martes, 6 de mayo de 2025

Y NO ES UN CHISTE.(En la España vaciada).-

 



Y NO ES UN CHISTE (En la España vaciada).-


Así, con un mensaje encriptado, titulaban Goya y Castelao a su dibujos y grabados. En épocas tan alejadas entre las de cada uno de ellos, y sin embargo parecidas, separadas tan solo por un siglo, algo que solo es una minucia en la inmensidad de de la incesante decadencia que los irredentos pesimistas no dejan de advertir.

El anuncio fijado en el cristal de la ventana, resulta tener una coherencia tan real como acertada. Obligado el vendedor que no necesita tumba, aquel que ha decidido morir lejos de su segunda morienda vital, la primera se le está haciendo muy larga, o bien ha elegido el viaje en el barco de Caronte que le lleva a la incineración, costumbre de pueblos remotos, vikingos y orientales, tan alejada de la nuestra pero ahora accesible para todos, y de total actualidad a pesar de la mala prensa que los crematorios auspiciaron durante el pasado siglo. O quizás, pienso, sencillamente ha decidido no morir, dejar eso del fallecimiento para otros, a los que ofrece su solución habitacional a estrenar.

Respetemos su postrera decisión, el ejercicio del libre albedrio, a pesar del riesgo pecaminoso que conlleva el asunto de pensar por cuenta propia, y demos por bueno el anuncio inmobiliario de esta promoción a perpetuidad, y esa es otra., el que figuren propietarios perpetuos aquellos que demostraron su incapacidad congénita para estirar minimamente la cuerda de su reloj, todos.


Haciendo un inciso, otro, uno piensa que no hay personas mas vulnerables que los que ya partieron en el último viaje; con ellos y en su nombre se suelen realizar las mayores barbaridades, usando sus supuestos deseos tradicionales, no ya de la acreditada y supuesta necesidad de yacer junto a sus padres, que tampoco, para remover sus restos del sitio donde llevan décadas enterrados, -se dice inhumados a pesar de que lo hayan sido sin humo-, hasta otros lugares mas aparentes que puedan ofrecer réditos a ciertos enterradores incansables y a familiares de cuarta generación. Vulnerables fetén, e indefensos absolutos todos, ya digo. Otra vez surge la enconada disputa entre la moral. (ética) y la política, con el repetido final de siempre. Si no sería más correcto dejar los restos donde están, en compañía de otros que pensaron y sufrieron idénticas circunstancias, a la vez que sirven de aviso para recordarnos que sin justicia solo nos quedarán la palabrería de unos y los intereses de otros. Sin necesidad de colocar mas lápidas en las cunetas y carreteras, que ya están sembradas de la añoranza de caídos en ellas. Hasta donde y hasta cuando tienes que demostrar tu afecto por alguien fallecido es algo que no resulta facil de comprender para los que quedan fuera del circulo afectivo y, sobre todo, para los fallecidos. El culto para los vivos, y para el futuro, por favor.

Corolario: La justicia no termina con las exhumaciones de las fosas comunes, debería comenzar con ellas.


Lo de la España vacíada no pasa de ser otra majadería que tenemos que soportar. No nos dicen, ni nos dirán de que está vacíada, aunque resulte facil imaginar que sea de alguno de los valores cuya ausencia denunciaba Goya, a quien le habían privado de la Ilustración, es decir la modernidad a la que seguimos esperando a pesar de no haberla conocido, aun asumiendo riesgos. Tambien los portadores de esos valores ni están ni se los esperan, vaciados.

Algo similar ocurre con los mensajes encriptados de Castelao, proscritos y censurados, aunque no dude el artista gallego en usar la ironía de pasarse al bando antagónico, el de los caciques, al que no cesa de denunciar. El imposible acercamiento y contacto con la democracia real, condicionada por resultar ellos sus auténticos administradores. Trasladar al presente sus motivaciones puede resultar arriesgado. Lo dejo para los valientes.


Este, resulta ser el estado de receptividad y entendimiento del personal en busca y captura, de los ausentes a los que atribuyen la causalidad de la España vaciada. Ni tan siquiera resulta necesario el panfleto del diario local o provincial, ni el rumor atisbado en el bar; cuando otro medio mas poderoso, heredero del noticiario cinematográfico de las dictaduras, la televisión, sustituye sobradamente a profetas y adivinos, y consigue perpetuar la paz oficial en las mentes colectivas, todas. Y lo hace mediante imágenes, nada nuevo. Dejando un resquicio para las falsedades intencionadas via bulos en las redes sociales, otra barbaridad, cuando para pescar incautos jamás ha hecho falta una red, es suficiente con el sonido de la chirimía, la flauta que nos obliga a seguirla .

"Con todos estos lios no te escaparás"

Y la realidad sigue ahí, imposible ignorarla, tan solo esperar que nos conduzca al pedestal de otro visionario que nos ofrezca la demostración de lo indemostrable, y lo haga con tanta soltura, que nos parezca estupendo. Quizás así comprendamos la desazón de Goya y la de Castelao y, hasta la razón del que pone a la venta su nicho.

Si resulta ser una estrategia inmobiliaria, es posible que hacerlo en un lugar donde la demanda no deja de disminuir, no tenga mucho futuro. Si nos sirve de reflexión, bienvenida sea.


Lamento que el soniquete luctuoso que hoy se escapa de las teclas mantenga la insistencia funebre, pero es que ha sido un abril de mucho gori gori, sin contar las procesiones, a las que no puedes cambiar de color.


De profundis por unos señores de Antequera que cantaron, bien, y a oscuras, hasta inducir una beatífica somnolencia en el auditorio que,  no llegó al paroxismo del nirvana -avisado estaban los vecinos de banco de usar sus codos con total indulgencia para evitar que alguno cayera al suelo, con el consiguiente estrépito y ruptura imperdonable de la implacable salmodia-. Afortunadamente el Requiem de Mozart nos recordó el efecto que el helado produce en el entreacto de un largo menú de degustación. Absurdo dedicar tu tiempo a la degustación cuando tan solo pretendes comer. Si bien el frio sorbete nos puso en el lugar donde estabamos, donde el aire acondicionado está regulado a temperatura polar, cualquier templo en dias todavia invernales.


El Jueves Santo otro concierto extraordinario tipo tenebrae. obras de Louis y François Couperin, incluidas sus célebres Lecciones de Tinieblas e interpretadas por animadoras, dos excelentes sopranos que nos hicieron excesivamente corto el evento.


