martes, 29 de diciembre de 2009

GRANDES ESPERANZAS (Dickens)


-----------------------------------------------------------------------------------------------------------Después de diez días de lluvia ininterrumpidos, no tiene sentido hacerme ilusiones sobre el tiempo que va a hacer mañana. Ni menos hacerme sangre al pensar que la autoridad suprema aconseje arrimar el hombro y mirar adelante, todos juntos, para que deje de llover.

Casi me quedo con las rogativas a la Santa o con hacerle vudú al Maldonado, ya de puestos. Hasta echarle una parrafadita al cielo, y cantarle las cuarenta puede ser más eficaz, al menos implica una actividad personal y una mayor liberación de los miasmas internos, que el limitarme a escuchar a los responsables del diluvio aconsejándonos el intercambio de paraguas entre unos y otros.

Y es que, después del chaparrón del otro día, sucedió algo infrecuente, pero no inédito. El que los sapos de mi jardín, que estaban hibernando tan felices las criaturitas, en sus guaridas húmedas y fresquitas, han sido arrojados por el intempestivo chorro y sin misericordia alguna al suelo de grés, justo tres meses antes de la primavera, la fecha en que allí los insectos estarán esperándolos para jugar a aquello tan natural del ciclo vital, del depredador y del depredado.
No sé si un anfibio puede llegar a morir ahogado. Tal como veo el asunto, sospecho que sí. Pero si los mayores, los creciditos, tienen cierta posibilidad de hacerlo, incluso de sobrevivir a esta macabra broma del clima, y guardar reservas suficientes para volver al agujero, cuando escampe y renovar los votos en marzo, los pequeños, las dos docenas de pulguitas multicolores que intentan infructuosamente buscar un hueco exento de agua, no tienen mayor futuro que el convertirse en un lamina de piel que en cuanto se seque se la llevará el viento junto a las hojas residuales del pasado otoño.
Ganas me dan de explicarles, a través de la ventana desde donde contemplo el cataclismo, lo útil que seria que arrimen el hombro, que miren hacia delante y que confíen en que su esfuerzo será recompensado.

Realmente el sarcasmo siempre me ha parecido una de las actividades humanas más repugnantes. No solo por la gratuidad de hacer daño al prójimo con el único fin de que el autor se divierta, si no además porque en este caso, el de las autoridades que desde hace tres años largos, y desde mucho antes si atendemos a su falta de previsión, no hacen mas que enviar mensajes del tipo de que hagamos nuevos agujeros a nuestro cinturón cuando tenemos el sacabocados colmadito de badana.
Parece que, al menos, comienzan a usar términos más coherentes con la situación como los de depresión o recesión. Incluso he llegado a leer en el diario de mayor tirada el prefijo gran, justo delante de esas palabras malditas. A buenas horas mangas verdes.

Y es que mangas verdes, y de ahí la frasecita, tenían los representantes del orden, tiempo atrás. Y como solian llegar después del momento ese, fatal, justo cuando ya no eran necesarios, provocaban e invocaban la espontaneidad popular del dicho. A buenas horas.
Porque lo cierto es que eran funcionarios a sueldo, profesionales que cobraban por evitar que no sucediesen ciertas desgracias o en todo caso por evitar que fueran a peores. El hecho de que se limitasen a hacer acto de presencia cuando ya simplemente resultaban innecesarios era simplemente puro sarcasmo.

Es lo mismo que está sucediendo aquí y ahora, y no solo con mis sapos, con el agravante de que siguen ignorando el porllegar mas cercano, cuando el riesgo ya no está en que estemos todos mojados porque la techumbre podrida se vino abajo, sino en las consecuencias inevitables del día después, del tiempo que nos toque vivir al raso y de su duración así como de sus efectos sobre la higiene personal.
Siguen sin plantear rumbo alguno que nos aleje de la tormenta que todavía queda por delante, ni mucho menos de realizar, de actuar con medidas esperables de quien dirige la nave. Los consejos sobre la necesidad de que, los demás, hagamos acopio de virtudes, no dejan de ser eso, una tomadura de pelo.

