domingo, 22 de febrero de 2009

LA HORA DE ORO




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Aunque pueda parecer un subproducto de la ficción científica, y aun a riesgo de que pueda yo permanecer bajo los tórpidos efectos de los sulfitos que ayer me suministraron en la cena, tengo que soltar lo que llevo dentro.

-Solo una copa por favor- Y fueron dos copas de degustación, tipo Borgoña, llenas hasta el borde, o sea unos 220 ml de Cabernet en cada dosis, que me alegraron primero la vista y después el corazón. Y es que no hay derecho a que un vino excelente, en una copa preciosa, te lo sirvan en la cantidad justita para simplemente ocultar el culo a la copa. Con lo difícil que es cogerla, sujetarla y elevarla, al lugar adecuado desde el que te permita un buen trago, o dos, de cada viaje).
Así que, la falta de profesionalidad, y de esto quiero hablar, en este caso, me pareció producir un excelente resultado, tanto que hoy pienso volver para comprobar si esa manera de servir el vino es, y al menos deberia serlo, habitual, y no se debió a un error ocasional del servicio.
Aunque se me pueda tachar de iluso, he de sostener mi fe en la ciencia y predicar verdades como esta. Que existen profesionales, que los hay en la sanidad, y que tienen magníficos protocolos para la asistencia al traumatizado, al trauma grave con presumible riesgo vital, y al que, por ejemplo, asociaremos al desgraciadamente habitual accidente de tráfico.
Existe una normativa estricta al respecto, en la cual. una vez notificado el desastre, no deben sobrepasarse los veinte minutos hasta que el equipo de asistencia inmediata llegue al lugar de los hechos. No deben dejarse transcurrir otros veinte minutos hasta que el paciente sea evacuado a un centro hospitalario, y otros veinte hasta que el cien por cien de los cuidados de alto nivel puedan estar a su disposición.
En total una hora, la hora de oro en la cual pueden salvarse la mayoría de las vidas, tras un desastre, siempre que estas sean susceptibles de salvarse. Transcurrida esa primera hora sin haber cubierto esos objetivos, las posibilidades de supervivencia, mas que disminuir exponencialmente al tiempo perdido, desaparecen. Cada tramo de esa hora fatídica, o maravillosa, según, es previsto, controlado y ejecutado, cronometro en marcha, con la enorme trascendencia de su objetivo primordial, salvar vidas humanas, a la vez que con la supervisión objetiva, con la presión del protocolo que identifica y confirma el trabajo bien hecho.
Este procedimiento habitual y cotidiano queda en la sombra. Desconocido y marginado por la mayoría, tan solo reluce en las ocasiones precisas y excepcionales en las que su eficiencia siempre se ha medido por minutos, por muy pocos minutos. Sin ir mas lejos su actuación durante la ultima batalla religiosa en la que nos tocó, como casi siempre, poner los muertos, mas de doscientos, y en la que el brillo de las unidades sanitarias quedó eclipsado por la propaganda del ministerio de la cosa , con la que han intentado que el episodio pase a la memoria colectiva como si solamente hubiese sido una fecha y nada mas. Pero bien es sabido que el que olvida repite, si le dan ocasión de hacerlo, Y como algunos obstinados no queremos volver a vivirlo, pues eso, llamaremos a las cosas por su nombre, guerra santa en la que, insisto, nos toca poner los muertos, y los homenajes a las victimas. De esa manera el asunto ha terminado, o se ha olvidado. ¿O no?
Tampoco la respuesta sanitaria eficaz a una emergencia necesita pífanos ni tambores. Si lo traigo a la mesa es porque de ella quiero quedarme con un elemento, aparentemente marginal, de su realización en el tiempo, de su cronograma. De la hora de oro.

