viernes, 30 de septiembre de 2011

FINALE (molto riflessivo). Notas emilianas.-



Las ventajas de reducir el petate. (Gracias, Don Antonio).



Que razón tenia Machado en su referencia a partir ligeros de equipaje. Y conste que él estaba hablando de otro tipo de viajes, que no suelen venir en las guías del corte ingles ni en los foros de internet, lástima. Pero existen hoy otros desplazamientos, tan humanos como aquel, aunque con vuelta, llamados también periplos por eso; y que ahora nos permiten satisfacer una de las ansias mas naturales que nos estimulan a lo largo de la vida, la del conocimiento, la de viajar a tierras desconocidas, cuanto mas lejanas mejor, y con toda la frecuencia que nuestra precaria economía y condición física nos permitan.


Si viajar es volar, en sentido real y en sentido metafórico, si hacerlo en autobús es emular el vuelo torpe y a menudo catastrófico en el aterrizaje, de la gallina, como nos recordaba Pla; no es menos cierto que hacerlo en la actualidad en los nichos múltiples y yuxtapuestos, hasta la desaparición de todo espacio libre a nuestro alrededor que exceda de, digamos diez centímetros, equivale a hacerlo en una lata de sardinas o en un tonel de arenques, aunque ambas figuras hayan perdido vigor, y la de los cigarrillos dentro del paquete esté haciéndolo por momentos.

De las cerillas en su caja ya ni os cuento. Aunque el riesgo de la chispa que termina en un instante con continente y contenido , es algo que merodea al pasajero desde que se incorpora a la cola de presuntos suicidas.

Y ese es el aspecto que debemos ofrecer si atendemos a las muecas sarcásticas , y a los modales de los empleados de las líneas aéreas, de casi todas.


No quisiera compararlo con las hileras de deportados entrando en los campos de exterminio, ni a los guardianes que los pastoreaban, pero tampoco descarto ciertos aspectos en común.

Sin ir mas lejos descubrí en julio, en mi bautizo sanferminero, unos señores vestidos con algo verde y una vara tan flexible, y tan incansable como dolorosa, que iban delante de los corredores? vareando al personal, e incluso dándoles patadas, empujones y alguna que otra bofetada a todo aquel que pretendía incorporarse a las huestes de los elegidos y no aparentaba estar en condiciones de hacerlo. Pastores los llaman.


Es lo mismo, un maltrato consentido y provocado por la victima. Esto es lo que hay, y es tan normal como las sevicias a que somos sometidos antes de incorporarnos a la lata, de aluminio supongo, y pintada de colorines, anunciando esta vez una comunidad autónoma, como si ese fuese un articulo que pudiese venderse con beneficio alguno, aparte del pingüe recogido por los capos políticos de la cosa. Y por cierto que este es el termino, kapo, que usaban para denominar a los condenados que sobrevivían y sobrevivieron , ayudando a exterminar a sus iguales.

Y es que el mundo está realmente bien organizado, y basta colocar en el imaginario colectivo, la luz de la fe en el conocimiento, para que nos incorporemos dócilmente a la hilera de los elegidos, y como entonces, tan ligeros de equipaje, como anunciaba Don Manuel y cantaba Serrat.

Tan ligeros como diez kilogramos, que es lo que nos van a permitir en el viaje de vuelta, y que hay que apurar aun mas en la salida, en previsión de las compras inevitables, media docena de calcetines en mi caso, para la alternativa mocasín versus sandalia, obligada y ejecutada al segundo dia de peregrinaje.

De cómo la ciencia, ergonomía la llaman, adapta los avances en el confort a la fisonomía y a las necesidades vitales del bípedo racional, un servidor, a diez kilogramos, es un misterio digno de investigar, y de agradecer.


Aunque la mayoría de los primarios, y somos muchos, prefiramos buscar un diablo culpable, como han hecho nuestros abuelos y los abuelos de nuestros abuelos desde que el mundo es mundo, y lo encontremos en el tycoon, en el dueño de la línea aérea; yo seré de la opinión contraria -para no variar- y no solo agradezco la limitación del peso y el volumen de mis pertenencias, sino que emplazo al responsable, a una nueva reducción. Ya que a mi, personalmente, me sobra mas de la mitad, como a Machado, y como a Don Giner de los Rios, a quien encontraron tras su marcha, tan solo seis duros en la cómoda,. Austero hasta la santidad, según palabras de Don Antonio.


¿Para qué mas equipaje?.



Y cuando llegue el día del último viaje,

y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,

me encontraréis a bordo ligero de equipaje,

casi desnudo, como los hijos de la mar.



P.D.- La realidad del comienzo del nuevo curso, nos anuncia un formidable programa de adelgazamiento colectivo que hará olvidar a mas de cuatro la frivolidad del numerito en la bascula, y la dieta de moda.
Pensaba yo, que la obesidad era una condición imprescindible para perder peso.
Y va a ser que no.


lunes, 26 de septiembre de 2011

EL POSTRE ITALIANO.-(Notas emilianas).


Sobre el café – italiano- y las cafeteras.

Shakerato.

Mucho ha llovido, hasta café en el campo, desde que los viajeros ingleses aparecieron en las ciudades italianas, inventando eso que ahora llamamos turismo.