Afortunadamente uno tiene recursos para casi todo, -otro día les explicaré como acabar con el cambio climático, que lo he aprendido en un manual para torpes donde lo explican clarísimo-, pero de momento me limitaré a seguir en positivo, y a invocar a mi superhéroe favorito para que nos saque del atolladero. Seguro que algo bueno hará por nosotros. En situaciones peores lo he visto yo desenvolverse y siempre triunfando.
Absolutamente siempre.
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sábado, 26 de diciembre de 2009

SOBRE EL LIBRO ALBEDRIO.-


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Ayer vi. en el salón, en el ángulo oscuro, silenciosa y triste el arpa.
Eso, salvo que aceptemos la sinceridad de D.Gustavo, casi nadie puede repetirlo, y menos imitando sus versos, sin faltar a la verdad.
Resulta que nadie, es el nombre que se puso Ulises, en la escena del monstruo ciego, que ya lo era, mental, antes de que le anulasen el ojo delantero. Por tanto, permítanme la licencia de usurparlo, el puesto de nadie. Puesto que yo lo vi.

Vi un anciano, solo y recostado entre el Pladur y su bastón, en el ángulo interior de la sala de actos del Fnac. Barba blanca estilo greco chipriota, con las mejillas y el belfo superior libres de vello impostor –la boca es el espejo del alma, y no los ojos que te retratan pero no te delatan- y con la misma trenka que lleva en sus apariciones en público. Curiosamente el perfil parecía pertenecer a otra persona, pero no hizo falta que me acercase, importunando su somnolencia, para comprobar que era el “autor” con nombre de cafetería. (Pombo).

Y es que, estamos tan acostumbrados a contemplar solamente de frente a los santos, tan satisfechos con verlos en las estampas de plasma que, una tercera dimensión, un perfil o siquiera un tres cuartos nos lleva al terreno de lo desconocido, de la confusión. Tampoco me apetecía saludarlo e iniciar una conversación en la que saliesen a relucir los armarios, con los de Ikea ando sobrado, así que me limité a contemplar el arpa en el ángulo oscuro, de sus dueños, promotores de la presentación de su centésima novela olvidado, y a reflexionar sobre lo dura que es la vida del artista. De como el brillo de la mente más sagaz y del escritor más certero no es nada sin un charlatán detrás.
Como esta figura, y la locuacidad del que nos obsequia con un peine y nos regala una manta si le compramos una estilográfica, sigue siendo imprescindible en el siglo XXI, viejo desde su nacimiento, y sigue apoyándose en el brillo de las palabras, en la persuasión del que nos deja con la boca abierta, incapaz de cerrar la suya, llevándonos a donde convenga al flautista de turno.

También me hizo reflexionar como, en medio de tanto viaje, tanta tertulia y tanto homenaje, sin tener en cuenta la ya mentada somnolencia, un escritor anciano está capacitado para redactar, pergeñar dicen los pedantes, una o cuatro novelas al año de mil páginas, capitulo arriba, capitulo abajo.
Sin ir mas lejos es lo que tiene la última de mi admirado Jose Antonio Muñoz Molina, obstinado en no buscarse un nombre artístico acorde con los tiempos,- máximo cuatro silabas, y sin eñes por dios- y en mantener la llama de la fidelidad del autor a “su” credo intelectual y moral, que también político, al parecer.
Y es que también tiene quinientas hojas, escritas por ambas caras, y dice que la escribió a ratos, en el bar de la esquina de su barrio, en niujorque claro está. Y a mi se me escapa la sonrisa que mas de una bofetada me ha costado, cuando la descarada exageración del ponente hace saltar la válvula de la fe, que como es sabido la tengo bastante floja.
Porque tantas resmas de papel las escribe cualquiera, yo mismo, sin decir nada y además haciéndolo de mala manera, siempre que no haga ninguna otra cosa durante, digamos, uno o dos eones. Pero con una vida pública absorbente y con otra privada que ni les cuento, buena es Dª Elvira, que sí, que supo lo de elegir nombre artístico fetén, además de los viajes interestelares y frecuentes entre Mongo y Trafalmador, no veo yo de donde saca pa tanto como destaca.
Que conste que son mis ídolos, et pourtant… (Aznavour).

