le va a pasar como a la lechera del cuento. Lástima que ya la gente no lee cuentos. Ni siquiera los de Capote.

Por cierto que lo de las entradas va en serio. Es más, admito apuestas a que las consigo por menos. ¿Ya están pensando en ganar mucho a cambio de muy poco? No tenemos solución.
Y lo malo es que lo mío no va de farol. Si no las merco al 50, me gasto en birra el 25 y luego les cuento. Esto de ser testigo es lo que tiene, como diría Chus Lampreave.
P.D.-
Nada. Esto es el fin del mundo. Pilsner Urquell al final.
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jueves, 16 de julio de 2009

BIENAVENTURADOS # 2


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Bienaventurados los que hacen de tu capa un sayo (para ellos), y de tu culo un papagayo, si se van de rositas. Suyo es el reino de la ignomínia.----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Explicación innecesaria.-

La capa es el ropaje, el bien, mas preciado que tienes, que tenemos.

El sayo es el andrajo indigno que hacen con ellas, destrozandolas. Al ser muchos, aunque los vendan al trapero, ya les sirve.

Papagayo, en castellano, es sinónimo de orinal o bacinilla.

Culo es culo. Es el tuyo.

Irse de rositas es salir con un premio, con un ramo de rosas, cuando en realidad se merecen un castigo.

Ignominia es afrenta, vituperio, deshonor, perdida de la reputación. Palabras todas, y cosas, en desuso.

The important thing : Lo importante...

Is that you tried : Es que lo has intentado.

La foto, refrescante, muestra un uso alternativo del papagayo.

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lunes, 13 de julio de 2009

BIENAVENTURADOS # 1


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Bienaventurados los que cierran los ojos, porque no quieren ver, suyo es el reino de las tinieblas.
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(Hoy estoy romántico).--------------------------------------------------------------------------------

jueves, 9 de julio de 2009

SE ME OLVIDÓ LA CONTRASEÑA.-


------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Se me olvidó la contraseña.-