Finalizando con el Miserere procesional por el trio local de voces graves, en latín, rememorando a cierto sacristán octogenario que nos hizo ver lo innecesario de dominar el idioma o el canto para dejar impronta, y herederos, en textos intemporales.


Miserere mei, Deus: secundum magnam misericordiam tuam.
Et secundum multitudinem miserationum tuarum, dele iniquitatem meam.
Amplius lava me ab iniquitate mea: et a peccato meo munda me....


Queda este último en la memoria de unos niños de entonces con el título "Ave de la dientua". versos que no encuentro en el original de Allegri que, por cierto no fue transcrito al pentagrama hasta que otro niño, Mozart, lo hiciese al escucharlo, librandonos desde entonces de excomunión a todos los oyentes en el exterior de la Capilla Sixtina, quien tenía la exclusiva papal.


Poco despues, afortunadamente la pascua florida llegaría con su reconfortante cambio de emperatura y con los campos tan verdes como hace tiempo no estaban. Bienvenida.



El sapo: Si supieras la muerte que te espera, no comerias tanto
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martes, 12 de noviembre de 2024

AMNISTÍA SI, PERO NO AQUÍ.- (PERO NO ASÍ).-

 


                                                              




Tipos de amnistía.


  • la que reciben aquellos fallecidos que nunca fueron condenados

  • la que agradecen los vivos que han sido condenados

  • la que disfrutan sus beneficiarios vicarios, sin otra relación con el crimen que el lucro sobrevenido a consecuencia de amnistiar delitos ajenos


¿Café para todos?


La realidad impuesta por la convulsa actualidad, demuestra que era, que fue, una falacia. Un trampantojo fácil de aceptar por la buena gente que todavía pide paz, libertad, y esas cosas a las que absolutamente nadie se puede oponer. Curiosamente lo que pidieron fue; Libertad, Amnistiá y Estatuto de Autonomía, y los peticionarios nunca lo pidieron para todos, no. Tan solo para ellos, aprovechando la debilidad de un sistema político que era consciente de su situación irregular, por usar palabras piadosas.


El fraude del café para todos, hoy confirmado, estaba anunciado expresamente en el momento en que no todos habían exigido, ni tan siquiera deseado, el café. Recibieron unas costosísimas autonomías impuestas a regiones que no podían soportar semejante carga administrativa sin menoscabo de sus economías y el consiguiente endeudamiento, favorecido y endulzado por financiación nacional primero, a cargo de la deuda del estado , y por un ente utópico después, la UE, que no ha cesado de abusar de su poder sobre el cuerno de la abundancia para repartir desde su creación, café, te y chocolatinas para todos.

Cuarenta y tantos años después del estatuto y del cafelito, volvemos a encontrarnos con la amnistía, que no debió entonces ser la adecuada, ya que no tuvo en cuenta los crímenes venideros, una vez sepultados y sellados los pretéritos, los de la dictadura que nunca existió.


Supongo que la respuesta en el sentimiento y la razón populares va ser la misma de entonces, asentimiento, resignación y loor a San Dimas. Después de aquel atropello, el de amnistiar a las victimas, decenas de miles, en su mayoría enterradas en lugares ignotos, perdidas en la nada de la tierra y sin poder efectuar la menor alegación en su defensa, en defensa de la nada también, cuando sus ejecutores, también amnistiados, actuaron con el eximente del cumplimiento de ordenes superiores como glosarían otros correligionarios suyos durante el proceso de Nuremberg, y después en el juicio a Eischman en los años sesenta, lo que hiciese proclamar a Hannah Arendt su antológica sentencia sobre la banalidad del mal.

Y es que, si el mal es banal, algo trivial e insustancial, según la RAE, resulta comprensible obviar los crímenes y sus circunstancias, sean los cometidos sobre un solo individuo o sobre gran parte de la humanidad. No fueron de esa opinión con evidente segunda lectura, los fiscales que juzgaron a Eischman, ni los que condenaron en Nuremberg a los que pudieron, que no tampoco a todos.

Aquí no llegaron los ecos, el largo brazo de la ley, de aquellos casos, y después de una larga temporada de silencio y oscuridad, los herederos de todo aquello decidieron amnistiar a todos, victimas y sus contrarios, borrando definitivamente, en apariencia, la historia de un país durante gran parte del siglo XX.


Uno alberga la sensación de que ademas de una tremenda tropelía histórica y social, aquello fue un cierre en falso, que como bien daba a entender Hannah Arendt, el mal no ha sido nunca banal, y que no se puede consolidar la convivencia sin dejar un mínimo espacio a la justicia, y al cumplimiento de las condenas impuestas, y que por mas fuerte e interesado que sea quien impone el silencio sobre la barbarie, esta deja siempre detrás un olor tan fétido que, a veces, obliga a levantar las losas para buscar su origen. Losas a las que llamaron Transición.

Otros cuarenta años después se repite la pantomima. Ahora no piden libertad ni autonomía, ya las tienen, ahora piden, y consiguen, otra amnistiá, otra previa a la venidera, dan, tiempo para acumular nuevas banalidades y esperar el inefable e inevitable momento de debilidad de los gobernantes, dispuestos a pagar cualquier precio para continuar siéndolo, gobernantes, siempre que al final sea otro, un tercero vicariante, el que cargue con el coste real de todo este doloroso disparate.



martes, 15 de octubre de 2024

Valencia de Alcántara en el 47.- o quizás en el 37.-

                                         


Valencia de Alcántara en el 47.- o quizás en el 37.-

Película de actualidad, imprescindible para muchos y, en todo caso, estimable trabajo según los expertos y cinéfilos que puntúan con sus votos en IMDB o en Filmaffinity. Aquí le caerán varios goyas en la burda imitación delos premios Oscar, para los que ha sido descartada.

Del género de moda, biopic, subgénero a su vez de la narrativa de no ficción que nos domina desde hace décadas. En ella, un héroe defiende a sus vecinos de las carencias que el ayuntamiento pretende imponerles. Un personaje real, Manuel Vital, que pasa a la historia del activismo ciudadano.

Sucede que, en pleno éxito de la película, cuando todavía las salas muestran en taquilla la euforia de una obra con alcance popular, aparece una noticia extracinematográfica que, sin duda, va a relanzar el interés por verla de los perezosos ante una cartelera sin mucho encanto.

