sábado, 20 de junio de 2009

HAY QUE MOJARSE. HACE CALOR I.-




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------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- “TRAEDME LOS HECHOS, QUE YO OS DARÉ LAS RAZONES"
(De El Juicio Final) Frase atribuida al Juez Supremo Roy Bean.
Fechado en: S(t)=exp(-At) years A.C.

La función exponencial es muy importante en matemáticas. Es la función con más presencia en los fenómenos observables.
Las funciones de supervivencia y riesgo para esta variable demuestran que, el riesgo es constante a lo largo del tiempo.
A esta propiedad característica de la función exponencial se le suele llamar pérdida de memoria, y es la propiedad que permite evaluar gráficamente si la función exponencial es un modelo adecuado para unos datos.

Roy Bean se hacia llamar “La Ley” y al parecer lo era, al menos al Oeste del rio Pecos. La impartía, o mejor la repartía, desde la taberna que regentaba, y siempre bajo un cartel con la imagen de su actriz favorita Lillie Langtry, que en la versión de John Huston de 1972, fue interpretada – el grabado me refiero- por Ava Gardner.
Aquí no quiero presionar a nadie, así que lo mejor es que cada uno/a coloque en el marco invisible que lleva sobre su cabeza. Justo encima del “fulgor” de santidad que sobrevuela a cada quisque, la imagen de su actor/actriz adorada, la del ultimo fichaje de su club, o la de la sagrada patrona de su pueblo, y de esta forma perciba lo que para el pobre juez, cuyos juicios fueron realmente “El Juicio final” para mas de cuatro, podía significar el andar por la vida con el apoyo de los dioses, que fueron femeninos hasta que en la edad oscura el poder quedó en manos del celibato ecuménico y este comprobó que la mujer resultaba un ser absolutamente prescindible a lo largo de “casi” toda la vida. Y así nos va. Y como esta desviación, y muchas otras, son del dominio popular, no voy a seguir desviándome del tema que nos ocupa.
Están todos ustedes, poseídos y protegidos por esa imagen adorada, y van a creer a pies juntillas, que la frase inicial, el titulo que me acabo de inventar, pertenece a Walter Brennan (Oscar en 1940), a Paul Newman, o al ujier que nos recibirá a todos juntitos el día aquel del que habla el libro gordo, de titulo impronunciable en español por sus consonantes labiales y palatales. No lo escribo, para no incordiar a nadie con el intento.

A pies juntillas (Nota).-
La expresión parece tener su origen en un juego infantil consistente en saltar con los pies juntos y los ojos vendados de un cuadro pintado en el suelo a otro, mientras un compañero —cuyas indicaciones hay que creer por completo— va orientando a quien salta.

Por ello, y antes de iniciar el análisis comparativo de las dos estampas, resulta conveniente que hagan acopio de paciencia, y apelen a los niveles más altos del raciocinio- debajo de la calota craneal, paradójicamente – para ayudar, con sus innumerables y reflexivas ocurrencias, en la búsqueda de caminos para la razón.
En el juego de los errores, la ¿única? diferencia salta a la vista. Resulta una bofetada incluso para el observador inexperto- En agosto frío al rostro, o algo así- Tan elemental como inevitable.
Sucede que los ojos rara vez miran como lo haría un niño en el juego de los errores. Lo hacen a través del cristal con que se mira, matizados por la experiencia y deformados por la deforma -no es errata- de pensar de cada uno, y de esa manera surge la primera impertinencia, ¿Por qué? o bien ¿Qué pretenden con ello?.

Observamos el brochazo chapucero que imita la parte superior –el top- de un bikini. Pero esto lo observamos “ahora” después de compararla con la imagen limpia –sucia para los censores- Si no existiese la imagen original, daríamos por buena, y por tanto normal, a la única, la casta. Pero la observación relativa a la otra, nos hace descubrir , mediante ese filtro visual del que antes hablaba, algo inapreciable para la primera mirada.
A su vez este descubrimiento nos distrae de otro asunto similar y también evidente, y es el hecho de que en la imagen primigenia, ya aparece amputado el dorso de Romy, justo por debajo de la cintura. Es decir que, sobre la premeditada “prudencia” del realizador cinematográfico al elaborar el plano del desnudo integral, presentando el cuerpo femenino en visión postero lateral, en el que realmente solo muestra un fragmento del perfil del culito de Sissi, se añade el brutal recorte del cartelista, este usa un código moral mas estrecho todavía y solo muestra unos hombros desnudos. Pero al parecer, el umbral represor era variable según cada país, y aquí nos aplicaron otra mas, vuelta de tuerca. ¡Que toda la mujer es pecado oiga, desde el flequillo hasta la punta del pie!