Pero no me negarán que estos, al menos, se curran la farándula, en un terreno cada día más difícil, y luchando con alimañas digitales que, sin duda habrían impedido el regreso a Itaca a cualquier Ulises de tres al cuarto.
Aunque todo está escrito, y muchas veces, en el terreno de la creación artística y en el de su distribución, desde que nuestro paisano Marcial denunciase las copias fraudulentas de sus tablillas, epigramas en barro cocido, que privaban al autor de su sustento. Año 64 d.C.

Orwell no profetizaba la caída del totalitarismo soviético porque ya la había vivido en carne propia, y en carne próxima que es mas doloroso, pero si en 1984, que no es una fecha, (como tampoco lo es el 11 M, que fue una masacre y no hay que confundir, ¿o si? al espectador), donde nos hablaba de una pantalla que ocupaba toda la pared, y toda la mente, y donde podríamos vernos alguna vez en la vida, si éramos buenos, es decir mansos. Y es el anuncio, el aviso sobre el peligro del gran charlatán, el que anulará nuestros sentidos y solo permitirá la comunicación unidireccional. Escucha atento la canción del gran hermano… (Miguel Ríos con las notas de D.Leovigildo B.).
También lo escribió su adlátere, Ray Bradbury, cuando en Fahrenheit, anuncia a los poderosos que por mucho que nos prohíban el intercambio de archivos, por mucho que nos corten el Internet y por mucho que encarcelen a nuestros mesías, siempre quedará en la tierra un hombre que habrá memorizado un libro, al menos, - yo conozco a alguno que lo ha hecho con varios- y estará dispuesto a compartirlo con el resto, con los fieles.

Por tanto, nada nuevo. Seguirán intentando intentarlo. Y es que la mies es mucha, y su color, el del papel moneda, excelente. Pero la realidad es tozuda ella. Y la honestidad, la supuesta honradez de la actividad humana basada en la legalidad y en el respeto al derecho de los demás, cada día se aleja más del mundo en que nos movemos. Tanto que no nos queda otra alternativa que sumergirnos en la vida ficticia de los escritores, de los creadores de mundos felices, para convencernos de que la justicia existe, de que el final feliz es posible aislados, de la jauría de depredadores insaciables, por algo tan frágil y tan evanescente, cuando arde, como es una hoja de papel.

Otros autores, de mas enjundia que yo, discrepan sobre si la maldad es peor que la estupidez, que si puede la segunda llegar a hacer mas daño que la primera, o que si viceversa. No puedo ayudarles en el menester, no llego. Pero de lo que no me cabe ninguna duda es que llamar digital al “libro digital” es ante todo un fraude, lo que presume maldad, puesto que o bien es libro o bien es digital pero ambas cosas va a ser que no. Otra cosa, peor, es asumir la estupidez del lector como algo universal e indiscutible para hacerle creer que 350 Kbites de datos son lo mismo, igualito oiga, que medio kilo de madera triturada y prensada y que, además de sostenible, el nuevo formato es el que realmente anulará la diferencia entre continente y contenido porque el mensaje es el medio, como todo el mundo sabe, aunque Lacan se atribuya la paternidad y nadie se haya molestado en comprobarle el ADN.

Que la literatura, que viene de letra, seguirá existiendo a pesar del medio, o gracias a él, -aunque Gutemberg siga vivo-, no parece una profecía muy original. Y que los lectores continuarán siéndolo, tampoco. Otra cosa es que el tremendo aluvión de títulos, el infinito tsunami que la nueva biblioteca de Alejandría arroja sobre nuestras molleras sedientas de sabiduría, pueda ser mínimamente aprovechado por las limitaciones inherentes a los que solo poseemos un sola vida, una sola cabeza y, si me apuran, una sola neurona.
Parece mucha la carga para un pollino tan flaco. No dejemos que sobre ella se sienten además los impostores y los mercaderes que, no sé como todavía se atreven, después de ser expulsados del templo.
No recuerdo si era “expulsados” o “arrojados” que suena como más categórico, incluso puede que fuesen “defenestrados” y que el templo estuviera en el piso superior. Mejor.