Y es que no solo se ha tardado demasiado tiempo en avisar del accidente, del actual, colectivo y universal, del innombrable, y mira que ha sido contemplado por millones, es que se ha negado su existencia, hasta que el charco rojo ha comenzado ha hacer intransitable la carretera. -Vade retro Satanás y si te niego es que no existes. Y no te pongas tonto que te mando al arcángel, so bicho del averno-.
No solo también se ha demorado el envío de la asistencia vital, sino que se ha discutido durante meses interminables sobre la necesidad de hacerlo o no, o la de buscar ayuda en otros sectores diferentes al sanitario. Ha habido que esperar al nihil obstat religioso, la visita del nuncio apostólico, imprescindible en el tema este del exorcismo, y al resultado de reuniones secretas de alto nivel con elementos judeomasónicos (ahora los llamaran politicofinancieros, supongo) para poder establecer el correcto protocolo de actuación, del far niente, del no hacer nada en que parece que ha quedado la segunda fase. La del acopio del papel de fumar, para cogersela con.
Lo peor es que también la última parte, el último rollo de la pelicula, parece ir por el mismo camino. Y ahora, en el segundo año del desastre, en los veinte minutos que restan para salvar lo insalvable, nos disponemos a ver, a contemplar los resultados de la imprevisión sobre el mayor desastre humanitario de nuestra epoca.

¿Qué creen ustedes que va a hacer el Dr.Cyclops con la chica?

¿Llegarán a tiempo nuestros héroes para salvarla?

Y por ultimo la gran pregunta: ¿Se quitará las gafas para ello?

De la importancia de la última pregunta no me cabe duda alguna, otras cuestiones más banales son las que nos tienen ocupados mientras la chica….

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domingo, 15 de febrero de 2009

LA FAMILIA FELIZ.-























El papá Estado se casó con la madre Patria y…
Constituyen una numerosísima familia desde hace mucho tiempo.
Tienen los vaivenes habituales en todas las parejas. A veces papá ha intentado anexionarse otra familia, otra madre extra, para engrandecer la suya, originando unos conflictos terribles que jamás han acabado provechosamente. Otras veces la madre ha tenido que llamar a la suya para que venga a ayudarla a poner orden, y esa injerencia también ha supuesto un coste significativo para el equilibrio familiar. Nada extraño. Las pequeñas crisis entre amantes que van superando los distintos niveles de dificultad a que el tiempo somete a la más básica de las sociedades.
Y es que el tiempo no perdona a tan sagrada institución. Pasados los cincuenta años, las bodas de oro, aparece un remanso de estabilidad que diriase ilimitado, los peligros de ruptura, de desastres tanto economicos como afectivos han sido conjurados años ha, y usualmente la generación siguiente suele estar lista para comenzar la clonación del fenómeno familiar.
Así suele ser casi siempre, pero no olvidemos que el enemigo acecha en la oscuridad, al menos a los héroes de ficción, ya que esta historia, este cuento, asi lo es.

Papa Estado, es un buen hombre, conservador de las tradiciones, que no ha hecho otra cosa que mantener la costumbre heredada, con el añadido de pequeños matices personales en la intensidad de alguna de sus funciones putativas. Así ha exagerado un poco la protección de los pequeños, ha intentado dotar a estos de toda la seguridad y confort que estaban a su disposición, e incluso un poco mas, no dudando en enfocar la economía domestica en esa dirección casi exclusiva. De tal modo que no ha dudado en prolongar dicha protección por encima de una edad razonable, impidiendo los peligros propios del desarrollo individual, personal de cada vástago, consiguiendo aplazar el momento de la mayoría de edad, de la autonomía personal hasta llegar a hacerla imposible.