Resulta que acaban de mostrar las autoridades científicas, a las otras, los resultados de estudios genéticos, ADN, de los exhumados de una fosa común, procedente a su vez de una masacre silenciada durante más de ochenta años, y enterrada bajo cal y escombros en una mina abandonada de Valencia de Alcántara. Ahí ha revivido la vela que llevo pegada al cráneo, a punto de apagarse tras tanto tiempo de ofrecer una luz que, al parecer, no aprovecha a nadie.

Uno de los sesenta cadáveres es reconocido como el padre del protagonista Manuel Vital, el alcalde democrático de V de A. hasta que fuese ejecutado y arrojado junto a otros sesenta al foso de la ignominia que es el nombre que la historia da al olvido. Parece ser que doce compañeros de infortunio han perdido hasta el nombre. Imposible identificarlos.

Es tremendo el que la actualidad de la memoria, términos contradictorios que generan una figura literaria, el oxímoron, y que pone a las neuronas en actividad, al mezclar ambas dentro de su antagonismo, memoria y actualidad, neuronas agitadas, las de los interesados en saber, en conocer, en reflexionar sobre esto, el autobús 47 del barcelonés barrio del extrarradio donde los extremeños vivían de aquella manera, sin agua y sin transporte público hasta los años setenta, y sobre aquello otro, actualidad inmiscible, o quizás no.

Ha habido varios exilios masivos de extremeños durante el siglo pasado y, puede que el dirigido a Cataluña haya sido el mas numeroso.

Pude vivir el eco del penúltimo, el de los sesenta, cuando vi llorar a mis vecinas ante el temor de que sus familiares, con quienes pensaban reunirse pronto en aquella tierra, la mas alejada de la Raya, hubiesen perecido en el desastre del Llobregat.

Y pude sufrirlo cuando mis amigos de entonces iniciaron el camino junto a sus padres, a la vez que a mi me tocaría salir de casa para enfrentarme a otro exilio, aparentemente mas amable, pero que para un chico de once años tampoco resultó un viaje placentero.

Y no entiendo, no puedo comprenderlo, como esta expatriación forzosa de un pueblo. -el mio desde 8 mil hasta menos de dos mil almas en el ultimo censo- con el dolor de generaciones sucesivas, una tras otra, y la desaparición de familias completas, de algunas que marcharon ya nos queda solo el recuerdo, el recuerdo de los que todavía recordamos, hasta convertirse pronto en victimas sin identificar, como las de los compañeros del padre del conductor del autobús, y como este exilio puede pasar desapercibido en la sociedad que ahora se permite disputar sobre la inconveniencia de los migrantes, ese palabro con el que pretenden dignificar el intento de los supervivientes de seguir siéndolo.

El ADN, y las crónicas que se escriben con él, sirven al menos para dejar huella reconocible de las victimas, a veces de poder darles el nombre y la dignidad de las personas que fueron y, aunque también sirva para marear las mentes influenciables con los orígenes de Colón, ahora ha servido para aclarar en parte, la oscuridad que el silencio ha impuesto, y sigue imponiendo, a aquellos años.

Tremendo que, con toda la literatura que se ha producido desde entonces, y no solo de ficción, sobre este tiempo de silencio, con todos los registros recogidos en prensa, foránea, y archivos, militares, todavía estemos valiendonos de leyendas, de rumores, y de tópicos infundados, cual miembros de la gleba medieval, y sigamos empeñados en no poner el punto sobre la i de nuestra historia reciente.

Valencia de Alcántara está al lado, oigan, y por ahí intentaron salir muchos cuyo único delito fue figurar en una lista, en la lista donde apuntaban a quienes les incomodaban, con la idea de poder llegar a Portugal atravesando la Raya, la de la película de Tarkovski, Stalker, que era otra que no viene a cuento. Lo intentaron y terminaron en la fosa del horror, sin nombre, ni nadie interesado en buscarlo.

No es muy optimista el panorama, a pesar de los honores que el ayuntamiento de Barcelona otorgara en su día, merecidos, a Manuel Vital.

La distancia entre Barcelona y Valencia de Alcántara es de 1014 km, y sin el 47, son los autobuses y conductores locales los que atraviesan España con los nietos de los de aquella penúltima hornada, dos o tres veces al año, para mantener los lazos que, miren por donde, nos los recuerdan con una película “El 47” y con los huesos de aquellos que mantienen viva nuestra memoria, o lo que queda de ella.


(1).- Google dice que en tan solo 10 horas, por la A-2, puede llegarse al destino. Ignora, sin duda, que esta termina en Madrid. Mejor en tren claro, inexistente.



Titulares de prensa:

Ya en los titulares se observa la diferencia sustancial e interesada en el tratamiento de la noticia . No dice lo mismo “cuerpos exhumados” que hablar de restos de siete fusilados, cuando se han encontrado al menos cuarenta y ocho, y sin poderse determinar como fallecieron. Lo de mencionar “victimas del franquismo” solo se aprecia en el mas atrevido.


-Siete de los 49 cuerpos exhumados de la Mina Terría han podido ser ya identificados tras las pruebas de ADN

-VÍCTIMAS DEL FRANQUISMO Natalia Junquera|Madrid|15 oct 2024 -

El ADN del hijo que no llegó a conocer ha permitido identificar los restos de Diego Vital. La fosa, que compartía con otros 48 hombres, estaba cubierta de cal y escombros

-Identifican en Cáceres los restos de siete fusilados, entre ellos el padre del conductor de “El 47”

-Diego Vital, el padre del protagonista de 'El 47', uno de los fusilados en la fosa de Valencia de Alcántara


(2).- Cuando vi el cartel de la película, inmediatamente supuse que se trataba de una producción sudamericana. Ni el rostro del protagonista ni el del autobús, tenían coincidencia alguna con los que aquí hemos visto. Además la noticia del descubrimiento de los cadáveres abundó en la sospecha que tuve de su supuesta procedencia, lugares victimas de dictaduras sanguinarias donde ese argumento, ambos, parecían normales y recientes.

Tuvo que aparecer el nombre del vecino Valencia de Alcántara para rebobinar las imágenes y modificar el pensamiento, tomando consciencia del error.

Esa barbaridad, como tantas otras, sucedió aquí, queramoslo o no. Y no podemos, no debemos ignorarlo. Mea culpa el ubicar el horror lo mas alejado que el subconsciente pudo situar. El seguir insistiendo en la falsedad de que el mal está siempre en el exterior y, por supuesto, en el pasado.