En fin, que de ilusión también se vive, y uno tiene de esta para repartir, que es lo que intento.
El arpa sigue en el ángulo oscuro, esperando que, olvidada de su dueño, alguien se acerque a tocarla. Y sospecho que, ahora, esa es nuestra responsabilidad y a la vez nuestro placer.
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miércoles, 23 de diciembre de 2009

EL AUTENTICO ESPIRITU NAVIDEÑO

(Norman Rockwell).
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NO HAY NADA MAS RECONFORTANTE.
Y LO DESEO A TODO EL MUNDO.
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lA MEJOR POSTAL NAVIDEÑA QUE HE RECIBIDO




Querido Dios, este año por favor, manda ropa para todas aquellas pobres mujeres desnudas del ordenador de mi papá.

Amén.

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jueves, 17 de diciembre de 2009

VERSIONES ORIGINALES.-


---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------(1ªCaratula).-
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“Versiones originales. Cara A 2010”.-

1.- Espantapájaros azul- Diego de Cossio
2.- Nena no me importa- Los locos del ritmo
3.- Gibraltareña- Los Tamara
4.- Café Express- Hermanas Esqueda
5.- Ahora o nunca- Camisas negras
6.- Ana- Straitjackets
7.- Instantes publicitarios 1
8.- Si acaso tu te vas- Straitjackets
9.- Yo lo seguiré-Emily Cranz
10.-Rezaré- Silvio
11.-He sabido que te amaba- Rene y Rene
12.-Sellado con un beso- Gabor Szabo
13.- Da Cat- Blue hawaiians
14.- Instantes publicitarios2
15.- Lápiz de labios en tu cuello- Emily Cranz
16.- Quiero- Wawanaco
17.- Recordándote- Los 5 Latinos
18.- Si es gratis- Los Petersellers
19.- Que me coma el tigre – Lola
20.- Me caso el sábado, perdóname- Tres monedas
21.- Espérame en el cielo- Mina
22.- Instantes publicitarios3
23.- A media luz- Cuarteto Cetra
24.- Angelito –Rene y Rene
25.- Shorebreak- The Resonets
26.- Perdóname la letra – Los Fredy´s
27- Aunque no seas mi virgen - Silvio
28.- Cae la nieve – Caterina Caselli
29- En Segovia – Los Petersellers
30.- El Huerfanito- Los Centella