Asoman en la habitación con vistas de E.M. Forster y continúan imparables hasta hoy, a pesar de que los británicos, pioneros en esta actividad, sigan manteniendo la costumbre, o la querencia más bien, de relacionarse exclusivamente con sus compatriotas, con la consiguiente amputación de la perspectiva vital. Allá ellos.

Después, dejamos en el camino a la viciosilla Sra. Stone de Tennesse Williams, en su primavera romana, al tío Charles de John Cheever, dejándose robar el enorme fajo de liras en que se convierten media docena de dólares de postguerra; y a tantos otros, por miles, que volvieron a visitar el frente bélico de sus veinte años y a intentar recuperar lo irrecuperable, la primera impresión que produce la luz del sur sobre el color ocre de de una villa toscana rodeada por un verde totalmente diferente al de Oklahoma.

Y, aunque, es ya en las primeras migraciones latinas a la costa este, cuando comienzan a mezclarse las dos culturas, y quizás su aspecto más popular, el de los gustos culinarios, este no es un hecho consumado hasta que el mestizaje comienza a hacer estragos. Primero, en la tierra de la gran promesa, donde la pizza y el spaghetti son ya comida autóctona; y donde el martíni, un humilde vino blanco italiano, se convierte por obra y gracia de la coctelera y una legión de borrachos postineros, en la bebida nacional. Y después, en la madre patria de todas las patrias occidentales, civilización romana mediante, donde encontramos el detalle, la guinda del pastel italiano, o el postre de una comida de verano, en el Shakerato. La última versión, hasta el momento, ofrecida por el país que más ha trabajado el arte de servir la infusión del café.

La verdad es que llevo tiempo intentado encontrar una cafetera como la que usa Sofía en su sobremesa con Marcelo en “Una jornada particular”, Ettore Scola 1977. y aunque he imaginado muchas veces su funcionamiento, cuando es invertida sobre su base después de escuchar como hierve el agua, y de contemplar como la boca por la que saldrá el café, esta en la parte inferior y no en su posición habitual, me resulta dificil imaginar su funcionamiento , y su resultado; aunque imagino un café hibrido entre el turco y el americano de filtro. Pero me sigue pareciendo un prodigio de inventiva, un artefacto padre y madre de todas las cafeteras italianas, todavía vigentes; y de las maquinas de café expresso, que siguen siendo el primer electrodoméstico que entra en un hogar italiano, aun en el de un soltero, que son al dia de hoy los mas corrientes. Antes que un Ipad sí, y que un televisor incluso.

Por eso, me maravillo al contemplar, a los que han extendido el capuchino por todo el planeta, como siguen sorprendiéndonos con otra vuelta de tuerca, el shakerato.

El nombre “agitado” ya lo habíamos visto en el título de muchas canciones , desde el twist hasta la disco, pasando por el soul, por lo que ya nos resultaba familiar eso del shake, shake, shake – no confundir con el sake, por dios- y tampoco encontrábamos extraña su aparición junto a la cóctelera, ese adminiculo imprescindible en el bar de copas y en cualquier hogar de clase media hacia arriba, que tanto aparece en las películas de los años cincuenta y que, todavía, no han sido capaces, hasta que llegue ese momento en que me resulte imprescindible, de venderme.

Bien es cierta su asociación con el coctel tipo Martíni- “Shakered not stirred” lo pide James Bond en sus refrigerios- donde la ginebra es el alma mater, y algo mas, de la mezcla, y donde el hielo y la aceituna que, los expertos apartan despectivamente antes de beberlo, no son otra cosa que un pretexto para enmascarar su objetivo, incrementar la tasa de alcohol en sangre. Cosa que confirmé al observar a los personajes de Cheever, perdedores por supuesto, beberlo directamente desde el envase metálico, la coctelera.

Hoy, sin embargo, le vamos a dar otro uso, más saludable.

Se introducen en la coctelera la dosis/volumen de dos cafelitos recién hechos en la italiana, un vaso de hielo picado, o en su defecto cuatro o cinco cubitos de agua sólida, se añaden dos cucharaditas de azúcar moreno, aunque los artistas de la cosa lo hacen con una cucharada sopera de azúcar liquido de caña –vulgo sirope- para molestar mas que nada a los de pueblo, se agita con fruición la coctelera, que previamente se ha cerrado con su capuchón complementario – si no, se vierte todo- y se sigue agitando con cierto garbo y tronío, incluso con ciertos gritos joviales e imprecaciones encomiásticas, como pude escuchar durante su elaboración cotidiana, y cuando observamos que los cubitos han dejado de cascar con la sonoridad y contundencia habituales, o en caso del hielo frappé, cuando dejamos de notar el cosquilleo que acaricia las palmas de nuestras manos, entonces ya está.

Ahora viene lo mas importante, aunque los muy adictos pueden beberlo directamente del recipiente metálico, como hemos visto antes; hay que servirlo en copas de coctel tipo Martíni, ello es fundamental, y los que no dispongan de ellas deben anotarlo en la libretita que suele estar en la puerta del frigo para comprarlas en la próxima visita a Ikea. Los más snobs pueden pergeñarlo en la moleskine que suelen portar.

En todo caso, hay que verterlo lentamente en la copa, ayudados por una cuchara grande, o en su defecto sobre el borde interno de la copa, como se hace con el capuchino, al objeto de que la espuma -que el café solo, tambien la tiene oiga- quede sobrenadando el liquido oscuro, que estará riquísimo además de fresquito y vistoso.