Observo una evidente incoherencia en la obstinación censora por su aversión a la piel desnuda. Cuando las reglas del juego establecían, y lo siguen haciendo, que el tabú, el noli me tangere, son el dios, la patria y el rey, dedicaban todo su esfuerzo a un asunto, el sexo, que no figuraba en las tres reglas básicas. Salvo que represión signifique poder y yo no acabe de entenderlo. Va a ser eso.
El caso es que el libérrimo cine francés, no solo sufría también esa tendencia a insinuar sin llegar a mostrar, y que la diferencia con el nuestro no era tan significativa, siendo su intención la misma. Sino que, además, todavía, hoy, tienen proscritas, es decir no estrenadas, películas como “Paths of Glory” de Kubrick, por su recreación de hechos militares en los que la bandera francesa es realmente intercambiable por cualquier otra. Aparte de tener la prudencia de matar en sus películas a casi todos los personajes femeninos que aparenten ser mas o menos volubles o casquivanos. Más de lo mismo. Por no dejar en el tintero el británico “King and Country” de Losey, también proscrito en su país de origen, por razones similares, o, todavía mas delirante, la prohibición en Alemania de los filmes de Leni Riefensthal, sus documentales propagandísticos sobre el III Reich, prohibición mantenida durante mas de sesenta años, después de haber sido vistos hasta la extenuación por los supervivientes de la generación aquella.

Uno compara, mira al lado, resulta fundamental mirar a los lados, no solo hacia atrás, y percibe que los tabúes son universales. Son hechos reales.
Luego, inevitablemente, tiene que usar el filtro de la experiencia, valiosísimo para aquel que además de tenerlo lo pone a funcionar. Y descubre las paradojas de la comparación entre las normas morales, en el tema que nos ocupa, de entonces y de ahora.
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HAY QUE MOJARSE. HACE CALOR II.-


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TRAEDME LOS HECHOS, QUE YO OS DARÉ LAS RAZONES.-

Parece ser que, desgraciadamente para los irreductibles defensores del celibato militante, siguen existiendo hombres y mujeres, dos sexos diferentes, a pesar de siglos y siglos de anatema cuando, ya digo, solo debería haber lugar para uno, el suyo. Y el resto, pecado. En eso las cosas han cambiado poco, solo que ahora están un poco mas comedidos a la hora de imponer normas morales al respecto y han encontrado un filón mucho mas de moda “a la derniere” con un tema , el aborto, mas antiguo que ellos, que no que la humanidad. Y eso que con el photoshop podrían hacer maravillas para que las imágenes aparentasen ser lo mas conveniente para su causa, y además, para los espectadores seria una autentica liberación el no darnos cuenta de que lo que vemos no es real, cosa a la que por lo demás ya nos tienen habituados los del club rival.
Por otra parte, la realidad en el aspecto visual y hasta tangible de la piel ajena, queda tan desvirtuada por el exceso de cirugía plástica, que ya tampoco tiene sentido intentar matizar la diferencia entre la verdad y la realidad. Tema para los filósofos, quizás.
La ruptura de la barrera censoril, y no solo de la religiosa, se ha encontrado potenciada por la universalización de los contenidos, por un mundo – el 1er mundo, los otros, ya sabe el lector que no existen- en el que la circulación de imagen y pensamiento es libre, instantánea y , lo mas asombroso, gratuita.
Resulta, por tanto, absolutamente ineficaz, el prohibir o el manipular una imagen, un libro o una película. El libre acceso a cualquiera de ellos lo hace imposible. Aunque la necesidad del estado o de la congregación (son lo mismo, insisto) de proteger, de dirigir, el alma de los súbditos, es hoy igual que ayer, y es esta es la que le obliga a seguir haciendolo, es el por qué y el para qué , es la justificación de pintar sobre una pintura. Y afortunadamente tienen para lograr sus fines un aliado imprescindible en la ignorancia colectiva. Si antes ignorábamos que existía otro pecado mayor que el de la mujer en bikini, teníamos que conformarnos con el venial, el dos piezas, que también lo era, por ignorantes.
Ahora, respecto a entonces, la base cultural y el desarrollo intelectual de las masas a la que llaman sociedad no es muy diferente, a pesar de lo que pueda simular la propaganda positiva del progreso universal. Una sociedad inculta es una sociedad inmadura y por tanto maleable, que creo significa moldeable y que no tiene nada que ver con el mal, pero visto el resultado, no se si han conseguido ambas cosas, ellos.
Para lograr sus fines, los mismos de siempre , tan solo ha sido necesario introducir un pequeño complemento, a modo de señuelo, en el mensaje.
Queridos hermanos:
-Vosotros fijaos en el ¿Por qué? Y el ¿Para que? de la imagen, que yo me encargaré de que os olvidéis de esta, que la creáis a pies juntillas, y que sigáis entretenidos pensando en las improbables intenciones ajenas.”