Aunque más abajo me explayo en instrucciones de uso adecuadas para escuchar la música celestial que nos ocupa, no puedo menos que advertir de la necesidad de ciertos elementos materiales, imprescindibles para afrontar su atenta percepción.
Unas manoletinas de tafilete no serian un calzado despreciable para ellas, igual que escarpines o zapatillas deportivas para ellos, olvidados los eficaces borceguíes una o dos generaciones atrás. En ambos casos van a ser las alas que involuntariamente los levantaran del asiento y los harán bailar. Quiéranlo o no, es igual. Avisados quedan.
Pero hay algo más delicado y a la vez más necesario cuando el riesgo es mucho mayor. Me refiero a las escoceduras, las lesiones molestas y pruriginosas que se producen en ciertas partes especialmente sensibles del organismo ante la primero súbita y luego pertinaz secreción de fluidos que, originariamente ideados para lubricar superficies mucosas, acaban encharcándolas junto a áreas limítrofes inocentes, eso que llaman ahora daños colaterales, y provocando maceraciones primero, llagas después, y quien sabe si estigmas de santidad a los mas audaces.
Por tanto recomiendo encarecidamente proveerse adecuadamente de pañuelos higiénicos, o sea de papel, los de algodón de toda la vida al parecer no lo eran, higiénicos quiero decir. En su defecto servilletas de papel o incluso rollos de papel del esto también sirven aunque bajan bastante el karma y las probabilidades de levitación por razones obvias. Ello es para las secreciones lacrimales que, aquellos que no padezcan de dacriocistitis, vulgo rija, sufrirán torrencialmente a través de sus fosas nasales, y que de no ser frenadas con la contundencia de una buena celulosa de dos o cuatro capas acabarán dotando al melómano de una imagen repulsiva para sus vástagos.
No obstante, existe un peligro de mayor intensidad y certeza ante ciertas melodías, seguramente inspiradas por el maligno, que es el que estas secreciones se originen y se multipliquen incontroladamente en las áreas infraumbilicales donde el uso de los adminículos anteriormente citados resultará ciertamente molesto e inconveniente.
Por ello, y a riesgo de que piensen que soy un exagerado, que ya se que mas de uno lo hace, debo aconsejar la adecuada provisión, antes de someterse a esta experiencia, de una caja, set of four las llaman, de cuatro al menos, de bragas y/o slips, los boxer no sirven porque traspasan enseguida, ante el inevitable aflujo de eso que, por cierto tanto afectará a ellos como a ellas porque en cuestiones del alma, que es de lo que estoy hablando aunque sea en metáfora, unos y otras somos identicos por mas que las feministas y El Corte Ingles lleven décadas sosteniendo lo contrario.
No espero que nadie, mentalmente competente, sea capaz de aguantar un disco entero sin resultar indemne. Ni mucho menos de nadie que habiendo escuchado los dos, caras A y B, siga dirigiéndome la palabra. Pero cuento con ello, no me abrumaré por el silencio o el desdén, y siempre me quedará el consuelo de que bien que avisé de los peligros.
De lo que si voy a abstenerme este año, es de subir la compilación –palabro horrendo- para que se la baje quien la desee. No es temor a las fauces de la inquisición digital. Es que lo de subir y bajar me parece una ordinariez cuando puedo entregarlo, en mano, a quien me lo pida, además de a todos aquellos que, resignadamente son sus dstinatarios primigenios, usando el tradicional sistema del trueque. Una sonrisa pienso que podría ser un buen precio.
En fin que quien quiera pedírmela, no se prive, que la vida hayquevivirla.
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domingo, 13 de diciembre de 2009

VERSIONES "ORIGINALES" 2010


------------------------------------------------------------------------------------------------------------INSTRUCCIONES IMPRESCINDIBLES.-

He realizado un casting, con tres niveles sucesivos en la selección, excluyendo canciones suficientes para llenar cds hasta el 2020, en el que termina la serie. Si antes no…desaparece el formato cd y hay que pasarse al nuevo.
Se añade un segundo disco, la cara B, en el que figuran dos docenas de perlas cuyo único pecado es el idioma. Pero no he podido resistirme a dejarlas fuera. No pongo los títulos ni los autores porque ¿Pa qué?

Dentro de la cara A, algunas han sido escogidas entre diez versiones diferentes, Ej.“Espérame en el cielo” donde Mina ha sido la afortunada. Otras son tan originales que no necesitarían figurar como versión de nadie, pero tienen que cargar con la etiqueta. Aunque, escuchándolas, uno duda si es mejor esta o aquella, la primitiva...
“Tres monedas” es mas inteligible en la versión masculina. En la femenina que he puesto, estupenda por cierto, el sentido del texto se vuelve lógicamente surrealista, lo que es un encanto añadido. Muy fuerte el argumento. De cuando las tres monedas cabían en dos minutos, y ahí había que contar una historia entera. Tiempos.

La presentación inciática de Silvio, en esta ocasión, es en la confianza de que el público ya está preparado para ello. Es lo más grande que hemos tenido nunca, y sentiría que pasase desapercibido, por ello he estado retrasando el evento. Hay más Silvio.
Con Los Tamara sucede algo parecido, se cayeron al final la del hombre del tiempo y la curva peligrosa donde dan consejos al amigo conductor como hacia, creo, Perlita de Huelva. De esta tengo “feliz cumpleaños” y “Mi niña bonita” y no las he puesto (este año todavía) porque lloro cada vez que las escucho, y como no quiero que se sepa, lo oculto de esta manera, aunque seguiré llorando sin saber por qué. Tendré que consultar con el libro de Freud que compré en el círculo en el 95 y todavía tiene virgen el plástico protector. Así no hay manera.