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N

martes, 3 de octubre de 2023

JUAN DE MAIRENA DIXIT.-

 



Estos días azules y este sol de la infancia.-

(Juan de Mairena enterrado en Collioure)


Hace tiempo que desistí de seguir buscando el libro en un formato decente, en una edición digna de este nuestro Rochefoucault, Montaigne, o incluso Séneca redivivo.

Es fácil buscar un libro, lo difícil es encontrarlo. Ya me sucedió, no hace tanto, cuando usando un PIC en un almacén cultural- creo que el nombre de librería les queda grande- inquirí por una copia del unamunesco drama de aquella mujer que antepone la moral tradicional, y el consejo del confesor, a algo que no hoy no dudaríamos en priorizar, la misma vida, la de ella y la de sus sobrinos huérfanos de madre, “La tía “Tula”, resultando que el listado del Punto de Información Cultural , el PIC, no me ofreció la existencia de esta novela hasta el numero diez o doce de su lista de hallazgos, todos los que la precedían eran sobre la versión cinematográfica o, incluso, ensayos sobre la obra en cuestión.

Ya digo que resulta fácil buscar también a Juan de Mairena, ahora con la facilidad de los miradores en la red a disposición de los lectores, ofrecidos por grandes y pequeñas distribuidoras de libros. Sabes que si ellas no lo tienen disponible, es que no existe. Ni siquiera me ofrecen el risible señuelo de confundirlo con un cantaor flamenco del que se esperaría una oferta razonable. Nada.


En libros viejos y antiguos, en librerías de lance, buscamos:

Heterónimos: Juan de Mairena y Abel Martín


Encontramos ejemplares sueltos, en regular estado y en precio disuasorio:


Bibliotex. Barcelona. 2001. 21 cm. 380 P. Encuadernación en tapa dura de editorial con sobrecubierta ilustrada. Colección '[Biblioteca El Mundo]'. Machado, Antonio 1875-1939. Juan de Mairena. Prólogo de Alfonso Guerra. Millenium


Madrid, Espasa-Calpe, 1936. 344 páginas. Ilustrado en contraportada con retrato de Juan de Mairena por Antonio Machado. Encuadernación en plena tela de editor, lomo con dos tejuelos con títulos y filetes dorados. Primera Edición. N° de ref. del artículo ABE-1668785371790 Librería: A partir de cero. Capital federal Buenos Aires. Argentina.


Losada s.a., Buenos Aires, 1957 Tapa blanda. Condición: Bien. 3ª edición. Páginas: 171. Sentencias, Donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo. . Juan de Mairena es una de las obras más originales de la prosa española contemporánea. El entrañable personaje apócrifo que Antonio Machado imaginó quebranta los límites tradicionales entre discurso académico y parodia, filosofía y literatura, escepticismo y compromiso ético.


Colección Austral nº 1530


Losada, 1977-73

Abel Martín. Cancionero de Juan de Mairena. Prosas Varias. Antonio Machado.

Editorial  Losada Edición 1943


Alianza Editorial, 1981 Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo (1936) (edición de Pablo del Barco), Madrid,. Juan de Mairena (2 vol.), Madrid, Cátedra, 1986. Poesía y prosa (tomo IV, edición Oreste Macrí), Madrid, Espasa-Calpe, 1989.



Y digo yo

En Collioure están sus huesos junto a los de su madre, y esos dos versos aparecen hasta en las servilletas de los veladores de los chiringuitos donde veranean los filisteos. Esos que dicen que van a llorar junto a su tumba un par de veces al año y que llevan flores y fotógrafos cada vez que hay que renovar el cartel de la próxima temporada.


Alfonso Guerra ya se dignó, como admirador agradecido, a prologar la unica edición disponible desde hace más de treinta años. Pero,rara avis del poder, gustaba también de presumirse mahleriano e incluso forofo seguidor del matador Curro Romero, un tojunto, lo que ocasionaba descrédito entre aquellos que consideran la literatura como algo más serio que la política, craso error.

Sus sucesores, y después sucesoras, miríadas en cargos de responsabilidad política y cultural, no han tenido la menor intención de poner el debido broche de honor a este ilustre de la literatura y de la intelectualidad, reeditando con la dignidad que merece, un texto imprescindible para la historia de la literatura en nuestra lengua y también imprescindible para la otra, la otra historia, la de los años oscuros, nuestra edad media más cercana. Lo mas notable que han hecho en su memoria es poner a una estación de tren el nombre de la novia de Don Antonio.


Lo cierto es que el poeta, además era un pensador estimable, un docente irredento, cuya labor no quedaba confinada a sus años de claustro y pizarra, como podemos ver en Juan de Mairena, donde continua enseñando prácticamente hasta su último aliento. Prosa y bonhomía, una buena persona, que se dedicó durante los últimos estertores de la democracia a ilustrar a la buena gente a través de sus artículos, a educarlos en una nueva forma de entender la vida, con unos sueltos periodísticos que se recopilaron en: Juan de Mairena II. Sentencias, Donaires, Apuntes y Recuerdos de un profesor apócrifo


Ahora, además de esos dos versos encontrados por su hermano en los pliegues del bolsillo de aquel gabán que le acompañó en su breve destierro, me veo obligado a reclamar ante el espejo una edición digna de figurar en la estantería al lado de sus poemarios. Aunque no creo que este sea el lugar ni la manera en que este deseo pueda convertirse en una obligación para las fuerzas progresistas de este país, que tienen otros frentes abiertos mucho mas divertidos, y presuntamente productivos,

Habrá que ir pidiendo como hacia Belmonte, de cortijo en cortijo, un mendrugo de pan, que si son generosos ya le pondrán también un chorrito de aceite.


Lo hacemos en el veranillo de San Miguel, en Estos días azules y este sol de la infancia.


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Juan de Mairena (De Wikipedia)

Nacido en Sevilla en 1865. Su biógrafo y presunto creador, Antonio Machado, lo describe como "poeta, filósofo, retórico e inventor de una Máquina de Cantar", y lo presenta como alumno de otro autor apócrifo, el maestro Abel Martín, también sevillano, nacido en 1840.