Así las armas de destrucción masiva son atesoradas por el eje del mal “para” destruirnos y, por tanto, está más que justificada nuestra actuación en el escenario de la muerte. Así “porque” el calentamiento global va a acabar con la vida en la tierra, y “para que” esto no suceda, vamos a embarcar a los bolsillos de nuestros prestamistas –benditos ellos- en la aventura inagotable de la energía renovable y de las centrales nucleares (son lo mismo, insisto, solo un buen negocio), para que el día de mañana, al paso que vamos, la energía sea tan innecesaria para un país en quiebra como lo son su mayor riqueza de los últimos quince años, tres millones de viviendas vacías.
El juez Bean solo quería saber de los hechos. De las razones que pudieron motivarlos, o de la estulticia de los que los cometieron nunca quiso saber nada. El tiempo, en todo caso, pondría las cosas en su sitio. El prefería la soga, aunque los guardianes de nuestro espíritu han sido más de la hoguera. Para gustos los colores.


El hecho, los hechos que no dejan de apremiar con su insistencia es que entonces y ahora, seguimos entrando al capote con la facilidad y sumisión del pueblo al que solo le mueve el engaño del primer nivel, y al que desgraciadamente, su nivel educativo y cultural (siempre son la misma cosa) no le va a permitir otra cosa. Para beneficio de los de siempre, beneficio de los huérfanos y de los pobres de la caridad, del Cotolengo de Doña Eduviges. Según cantaba Moncho Alpuente.
Lo cierto y verdad es que, de momento, no tiene sentido mirar hacia un lado u otro, ya que el electrograma moral y estético – son la misma cosa- es universal e igual para todos. Caca, culo, pedo y pis.



P.D. - Recuerdo la escena en que el protagonista de Ikiru asiste a un striptease (del inglés strip+tease, baile sensual), guiado por su mefistofélico amigo, cuando todo lo que vemos es el rostro asombrado del actor y el sorprendente respingo hacia atrás, acompañado de un grito, de un susto, indescriptible, en el momento crucial. Eso es cine, eso es arte.
Lo comparo con las escenas gratuitas donde "el origen del mundo” (Gustave Courbet) es mostrado antes, durante y después de cada puerta que se abre o del mutis del más insignificante de los personajes, y no lo entiendo. O bien progreso no signifique necesariamente que vayamos en la dirección correcta, tan solo que vamos hacia donde vaya dios a saber. O bien voy a tener que reconocer el renacer del peor de los desviacionismos en la evolución del sacrosanto sentimiento político-religioso (son la misma cosa, creanme) y empezar a sentir nostalgia, a añorar a mis queridos censores eclesiásticos. Cualquier cosa antes que mas caca, mas culo, mas pedo, mas pis.

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sábado, 13 de junio de 2009

¿ Y SI LA VIDA FUESE TAN SOLO UN ALBÚM DE CROMOS ?