Toda una experiencia visual y olfato gustativa.

Cuando pedí por primera vez un café con hielo y al observar la cara socarrona y divertida del camarero, insistí con aquello de :“voglio caffé freddo”, que suponía yo, era la forma correcta de solicitarlo, me extrañé primero de la tardanza en ser atendido, y luego me maravillé al contemplar el esplendido postre que acababa de descubrir, y de comprobar lo rico que estaba.

Por cierto, no he visto nespressos en ninguna parte. Sospecho que es solo una estratagema comercial, otra, para incautos a los que no les gusta el café.



viernes, 23 de septiembre de 2011

FERRARA 2 (Notas emilianas).-


Savonarola estuvo allí.

Lástima que no lo conocí, con lo que me hubiese gustado.

Volví de Roma con la sensación de haber perdido un amigo, y de hacerlo de la manera más trágica. La figura de la Piazza Campo dei Fiori, a la que acudía a pedir consuelo todos los días, agotado por la pompa del mármol y el estuco romano y vaticano, que no son iguales por cierto. Y viéndolo después revivir, en la persona de Gian Maria Volonté, arrastrado, con el pincho de hierro clavado en su boca impidiéndole cualquier maldita palabra, a la vez que dejando manar la sangre que presagiaba la hoguera, allí, en aquel lugar, donde quinientos años después, otra vez, la cifra mágica, siguen apareciendo flores recién cortadas cada mañana, a los pies de su efigie. Giordano Bruno. Film de 1973. Giuliano Montaldo.

Y es que resultan tan lejanos los personajes, sus vivencias o sus ideas, cuando los condensamos en la limitada abstracción de una estatua de bronce sobre un pedestal, que a veces necesitamos que nos recreen de forma mas cercana, más real y verosímil, en película, una época y sus desmanes, que todas los tienen por cierto. Y conste que no recuerdo ahora las ideas que llevaron a Bruno a la hoguera, aunque parece cierto que fueron solo eso, ideas, igual que las del aragonés Miguel Servet, insistiendo sobre la herejía de la doble circulación sanguínea en el cuerpo humano, amen de alguna discrepancia sobre la santísima trinidad, que acabó de la misma manera, inquisición mediante, apoyada por los savonarolas de su tiempo y por los miembros de la orden que Santo Domingo fundó con una finalidad diferente, presumo.

De hecho he estado durmiendo una semana a escasos cien metros de su tumba, la del santo, y no he tenido pesadillas. Aunque no pude menos que sufrir un brote de espanto, mudo, al contemplar detrás del arca que guarda sus restos, una magnifica radiografía de los mismos, enmarcada con el debido primor. Y es que la ciencia, cuando conviene hay que tenerla a la vera, por más que con Giordano, con nuestro paisano Miguel, y casi con Galileo, el resultado del partido fue categórico: Fuerzas celestes 3, Científicos asociados 0.

Y todavía los del Atlético seguimos pensando que “Eppur si mueve”. Optimistas desinformados, sin duda.

Claro que el análisis histórico de la intransigencia absoluta, por más que sea realizado por un profano aficionado, como es el caso, no deja de hallar ciertos cabos con solidez suficiente para arrastrar una o dos verdades. Por ejemplo, se me ocurre pensar aquello de ser mas papista que el papa, y la intensidad que tal perogrullada acarrea cuanto mas se aleja del epicentro del poder, sea la roma vaticana, o sean los príncipes cristianos de entonces, y su nudo gordiano en el que estado y religión eran y debían ser una misma cosa.

Brillante concepto, transmitido integro hasta nuestros días, en los que cualquier mención a la necesidad de separar la fe propia de la del vecino, sigue siendo un tabú, un intocable que puede conducir a quien lo intente a situaciones similares a las humeantes citadas, que sin duda forman parte de la nostalgia, y algo mas que nostalgia, de los savonarolas de nuestra época. Estaban rivalizando los italianos, y tenían que demostrar su fidelidad al dogma. Los medios empleados, como no dejamos de comprobar cada dia que pasa, no tienen importancia ante el supremo fin verdadero, el poder, en cualquiera de sus manifestaciones. Ese si que es un diablo dañino y maloliente al que todo el mundo rinde pleitesía, aunque algunos no duden en llamarse otra cosa o presumir de lo contrario.


Savonarola murió, tambien, en el fuego, después de haber arrojado todo atisbo de pecado a su alcance, a la inextinguible y real fogata, que dio en llamarse “Hoguera de las vanidades”. En la que ardieron tratados y útiles de cosmética, espejos y obras literarias, pinturas y cualquier cosa que hiciese referencia al placer y a la sodomía, que a su parecer era la fuente del mal florentino de la época. Aunque pienso yo que no lo quemaron en la Piazza Della Signoria, a Giarolamo, solamente por eso. Tres veces, tres, retirando sus restos humeantes de la pira para ser ubicados en una nueva, hasta que sus cenizas, o algo parecido, pudieron ser arrojadas al rio Arno. En la tesela que pude fotografiar en su casa natal, lo explica sucintamente: Nació en Ferrara en 1…, Ardió en Florencia en 1….