Proyectó fundar en Sevilla una Escuela Popular de Sabiduría Superior. Dispondría de una Cátedra de Metafísica a cargo de Abel Martín y otra de  conducida por el propio Mairena. ​

Avanzado ya el aciago año de  1898se produjo el no menos fatídico viaje del maestro Abel Martín a Madrid donde falleció el 9 de noviembre. Fue un duro golpe para su discípulo. Mairena, convencido de que "el maestro ideal había desaparecido y no volvería más", decidió abandonar el proyecto. El local apalabrado sería luego alquilado para una  churrería que funcionó hasta 1916.




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martes, 26 de septiembre de 2023

SE REPITE.- (La película).-

                             



“Con la ilusión que yo traía, con lo contento que venia yo”

(Pepe Isbert en El Verdugo, cuando llega a su casa - le acaban de dar el piso-, y pilla a Manfredi y a Emma Penella medio desnudos)


No le queda otra que mirar para otro lado, resignarse ante los hechos consumados y dejar la mente en blanco, supongo, como llevamos haciendo desde ni se sabe cuando.

Vale, de acuerdo, hemos transigido, tragado la dura y amarga píldora, al aceptar que no hubo hechos censurables, por no decir punibles, atribuibles a los gobernantes y sus secuaces, antes o después del 75. Ya se sabe que cuando uno escribe antes está hablando de ese largo e inacabado periodo de paz que comenzó con la Victoria, con mayúsculas, y cuando es sobre después del 75, el gerundio interminable, donde los herederos solo tuvieron que cambiar algunos nombres en el registro hasta que las nuevas camadas, hijos y nietos, bisnietos de aquellos, han olvidado y lo que es peor ignorado, la historia de hace un siglo, de amnistia y libertad para los encarcelados sin importar la causa, café para todos -ni tan siquiera tienen publicistas inspirados- a la vez que se toleraba a la fuerza un federalismo que no era tal, con la asunción de repúblicas dentro de la república, y no precisamente la de Cartagena.


Claro que, ahora es impensable que se repita la tragedia. De hecho la amnistía es solo un trampantojo, tienen nombre y apellidos los amnistiados, nada de urbi et orbe, y lo de los refrendos populares y secesionistas dejarán de constituir una amenaza para las autonomías más desfavorecidas del país, que corren el riesgo de dejar de serlo, autonomías, en tanto la ambición de los nuevos césares se vea colmada con el cetro y el asiento aterciopelado, su anhelo.


Hay no obstante un comodín en la partida de cartas que estamos jugando, llamado Europa, que nos aporta una tisana tranquilizadora aunque sea a expensas de la infusión de adormidera, que tenemos guardada en el vasar para cuando la abuela se queja de dolor o el lactante llora desconsoladamente.

Los creyentes pueden dormir tranquilos, incluso sin necesidad de ingerir caldos estupefacientes. Creyentes en Europa, claro está. Los que dudan de la gestión que esta está haciendo en la tragedia inmigratoria, en la guerra en sus fronteras, o el uso y abuso de combustibles fósiles y ajenos, la tolerancia con socios que incumplen las normas del consejo de vecinos y en la parte mas dolorosa para la supervivencia familiar, el puchero, con una inflación que es incapaz de frenar, con esa Europa que supuestamente nos va a proteger de la vuelta a la miseria, los agnósticos ya no lo tienen tan claro.


Algunos ya somos mayores, en el mejor sentido del termino, aunque toleremos que nos llamen babyboomers, sin el menor mérito para serlo, mas allá de la propaganda y el confort de unas inmerecidas, para algunos, pensiones.

Resulta asumido por los sabios que en el mundo han sido, que con la edad suele acrecentarse la sabiduría, también la tontería, y que la experiencia sirve, al menos, para no errar demasiadas veces en la piedra del camino, que los huesos ya están suficientemente atribulados por su desgaste para añadirles golpes gratuitos.


Ello nos sitúa en idéntica actitud que la de Pepe Isbert, en el papel del verdugo a quien acaban de conceder una vivienda de protección oficial, que no podrá disfrutar si no consigue un sucesor para continuar su estimable profesión, su maestría en el manejo del garrote, lo de vil ha sobrado siempre, al ajusticiado no hay que amargarle la perdida de la vida, ya tiene suficiente.

Mira para otro lado el inefable actor, y no puede evitar el asomar un guiño de esperanza en sus ojillos, un ligero babeo reprimido, al valorar el seguro emparejamiento de su hija con el apocado conductor funerario, quien terminará ejerciendo el oficio más denigrante de todos.

Perro viejo, y sabio, el pobre verdugo.


Lo de identificarse uno con los personajes de las películas, o de las buenas novelas, no deja de ser una falsa escapatoria. Resulta innegable que aquí hubo verdugos, aunque muy pocos como funcionarios, clases pasivas, o hijos del rey en la prosa ferlosiana, muchísimos e innombrables en la realidad de ese antes del 75, cuando a principios de los cuarenta, regresa a Italia el conde Ciano, condottiere brazo derecho de Mussolini y le escribe sobre los más de cincuenta mil que esperan ser fusilados en las cárceles, si bien los italianos son muy exagerados y el señor de los indultos fue muy piadoso dicen, aunque no aceptase jamás aquella oferta de las tres P: paz, piedad y perdón.

Puedo entender que haya gente tan enconada en la indignación por la injusticia y sobre todo en la supresión de ciertas paginas de la historia que, indudablemente, existieron. El borrado político tiene un sentido práctico, para sus beneficiarios, y el dolor tres generaciones después, afortunadamente, resulta inexistente. Seguro que en el vecino Navas del Madroño piensan lo mismo, aunque, inevitablemente algunos se vayan a la cama con la pregunta eterna: ¿Por qué?.


Muy difícil seguir mirando hacia el cielo, cuando lleva tanto tiempo sin llover.

Muy difícil comprobar que no estamos solos en esto de distraer nuestra atención con las serpientes de verano, con los periodistas amarillos que no cesan de mover el caldero lleno de excrementos porque su olor es el que tiene mayor demanda, fragancias.

Hay que intentar abstraerse de la tontería, infinita ella, y mirar al frente, que es el futuro y, si resulta inevitable, volver a empujar hacia arriba la piedra a la que estamos atados.

Ya digo que es más fácil identificarse con el verdugo que con sus victimas, con los héroes que con los villanos que estos dejan en el pudridero, pero todos tienen, tenemos, corazoncito.

Alguno hasta le regaló el reloj al verdugo.