--------------------------------------------------------------Cerrado está el mesón a piedra y lodo. Nadie responde. Al pomo de la espada y al cuento de las picas el postigo va a ceder... ¡Quema el sol, el aire abrasa! A los terribles golpes, de eco ronco, una voz pura, de plata y de cristal responde... Hay una niña muy débil y muy blanca en el umbral. Es toda ojos azules y en los ojos lágrimas. Oro pálido nimba su carita curiosa y asustada. “¡Buen Cid, pasad...! El rey nos dará muerte, arruinará la casa, y sembrará de sal el pobre campo que mi padre trabaja... Idos. El cielo os colme de venturas... ¡En nuestro mal, oh Cid no ganáis nada!” Calla la niña y llora sin gemido... Un sollozo infantil cruza la escuadra de feroces guerreros, y una voz inflexible grita “¡En marcha!” El ciego sol, la sed y la fatiga. Por la terrible estepa castellana, al destierro, con doce de los suyos -polvo, sudor y hierro-, el Cid cabalga.

Manuel Machado ( lo escribió en verso)


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- Sois la peor familia a la que jamás me he afiliado.
- “Os habéis esforzado y para qué? Para nada. Moraleja: No os esforcéis más”.
- “Cómo va a hacer la educación sentirnos mejor?. Cada vez que aprendo algo nuevo empuja a algo que ya había aprendido. Recuerda cuando hice aquel curso de probador de vinos, que se me olvidó cómo conducir…”
- Las tres frases cortas que sacarán tu vida adelante: "¡No digas que he sido yo!", "Oh, buena idea, jefe." y "Estaba así cuando llegué".
- Hijo, es un evento deportivo, no se trata de perder o ganar, si no de cuánto te puedas emborrachar.
- ¡Que no cunda el pánico! Recuperaré el dinero vendiendo uno de mis hígados.
- No dejes que la muerte de Krusty te afecte, hijo. La gente siempre acaba muriéndose. Es más, mañana tú mismo podrías aparecer muerto. Buenas noches.
- "La solución a los problemas de la vida no se encuentra en el fondo de una botella. Está en la televisión"
- "No podemos vivir culpándonos. Hay que culparnos una sola vez y seguir adelante"
- Lisa cariño , los vampiros no existen , son seres imaginarios como los duendes o los esquimales
- Antes dudaba de la existencia de Dios, ahora se que existe… soy yo
- Lisa, eres mi mejor logro, y lo hiciste tu solita


Homer Simpson ( solo transcribió la realidad)


¿Y si la vida fuese solo un álbum de cromos?

Hubo un tiempo en que los vicios eran privados, y las virtudes públicas.

El vicio es esa “fuerza que quiere crear el mal y siempre crea el bien” como diría el Mefistófeles de Goethe o la “mano invisible” de Adam Smith. La idea liberal, según la cual, el bien común o el interés de la colectividad, sólo es posible a través de la búsqueda individual del propio interés o beneficio. Es el afán de todo hombre por conseguir más, y que le lleva a hacer cualquier cosa –cualquier cosa- por obtener lo deseado.
El vicio privado, a la larga seria beneficioso para la colectividad, y las virtudes solo la imagen pública que prestase el envoltorio de bondad sin límites al oculto e impenetrable paquete de medidas imprescindibles, aunque dolorosas, para lograr el bien común. O al menos para que unos cuantos lo intentasen saltándose uno tras otro aquellos principios morales que no cesaban de pregonar sus mayores.
Los versos, magníficos, de ultratumba. Con héroes de una época cuando las virtudes públicas lo eran todo, y los vicios solo existían en los libros de religión, en los países paganos o sea, aunque hubiese que acudir a la edad oscura, esa de donde nadie ha vuelto todavía, para recordarnos las bondades innatas, y externas, ya digo, del superhombre de aquí. (Nietzsche estaba proscrito, por supuesto). En ese instante, el pasado y el presente se funden, un fundido en negro que aparenta un largísimo salto temporal, pero que los cinéfilos nunca interpretan como otra cosa distinta de lo que en realidad es, la parte que sigue a otra parte, de la misma película.
El verdadero salto espacial, el universo paralelo del que nos habla Flash Gordon, la entrada real en la nueva dimensión, sucede de manera imperceptible, pasando del desprecio a la retórica de la virtud exterior, y de sus aláteres, como el infravalorado M. Machado, a la inmersión en las profundidades del mar helado de Coralia, al este de Arboria, donde la reina Undina, al igual que las otras reinas – allí la paridad, afortunadamente, era una realidad – no pensaba en otra cosa que en conocer a nuestro rubio héroe, conocer en el sentido bíblico se entiende.
Y de pronto, el paisaje, que sigue siendo muy parecido, ya digo, nos presenta un ambiente en el que los vicios son públicos, son necesarios para el bien común y por tanto, ya no tiene sentido ocultarlos. La sociedad ha madurado durante el largo viaje, se ha hecho adulta, y ha comprendido que si los principios no tienen sentido, habrá que pensar exclusivamente en los finales, en el aquí y el ahora, que para luego es tarde.
No hay necesidad de dedicatoria en el regalo que nos hacen los gobernantes con su entrega ilimitada, ni tan siquiera un celofán coloreado que preste el tradicional tono apastelado a sus intenciones. En crudo y, mejor en directo. Todos los defectos que individualmente han tenido el privilegio de acabar con una u otra de las polis griegas, se unen ante la necesidad de reforzar la imagen de un Mongo que relega las virtudes al terreno de la nostalgia individual que, como todo el mundo sabe, es una de las peores enfermedades del alma.
No hay yin ni yan, no hay algo mas estupido que la comparación gratuita entre el blanco y el negro, -ambos colores son imprescindibles-, tan solo la contemplación alternativa de estos, de los dos álbumes de cromos, el de El Cid y el de Los Simpsons, y la perplejidad que ello me ocasiona. Los sentimientos que desprende la revisión de sus viñetas. El miedo y la risa.
La negativa a intentar buscar las causas de lo primero y el bloqueo mental para intentar prevenir, o al menos vislumbrar, las consecuencias de lo segundo.
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" Si he sido malo y nadie me pilla, ¿Eso me convierte en bueno?"
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lunes, 8 de junio de 2009