Sobre los nuestros, los que predican el fuego eterno siempre antes de su llegada al poder, y a veces durante su estancia en la dirección de la cosa, para abrazar incondicionalmente el pecado de la codicia, en cuanto nos descuidamos, las únicas diferencias que encuentro con el precursor son: la aversión al cilicio y al ayuno, tan apreciados por Girolamo, y la imposibilidad de que ardan en ninguna hoguera. Son incombustibles.

P.D.- Savonarola fue gobernador absoluto de Florencia durante cuatro años, y tan solo fue contestado por los arrabbiati, o indignados (sic)-



martes, 20 de septiembre de 2011

FERRARA. (Notas emilianas)




La tumba de Lucre.



En el Convento del Corpus Domini, de las clarisas de Ferrara, donde las monjitas cuidan sus restos y rezan por su alma, hasta el año 2011, de momento.
Es solo su nombre grabado en un mármol viejo junto a otros familiares, y que sirve como pavimento del oratorio del convento. Pisable, por tanto, para los fanáticos de las leyendas.


Los que piensan que los seres humanos, y con ellos la historia universal, son algo mas complejo que un cuento infantil de buenos y malos, se abstendrán de hacerlo.


Las religiosas, y los ferrareses en general, tienen escrito en varios lugares, de manera discreta y concisa, su mensaje. “En el tiempo que estuvo con nosotros, no dejó de dar muestras de los valores propios de una mujer devota y piadosa” Vida de santidad como corresponde a la memoria de la Duquesa del Este, señora de Ferrara.


“Lucrecia como una mujer culta, amante de las artes y las letras, de alta espiritualidad, depravada e intrigante, prototipo de corrupción y crueldad, Extremadamente bondadosa en todos los aspectos, modesta, tierna y decorosa (...), piadosa y devota cristiana, acusada de todos los crímenes imaginables para la carne y para el espíritu..”


Los adjetivos son siempre propiedad de quien los asigna, y casi nunca de quien los recibe. Resulta fácil comprobarlo.


Y es que, cuando la leyenda se confunde con la historia, como es el caso, resulta bastante difícil separar a la persona del personaje, y como, desgraciadamente, seguimos dando prioridad a todo lo referente a los pecados capitales, pasamos por alto cualquier reflexión sobre los tiempos terribles que coincidieron con el comienzo de la edad moderna. ¿Moderna?.


"Sería un poco largo de explicar, pero confieso que prefiero mil veces ser gobernado por el Valentino (César Borgia, el hermanito de Lucre) que por la complicada urdimbre burocrática del estado moderno, tan sospechosamente interesado en mi bienestar y en el ejercicio de mi personal albedrío. Cuestión de gustos (...) y de saberlo pensar un poco a la luz de los últimos ciento cincuenta años de historia universal".(Álvaro Mutis).


Ya digo que, en lugar de emitir juicios sobre personajes mas o menos televisivos, o sobre la inconmensurable necedad de la sociedad de entonces, o de la de ahora; personalmente prefiero acotar el asunto, como aconsejan los expertos en investigación, y centrarme en el lado bueno de la cuestión:


¿Por qué las clarisas no limitan, tambien, sus esfuerzos, dedicándose en exclusiva a aquello para lo que nadie puede negarles la excelencia? Sus dulces.


Torta tenerina – en la foto- , o las galletas de chocolate amargo y naranja, especialidad del convento.





P.D.- Como adicto a las historias de aventuras, mas o menos caballerescas, entre la leyenda y la fantasía heroica, no puedo dejar de aconsejar que reviséis el último capitulo de la vida de Cesar Borgia en tierras navarras. Instructivo a mas no poder, con la asumible veracidad de los cronistas y la certeza tangible de la lapida mortuoria; en perfecta consonancia con las de la saga familiar.


El retrato de Lucrecia es apócrifo - como todos los suyos - la tumba y el pastel son verdaderos. Doy fe.

viernes, 16 de septiembre de 2011

LAMENTACIONES.- (Notas emilianas).


Nicolo del Arca y su "Compianto sul Cristo morto"

Por más que digan que el apodo de Nicolo vino de su habilidad para hacer arcas capolavoro, obras maestras, para guardar los huesos de los santos; a mi se hace pura coincidencia, esgrimida para turistas inexpertos. Igual que cuando te anuncian su compianto como la obra más parecida al “Grito” de Munch.

Oigan, que para defender el valor excepcional de un escultor renacentista del XV, tengan que acudir a un pintor nórdico mas o menos expresionista del XX, me parece a mi que no es otra cosa que asociar la excepcionalidad de esta obra con aquella imagen que tantas veces han visto ustedes en la tele, papilla para bebés que no están listos para el filete, para la chuleta “Fiorentina” de seiscientos gramos, gloria y cumbre de la gastronomía italiana, por mas que quieran distraernos con la pasta, el tomate y el aceto balsámico, que tambien, también .

Sea de cualquier manera, incluso de la mas consuetudinaria, como es el comprobar que la iglesia de Sta Maria della Vita, donde se encuentra, haya sido restaurada por, y por tanto pertenezca a la caja de ahorros local, no quita merito al espectáculo que, para mi, ya justificaría una vista, y algún retorno espero, a Bolonia.