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lunes, 11 de septiembre de 2023

LA TOMATINA.-

 

La Tomatina

Aquí no se tira nada

Gobierno de España. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.


La Tomatina posiblemente la fiesta mas obscena y antiecológica de España

Una de mis peores visiones del verano es la de Tomatina, retransmitida por TV y que te la topas cuando tranquilamente estás atendiendo a otras noticias.

Me avergüenza como ciudadana del mundo, y desde luego como española, ese desperdicio enorme de comida: este año 140.000 Kg de tomates dilapidados en menos de una hora, de la manera mas tonta, solo para que unos cuantos, aunque sean cada vez mas-lo que ya da que pensar- se diviertan, mientras que muchos mas en el resto del mundo pasan hambre.

No cuela que algunos esgriman que esos tomates no sean aptos para el consumo: si son defectuosos y no se pueden comercializar en fresco, siempre servirían para hacer conserva o salsa de tomate. Si no fueran aptos por contener pesticidas, entonces el problema es mayor, al igual que cultivar tomates “de mal sabor” para este fin. Saquen conclusiones.

Ni que decir tiene la enorme cantidad de agua que se tiene que utilizar para limpiar cuerpos y calles, por mucho que nos quieran convencer de que la acidez del tomate limpia y desinfecta. No conozco desde luego ningún desinfectante y limpiador a base de tomate. En cualquier caso, limpiar el desaguisado de la tomatina, no debe tener comparación en uso de agua con el mantenimiento limpio de las calles.

El barro deja la piel muy suave y en las riadas y e inundaciones queda disponible en gran cantidad, y a esta gente que tanto celebra espachurrar tomates, parece que no se le ha ocurrido lanzarse y limpiar barro.

Lo que ya es el colmo es que sea una fiesta de Interés Turístico Internacional, ¿de que naciones, además de España estamos hablando?, ¿hemos preguntado a todos los paises?, hay muchas zonas deprimidas en el mundo, pendientes de su desarrollo, que pasan hambre, que necesitan ayuda internacional. Me queda la esperanza que no les llegue el espectáculo de la Tomatina, para no añadir mas indignación o dolor.

Aunque existen varias versiones, parece que la Tomatina se originó por un incidente casual en 1945, y aunque las autoridades la prohibieron en varias ocasiones, finalmente por la reivindicación de unos cuantos vecinos fue nuevamente autorizada en 1959. Su difusión la ha convertido en masiva, cada vez mas obscena, en el sentido que atenta contra el pudor que sentimos algunas personas por un espectáculo tan soez, anti solidario y anti ecológico.

Me queda la esperanza de que los que la reivindican y celebran, no se hayan parado a pensar lo que realmente representa. Viniendo de culturas desarrolladas es la única razón que le encuentro a que participen en este despropósito.

Mientras tanto supongo que habrá mas voces como la mía que todavía no han manifestado su protesta. Hagamos que se oigan.

Hay muchas maneras de divertirse, sin tener que echarle la culpa al tomate.


Mercedes Pajares                                      11 de septiembre 2023


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domingo, 16 de julio de 2023

A PECIS Y BREVAS NUNCA LE BEVAS.-

 




A pecis y brevas nunca le bevas.-

Se hace necesaria una discreta introducción a la correcta pronunciación del enunciado. Sin la cual, probablemente no se sienta, aunque se entienda, la siguiente historia.

Así, las uves se pronunciarán arrastradas, sonando casi como efes, incrementando ligeramente el tiempo en que los incisivos superiores se apoyan sobre el labio inferior. Las bes son muy similares a las pes universales, las de toda la vida, tan solo hay que limitar la fuerza del aire espirado al pronunciar estas ultimas para conseguir el efecto óptimo.

El lector debe practicar estos modismos acústicos, escuchándose y, tan solo después de encontrarse familiarizado y satisfecho con su propia voz, continuar adelante. Ya que de eso vamos a tratar, de la propia voz de cada uno, o de la que ese uno cree poseer.

Existen tendencias irreconciliables, casi, sobre cada cuestión sin resolver, que obviamente son infinitas,

Así, mientras una escuela apuesta por la literatura de ficción, demostrando a su modo que describe mejor la realidad que cualquier imagen visual o documento gráfico, sus oponentes apuestan por la narración objetiva , por el documental , el ensayo histórico descriptivo sobre hechos que consideran la base del conocimiento real. Los primeros insisten en que la realidad la crean ellos al hacer verosímil su relato.

En medio de ambos surge la valoración de la herramienta básica que unos y otros van a usar sin descanso, la memoria.

También ella tiene sus admiradores incondicionales y sus detractores. Los recuerdos son individuales y por tanto sujetos al deterioro, la sobre valoración o la mixtificación que de ellos haga un solo sujeto, algo anecdótico si no puede contrastarse con los demás, la eterna lucha entre la ciencia y las creencias de cada cual, en la que tampoco vamos a entrar.

Sea como fuere esa memoria individual se queda grabada durante la vida del dueño de esos recuerdos y, a la vez que se convierte en algo tan vulnerable y finito como esa vida, no deja de reforzar la grabación de ciertos sucesos, o meras impresiones, sobre un espacio secreto, incluso para su presunto dueño, donde pueden ser reforzados, modificados a veces en sentido adverso para la voluntad del individuo y, generalmente, borrados cada cierto tiempo para hacer espacio a otros mas recientes. Esa es la teoría mas razonable y aceptada, hasta que se cae por el suelo cuando el anciano, antaño demente senil, y hoy marcado por un apellido alemán, empieza a sacar a la luz, a ser traicionado, por su memoria, reviviendo hechos e incluso sentimientos a los que nunca antes había aludido.

Afortunadamente no es nuestro caso, todavía, aunque a partir de una cierta edad, cuando te conviertes sin darte cuenta en un idoso (en portugués) no dejas de obsesionarte por esos recuerdos, generalmente dulces, los otros borrados por el asunto de la supervivencia mental, y de intentar compartirlos con aquellos que estaban allí entonces. Vana pretensión, en tanto tus coetáneos tienen, probablemente, la madeja mas liada que la tuya.

No obstante quedan siempre escenas sainetes que escapan a la fugacidad de algo tan etéreo y evanescente como la propia memoria, y una de ellas se me aparece de vez en cuando cuando intento revisar, imposible ordenar, los disquetes viejos que se esconden en lo mas profundo de eso que llaman circunvoluciones cerebrales o en lugares cercanos a ellos. Una de ellas es la que paso a contar.

