sábado, 29 de agosto de 2015

UMA PRAIA IMAGINÁRIA.-



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miércoles, 26 de agosto de 2015

Un año atípico, o no.-


La ausencia de lluvias desde no se sabe cuando, secaron los desagües, los sifones hidrícos que dificultaban el transito de las ratas a su través.

El excesivo calor de junio y julio contribuyeron sin duda a facilitar su multiplicación, la de ellas.
Simultanea y misteriosamente los gatos del barrio desaparecieron.

Debo pensar que la estricnina sigue funcionando, a pesar de que su uso esté prohibido.

También la impunidad funciona a este nivel, no es cosa de rasgarse las vestiduras por otro delito sin castigo, otro de tantos.

Contra las ratas tenemos soluciones eficaces, contra los desaprensivos (1) no hay manera.

Hoy han caído los gatos, mañana …




(1) El caso es que desaprensivo no es sinónimo de delincuente, de criminal, y preferimos llamar a las cosas por nombres blandos, adjetivos impregnados de la mayor moderación, creyendo que así hacemos un mundo mejor. Va a ser que no.

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domingo, 23 de agosto de 2015

LIBROS, LIBROS... 6 ( STEFAN ZWEIG )




La humanidad y sus momentos estelares, según Stefan Zweig.-

Este es como una de esas nieblas persistentes que te inhiben de salir innecesariamente a la calle, pero que, hasta que no las atraviesas no desvaneces tu ignorancia sobre lo que sucede al otro lado, de la niebla y de la calle.
Lo he regalado varias veces. Intuyendo que era la mejor manera de invitar a un adolescente, a un lector alevin, a conocer a un autor clásico, y hacerlo a través de una obra que durante muchos años era considerada el paradigma de la cultura universal, de cualquier biblioteca domestica, es decir modesta.
Una edición bien presentada, y mejor traducida, apta para regalar, y hasta ahora, ausente de las lecturas propias. O eso creía yo.
Hace poco mas de un mes, escribía sobre “Rueda de Espejos”, el libro-manual con que nos iniciaron a las lecturas escolares, y ahora me lo encuentro aquí, en su versión original. La idea, la forma, el género, y hasta el contenido, salvo en los localismos que el autor extremeño siembra en su libro, por aquello de atraer al joven lector con asuntos cercanos.

Stefan Zweig, de quien ahora nos veremos obligados a leer su biografía de Fouché, la definitiva, amplía el abanico de miradas a la historia, y sobre todo a personajes de la humanidad entera, al menos hasta una época inmediatamente anterior a su muerte, desgraciada y en el exilio, como parece ser la tónica de muchos grandes del oficio, y nos descubre, o nos recuerda  ciertos pasajes secundarios de la vida de Cicerón, del capitán Scott, de los últimos dias de la Constantinopla cristiana, o del general napoleónico cuya incapacidad en el mando, según el autor, fue la autentica responsable de la derrota final en Waterloo.

Lecturas juveniles, que se repiten con gusto y fruición cuando la juventud va quedando en el otro extremo de la espiral, y que afortunadamente no me ponen en en evidencia, la de haberme equivocado repetidas veces, al regalar un libro sin haberlo leído previamente.

También este verano ha caido en mis manos, estaba ciertamente en el mismo estante, Amok, selección de cuentos que parecen una extensión natural de la divulgación históríca sobre los momentos estelares de antes, y que no hacen sino confirmar que sus descripciones son tan extraordinarias como su maestria al elegir situaciones y personajes atractivos para los lectores, recreando ambientes lejanos y deleitando con su cuidadísima prosa. Gracias a este relato he comprendido mejor aquella película: "La jungla en armas", o sea "The real glory" en la que ni Gary Cooper, ni David Niven son capaces de evitar la muerte de su superior, a manos de un terrible malayo poseido por el Amok. Ahora lo entiendo, aunque sea con una demora apabullante. Henry Hataway 1939. Y no me quejaré más de las traducciones de los títulos. "La última frontera" en otro país de habla hispana, o "La glorieuse aventure" en Francia. En todas partes hay poetas.