Son seis figuras de terracota - la de Cristo no la cuento, es el punto de fuga del artista- cuya composición, distribución y actitudes individuales, suponen la mas alta cima de la imaginería que uno puede haber contemplado a lo largo de su vida (1). Y cuando hablo de imaginería no me estoy refiriendo exclusivamente a las figuras escultóricas y más o menos religiosas de los maestros del mármol o de la madera. De hecho esta es de terracota, antaño policromada.

Estoy incluyendo todas las imágenes, en un mundo, donde la imagen es la palabra, que me ha tocado vivir, y donde hasta ahora las pinturas de los museos de medio mundo y los dibujantes gráficos, que tanto han mamado de ellas, habían creado un coctel en mi cabeza, de donde poco a poco he ido separando los sabores y los colores preferidos. Y si, es cierto que todos copiaron de otros, y esa es la única manera del aprendizaje para el artista. Es lo normal.

Pero cuando me enfrento a las figuras de Nicolo, en la frontera del 1500, surgen el asombro y la pregunta sin respuesta. ¿De quien copiaba, de quién pudo haber aprendido este hombre?

Cada una de ellas es una pieza teatral, una obra completa más bien. Donde el rostro, el gesto y el movimiento congelados nos reproducen la vitalidad no ya de un instante sino de una larga secuencia cinematográfica. Y donde el conjunto, ! voto a brios! –disculpad que no escriba el ordinario palabro que la ocasión merece- te arrincona en aquella esquina semioscura durante veinte treinta minutos, haciéndote perder la noción del motivo de tu viaje.

El síndrome de Stendhal, sin duda, y además exclusivo, como dicen ahora para aquello que pretenden vender a todo el mundo, o sea todo lo contrario de la exclusividad, solo que en este caso, curiosamente, lo es.

Tres visitas, tres en diez días, minutos interminables ante la calidad de semejante droga estupefaciente y gratuita, y nunca más de dos o tres espectadores junto a mí, en trance, naturalmente.


(1). Inevitablemente propenso a la exageración. He contemplado, y devorado, escenas extraordinarias que, desde la infancia, no han dejado de sugerirme, las dos dimensiones del comic, del tebeo. Todas ellas, de Hal Foster (Principe Valiente), de Alex Raymond (Flash Gordon), o de Ambrós (Capitan Trueno); me harian sospechar que Nicolo se habría inspirado en estos, si no fuese porque el sentido común me sugiere lo contrario. Que siempre hay alguien, a veces oculto o ignorado, que es digno de ser copiado. Musas los llaman los poetas.


martes, 13 de septiembre de 2011

EL CINE DE VERANO.(Notas emilianas)


“Sotto le stelle del Cinema”.

El cine bajo las estrellas, del cielo se entiende. Las otras, las tuvimos justo enfrente.

Afortunadamente pudimos gozarlo el primer día, cuando las fuerzas estaban holgadas todavía al no haber caminado los habituales y cotidianos veinte o treinta kilómetros, cosa que hace imposible conciliar cualquier espectáculo que necesite atención con las reservas suficientes de combustible, que el cerebro necesita para estar atento hasta ciertas horas de la madrugada.

Yo me las prometía felices, al haber seguido por la prensa el desarrollo de aquellas jornadas, gratuitas, en las que Bertolucci presentaba su última película, Benigni hacia el payaso en directo, insistiendo, en que es mucho mejor que Jim Carrey, o sea mejor que la nada, y hasta Charlotte Rampling, apareció personalmente, con su nuevo look de anciana elegante a la que la pantalla guarda algo más que el debido respeto.

Tocaba, secreto a voces, la exhibición de la película más deseada del momento, “The tree of life”, y esperemos a ver qué titulo plateresco le adjudica su distribuidora española, si es que llegan a hacerlo, porque quince días después la cartelera madrileña solo ofrecía sopa de borrajas y una macedonia de zarzuela, eso sí, en 3D.

Se rumoreaba, obviamente, sobre la presencia del escurridizo Malik , Don Terence, por aquellos lugares, y uno que es muy mal pensado –ya lo habréis notado, si habéis leído algo de por aquí- sospechó la confirmación cuando anunciaron en la prensa local e incluso en el afiche, aquí locandina, que dejaban sobre cada asiento, comodísimo por cierto, el cambio de programación por estar la película en exhibición comercial y ser ello incompatible con la gratuidad prevista. Uno confirmaba el evento al comprobar lo bien que habían preparado la sorpresa. Anunciaban como señuelo “Soul Kitchen” de Fatih Akin, que ni siquiera era italiana; confirmando mis dotes detectivescas, absolutamente inéditas hasta este momento, y después de él, porque esa fue la que proyectaron.

Como ya la había visto en su preestreno, cosa que suele suceder a toda película que se precie, en los innumerables hogares cinéfilos de pro, por aquello que la copia de seguridad despenaliza después de que han pagado el diezmo a la compañía de indias, léase SGAE, todos los hogares y todos los usuarios sean de pro o no, sean cinéfilos o no, por aquello de la justicia redistributiva, la equidad lo llaman ahora, tu lo pagas, yo lo veo, y un tercero se beneficia de ambos. Estaba diciendo que ya la había visto, y que no me había gustado. Me pareció en su momento, tan mala como alguna de las mejores películas de Almodóvar, que ya es decir.

Pero esta noche era distinta, por cortesía, y por curiosidad, estaba dispuesto a dar la segunda oportunidad, cosa que mereció la pena.