La madre, mucho mas lista, ha protestado en innumerables ocasiones, en principio porque esa era una función propia e intransferible de su condición y genero, luego porque ha intuido el peligro que para sus hijos supone un estado de infancia tan prolongado que llegue hasta la senectud, que esa falta de libertad, verdadera, de no poder participar de modo alguno sin la intervención, la mediación, la imposición paterna, no hace otra cosa que castrar el potencial de esos hijos tan sanos y tan bondadosos que ella con tanto dolor y tanto amor ha parido. La madre es consciente de que algo no está todo lo bien que debiera. Que la disciplina inglesa no va con nuestra epoca, esa de mantener la autoridad por encima de los valores propios de la relación entre iguales, del anacrónico “come y calla” cotidiano, y bien es verdad que comida casi nunca ha faltado, de ese “habla con tu madre” que devuelve cualquier intento de dialogo con el patriarca al saco oscuro de la impotencia. Y que esa pretensión de mantener los hijos en una perpetua situación infantil, no puede ser nada buena. Por mas que, hasta hora haya supuesto la base del estado de paz y tranquilidad de que ha gozado la familia, y de que haya facilitado la gestión de esta por parte del padre que no ha hecho mas que asumir , exagerar, y extender indefinidamente la parte mas sencilla del rol del que procrea: fecundar y proteger el nido. La madre lo sabe, igual que sabe que su papel es ver oír y callar, y que salirse de este, es asumir el riesgo de echar a perder algo a lo que ha dedicado toda su vida, que ya va siendo, como su edad, avanzada, como lo es la de su marido, al que va notando ya algunos signos propios de sus muchos años.
Primero, y esto no es nuevo, fue la actitud de excesiva tolerancia ante los hijos pródigos, (y es que a cumplidores con la ley divina a esta familia no gana nadie), ante la alegria y generosidad con que se recibíó a aquellos vástagos consentidos que metían la mano, y la cartera, en el arca familiar y se dedicaban a ejercer el dispendio y la ostentación de riqueza a la que en su familia, numerosa, nunca hubo lugar. Esto se repitió tantas veces y con tanta prodigalidad, (siempre creí que prodigo es el que vuelve, y no que significa: " aquel que gasta lo que no es suyo". Viendo como suelen terminar, pienso que debería llamarse la parábola del “Hijo prodigio” mas bien.), que fue un acicate entre los pequeños para emular a la menor ocasión las ilegales hazañas de los hermanos mayores que, tras recibir una pequeña amonestación, y no siempre, eran aceptados en el redil como si la alegria de su vuelta fuese el justo castigo al alimento y salud que habían distraído al resto de hermanos. Esta situación, la madre, feliz no obstante de ver a salvo a sus ovejas descarriadas, no acababa de entenderla.
Tiene entera, integra ,la memoria y recuerda aquellas situaciones que vivieron su madre y la madre de su madre cuando en su nombre, en el de la madre, las familias pierden la escasa capacidad de raciocinio que les hubo quedado después de años de no usarlo, de prescindir de él , amparados por el bienestar que produce una buena comida y la seguridad de que también la cena va a ser magnifica, las horas esas de placidez postprandial cuando la siesta se hace dueña de los cuerpos cuyos espíritus estan ausentes desde antes de iniciar la ingesta.. Cuando en su nombre, la locura se presenta en el zaguán y comienza la destrucción. Esa memoria siempre la tiene presente pero ella no pude hacer otra cosa que ver, oír y callar. Obedecer ciegamente a ese marido que hace tiempo ha comenzado a dar síntomas de olvidar lo que dijo, lo que prometió la semana anterior, y a encerrarse en unos planteamientos tan simples e infantiles como los juegos de los hijos mas pequeños, y que inducen a sospechar en una de esas enfermedades seniles para las que, todavía, no existe solución.
Ese padre repasa minuciosamente, cada noche, las cuentas domesticas y se va a la cama ufano de que su familia no tiene deudas con nadie, ignorando las deudas que su hijos, los grupos organizados de hijos que administran las diversos territorios familiares, van dejando a cuenta de la familia, las deudas de los hijos a los que ha dejado como experiencia lúdica, mas bien parece, la gestión de cada núcleo, de cada agrupación humana dentro de la familia, esos hijos que han ejercido una contabilidad relajada como la del jugador de poker que tiene cuenta ilimitada en el casino, ilimitada para él que no para su familia, a la que llegarán sus perdidas, en el momento mas inoportuno. El padre cuenta sus dedos, comprueba que estan todos, y duerme tranquilo.
Se acercan las bodas de platino, de nuestra pareja, y se mantienen los roles iniciales, el abuelo sigue sonriendo con la bondad que los nietos merecen, sin limite, sin darse cuenta de que los nietos son, en realidad, sus hijos, y su papel no es el de seguir siendo, el gerundio, sino el de dejar el paso libre , el de estudiar sabiamente, las lecciones del pasado, para cambiar el esquema familiar dejando paso libre al nuevo, al del futuro, que ya está aquí. Y es que “Eppur si muove” . Galileo tenia razón, por mas que queramos ser hipócritamente fanáticos de Lampedusa y su “Algo debe cambiar para que todo siga igual”.
Para que, cuando llegan los tiempos de vacas flacas para la familia, cuando no hay todo para todos y los hijos estan indefensos ante la escasez, o ausencia, de medios materiales para satisfacer sus necesidades elementales, no nos limitemos a sentarnos al lado de la abuela, que aquí es la madre de Pedro, para ayudarla a enrollar el ovillo de lana. Esa es la labor del nieto, la del hijo es la de mantener la continuidad y la viabilidad de la familia a la que pertenece, y la de hacerse responsable de la suya propia. Asi podrán sus hijos ayudar y disfrutar con el calor de hogar de la abuela y evitar que el abuelo sufra, y nos haga sufrir, los rigores de su ocaso.
Y es que la familia ya no es lo que era. No señor.