AL FINAL, LAS COSAS LLEGAN IGUAL QUE SE VAN...




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Sépase, pues ya no puedo
Levantarme ni caer
que al menos puedo tener
perdido a Fortuna el miedo


(Juan de Taxis-Conde de Villamediana)


Los irascibles ciudadanos de Mongo son absolutamente intolerantes con las risas ajenas, con las risas referidas a ellos, principalmente. Y ello, aunque la referencia, su atribución, sea meramente soñada, imaginada, o simplemente fruto del sofisma más habitual: Alguien se está riendo. ¿De que o quien se rien? ¿Existe en el planeta alguna persona que pueda suscitar el interés ajeno, aparte de mi? Conclusión: Estoy siendo seriamente humillado y he de responder a la afrenta.
Esto bien lo saben los que se dedican a los asuntos públicos, eufemismo para no decir los que viven de algo que no sea su trabajo personal,- sectores primario, secundario e incluso terciario-, y por ello utilizan la técnica de la corrección política, para evitar herir susceptibilidades que originen situaciones como la última del conde de Villamediana, el amante de la reina, el pobre.
Este es su primer comodín en el juego, la precaución exacerbada, durante la primera parte de la lidia, en la que lo conveniente es que la risa “no se me note”. Y no suele ser de difícil ejecución, basta no mentar los tres vértices del triangulo eterno, el dios patria y rey de cada uno, y hacerse solidarios con todos los grupos marginales -cuanto mas marginales mejor, mas espectacular, y…mas barato- a la vez que dejar constancia de que ellos no se rien nunca. (llevan corbata).


La segunda boya en el flotador de los poderosos, es de mayor fundamento. Una vez establecido el escudo protector en el primer nivel, hay que acudir a la palanca fundamental del poder, que no es otra que el conocimiento. Y no me refiero al saber filosófico o científico, sino al conocimiento de que unos pocos, ellos, son mas listos - y lo saben- que los demás, que son los portadores e incluso los generadores de la verdad verdadera y que, por tanto, al resto solo le queda el asentimiento ante las maravillas que el poder desprende, y la fe ciega en que el maná nunca les va a faltar.
Aquí el peligro está acechando detrás de cada palabra, de cada comunicado, y de la verosimilitud que las proclamas tengan una vez contrastadas con la realidad circundante de Mongo. Si aparecen discrepancias ostensibles, estas se transforman en sospecha de fraude, en la duda que cuestiona la verdad oficial, y en el camino que conduce a mirar detrás de las bambalinas y comprobar que la tramoya es el todo, que no hay nada mas en el escenario.

