martes, 12 de noviembre de 2024

AMNISTÍA SI, PERO NO AQUÍ.- (PERO NO ASÍ).-

 


                                                              




Tipos de amnistía.


  • la que reciben aquellos fallecidos que nunca fueron condenados

  • la que agradecen los vivos que han sido condenados

  • la que disfrutan sus beneficiarios vicarios, sin otra relación con el crimen que el lucro sobrevenido a consecuencia de amnistiar delitos ajenos


¿Café para todos?


La realidad impuesta por la convulsa actualidad, demuestra que era, que fue, una falacia. Un trampantojo fácil de aceptar por la buena gente que todavía pide paz, libertad, y esas cosas a las que absolutamente nadie se puede oponer. Curiosamente lo que pidieron fue; Libertad, Amnistiá y Estatuto de Autonomía, y los peticionarios nunca lo pidieron para todos, no. Tan solo para ellos, aprovechando la debilidad de un sistema político que era consciente de su situación irregular, por usar palabras piadosas.


El fraude del café para todos, hoy confirmado, estaba anunciado expresamente en el momento en que no todos habían exigido, ni tan siquiera deseado, el café. Recibieron unas costosísimas autonomías impuestas a regiones que no podían soportar semejante carga administrativa sin menoscabo de sus economías y el consiguiente endeudamiento, favorecido y endulzado por financiación nacional primero, a cargo de la deuda del estado , y por un ente utópico después, la UE, que no ha cesado de abusar de su poder sobre el cuerno de la abundancia para repartir desde su creación, café, te y chocolatinas para todos.

Cuarenta y tantos años después del estatuto y del cafelito, volvemos a encontrarnos con la amnistía, que no debió entonces ser la adecuada, ya que no tuvo en cuenta los crímenes venideros, una vez sepultados y sellados los pretéritos, los de la dictadura que nunca existió.


Supongo que la respuesta en el sentimiento y la razón populares va ser la misma de entonces, asentimiento, resignación y loor a San Dimas. Después de aquel atropello, el de amnistiar a las victimas, decenas de miles, en su mayoría enterradas en lugares ignotos, perdidas en la nada de la tierra y sin poder efectuar la menor alegación en su defensa, en defensa de la nada también, cuando sus ejecutores, también amnistiados, actuaron con el eximente del cumplimiento de ordenes superiores como glosarían otros correligionarios suyos durante el proceso de Nuremberg, y después en el juicio a Eischman en los años sesenta, lo que hiciese proclamar a Hannah Arendt su antológica sentencia sobre la banalidad del mal.

Y es que, si el mal es banal, algo trivial e insustancial, según la RAE, resulta comprensible obviar los crímenes y sus circunstancias, sean los cometidos sobre un solo individuo o sobre gran parte de la humanidad. No fueron de esa opinión con evidente segunda lectura, los fiscales que juzgaron a Eischman, ni los que condenaron en Nuremberg a los que pudieron, que no tampoco a todos.

Aquí no llegaron los ecos, el largo brazo de la ley, de aquellos casos, y después de una larga temporada de silencio y oscuridad, los herederos de todo aquello decidieron amnistiar a todos, victimas y sus contrarios, borrando definitivamente, en apariencia, la historia de un país durante gran parte del siglo XX.


Uno alberga la sensación de que ademas de una tremenda tropelía histórica y social, aquello fue un cierre en falso, que como bien daba a entender Hannah Arendt, el mal no ha sido nunca banal, y que no se puede consolidar la convivencia sin dejar un mínimo espacio a la justicia, y al cumplimiento de las condenas impuestas, y que por mas fuerte e interesado que sea quien impone el silencio sobre la barbarie, esta deja siempre detrás un olor tan fétido que, a veces, obliga a levantar las losas para buscar su origen. Losas a las que llamaron Transición.