Inútil fechar en el calendario de la propia vida, el cuando. Eso hizo el autor de “Por el camino de Swann” durante ochenta paginas interminables para relatarnos que su mamá no había ido a darle un beso en la cama, y calculo que su edad, la de esos primeros recuerdos, debió ser parecida a la miá, aunque no quiero, ni puedo, ser tan prolijo. Aunque ya podéis ir comprobando que lo que en Proust era de una pesadez imperdonable, si bien no hiciese otra cosa que, a través de la memoria, ir en busca de su tiempo perdido, en mi caso se convertirá espero en algo más llevadero.

El caso es que fuimos a comer a casa de mi tía C, la hermana de mi padre, y debió despertar en el niño la novedad de la experiencia, de la primera comida fuera de su hogar, y por tanto diferente a la de todos los días, hechos que justificarían por si solo, la necesidad de grabarlos en en las primeras paginas del diario de la consciencia, de ese blog en el que no hemos dejado de anotar cada hora de nuestra vida y que se borrará , irremisiblemente se perderá para siempre como lagrimas bajo la lluvia (quiz 1, del mazo cine).


Todo nuevo para quien estrena experiencia, supongo que mis primos J y  V, y mis tíos estarían festejando sin mas, una reunión familiar, y digo sin mas porque no recuerdo absolutamente nada de todo ello, salvo que en un momento dado pedí agua, el niño tiene sed, y entonces lo escuché nítido y reluciente, el aforismo o mas bien refrán, que en el pueblo es lo que gastábamos entonces, definitivo: “A pecis y brevas nunca le bevas” en la voz de mi tía C, el ama de casa que obviamente tenia el mando en aquella ocasión. Y como realmente habíamos comido “pecis”, difícil especificar la especie de pescado, aunque en un pueblo alejado del mar como el nuestro, tampoco tendría mucho donde equivocarme si señalo a este o aquel. Lo cierto es que se cumplía una parte importante del axioma, y brevas no había en la mesa, por aquello de que no era la época. Por lo tanto, agua tampoco.


No se habló mas del asunto, y el niño de entonces no osó repetir la comanda, a la vez que inició un padecimiento silencioso en el que la sed se hizo dueña y señora, hasta el final de la comida y mas allá, con la boca seca y sin poder hablar casi con mis primos, haciéndose eterno el tiempo de espera, interminable, hasta que finalizase aquel tormento. Vamos que el de Proust no era más que un niño mimado a mi lado. Hay un hiato en la memoria a partir de ese momento, que se prolonga hasta llegar a casa, cuando mi padre me dice: -Anda ve a beber todo lo que quieras.- Me lo quedo mirando, y recuerdo que le dije la verdad: -Es que ya no tengo sed-. Y ahí ese otro relámpago, el que graba el milagro de la innecesaria necesidad de beber agua, que tan bien recuerdo.

Si ya en aquella época, la sensación y las obsesivas ganas de salirme con la miá o de no aceptar el mandato superior, fueron capaces de someterme a aquel sufrimiento gratuito, no ha dejado de repetirse este esquema a lo largo de los años. Quiero esto, quiero lo otro, y si no lo obtengo me disgusto, perreo curando era niño, y seguramente me deprimo desde entonces ante la frustración, hasta darme cuenta de que la mayoría de las veces no necesito aquello que, deseándolo, no he conseguido. Y es gracias a la memoria de esas experiencias fallidas, que he aprendido la lección, que lo importante es lo que tengo y no lo que quiero.

Me lo dice la experiencia, que no existe sin la memoria, y también la primera regla científica, la de la prueba y el error. Entre ellas me enseñan, y demuestran, que el camino elegido, a veces es el erróneo, y que cuando lo sabes ya no te sirve gran cosa.


Lo cierto es que cuando controlas, u olvidas, tus deseos mas acuciantes, como el agua suponía para aquel falso sediento, llegas a comprender que no era para tanto aquel dolor, y que el placer a veces aparece simplemente en el olvido, consciente o inconsciente, porque sobre la cabeza borradora (quiz 2, mazo cine) no tenemos control.

Otra cuestión, no carente de interés, es el asunto de los pecis y la brevas, de la adaptación local al probable proverbio chino o quizás a alguna sentencia de La Rochefocauld, que también se las traía el francés.

Tanto el abuso en la ingestión, abuso esperado en el hambriento, y como las meigas hailos como dice Wenceslao (quiz 3, este literario), de brevas muy dulces o de pescado muy salado, y no tuvimos otros durante siglos, requiere el acompañarlos de mucha agua, tal es la sensación de su necesidad inminente, y claro está, aquello solía terminar en empancinamiento, del que hablaremos ahora.

En nuestro medio después de la “congestión” Y del “dao” era el “empancinamiento” la tercera causa de muerte. La tripa hinchada, que acababa con las bestias a las que se había descuidado bajo una higuera, eran suficiente aviso para no imitarlas.

La congestión figura como causa habitual de muerte durante la penúltima epidemia de gripe, la de hace un siglo, que liberó mas almas que ahora el covid. Posiblemente gracias a una neumonitis similar en ambas ocasiones.

Y el “dao”, bendito él, servia, y sirve, para un roto y un descosido. "A fulanito le dió un dao". Aunque ahora lo llamemos ictus o algo parecido para aceptar que la memoria se borró parcial o completamente, a veces llevándose con ella otras funciones tan vitales pero no tan necesarias como ella.

Al fin y al cabo somos humanos y sufrimos cuando nos hieren, igual que reímos cuando nos hacen cosquillas (quiz 4, mazo literario y cine). Pero ¿En que nos convertimos cuando olvidamos?.

Yo, por si acaso, y porque no hay brevas, que ya no las encuentro, me abstendré de beber agua cuando las pille. A los pecis les tengo cogido el punto y, además, habiendo cerveza......para qué jugarse la vida.


Heilegart Julio de 2023


P.D.-

Quiz 1.- Blade Runner de Ridley Scott

Quiz 2.- Eraserhead. Cabeza Borradora de David Lynch

Quiz 3.- Wenceslao Fernandez Flores, sabía del asunto.