El problema con estos autores tan prolíficos, es que cuando te aficionas a ellos, ya has hipotecado tu tiempo de  lectura para una buena temporada.

Seguramente que Stefan Zweig sea un autor sobrevalorado, al menos en el presente, aunque su ingente obra completa tenga mucho de aprovechable e intemporal, biografías sobre todo, y que algunas de sus novelas y cuentos continúen figurando entre los clásicos por algún tiempo, pero no dejará de ser un reflejo de su época, de un estilo, retratista de ambientes con personaje, que va quedando superado por otro mundo tan diferente que convierte a algunos de sus escritos en auténticos pergaminos.

 Vuelve la mitología en su ayuda, el escritor convertido en personaje, la victima, la huida del tirano como aconsejaba cierto autor moralista coetáneo de Maquiavelo, y citado por Cabrera Infante en su “Mapa”, como única posibilidad para la inteligencia, para la supervivencia del hombre libre. 
Posiblemente, al menos media docena, si no docena y media, de títulos de este autor, pueden y deben descansar plácidamente en cualquier biblioteca que tenga una estantería para la historia o para eso tan preciado y a la vez obsoleto que llamábamos “cultura general”.

Del manuscrito de su despedida, - se suicidó en 1942, tras ver a Europa “destruirse a si misma” -  publicado por la Biblioteca Nacional de Israel:

"Prefiero, pues, poner fin a mi vida en el momento apropiado, erguido, como un hombre cuyo trabajo cultural siempre ha sido su felicidad más pura y su libertad personal. Su más preciada posesión en esta tierra", “ Deseando a todos mis amigos que vivan para ver el amanecer tras esta larga noche". 

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jueves, 20 de agosto de 2015

SELFIE SEMIDESNUDO EN LAGO LEMAN-

El lago, al fondo, resulta inconfundible.






Le cogí gusto, y despues me hice otro, esta vez semivestido, en el Montblanc.
La cumbre, a mis pies, tambien resulta inconfundible


lunes, 17 de agosto de 2015

LIBROS, LIBROS... 5 (EL ESTADO CLANDESTINO SEGÚN KARSKI).-


Historia de un Estado clandestino.


Continuamos con las autobiografías, y esta es algo así como la aventura equinoccial de otro Capitán Trueno, contada por su protagonista.
Tienen de ventaja aquello del testimonio de primera mano, y tienen de sesgo disuasorio la inevitable incursión del personaje en sucesos imprescindibles para el lector, y para la historia, resultando a veces esta intromisión impostada, cuando no meramente literaria.
La duda sobre su veracidad, siempre resulta necesaria ante cualquier autobiografía, sin que ello derive en ofensa para el escritor.

El estado clandestino polaco durante los años, pocos, en que la invasión alemana (que no exclusivamente nazi) tuvo visos de reversible, es decir hasta que el final de la guerra situó a todo el país en manos soviéticas y eso que llamamos mundo occidental, se resignó a que así fuera, igual que se resignase a que España siguiese en manos de los vencedores, por muy germanófilos , y por tanto malvados, fuesen.
Vidas paralelas otra vez, el gobierno en el exilio, el nuestro en el sur de Francia, igualito que el polaco, y posteriormente en el exilio americano hasta su extinción natural. 
Solo Odiseo regresa victorioso para recuperar su hogar, y solo su perro lo reconoce, y esto sucede en la mitología literaria, en la realidad suele terminar de otra manera.

Obviando las similitudes inevitables con lo nuestro, y aceptando que ellos tuvieron la fortuna de “caer” en el lado bueno, el de los vencedores, el final no guarda excesivas diferencias. La pena, la resignación, el dolor, y la espera vana de que a si a Stalin lo sucede un Kruschev, a Castro no lo suceda otro Castro y a nuestro Generalísimo Jefe del Estado, otro nombrado por él.