La copla ha tenido gran representación en las sesiones de casting iniciales y el que no aparezca otra, aparte de la rumba que se marca la faraona, ha sido por mala suerte o por falta de padrinos, que de todo hay en estos asuntos. Espeluznante la Lola, la tía Lola, y lastima que su imagen de habitual en los programas y revistas de cagamiseria nos hayan ocultado la cantaora que había detrás. Comprobadlo.

Con los instrumentales tengo otra deuda que como el alcalde de Villar del Rio, debo pagar. Por cierto que una estación del metro de Madrid se llama “Pepe Isbert” y otra “La Peseta”, no diréis que castizo no viene de casta. La casta de los grupos de guitarra y órgano o saxo, es decir los sin palabras, es tan grande que tenia esbozado un monográfico ad honoren, pero al final me parece que solo hacen una aparición testimonial, si bien en la cara B se sueltan el pelo. En la A, he querido limitarme a temas – lo dije- en el lenguaje de la enciclopedia, que no es la de D¨Alembert, y con muchas historias detrás de la música, para que el oyente no se me distraiga con perniciosas ensoñaciones. Queda pendiente el asunto. Material haylo.

Otras dos o tres , al menos, están bajo la certidumbre de que aparecieron como originales en recopilaciones anteriores, de Elvis, Shocking Blue y Ray Charles., si bien se tratan de versiones y en este caso más que originales, a cargo de Los Petersellers, de los que he tenido que reprimir la tentación de incluir otra de José Luís Perales. Y es que la iconoclastia es lo que tiene, que acaba dando las alas de Icaro al primer montoncillo de ceniza que encuentra uno en el cenicero.

Son unos años en los que la politización de la canción popular, sin ser una novedad absoluta, asoma en nuestros oídos como el anuncio de lo que luego nos seria impuesto por los malhadados cantautores en el subgénero de la “canción protesta”. Cantantes/tas bastante feos, por lo general, y con la ventura de gozar de una audiencia fanática en asuntos religiosos, a los que la música, el ritmo y el pop les importaban un pepino.
No obstante, me rindo a la evidencia, y aunque reservo para oyentes mas politizados, temas de la enjundia de “Da da da”, “Yummy Yummy” o la revolucionaria “Mah- Na, Mah-Na”, no he podido resistir la tentación de incluir “Gibraltareña” que además de ser una cumbia autóctona, gallega ella, es un tema que sigue de actualidad gracias al recurso patrio, de “no me la mientes”, tan útil para entretener al gran público en los momentos difíciles.

Los instantes publicitarios podrían parecer un fácil recurso al humor, a la nostalgia –no se que es eso-o ambos, y lo es. Pero es que, además, las voces de los locutores te conducen inevitablemente a otros personajes, a la pantalla del cine y hasta a los discursos de fin de año del entonces jefe del estado – lo pongo en minúsculas para que luego no digan que hago apología- que pa mi que también lo doblaba uno de estos.

Cierra la lista, aparentemente, la voz de oro de Toni López, a quien siempre he creído admirar por el desparpajo que transmite a través del micrófono, aunque después, buscando y encontrando, los originales, es decir los ejecutores de las versiones francamente delictivas que hace cuarenta o cincuenta ¡Oops!,- que no se que significa, pero son muchos años- se perpetraban sobre los pequeños genios que la música popular nos ha dejado en el recuerdo, me he dado cuenta que el de Utrera me estaba invitando a redescubrirlos, y es lo que hago placenteramente en cuanto se descuida el mundo este que no ha parado ni un momento, esa es otra.. Va por ellos que, haciéndolo mal, no lo hicieron peor que Toni, y que, quizás por ello, son para un servidor, absolutamente imprescindibles. Prometo seguir con Los Centella en el futuro. Tampoco tienen desperdicio.