Quiz 4-1.- Ser o no ser, de Macbet. Shakespeare

Quiz 4-2.- To be or not to be de B.Wilder, sin cuya existencia no habríamos conocido el 4-1


martes, 23 de mayo de 2023

QUE NO TE PEINES.-

 




GARRIDO PALACIOS, Manuel

Publicado en el año 1992 en la Revista de Folklore número 138

Recoge este señor en sus antologías de coplas extremeñas, procedentes de Garganta la Olla, la siguiente:


Que no te peines

que no te laves

que no eres rosa

de los rosales,

de los rosales

de Alejandria

que no te peines

morena mia


La llevo en la cabeza, dando vueltas desde esa época de la infancia en la que la memoria acaba de surgir de la nada, de la nada consciente, que de la otra no salimos jamás.

Debía estar convaleciente, febril, recuperándome de algún acoso del ruin, quien se llevaba realmente a los niños cada poco, como atestiguaban las campanas en su repiquete. Lo suficientemente obnubilado y disfrutando esa pizca de lucidez de quien disfruta el cambio de sabanas limpias y frescas, que con el mimo de madre eran la mejor medicina. Ese día, quizás también los sucesivos, una chica cantaba en el patio, al otro lado de la alta ventana que me impedía distinguir otra cosa que el cambio de la luz entre el día y la noche. Lo cierto es que la canción se me quedó grabada para siempre, y si no la he compartido hasta ahora, es porque no entendía la letra, no comprendía que el cantor invitase a la amada a no peinarse y a ni lavarse, y todo ello en Alejandría que luego fui conociendo como capital de un reino lejano, lejano y quizás ficticio.


La recordaba más o menos así, en cuanto formato poético, y musicalmente embellecido por una voz joven en la que el ritmo inevitable de fandango con el que vestían todas las coplas, al menos las hacían fácilmente reproducibles y memorizables, como es el caso.

Años dando la vuelta al texto, el origen estaba tan solo semi oculto por aquello de que ante la probable segunda negativa de mi indagación sobre el texto, preferiría dejarlo en la sombra, en el ligar de las pesadillas amables sin más.

Pero la obstinación, incansable ella, no ha dejado nunca de buscar una explicación a este entuerto.

Hasta que en un momento determinado tomas el control del barco, coges el timón y cambias de cartas,náuticas y de las otras, y comienzas a manejar el condicional y si...


Y si el que inicial fuese la socorrida amputación lingüística de mis paisanos, y obviamente los de Garganta la Olla, y comenzasen los versos con aunque: Aunque no te peines, aunque no te laves.


No obliga ni induce a la novia a la falta de aseo, machista el trascriptor, tan solo supone que su amor y la belleza de la amada, son tan grandes que no necesitarían de afeites, pomadas, estiramientos o colágenos, para superar a las rosas de Alejandria, que tampoco lo son. Solo una variedad de rosas pequeñas y olorosas que cargan con el apellido.


Entre los arreglos del texto y la goma arábiga de mi memoria, la cosa vendria a quedar así:


Aunque no te peines,

aunque no te laves,

eres la reina de los rosales

de los rosales de Alejandria,

aunque no te peines

aunque no te laves...


Y al ruin, que le den.


Mucho peor fueron los jeroglíficos con que la vida me iba obsequiar, en la segunda infancia, cuando todavía crees en todo lo que ves, y en la adolescencia, cuando dejas de creer en todo.

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Para senderistas y amantes de las rosas y su fragancia, obligado recomendar la ruta de la Rosa de Alejandria que cada primavera se recorre desde Olivenza, de cuya web he tomado prestada la imagen.

La Raya, siempre la Raya.

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viernes, 12 de mayo de 2023

¿HAS VISTO LLOVER ALGUNA VEZ?

 


Have You Ever Seen the Rain?

¿Has visto llover alguna vez?


Es el título de una canción, de las mejores, de la Credence Clearwater Revival, de los hermanos Fogerty. Una balada en modo blues, que viene a ser como una soleá en los palos del flamenco y que, como ella se hace ininteligible para los que no dominamos dichos lenguajes, cualquiera de ellos.

Para dar más actualidad a la profecía, la de que muy pronto solamente los añosos habremos visto llover, se añade otra efemérides.

Un alcalde de un pueblo del norte cacereño, o de la Sierra de Gredos creo, ejerció el poder durante su mandato de la forma más adánica y elemental, diose el gusto de organizar en su municipio un concierto del músico más admirado en su juventud, Tom Fogerty, y lo hizo al precio de endeudar veinte o treinta veces el presupuesto municipal, dejando a sus vecinos con una deuda per capita absolutamente impagable.

Imagino que el concierto no estuvo nada mal y que de haberlo sabido con antelación, me habría gustado asistir a un evento- ahora lo llaman así- que seguramente resultaría orgásmico para su alcalde-promotor.

Ahora estamos en periodo de promesas electorales, municipales también. Y cuando compruebas lo utópico de su improbable realización, te alegras de que prometan aquello que saben imposible, con la seguridad de que comienzan y terminan ahí, en el panfleto, las profecías incumplibles, tan inocentes como inofensivas amenazas.


Por eso goza de mi simpatía aquel electo mandamás que, sin necesidad de incurrir en delito alguno, ni corrupto ni prevaricador, tan solo hijo de los gloriosos sesenta, logró poner el nombre de su pueblo en la prensa de entonces, si no en la musical, al menos en las paginas de sucesos y judiciales. Todo sea por la sublime obsesión de escuchar a su ídolo tocando en el prado de su infancia.


Busco referencias bibliográficas para adjuntar un enlace que, a modo de pie de página, corrobore la no ficción del disparate, uno de tantos, y encuentro que el viento de agosto junto a las ayudas estatales para catástrofes similares, han borrado este capítulo de nuestra historia reciente que, supongo debería quedar marcada en alguna placa marmórea celebrando que allí, gracias a un adelantado para su época, se iniciase la oferta musical popular e ilimitada, en cuanto parte del circo romano, evitando las luchas a muerte entre gladiadores o entre fieras, que viene a ser lo mismo y que, demuestra que la ética y también la estética que para alguno son sinónimos, han progresado adecuadamente en los últimos ventitantos siglos.


Who´ll stop the rain? 

¿Quién detendrá la lluvia?

Otra magnifica canción de Credence que da la vuelta a la realidad y, evita que nos preocupemos por aquello que no existe, ni existió jamás, al menos la preocupación porque alguien consiga que deje de llover, como tantas otras cosas de las que no debemos preocuparnos.

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