El caso de Polonia no creo que haya sido muy diferente al de las otras naciones victimas. Tras mas o menos idéntico tiempo de oscuridad, vuelve a resurgir la viuda de derechas, que alumbra un papa conservador, y que tiene la desgracia, otra, de ver perecer a los gemelos – terrible castigo, tener déspotas a pares- en la visita obligada al lugar del crimen, Katyn, por aquello absurdo de convertir a las víctimas en héroes mientras se perdona, indulgencia plenaria, al criminal. A esto lo llama Ferlosio “El Victimato”, que es algo de lo que se abusa interesadamente en nuestro país para evadir responsabilidades ante las victimas del terrorismo, ante el deber de ejercitar la justicia debida, cosa más dificultosa, y menos rentable a corto, que los homenajes y la erección de templos votivos.

En la crónica de Karski sucede algo parecido pero con el lamento infinito, el dolor envuelto en lágrimas reales de aquel gentil que denunció la mata de millones de judíos, y la negativa a evitarlo por parte de las “potencias” occidentales. Lágrimas de un anciano entrevistado en Shoah, que devolvieron a la actualidad a este héroe silencioso que lo fué, y que nos lo cuenta en su “Historia de un estado clandestino”, censurando pasajes y opiniones sobre lo que aconteció al otro lado de la frontera, la zona soviética, entonces y durante muchos después.
La protección del aliado necesario, que al fin fue quien derrotó a Alemania, y la guerra fría posterior, consiguieron que esa parte imprescindible de la historia polaca, quede silenciada en esta ocasión. Gajes del oficio.

El libro es la historia de hombre cuyo trabajo es algo tan sencillo, tan complejo, y tan peligroso, como dar testimonio de que el país está vivo, de que su gobierno no se rinde, aunque sea en el exilio, y de que el espíritu nacional, el alma de los ancestros, sobrevivirá en el tiempo, al menos para los que creen en ella. Polonia mártir.

La impresión que me deja el trabajo del cronista es un tanto ambigua. Por un lado la abundancia de datos, referencias y descripción del aparato burocrático de este estado moribundo, tiene la credibilidad que le presta alguien que estuvo dentro en todo momento y, sin casi, lugar. Por el otro, el del superhombre que sobrevive las aventuras propias de la novela decimonónica, me induce a sospechar que uno de los dos sea inventado, o al menos exagerado en sus memorias, quizas prestadas por los testimonios de otros que realmente las vivieron o que solo las escucharon, derivando en la descripción de situaciones inverosimiles, facilmente rebatibles par otros cronistas de aquella epoca, sin que sean necesariamente protagonistas de aquella.

Así la denuncia de cárceles nazis cuya crueldad estaba exacerbada por la homosexualidad de los carceleros, o cierto quintacolumnista experto en armas biológicas, portador de tubos contenedores de piojos transmisores del tifus que, habilmente colocaba en el cuello de gestapos y similares.
Supongo tambien, que estos deslices sean pecata minuta, para aquellos que justifican el indudable interés que pueda tener un relato en primera persona de situaciones tan terribles, pero la etiqueta de crónica histórica no llega a permanecer adherida a su envoltorio más allá del estante de la librería. En cuanto coges el libro con tus manos, la credibilidad cae irremisiblemente al suelo.

Ya la primera edición adoleció de repercusión internacional más allá de las decenas de miles de ejemplares distribuidos entre el club de lectores americanos que lo publicaba, y no ha sido hasta que que la comunidad israelí recuperase la figura del escritor, la innegable humanidad de Karski, redescubierto en la tremenda serie sobre el holocausto que Claude Lanzmann rodase en los años ochenta, cuando la reedición del libro ha tenido lugar. Quizás una revisión a fondo, con el añadido de la imagen especular del desastre, la vivida en el campo sovietico por los polacos durante casi medio siglo, hubiese convertido este trabajo en algo digno de figurar en cualquier bibliografia sobre el asunto fundamental del siglo veinte.
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viernes, 7 de agosto de 2015

Buscando la soledad y el descanso...