Para una que aprendí en la infancia, buenos ratos me he pasado explotándola. Incluso hoy, todavía disfruto cuando tras el torno conventual doy el santo y seña en cuestión “Ave Maria Purísima” y espero la contraseña correcta desde la penumbra, desde el lado oculto intramuros, y aunque sigo deseando que en alguna ocasión me sorprendan con la clave equivocada, que confirmaría mi sospecha de que detrás no hay monjitas, sino vaya usted a saber, nunca lo consigo. Siempre aciertan “Sin pecado concebida”.
Entre otras cosas es una buena manera de comenzar un artículo. Diría mas, debería ser obligatorio empezar así. Con el saludo mariano y su replica inevitable. Buenas costumbres.
Viene, al parecer, de otro ritual, castrense en esta ocasión, que tampoco es un sector desdeñable de la economía nacional. Por cierto que no sabría donde ubicarlos, a los dos, a los religiosos y a los militares, si en el sector secundario (industria) o en el terciario (servicios) porque en el primario va a ser que no. Y tampoco sabría que hacer con ellos en tiempos de escasez como los que asoman la patita bajo la puerta, aunque tradicionalmente han escapado bien de estas impertinencias, es mas, han escapado mejor que el resto. No puedo, ni debo preocuparme por ellos.
El ritual del santo y seña, establece que, detrás de un nombre de prestigio en los altares, se colocaba una afirmación mas o menos anodina, a la que el oponente en la sombra debía responder con una frase tan breve como acertada, para de ese modo, convenir en retirar el dedo del gatillo al sujeto que comenzó tan brillante, corto, y vital dialogo.
Como todas las ideas geniales, gratuitas, ha sido conservada y actualizada por la humanidad en pleno, hasta invadir cualquier aspecto de nuestra actividad vital que requiera un mínimo de control, aparente, de privacidad.
Así, cuando encendí el ordenador con mi nombre de usuario (santo y seña) me pidió el/la password (no se si es masculino o femenino) o sea la contraseña sin la cual no hay trato que rascar.
Sucede con casi todo, insisto, y uno corre el riesgo de llenar la cabeza de palabras tontas y frases sin sentido, de ponerse como santo el nombre de tal artista o cual película y como contraseña, también llamada key word, otra cosa parecida. Si intenta usar la misma clave para todo, como sería lo razonable, por ejemplo santo y seña: Buenaventura, contraseña: Durruti; mas que nada para contrarrestar y equilibrar los espíritus protectores del lar común; resulta que no sirve, que hay que poner nombres o números diferentes para cada ocasión, llenando la cabeza , y ocupando la memoria, con tantas palabras ininteligibles como la maquina aquella, Enigma, que desencriptaba, o encriptaba, no recuerdo, los mensajes encaminados a cambiar el destino del mundo, en el penúltimo intento.
La memoria, al menos la mia, es finita, si entra algo nuevo es empujando hacia fuera a otra cosa, y como además ahora resulta que los recuerdos son falsos, según dicen los científicos de la cosa, la mayoría de las veces, resulta que, al final viene a ser lo mismo buscar dentro de ella la palabra clave para cada caso, o irme directamente a un diccionario y abrirlo al azar. Exactamente lo mismo.
De tal modo que uno se queda con el equipaje imprescindible, su identidad, real o presunta según vemos, y un puñado de recuerdos, propios o adoptados da igual, de entre aquellos que supone agradables. Los demás pal gato.
Y las dudas existenciales las formula y responde también, con el método abreviado, soy yo, vengo de mi padre y de mi madre y no voy hacia ninguna parte, mi futuro es mi presente, y en el mientras procuraré reconfortarme con la presencia, y el recuerdo, de la gente guapa que pasa por mi vida.
Esto, que parece tan simple, no es otra cosa que la conclusión a la que han llegado multitud de sabios y filósofos (estos son sabios especiales) venidos de todas las culturas y de todas las épocas, a echarme una mano, no crean que se me ha ocurrido a mi solito.
Pero no pasa de ser una utopía, como todas las cosas buenas de la vida, y no deja de deshacerse como el azucarillo en el café, ante la presencia de la menor complicación, si bien dejando un poso dulce que siempre es de agradecer.
Por ejemplo, uno de los placeres mas universales para el ser humano, eso que busca con afán a lo largo de toda su vida, quizás porque no sea mas que el intento de prolongar en el tiempo el gozo del calor materno, no es otra cosa que la búsqueda de afecto, de cariño, de ser recompensado en sus acciones hacia los demás con el agradecimiento y de ser pagado por sus amigos con el afecto, la misma moneda, que tiene hacia ellos. Dicen algunos que las relaciones humanas en general y la amistad en especial son eminentemente egoístas. Es posible.
Así que me acuerdo de mis amigos, y los tengo estupendos, y resulta reconfortante la actividad. Pero no siempre los tengo a mi lado, a veces quedan limitados por determinadas fechas, viajes o eventos, digamos que no tienen una disponibilidad ni una ubicuidad ilimitada que permitiese disponer de ellos como de los discos de la estantería, estuche sección nostalgia, lamentablemente.
Para esta necesidad, y para casi todas, el mundo este que nos ha tocado vivir (frase repetida hasta la saciedad desde el neolítico hasta nuestros días, y parece que aun le queda cuerda) ha encontrado soluciones bastante aceptables.
En la situación en que yo me encontraba, justo entre tempora y tempora- en medio de un trimestre como ya vimos- y sin la perspectiva no solo de gozar, sino también de presumir, y eso es muy importante, ya que la amistad es algo que hay que merecer, de un amigo, se me ocurrió la idea de cubrir ese hueco de la manera habitual, mediante el buscador del espacio sideral, que también llaman Google, y… Ale Hop, a la primera.
Una pagina en la que te buscan, y te envían un amigo, como tú lo necesites y adonde tú lo necesites. Porque los tienen de todo tipo, y presupuesto. De acuerdo con las necesidades que tu tengas en cada momento y de la tonalidad que quieras dar a tu vida mas o menos pretérita. Porque los amigos buenos, como todo el mundo sabe, son los de antes, y ese antes implica que haya, que hubo, una riquísima vida afectiva, en la que el actual hueso de melocotón en que te vas convirtiendo, vivió experiencias mas o menos brillantes y mas o menos gratificantes con personas diferentes a las que ahora comparten tu vida.
Una empresa de chicos listos en la que solo tienes que ir marcando casillas y limitando preferencias sobre las características del amigo que quieres te envíen. Te dan consejos útiles sobre el perfil que debes buscar para que la experiencia resulte reconfortante. Así te sugieren que no busques paralelismos exagerados con tu formación, carácter, y forma de pensar (si no tienes forma de pensar no importa, también te pueden proporcionar una) porque dicen que no suele resultar. O que busques triunfadores que pondrían tu cutrez en evidencia, o perdedores por lo mismo, porque harían salir el lado ese que tienes de miserable cretino que siempre se cree superior. Por lo mismo desaconsejan el amigo exageradamente erudito o brillante en alguna actividad determinada. Te aconsejan en general, y a mi me aconsejaron bien, que les pidas alguien con una vida intensa y fragmentada, a la vez que haya tenido altibajos y sobre todo una amplia cultura que le permita adaptarse a todos, o casi todos los recuerdos comunes que tu necesites en cada momento, que él va a inventar para ti, con la consiguiente satisfacción para tu ego, y el asombro ininterrumpido para los que te rodean, que ignoraban como has podido tener esas vivencias tan afortunadas que siguen dándote esos extraordinarios réditos en forma de viejos amigos.
En fin, consejos utilísimos y un servicio de lo mas recomendable. A mi me enviaron un catalán majísimo que ha hecho las delicias de mi familia, y por supuesto las mías, con el recuerdo común de unos tiempos inventados que muchos quisieran haber tenido como propios.
Todo ello donde digo. En la pagina http://www.tumejoramigo.com/ y un consejo que no puedo dejar de transmitir a todo el mundo, en tiempos como estos, cuando el afecto no es un lujo, es una autentica necesidad.