Otros cuarenta años después se repite la pantomima. Ahora no piden libertad ni autonomía, ya las tienen, ahora piden, y consiguen, otra amnistiá, otra previa a la venidera, dan, tiempo para acumular nuevas banalidades y esperar el inefable e inevitable momento de debilidad de los gobernantes, dispuestos a pagar cualquier precio para continuar siéndolo, gobernantes, siempre que al final sea otro, un tercero vicariante, el que cargue con el coste real de todo este doloroso disparate.



martes, 15 de octubre de 2024

Valencia de Alcántara en el 47.- o quizás en el 37.-

                                         


Valencia de Alcántara en el 47.- o quizás en el 37.-

Película de actualidad, imprescindible para muchos y, en todo caso, estimable trabajo según los expertos y cinéfilos que puntúan con sus votos en IMDB o en Filmaffinity. Aquí le caerán varios goyas en la burda imitación delos premios Oscar, para los que ha sido descartada.

Del género de moda, biopic, subgénero a su vez de la narrativa de no ficción que nos domina desde hace décadas. En ella, un héroe defiende a sus vecinos de las carencias que el ayuntamiento pretende imponerles. Un personaje real, Manuel Vital, que pasa a la historia del activismo ciudadano.

Sucede que, en pleno éxito de la película, cuando todavía las salas muestran en taquilla la euforia de una obra con alcance popular, aparece una noticia extracinematográfica que, sin duda, va a relanzar el interés por verla de los perezosos ante una cartelera sin mucho encanto.

Resulta que acaban de mostrar las autoridades científicas, a las otras, los resultados de estudios genéticos, ADN, de los exhumados de una fosa común, procedente a su vez de una masacre silenciada durante más de ochenta años, y enterrada bajo cal y escombros en una mina abandonada de Valencia de Alcántara. Ahí ha revivido la vela que llevo pegada al cráneo, a punto de apagarse tras tanto tiempo de ofrecer una luz que, al parecer, no aprovecha a nadie.

Uno de los sesenta cadáveres es reconocido como el padre del protagonista Manuel Vital, el alcalde democrático de V de A. hasta que fuese ejecutado y arrojado junto a otros sesenta al foso de la ignominia que es el nombre que la historia da al olvido. Parece ser que doce compañeros de infortunio han perdido hasta el nombre. Imposible identificarlos.

Es tremendo el que la actualidad de la memoria, términos contradictorios que generan una figura literaria, el oxímoron, y que pone a las neuronas en actividad, al mezclar ambas dentro de su antagonismo, memoria y actualidad, neuronas agitadas, las de los interesados en saber, en conocer, en reflexionar sobre esto, el autobús 47 del barcelonés barrio del extrarradio donde los extremeños vivían de aquella manera, sin agua y sin transporte público hasta los años setenta, y sobre aquello otro, actualidad inmiscible, o quizás no.

Ha habido varios exilios masivos de extremeños durante el siglo pasado y, puede que el dirigido a Cataluña haya sido el mas numeroso.

Pude vivir el eco del penúltimo, el de los sesenta, cuando vi llorar a mis vecinas ante el temor de que sus familiares, con quienes pensaban reunirse pronto en aquella tierra, la mas alejada de la Raya, hubiesen perecido en el desastre del Llobregat.

Y pude sufrirlo cuando mis amigos de entonces iniciaron el camino junto a sus padres, a la vez que a mi me tocaría salir de casa para enfrentarme a otro exilio, aparentemente mas amable, pero que para un chico de once años tampoco resultó un viaje placentero.

Y no entiendo, no puedo comprenderlo, como esta expatriación forzosa de un pueblo. -el mio desde 8 mil hasta menos de dos mil almas en el ultimo censo- con el dolor de generaciones sucesivas, una tras otra, y la desaparición de familias completas, de algunas que marcharon ya nos queda solo el recuerdo, el recuerdo de los que todavía recordamos, hasta convertirse pronto en victimas sin identificar, como las de los compañeros del padre del conductor del autobús, y como este exilio puede pasar desapercibido en la sociedad que ahora se permite disputar sobre la inconveniencia de los migrantes, ese palabro con el que pretenden dignificar el intento de los supervivientes de seguir siéndolo.