Como corto preliminar, en honor a una tradición que nunca debió sucumbir, pasaron un par de episodios de “ I mostri “ de Dino Risi.

Y la primera en la frente: La Abbronzatissima De Edoardo Vianello, sonando mágnifica en la plaza mayor y dando cobertura en sus tres minutos de encanto sesentero a la imagen de un capitulo sin palabras. La premonición del videoclip. Las morenísimas en los bikinis de la época, en los que solo el ombligo sugería, que es lo deben hacer las imágenes eróticas, toda la lujuria retenida en el deseo del “Latin lover”, ese era el titulo. El final es apocalíptico, delicado y presumiblemente gayfriendly, que unido a la atiplada voz de Vianello y los gallos que por entonces eran un recurso imprescindible del pop italiano; me hicieron ver lo adelantados que estaban algunos o lo atrasados que estábamos otros, cuando ese capítulo fue sencillamente suprimido por la censura en nuestro país, 1963. Y doy fe de que he visto I mostri al menos tres veces, y que si hubiese escuchado Abronzatissima entonces, hubiese renunciado a los musicales de Joselito, de Marisol , y a cosas peores.

Despues pasaron el episodio en el que Gassman y Tonazzi, otra vez juntos, dan vida a dos boxeadores perdedores perdedores, los de verdad, donde se demuestra que la compasión por los fracasados solo pueden ofrecerla los que han pasado por ello. Lecciones, a puñados, maestro.

Luego nos presenta el plato fuerte, el responsable de la música de Soul Kitchen, que es en cierto modo un musical; y lo hace con un discurso corto y poético, insistiendo en lo importante que es el no perder de vista la cultura en ninguna de sus manifestaciones. Aplaudo convencido de lo que estoy haciendo y me maravillo de que he comprendido perfectamente al orador, de donde deduzco que, también, se italiano; y que si la mayoría de esos que dicen dominar quince o veinte idiomas, tienen el mismo nivel mío, va a ser cosa de ponerlo en el curriculum o de dejar de creer, también, en lo increíble; por mucho que te lo repitan.

Me gustó mucho mas en este segundo pase, sin restar merito alguno a la sofisticación visual y sonora de una sala, y a unos aplicados espectadores, que mejoraban todo lo conocido hasta ahora por un servidor. Además, en los momentos valle de la narración, previsibles para mi, solo tuve que inclinar la nuca hacia atrás y dedicarme a esperar perseidas, a contarlas y a contemplar como las estrellas me miraban a mí y como en ellas, como es habitual, se reflejaban mis pensamientos, y mis sentimientos. Los míos y los de toda la humanidad.

“Sotto le stelle del Cinema”. Benditos sean los que creen en la cultura y los que practican dicha religión.

Sobre las innumerables y esplendidas librerias, editoriales, y hasta puestos callejeros que hacen brillar los libros bajo los soportales de Bolonia, casi mejor, me callo.

Por cierto que en el vestíbulo del teatro comunale, tenían una cartelera de plasma, desde donde el alcalde nos animaba a contribuir democráticamente al mantenimiento del culto cultural (observad el nexo). Nos decía que marcásemos en la declaración de la renta el apartado correspondiente a algo así como necesidades culturales de la ciudad de Bolonia, para lo que existía una casilla ad hoc y un 0,0001% de los dineros del contribuyente.

Otra vez escalofríos, y hacía calor, quizás provocados por la malaria. Va a ser eso.

P.D.- El enlace, para que nos quedeis con las ganas:

http://www.youtube.com/watch?v=7p4pFEbmJJo&feature=related




sábado, 10 de septiembre de 2011

FLORENCIA 2. (Notas emilianas).


Ghirlandaio y Garibaldi: Dos artistas a seguir.

Respecto a la deslumbrante Florencia, la sensación es la misma que produce la obscenidad superlativa. La de estar en un gigantesco parque temático, en una descomunal feria de los horrores, donde cada barraca te anuncia la contemplación, previo paso por taquilla, de aquellos monstruos, llamémosle arte, para los que la imaginación no tiene suficientes recursos propios, y necesita que la mirada le ayude a completar el paisaje, infierno o paraíso, según el filtro que el juicio de cada uno quiera aplicar.

Yo lo siento, pero es que no he terminado de digerir las atrocidades de los Este, de los Gonzaga, de los Borgia, y ahora resulta que para los Medici, apenas encuentro un hueco en la estantería de los perversos.
Que sí, que dejaron un patrimonio artístico imprescindible para la humanidad, como aquellos antepasados sin escrúpulos que dejan atesoradas suficientes riquezas para que dos o tres generaciones después, sus herederos sigan viviendo de ellas , generalmente sin dar golpe, y olvidando piadosamente cualquier sospecha sobre el origen de su fortuna .

Demasiado cercanos por lo demás, entonces y ahora. Entonces, al comprobar que sus coetáneos de Castilla y Aragón, de Navarra o Portugal, ya habían inspirado el catecismo, el vademécum moral que Maquiavelo había elaborado inspirándose en la figura de Fernando, que todavía no era “el católico”, por cierto, que eso vino después.
Nada viejo. Nada nuevo. Ahora, persiste aquello de: “la familia que roba unida, permanece unida” y aunque, a veces, milagrosamente se detecte y se aparte al corrupto, al criminal; el resto de los beneficiarios del clan, o sinónimo de familia, gozan impunemente del botín, y lo hacen, lo siguen haciendo, durante generaciones.