P.D.- Tienen una pagina gemela en http://www.mimejoramigo.com/ y en ambas puede que descubran la apariencia externa de paginas sobre perros, pero si buscan detrás, y sobre todo si tienen la clave correcta, la contraseña, podrán comprobar lo que les digo.
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sábado, 4 de julio de 2009

LA CERVEZA Y LA CALOR.-




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ESPETADA NOCTURNA EN LOS JARDINES DE MONGO.-

Que la vida es una fiesta ya lo sabían en Atapuerca hace varios eones (1).
Que acabamos de celebrar la del solsticio de junio, hace dos semanas, es pasado reciente que enlaza en un presente vertiginoso hasta la próxima festividad del mediterráneo ferragosto (2). Sin interrupciones, y sin miramientos sobre su origen mas o menos pagano o mas o menos relacionado con el ritmo laboral de cada pueblo. Todas son buenas, todas son nuestras, desde halloween al año chino, desde el año nuevo hasta el final del ramadán, todas, además de las que ya teníamos , las nuestras, las milenarias pascuas y las tradicionales, desde hace dos años, noches musicales en los jardines de Mongo, amenizadas por la “Orquesta Maravella”, - eso era antes, sicut erat in principio (3)- luego por “Jonathan y su teclado” y ayer- last but not least (4)- por un magnifico DJ ,sobrino del concejal de la cosa que, con su portátil, su Winamp, y su media docena de cubatas, puso ritmo, que no música, al evento.
Comprensible, o no, según nos vaya, que los dos meses, sesenta días, que van entre el solsticio y la celebración por el final de las labores agrarias, antaño dedicados a la dura y reconfortante tarea de la recolección, ahora sean empleados urbi et orbe, con el añadido de otro mes mas, hasta mediados de septiembre, por si las moscas, para el solaz de todos, para el merecido descanso de los ciudadanos occidentales, hayan trabajado para merecerlo, o bien para que lo descansen a cuenta de los inminentes, duros e inagotables esfuerzos que, sin duda les esperan en sus vidas futuras, en alguna de sus próximas reencarnaciónes.



Claro que Mediterráneo es Sur, y Sur es calor, y como bien dijo Martín Guerra, el impostor, tras su regreso de la milicia a su verde campiña alsaciana, al ser requerida su opinión sobre la vecina España:
-¡Seca!-. Lacónico y contundente. El angelito.
De tal modo que no está demás, como tratamiento paliativo de los efectos secundarios de la enfermedad que nos aflige, el esperar la medianoche, con una cerveza fresquita en la mano, mientras la luna en lo alto adopta la forma mas parecida a la del primer circulo que el niño dibuja en su vida, imperfecto, incompleto, pero con la promesa de que en un par de días…os vais a enterar.
Así que, la brisa que genera el calor del suelo que sube hacia el cielo nocturno, o mas bien su complementario descenso, y la conversación , la platica amable con los amigos, completan la fiesta, necesaria y justificada después de un largo día de sudor pegajoso, el mejor consuelo para el espíritu. El cuerpo no importa, ya saben que, al final, es para los gusanos.



Nos pasa a los tímidos, que sin darnos cuenta, de manera imperceptible nos convertimos en observadores. Aunque pretendamos, aparentemente, erigirnos en protagonistas de la tertulia, o incluso levantemos la voz inadecuadamente en ocasiones, -tengan en cuenta que además de timidos somos algo sordos y eso nos impide controlar el volumen propio al igual que añorar el ajeno cuando el mensaje no nos llega completo-, en el fondo cuando estamos a gusto, relajados en un ambiente gratificante, disfrutamos con la contemplación del medio que nos rodea.
Y ahí estaba yo, disfrutando como pueden suponer, cuando comencé a atisbar, desde la distancia ideal, que para la mayoría de los mortales podrá ser la de tantos o cuantos metros, pero que para mi es la que va desde la fila siete del cine hasta la pantalla, mas o menos la que permite verlo con nitidez y con el distanciamiento adecuado para controlar el encuadre, todo el fotograma.