El ADN, y las crónicas que se escriben con él, sirven al menos para dejar huella reconocible de las victimas, a veces de poder darles el nombre y la dignidad de las personas que fueron y, aunque también sirva para marear las mentes influenciables con los orígenes de Colón, ahora ha servido para aclarar en parte, la oscuridad que el silencio ha impuesto, y sigue imponiendo, a aquellos años.

Tremendo que, con toda la literatura que se ha producido desde entonces, y no solo de ficción, sobre este tiempo de silencio, con todos los registros recogidos en prensa, foránea, y archivos, militares, todavía estemos valiendonos de leyendas, de rumores, y de tópicos infundados, cual miembros de la gleba medieval, y sigamos empeñados en no poner el punto sobre la i de nuestra historia reciente.

Valencia de Alcántara está al lado, oigan, y por ahí intentaron salir muchos cuyo único delito fue figurar en una lista, en la lista donde apuntaban a quienes les incomodaban, con la idea de poder llegar a Portugal atravesando la Raya, la de la película de Tarkovski, Stalker, que era otra que no viene a cuento. Lo intentaron y terminaron en la fosa del horror, sin nombre, ni nadie interesado en buscarlo.

No es muy optimista el panorama, a pesar de los honores que el ayuntamiento de Barcelona otorgara en su día, merecidos, a Manuel Vital.

La distancia entre Barcelona y Valencia de Alcántara es de 1014 km, y sin el 47, son los autobuses y conductores locales los que atraviesan España con los nietos de los de aquella penúltima hornada, dos o tres veces al año, para mantener los lazos que, miren por donde, nos los recuerdan con una película “El 47” y con los huesos de aquellos que mantienen viva nuestra memoria, o lo que queda de ella.


(1).- Google dice que en tan solo 10 horas, por la A-2, puede llegarse al destino. Ignora, sin duda, que esta termina en Madrid. Mejor en tren claro, inexistente.



Titulares de prensa:

Ya en los titulares se observa la diferencia sustancial e interesada en el tratamiento de la noticia . No dice lo mismo “cuerpos exhumados” que hablar de restos de siete fusilados, cuando se han encontrado al menos cuarenta y ocho, y sin poderse determinar como fallecieron. Lo de mencionar “victimas del franquismo” solo se aprecia en el mas atrevido.


-Siete de los 49 cuerpos exhumados de la Mina Terría han podido ser ya identificados tras las pruebas de ADN

-VÍCTIMAS DEL FRANQUISMO Natalia Junquera|Madrid|15 oct 2024 -

El ADN del hijo que no llegó a conocer ha permitido identificar los restos de Diego Vital. La fosa, que compartía con otros 48 hombres, estaba cubierta de cal y escombros

-Identifican en Cáceres los restos de siete fusilados, entre ellos el padre del conductor de “El 47”

-Diego Vital, el padre del protagonista de 'El 47', uno de los fusilados en la fosa de Valencia de Alcántara


(2).- Cuando vi el cartel de la película, inmediatamente supuse que se trataba de una producción sudamericana. Ni el rostro del protagonista ni el del autobús, tenían coincidencia alguna con los que aquí hemos visto. Además la noticia del descubrimiento de los cadáveres abundó en la sospecha que tuve de su supuesta procedencia, lugares victimas de dictaduras sanguinarias donde ese argumento, ambos, parecían normales y recientes.

Tuvo que aparecer el nombre del vecino Valencia de Alcántara para rebobinar las imágenes y modificar el pensamiento, tomando consciencia del error.

Esa barbaridad, como tantas otras, sucedió aquí, queramoslo o no. Y no podemos, no debemos ignorarlo. Mea culpa el ubicar el horror lo mas alejado que el subconsciente pudo situar. El seguir insistiendo en la falsedad de que el mal está siempre en el exterior y, por supuesto, en el pasado.

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