Normalmente el comodín es llamado propaganda, a la que suelen ser receptivos los espectadores que lo son exclusivamente por el miedo reverencial al estrado y por la fe en la pantalla catódica. Esta circunstancia pone en pie el segundo elemento definitorio del carácter monguiano. No les gusta que los engañen. Sienten que los están llamando tontos implícitamente, y aquí suelen reaccionar con la misma receta que aplicaron al conde de Villamediana, pobre conde.


Queda todavía un tercer nivel de ineficacia para los que llevan la vara de mando - y además viven de ello, no lo olvidemos- que es cuando han usado la corrección política para que no se les note la carcajada y cuando han conseguido que la magia del espectáculo mantenga viva la fe en el artista, en el ser superior propietario en exclusiva de la verdad, de su verdad. Y es el momento en que se hace evidente que ni la risa ni la mentira son el peor pecado, que tan solo han sido los medios indispensables para llegar al mortal, al pecado fetén, al mas provechoso de los mandamientos en su incumplimiento, el séptimo creo, el de no robarás.
Aquí ya nos encontramos en una situación limite, donde ya no importa que el maná fuese solo un hongo adherido a las zarzas que mantuvo sin hambre al pueblo elegido durante un par de días hasta que el dolor de tripas les hizo ver que algo iba mal en el relato, donde ya no importa que la voz que clama en el desierto, el mitin o en la barra del bar, solo sea el eco inaudible de una patraña. Comienza a cobrar sentido la evidencia de que alguien se está comiendo tu queso, y no el del cuento del ratón, sino el queso que tu has elaborado con el cuajo de cardo de tu huerto y con la leche de tu vaca que has alimentado con la hierba de tu prado. Lo llaman corrupción que es un pecado no filiado en el santoral del infierno. Pero aquí, al estupor de ver que tu esfuerzo, para ti estéril, solo sirve para engordar a quien se lo lleva a cambio de nada, sigue la ira que debidamente liberada de su sólido estuche por el hambre, ese instinto irracional, para el que no existen barreras formales, conduce a la tercera estocada que nuca llegó a recibir el desdichado amante. De hecho el señor conde solo recibió una, o mejor dicho media estocada, pero con un arma blanca de tal magnitud que no fue necesario ensañarse con el muerto.


Este episodio, que hoy traigo a estas páginas, es uno de esos oscuros capítulos de nuestra historia en los que el autor, el inductor y las motivaciones quedaron a recaudo, a expensas de su finalidad, también, del interés publico, del bien común, y por tanto pertenecen sus nombres al secreto oficial, tan alejado él, y tan cercano, de la leyenda popular, de los romances de ciego y si me apuran hasta de la copla.
Los sabios, cronistas y amigos de los de siempre, dirán que lo hizo un noble, otro, movido por lavar la afrenta al honor de Mongo, que la sospecha sobre la honestidad real había convertido en un serio peligro para la estabilidad del gobierno de Mongo. Ya saben lo de la mujer del Cesar. Otros que por celos, o que por una disputa sobre gustos musicales – me adhiero- como denota el que eligiesen los aledaños del palacio de la opera para el evento. Los mas razonables sugieren que el poeta, mujeriego, torero y afortunado jugador de naipes, había picado muy alto, demasiado, y que no fue otra cosa que un acto de justicia, antes de que la Inquisición - ella - llevase a la hoguera a sus sirvientes y a los de sus amigos ante la ausencia de sus señores. Esto último es histórico, 5 dic 1622, la acusación: pecado nefando, sodomía. Primero la ejecución, luego la condena, finalmente el olvido.

Afortunadamente las cosas han cambiado tanto, para bien, en cuatrocientos años, que situaciones mucho peores, los delitos de nuestros días, son resueltos, o disueltos que viene a ser lo mismo, con el sencillo ademán de dar cuerda al reloj, sin acritud, sin gran esfuerzo, permitiendo que el tiempo siga su marcha. Y es que el tic tac además, como decía el vecino de Bernardo Atxaga, hace mucha compañía.



P.D.- Cuenta mi amigo Federico que, hace unos días en La Habana, en la obligada tertulia que acontece en un largo trayecto en auto, con un provecto, y sabio sin duda, taxista.

Ante el derrotero preocupante que sobre la realidad presente de allá, o de acá, igual da, tomaba la discusión, le oyeron decir:

-Nunca sabremos lo que nos depara el pasado-

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