Hay otras reflexiones sobre este tipo de selecciones, que no dejan de dar vueltas en mi cabeza.
No es difícil dejarse arrastrar por el mal gusto cuando uno se adentra en el terreno de la nostalgia más el humor más intentar agradar por encima de todo, a la hora de hacer una selección de este tipo. Ya algunos darán por sabido que nostalgia es sinónimo de mal gusto, de debilidad mental o ambos, y es que hay gente pa tó. Otros no oyen con buenos oídos las letras que provocan la sonrisa, cuando el melodrama/desamor es lo fetén, y también tendrán su poquito de razón, al igual que los que tienen el corazón de cartón piedra y piensan que lo importante es que la música sea buena y lo demás es rollo patatero. De todo tiene que haber.

Lo cierto es que no es fácil caminar por el borde ese en el que a un lado están las profundidades carpetovetónicas que no entienden más que de sal gorda y chunda chunda, (y esto último en los dos sentidos posibles), y que no conocen la diferencia entre reírse con alguien y reírse de alguien. Parece una banalidad, pero como diría el cantante de Los Centella es algo omnipresente. Por otra parte, siempre es necesario escuchar con indulgencia estas grabaciones de hace casi medio siglo, y no intentar compararlas con la música mas evolucionada del pop actual. Mas bien buscar, y a menudo encontrar, los orígenes y las bases que en esa época de oro – y esto lo digo para acabar de convencerme de que lo fue- luego se convirtieron en el continuose del empezose de entonces como dice Mafalda.

En fin que a mi me gustan, que es lo importante, y que además, afortunadamente ya no está uno en edad de complejos ni de andar disculpándose por ser como es. Si quieren me las aceptan y si no chirrín chirrán (esa es de Carlos Puebla, que hizo una música estupenda y ahora es maldito por la cosa política).
La única pena es que en ochenta minutos no quepan más que ochenta minutos. Esperemos que el próximo invento nos permita estirar el tiempo en otra nueva dimensión, y mientras tanto seguiremos recuperándolo hacia atrás y a trocitos.

¡Que lo disfrutéis!.
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lunes, 7 de diciembre de 2009

PAGINAS MUSICALES DE LA HISTORIA DE ESPAÑA


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Es el título del disco de "Los Relámpagos” o sea Herreros y Armenteros que cambió para siempre el concepto musical a que mis oídos estaban acostumbrados.
Y es también el que correspondería a cada una de las recopilaciones que hago motivadas por la cercanía en el tiempo de una nueva primavera y con ella sus nubes, su cielo. Que como todo el mundo sabe, es distinto para cada lugar, para el de cada uno, y que volveré a ver dentro de nada, con la misma ilusión con la que mi padre, mirando hacia el suelo, veía crecer la hierba en esa estación de esperanza.

En esta ocasión se llama la página:

“Versiones originales. 2010”.-
Y hoy presentamos la caratula.

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miércoles, 2 de diciembre de 2009

MANUAL DE USO CULTURAL


-------------------------------------------------------------------------------------------------Es el nombre de un fanzine malagueño que acaba de venir al mundo en noviembre.
He tenido el honor de participar en el parto en forma de corión placentario, pendiente de transplante. No doy para mas. Editado por Think Again,que significa eso, han tenido a bien publicarme el articulo sobre Martin, acentuesé en la a.

Martin Scorsese

UN HOMBRE A UNA NARIZ PEGADO.-

«Érase un hombre a una nariz pegado. Érase una nariz superlativa…» (Quevedo).
«Un hombre sin nariz es como una mujer sin culo…» (Mi abuela).