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martes, 4 de agosto de 2015

LIBROS, LIBROS... 4 ( LA CUBA IMPOSIBLE DE CABRERA INFANTE )




Autobiografías, o biografías noveladas de los eximios que han dejado huella. Con los otros no puedo perder el tiempo.

Ha caído en mis manos como ese tipo de lectura procedente de un regalo y que te condiciona a leer en justo agradecimiento a quien la puso a tu alcance. En este caso, un acierto total.
Guillermo Cabrera Infante y su “Mapa dibujado por un espía”. El espía es, obviamente, el escritor, y el mapa, la crónica de los tres meses de reclusión, prisión de cuarto o quinto grado en su país, Cuba,  junto a su familia.

Hace tiempo que disfruté con sus clásicos habaneros, los de los tigres y los infantes, y sus casi enciclopedias de cine, olvidado luego salvo por los episodios de lástima que transmitía a sus lectores desde los últimos y dramáticos años de su exilio, y de su vida, en ese Londres que acoje a los intelectuales que no quiere nadie, para al menos, y solo eso, dejarlos morir en paz..
Por eso, se agradece el reencuentro con el escritor y personaje, a través de este cuaderno de bitácora, forzosamente guardado en el cajón de cosas impublicables, no vaya a ser que su exhibición perjudique a sus ya suficientemente damnificados seres queridos, supongo, a la vez  que a los protagonistas, centenares de compañeros de la revolución y de lo que vino después.
Tiene un halo de autocensura tan implícita como evidente, en esas paginas donde relata la despedida de su tierra y de su gente, a la vez que pretende, supongo otra vez, dejar abierta la puerta a la reconciliación que le permitiese el regreso, algo imposible.

Vitalidad desaforada, aprovechando hasta límites extenuantes las posibilidades de esos primeros años de transición hacia el estalinismo que, todavía permiten el juego con la indefinición de las personas y del mismísimo régimen, y disfrutando amigos, chicas, y familiares en un ambiente de carencias materiales que llegaron entonces para quedarse, para prestar identidad a una época interminable.

Son decenas, casi centenares de nombres propios, algunos todavía vivos cuando se publica esta crónica novelada del castrismo. Y leo detenidamente las notas finales que identifican a estos personajes, y la breve reseña de su sobrevida fuera o dentro de la revolución, desgraciadas en su mayoría.
Leo y me asombro una vez más de como la realidad, contada por un excelente cronista, supera a cualquier ficción. Nada nuevo, pero la pluma y las palabras que esta destila en la mente de GCI le dan una dimensión novedosa a estos pequeños y escasos espejismos en la historia de la literatura, cuando se superpone a la otra historia, y lo hace con la magia de la escritura imperecedera.
Por cierto que, en el Tropicana actuaban Los Zafiros, y Cabrera Infante da fe de ello, poca, pero fe al fin y al cabo. Es cierto que existieron.

Ahora a releer los tres tristes tigres, que lo de las críticas cinematográficas resulta prescindible, con perdón de G. Cain, que era su firma en esos menesteres. Curioso que censurasen, retirasen del cartel, King Kong, por el terrible pecado de significar un exceso de cine americano (capitalista, imperialista, etc) en la pantalla de la filmoteca cubana, en las otras ni eso.

 
P.D.-
Me cuentan mis amigos de allá y desde allá, amigos que nunca tuve y no por falta de ganas, que ahora ya no manda Fidel, ni siquiera Raul, que ya están muy mayores. Que ahora quién tiene el mando de la Revolución es... Raulito, el hijo del hermano del fundador. Los tiempos cambian.

También que ya no existe el departamento de lacra social, el que intentaba eximir a Cuba de la homosexualidad, la prostitución y el dolcevitismo (sic).
Esperemos, y deseemos, un aterrizaje suave y benefactor, para todos.
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domingo, 2 de agosto de 2015

EL MAR, LA MAR...


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