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viernes, 13 de febrero de 2009

HISTORIAS LEJANAS Y AJENAS .-


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Si les digo que el de la foto es Günther Lamprecht interpretando el papel principal, Franz Biberkopf, de la novela de Alfred Döblin, Berlín Alexanderplatz, en la versión televisiva de Rainer Werner Fassbinder, si les digo esto, ya se que empezamos mal.
También se que la continuación no va ser especialmente agradable para el que busque distracción, diversión, evasión del problema que le ocupa, que le preocupa.
Pero es que, a pesar de mi debilidad por la tentación del cancionero:

Mi tristeza es mía y nada mas
mi tristeza es mía y sola está,
no quiero consuelo, no, no,
no voy a llorar,
mi tristeza es mía y nada más.

No es momento de recurrir al lujo de la melancolía. La imagen es para mirarla despacio, muchas veces, para volver a mirarla de cuando en cuando. Alguno reconocerá a su abuelo, a su padre, otros reconocerán a sus hijos, solo es cuestión de tiempo, y los menos se verán ellos en el espejo, en la expresión de dolor e impotencia del actor, en el instante que congela y condensa la expresión precursora de la locura que todos llevamos en la mochila, el daño infligido por la vida , vida que no ha sido breve ni leve, como podemos comprobar, si volvemos a contemplar el fotograma, el personaje, y percibimos el umbral que lleva desde la esperanza hacia la desesperación. Ese pequeño desnivel del camino que lo hace irreversible cuando ya no hay fuerzas, ni tiempo, para volver un paso, aunque sea uno solo, hacia atrás.
Dicen que es la mejor novela alemana, dicen que, publicada en 1929, explica las razones de lo que vino después, dicen que quizás Franz esté representando a un país, a una nación, y no a una persona. Todo es factible.
Igual que lo es el componente autobiográfico del que Fassbinder la haya impregnado, cincuenta años después. Puede ser.
Como pueda ser el que, una función teatral televisada en catorce capítulos y un epilogo, con una duración de quince horas escasas (le faltan seis minutos), permanezca en el imaginario de un servidor, y de tantos otros, después de haber pasado el calvario del cine, de la copia de respaldo en pocos milímetros, del VHS, y ahora de la merecida remasterización. Pero no estamos hablando del soporte, ya digo que no es novela, que no es teatro, que no es cine ni televisión, y que no es Fassbinder a pesar de ser su obra cumbre, su obra seminal dicen los angloparlantes que, sospecho esté relacionada con la semilla para ellos y con el semen para nosotros. Es igual.
Hay mujeres en la vida de Franz, y hay amigos, y hay hambre y frío, y cárcel, y esperanza, y crimen, y traición. Hay de todo, menos un trabajo, o un final feliz.
Al contrario que las cruces clavadas a las afueras del pueblo, en el ejido, las cruces que los tibios creyentes van sorteando por docenas, distraídos por la salmodia de la letanía cuaresmal, el espectador termina cada una, cada episodio, con la necesidad imperiosa de respirar, de salir a dar un paseo urgente, de insuflar un poco de aire fresco en los pulmones de Franz, y con el deseo contradictorio de no volver a contemplar semejante sufrimiento en un ser humano, a la vez que la sensación de que muy pronto, inevitablemente, va a estar sentado ante el siguiente capitulo (teil en alemán).