Este es un asunto moral, el de la inocencia beneficiaria de los crímenes de otros, cuya indefinición demuestra que no hemos progresado nada desde entonces. Confirmo.

Y bien que lo siento, pero cuanto mas bellas son las piedras que contemplo, más dolorosos son los gritos que escucho a mis espaldas.
Respecto al juicio histórico, académico y ajeno, sobre los que atizaban, y siguen atizando el fuego, mejor me callo.

Y es que han sido días de cine, de música, de cerveza y/o lambruscos, y sobre todo de descubrimiento, de cómo la historia sigue viva entre las piedras, los templos y las pinturas que han resistido inconcebiblemente el paso del tiempo, y el cómo tras cada esquina te asalta la figura de algún conocido tuyo: Valsalva, Dante, Savonarola, Santo Domingo, Lucrecia Borgia, Galvani, Marconi y Garibaldi, sobre todo Garibaldi.

Figuraos que están celebrando el ciento cincuenta aniversario de la reunificación de Italia, de la transformación de diecisiete pequeños estados o naciones, en una sola patria, y me vuelve a dar el espasmo esofágico, ese tan doloroso que acontece cuando te tomas el helado demasiado deprisa o cuando constatas el disparate de la inversión histórica, diecisiete en una sola. !Están locos estos italianos!. Todo este tiempo perdido.
Se me nublan las ideas, y hasta se me encoge el corazón.
Los helados mejores los de crema, y vainilla natural, aunque alguno de limón tampoco estuvo mal. De las diecisiete ya hablaremos.


miércoles, 7 de septiembre de 2011

FLORENCIA 1.- (Notas emilianas).-

THE THRILL IS GONE BABY

Aquí, experimento nuevamente la extraña sensación de un tercero, como diría Borges, la sensación que otro disfruta o padece en mi lugar. Descartado el síndrome de Stendhal (que te llega al contemplar por primera vez tanta belleza) dada la repetición de lo ya visto otras veces. En esta me ocasión, me deja tan frio que no puedo menos que recordar a B.B.King y su "The thrill is gone baby", la emoción se ha marchado, con otro, seguramente más fácil, y a mí me ha dejado en la esquina con mi birra Moretti meditando lo bajo que he debido caer, al entrar en el Duomo de la única manera alternativa posible, sin necesidad de esperar dos horas en una cola de japoneses y sin pagar un duro, tan solo acercándome a una pequeña puerta lateral, puerta para el culto.
Porque es cosa novedosa el que los templos estén abarrotados de turistas curiosos y no de fieles creyentes, y que los primeros entren por la puerta principal, pagando y sufriendo, mientras los segundos (presuntos) lo hagan casi a escondidas. Tiempos estos.

El Duomo majestuoso, también por dentro, pero solo una sombra borrosa de su exterior. Y aunque fuimos invitados, por equivocación, a entrar en la sacristía donde un joven sacerdote local celebraba una reunión familiar, optamos por la discreción de las calles donde la multitud te facilita esa caracteristica opcional y maravillosa del ser humano, y a la vez tan escasamente valorada, el anonimato.

Fue además mi segundo día de suerte. En el super frente a los Pitti, junto a la caja, buscando monedas en el bolsillo y apartando dificultosamente estas de los llaveros entre los que suelen esconderse. Noto un suave golpe en el hombro, en el hombro bueno además, y me vuelvo frente a una anciana que me dijo en italiano algo así como:

- “Hijo, no busques mas, que se te ha caído el dinero”- señalando hacia el suelo, donde bajo mi pie derecho asomaba un billete de un color bastante entonado con el cielo toscano, y que me permitió salir feliz, con la compra en la mano y con más dinero en el bolsillo que el inicial, para regocijo de las llaves.
Si, si, le di las gracias,”grazie” y sonreí a tan venerable señora. A cada uno lo suyo. (Esa creo que es de Pietro Germi, pero de cine ya hablaremos luego).

El tercer golpe de suerte también fue de hallazgo, un huevo kínder en el suelo, prácticamente nuevo y con el cubilete sorpresa integro, de donde extraje y monté, con ayuda de las instrucciones tipo Ikea que la acompaña, una muñeca alada con su peana incluida, que tiene cierto parecido con una barbie y me ha acompañado sin despeinarse durante el resto del viaje.
Hubo incluso otro suceso gozoso, anterior a estos dos, pero como es aun más valioso que estos, y su restauración me ha resultado afortunada, no entraré en detalles, para no abrumar.

En Florencia también, resaltar la visita que hice a un viejo amigo, y lo mayor que lo he encontrado. Pensar que tiempos ha, me hizo sentir insignificante y despreciable al hacer lo mismo que hacen todos los mortales, compararme con él, con el David de Miguel Angel; y como lo encuentro ahora fofo y avejentado, como ha necesitado recientes implantes capilares y hasta me asoma la sospecha de relleno en las nalgas, que tienden a deslizarse, así como unas ojeras impropias en quien nos tuvo marginados durante media vida.
Lo siento por él y me alegro por mí, pero los años vividos por cada uno, si lo son con cierto provecho, me hacen ver que tampoco físicamente, existe figura canónica alguna comparable con la que me devuelve el espejo cada mañana, aunque sea solo el rostro, con los ojos medio cerrados, y los pelos-tres-revueltos.