Comencé a ver como un joven sacerdote, pasó a mi lado con el atuendo blanco de cocinero, no solo inmaculado e impoluto sino absolutamente a estrenar y a la ultima moda , ropa ceremonial impuesta por los mediáticos chefs que han hecho imprescindibles para el biencomer, entre otras estupideces, la mitra cilíndrica y superlarga, antaño almidonada. No le di mayor importancia hasta que comenzó a moverse erráticamente en la zona aquella que aparentaba ser el altar. Y no es solo la imaginación del que escribe, que también, era un cofre enorme, un cajón nuevo, sin tapa, de pino probablemente, elevado sobre una mesa de jardín, en un equilibrio estable si consideramos el centro de gravedad de ambas partes, la que sostiene y la sustentada, pero improbable si valoramos el peso del continente, posiblemente en progreso a lo largo de la ceremonia nocturna, y la resistencia del soporte. Pero uno que solo sabe que no sabe nada, no va entrar en valoraciones de lo ajeno. Elegante quedaba el conjunto, todo hay que decirlo.
Sobresalía en la parte posterior, una placa metálica semicircular que me recordaba el exagerado cuello de la capa de Ming (5) y a la que atribuí funciones de soporte para las cañas donde irían ensartadas las sardinas, ya que estaba anunciada una espetada con “autentica arena de playa” a la que yo suponía transportada en un par de sacos por el pescadero proveedor, en un alarde de valor añadido, I+D, propio de estos tiempos. También suponía que debía yacer en el fondo de la caja de madera, como era su misión, incrementando consiguientemente su peso, como ya dije.



Pero estábamos en otra cosa, en otra parte, y solo con la intermitencia que ofrece el obligado cambio de postura para las piernas, o con el breve descanso para la mirada fija en aquel que nos ofrece su interesante discurso, observamos la escena aquella.
Realmente la cerveza es estupenda, y una vez superada la innoble y obsoleta moda de servirla tibia en un vaso helado, y aceptada la correcta, la de siempre de presentarla muy fría, en un vaso limpio de cristal, que tampoco es tan difícil, este cambio ha supuesto mi reconciliación con esta bebida veraniega, que además es apropiada en estas temporas (6).



Me distrae el humo que asoma en el rincón y la actividad del oficiante, al que veo derramar en el interior de la caja mágica, liquido de una botella, liquido inflamable para barbacoa presumo, con una inmoderación que supongo fue la que despertó mi atención, aunque pensé estaría justificada por la supuesta gran cantidad de carbón a la que estaba destinado, lo que sin duda elevaría la presión ejercida sobre aquella esbelta y etérea mesita de camping. En fin.



Sigo con la tertulia, mientras compruebo que el DJ ha dejado sola a “su” orquesta y que el resto de la noche la va a dedicar, sin duda, a otros menesteres mas gratificantes que los de ganarse la vida, que también al parecer. Y siento envidia, sin llegar al estasis, y también éxtasis, biliar, al comprobar, con profunda emoción, contemplar el ayer (Aznavour) y darme cuenta del tiempo perdido en tareas mucho mas ingratas y peor remuneradas. “Mamá quiero ser DJ”. Eslogan que sugiero para las camisetas de los vástagos, y además, si les queda molona, incluso pueden montarse una franquicia.
Suerte.



Ahora veo al religioso acarreando cubos de un liquido claro, debe ser agua, y vertiéndolos frenéticamente dentro del símil de barca varada, mientras el humo sale mas negro y abundante de lo que seria previsible, o conveniente. No veo indicio alguno de pánico, de hecho los niños siguen correteando alrededor, y a pesar de que sigo sumando mentalmente kilos al presunto Titánic, aquello parece formar parte de la ceremonia. Yo a lo mió.



Si hay algo que muestra el nivel de, o desnivel, de placidez para un tímido, es el hecho de permitirse de cambiar de corrillo, de grupo de tertulianos amigos, y pasar de un tema a otro completamente diferente. Ello supone un acto de valentía inimaginable, el aventurarse en un terreno ajeno y extraño, algo parecido debe ser lo que sentian los antiguos exploradores, o los adúlteros, supongo, aunque uno es solo tímido. Ya digo.