Scorsese, además de tener adherido a su carrera a Robert DeNiro, y su excelente nariz, siempre ha dispuesto de dos o tres verrugas en su cara, de la talla de Harvey Keitel o Joe Pesci, además de una excelente costurera o sastre a la hora de eso que llaman montaje, donde el corte, el fruncido y el pespunte son los que dan forma final al traje, ya que no solo el apéndice nasal es suficiente, aunque si necesario para ser el más guapo del baile (Sylvie Vartan).
La dama en cuestión, Thelma Schoonmaker, no es otra que la viuda y montadora del cine de Michael Powell. Y con estos mimbres debería ser fácil hacer un cesto, o hacer un ciento. ¿Verdad señoriíto? (Esto hay que leerlo imitando la voz de Gracita Morales).
Pero además hay que tener suerte. La de pertenecer a una pandilla de ítalos, la de Coppola, De Palma, Lucas y Spielberg (adoptivo) que se encontraron una tarde sentados ante los restos, las brasas del fuego que había alimentado la industria del cine durante la edad de oro del cine universal, los años 40 y 50 de Hollywood, y decidieron hacer una barbacoa aprovechando el calorcito. El rescoldo y el aroma de la madera vieja hicieron el resto, un asado suculento y la aparición en el firmamento de cuatro perseidas que no han dejado de centellear hasta ahora.
Scorsese lleva más de 30 años viviendo de este oficio de cineasta y ejerciéndolo con bastante dignidad. ‘Taxi driver’ (76) y ‘Raging bull’ (80) figuran como clásicos, y otras cuatro, ‘Alicia ya no vive aquí’ (74), ‘El rey de la comedia’ (83), ‘Jo, ¡qué noche!’ (85), y ‘Goodfellas’ (90), figurarán con el tiempo. Entre ellas hay épocas oscuras, las estrellas titilan, fracasos comerciales que castigan el caché y sobre todo cine de encargo, desde ‘remakes’ de obras maestras como ‘El cabo del miedo’ o ‘El buscavidas’, tarea estéril, hasta videoclips ad honorem de M. Jackson, ‘Bad’, o la puesta en escena de ‘bestsellers’ varios, dirigidos al exquisito publico de las salas con palomitas del planeta Mongo.
Tengo predilección por una película que he visto tres veces, la tengo en versión completa y restaurada y la he regalado en ocasiones, que es ‘El último vals’ (78), sobre los últimos conciertos de The Band y donde brilla una de sus facetas, imprescindible para el cinéfilo que además sea melómano. En la misma línea están ‘The Blues’ (03) y ‘No direction home’ (05), sobre Dylan. Un trabajo estimable para la memoria musical de una generación, que había comenzado en el 70 con Woodstock, a la que él mismo hizo la edición.
Quizás esa generación, la del mayo del 68 y la del ‘hippie’ heredero de las víctimas de Vietnam, marcada por una explosión de libertad, urbi et orbe, fruto de una posguerra, de una convalecencia provechosa para la sociedad, haya dado al cine una docena de popes entre los que figure Scorsese.
Pero no es el séptimo arte, agonizantes las salas, y vestidos sus personajes con pantalones de campana, cuellos sobredimensionados en las camisas, gafas psicodélicas y laca en el pelo, mucha laca, el que dejará impronta en los anales artísticos de la época. Más bien es la música pop, su eclosión simultánea a ambos lados del Atlántico y su prodigiosa asimilación de las corrientes primigenias, el rock, el blues y el jazz, la que puede arrogarse con justicia la etiqueta de ‘década de oro’, la que marcará el punto de inflexión en la cultura de masas de los años 60, 70, 80...
Y ahí estaba Martin, viviendo su tiempo y sufriendo sus estigmas, el viaje por el lado salvaje de la dependencia, la caída y redención, y siempre con su trabajo de cineasta, dejando constancia de su tiempo, de la experiencia del testigo que estuvo allí y nos presta el legado de su memoria.
Uno de sus penúltimos intentos de seguir en el espectáculo, ‘Gangs of New York’ (02), se salvó por la nariz de Daniel Day Lewis.
El próximo, ‘Shutter island’, promete una historia presuntamente abominable en la que un asesino en serie se escapa en una isla perdida, y el prota, Di Caprio (otro ítalo), intentará eliminar haciéndose todo el daño que pueda. Y es que lo previsible, incluso el rostro de los actores, es lo que suele acabar con la afición. Menos mal que el coprotagonista, el villano espero, es Ben Kingsley, y éste tiene una napia de primera. Sí señor. -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------|

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