Ese tiempo me ha enseñado que no debo deslumbrarme ante faroles ajenos que inevitablemente ocultan lo que queda detrás de la luz cegadora, y que no aclaran tampoco el origen, moral para entendernos, del combustible que usan para tal empeño. Lo siento David, pero te he encontrado bastante desmejorado, la verdad. Y de presumir ya pasaron los tiempos, colega.

"The thrill is gone
It's gone away for good
The thrill is gone baby
It's gone away for good
Someday I know
I'll be open armed baby
Just like I know a good man should"

Mejor escuchadlo. Una de las mejores de todos los -mis- tiempos.



http://www.youtube.com/watch?v=4fk2prKnYnI



domingo, 4 de septiembre de 2011

BOLOGNA 2.- (Notas emilianas).-


Ma... caro mio: “La classe operaia va in paradiso”
1971 Elio Petri.

Exponente magnífico de un género desaparecido, el cine político italiano.
Propio de una época en la que un buen ciudadano solo necesitaba dos atributos, ser un trabajador, y estar dispuesto a luchar por el progreso colectivo, a luchar por mejorar todo lo que fuese mejorable que era, y es, mucho.

Mi desconocimiento sobre el mundo y sobre la vida que, por entonces, ya daba signos de la inmensidad que no dejaría de acrecentarse con el paso del tiempo, me hizo pensar que el paraíso solo podía ser eso, aquello que desde bien pequeños nos ofrecen como postre si nos hemos portado bien antes y si hemos terminado la comida que hay en el plato (de la vida).

Y resultó ser que no lo era, al menos solo eso. En “Les enfants du paradis” de Marcel Carné ya aprendí que aquella parte superior de la sala (cinematográfica) que nosotros llamábamos gallinero, tenia un eufemístico nombre mucho mas elegante, paraíso. Y cuando Elio Petri y su militancia política, de los tiempos cuando existía esa cosa, convierten el paraíso en el nombre de un manicomio en el que todos acabaremos algún día, ya me pareció de lo más normal y exacto como significado para la palabra en cuestión. Al parecer son tres sinónimos. De los que también andábamos escasos, por cierto.

Ahora, esa lucha entre glóbulos blancos y bacterias, ya no tiene mercado; y mucho menos desde que los antibióticos la resuelven “casi” siempre, a favor. Pero hubo un tiempo, no muy lejano, cuando los antagonistas ultras, de ambos, no dudaban en emplear las tradicionales matanzas de inocentes, que la humanidad siempre ha sufrido con el pretexto de conseguir un cambio a mejor, generalmente a mejor de los que se hacían con el poder, y a veces ni eso, como es el caso.

Lamentablemente, una vez cautivo y desarmado el ejercito rojo (y me refiero al soviético y sus profetas extramuros) y desaparecida la costumbre de la masiva inmolación ajena donde mas duele, en el centro de ciudades presuntamente civilizadas, aparece una “nueva” versión del crimen impune – suele serlo- y colectivo, en el revival de luchas hegemónicas religiosas, mas viejas que el antiguo testamento, y que han pillado de improviso a la sociedad conformista, es decir despolitizada, en que nos encontramos.
Un nuevo reto para los vendedores de la violencia supranacional que, al día de hoy, siguen sin saber que articulo mortífero será el más demandado pasado mañana. El muro cayó, pero la sangre – ajena- sigue manchando el suelo.

Quizás la miopía colectiva siga negándose a pasar por el láser corrector. Y la ignorancia continúe cayendo a un abismo bastante mas profundo que el de los años 70. Y es que, mientras los muertos en el episodio dle ferrocarril (sic) sigan siendo , afortunadamente de los vagones de tercera, como en el noticiario apócrifo de entonces, mientras los centenares de nuestros nuevos mártires sigan siendo en su mayoría inmigrantes (gente que presumimos, de paso, en nuestra sociedad), o vecinos norteafricanos que siguen cambiando de pachá al modo tradicional; (como aquí hicieron aquella vez, mediante el exterminio del diezmo, de uno de cada diez) vamos a seguir sin preocuparnos, mirando para otro lado, que suele ser el de la pantalla catódica.

Todavía hoy, 31 aniversario del terrible suceso de Bolonia, existe la duda popular de si fueron estos o aquellos, y la necesidad de evitar cada año manu militari, los enfrentamientos entre los que acusan al rival, así como la mojigatería de colmar con homenajes y paradas, muy vistosas por cierto, la ausencia de lo único que las victimas pueden esperar de una sociedad que se respete, es decir de la justicia. Me recuerdan tanto a otras víctimas de otras estaciones que siguen en el limbo de intereses políticos partidistas, de solo dos partidos por cierto, que me estremezco a la vez que decido tomar el primer tren para Florencia, huyendo por consejo, otra vez, de la paciente hada madrina de que dispone el excelente servicio de información al turista.


P.D.- Mientras la clase obrera ha ido siempre al paraiso, la clase dirigente suele elegir las Delizie: villas, mansiones, o palacios residenciales donde alejarse de las molestias del mundanal. Volveremos a ello con Lucrecia. ( Haced click sobre la pintura de Maddox Brown para apreciar los detalles).

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