Vuelvo a desviar la mirada a la pantalla. Aprecio una cierta desestructuración en uno de los laterales, la madera tiene un color azabache brillante que es como el tizón antes o después de ser brasa, lo que confirma la hipótesis inicial. No era un protocolo previsto, al parecer. Ahora sujeta un saco enorme con ambas manos, lo lleva a pulso, alejado del cuerpo, como nos explicaron que no hay que sujetar nunca las cosas pesadas, en el curso de riesgos laborales, y lo intenta verter sobre el cajón. Debe ser carbón, mas cantidad y mas seco que el original, que presumo húmedo e inutilizable. No lo consigue sin apoyar el niveo pecho sobre el saco, con lo que vislumbro la proeza mientras una nube de polvo oscuro origina un breve fundido en negro. El peso sigue a lo suyo.



Realmente la noche está fantástica, y el hecho de que sea viernes -siempre es viernes en mi pensamiento, “Friday on my mind”dice la canción- nos predispone a disfrutar del ambiente, totalmente gratificante, como digo. Además no tengo intención de comer nada más. Con la tapa de ensaladilla y el extracto seco del cereal base de la cerveza voy listo hasta mañana. Así que me limito disfrutar de los prolegómenos. ¿Disfrutar?.



El cocinero vuelve a pasar a mi lado, ahora viene a por la materia prima, la bandeja de pescado, sangrante, y puedo apreciar su metamorfosis respecto al aspecto que presentaba hace media hora. El gorro torcido y ahumado, con un par de quiebros asimétricos en su longitud que le permiten conservar el equilibrio, y una gran mancha oscura sobre la frente, probablemente se ha secado allí el dorso de la mano, mancha que que asemeja el sol naciente sobre la cinta de los kamikazes. La guerrera blanca y cruzada como un desteñido blazier, ya es solo un trapo sucio en el que se perciben algunos hilillos chamuscados que ponen en duda la viabilidad de su recuperación. Los pantalones descosidos a la altura de un bolsillo, y mojados, amarillentos por debajo de las rodillas, atestiguan la feroz y tremenda lucha a que han sido sometidos. Los zapatos han sido afortunados, unas zapatillas grises deportivas tipo tenis parecen lo mas sabio de la indumentaria. Y la cara, el rostro…
La cara sudorosa, ennegrecida y tiznada, pero feliz. Los ojos abiertos, llenos de esperanza, anunciando que, a partir de ahora, la noche es suya.



Verdaderamente en esa fracción de tiempo en la que sale de la cocina, alejándose con su bandeja, me da tiempo a ver al Sísifo (7) que todos llevamos dentro, a verme tropezando, cayendo y levantando, tras las inevitables zancadillas que nos prepara la vida, y dando por bien empleados los errores, inevitables la mayoría, que hayamos cometido. El mayor, como Sísifo, haber nacido mitad dioses mitad animales. Ya es mucha suerte la nuestra, y si somos conscientes de las limitaciones de tal naturaleza, y damos por buena la tarea de subir piedras a la colina de la que, irremisiblemente volverán a caer, estaremos en las mejores condiciones para disfrutar de la vida, eterna como la de Sísifo.
Y en condiciones para esperar la próxima fiesta, la próxima noche que está al caer.



Ahí me marché a casa, contento. No puedo contarles como resultaron los espetos, ni como acabó la mesa aquella que parecía tan frágil. Pero las apariencias engañan. Ya se ha visto.


(1). Eones. Millones de años. O algo de dimensiones desconocidas.



(2). Ferragosto. Fiesta italiana del 15 de Agosto, en la que se celebra el final de la recolección. En Mongo también llamada Virgen de Agosto. !Ejem!.!Ejem!..



(3). De algo tenían que servir los años de monaguillo. El lado bueno de la vida es lo que tiene. Significa “Como antes, mucho antes…te amaré..” es otra canción. "Come prima".



(4). Está al final pero no por eso es el ultimo. En inglés se dice con menos palabras y queda mejor. Last but not least.



(5). Ming es el emperador de Mongo. Es malo. No que sea malo solo como emperador, es que es malo, malísimo.



(6). Las temporas en realidad son periodos de sacrificio y privaciones ofrecidos a los dioses para que sean benévolos con el trimestre que comienza. O algo así. Pero si los comenzamos al revés, con fiesta y placer, tampoco está claro que por ello nos vaya a ir peor. ¿O no?.



(7). Imprescindible leer el ensayo al respecto de Albert Camus. Para mejor comprender a los dioses y a los hombres. Cualquier dia de estos me pongo a leerlo.


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