Tampoco es un melodrama, por mas que realmente lo sea, o por mas que la vida no sea otra cosa, para unos agridulce y para otros casi agrio o casi dulce, pero melodrama al fin y al cabo. Es el retrato realista, y esa es su etiqueta, de una sociedad desesperada donde la ausencia de trabajo y de justicia constituye el nido perfecto para que germine el huevo de la serpiente. Y ya se que no todas las serpientes ponen huevos, las víboras nacen en el vientre de la madre donde se mantienen hasta que deciden devorarlo, ni que estos se incuben sin la temperatura adecuada, pero cosas mas grandes se han visto; y para muestra el nacimiento del nacionalsocialismo, que no fue solo alemán, no se distraigan por favor, y de la mayor hecatombe que sufriera la madre tierra y que haría palidecer de envidia al bíblico Armagedon, el final de los tiempos. De todos los tiempos.
Curiosidades, al personal le gustan las curiosidades, las anécdotas, y no el sentido de la vida, el discernir los obstáculos donde pueda tropezar la humanidad, o prevenir los medios para que pueda levantarse cuanto antes, tras la caída. Curiosidad es que los escenarios fueron aprovechados de la recién acabada “El huevo de la serpiente” de Bergman, que trataba el mismo tema. Al parecer el huevo de estos reptiles tiene una cubierta semitransparente a través de la cual puede observarse el monstruo que lleva dentro. El mismo del que les estoy relatando su previsible inevitabilidad, si seguimos obstinados en negar la evidencia, en negar la realidad.
Y no hablo de imágenes cinematográficas o literarias, al menos no solo de ellas, aunque no estaría de más que volviesen a mirar el rostro de Franz. Hablo de unos síntomas que se repiten en determinadas épocas históricas, como la rinitis, el estornudo en la primavera, y que suelen comenzar poniendo énfasis en aquello de que el fin justifica los medios, todos los medios, y que los derechos humanos están muy bien, sobre el papel, que es donde deben estar etc., etc.
Y disculpen que no sea, o no quiera ser mas explicito, solo tengo que abrir los ojos y mirar las caras a mi futuro alrededor. Como la de Franz Biberkopf, por ejemplo.
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P.D.- ¿Soluciones?
Haylas. Pero están reprimidas por los intereses creados, que era de D.Jacinto Benavente (tambien fassbinderiano él, sin saberlo).
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sábado, 7 de febrero de 2009

VIRIDIANA PINAL


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Tarde-noche de sábado en el campus (o sea, por donde los colegios mayores, los de arriba de los curas, los de abajo del movimiento) y hora de hacer la prospección por las farolas (donde cuartillas rotuladas a mano exhibían la cartelera del finde (entonces era fin de semana y nos entendíamos igual). Viendo lo visto, que era casi todo, nos decidimos por una curiosidad, una excepción dentro de la habitual revisión del cine comercial-de-calidad que solía repetirse hasta hacer añicos las bobinas. Una peli italiana de los años cincuenta cuyo autor, de cuyo nombre no puedo acordarme, quizás Alessandro Blasetti, no figuraba en la lista de los neorrealistas, y al que mas bien asociaría ahora con una de las actuales marcas gallegas de ropa china con nombre italiano. “Cuatro pasos en las nubes” era la peli.
A falta de otra, y después de agotado el capitulo de cafeterías de Moncloa sin conseguir el fantástico (siempre pensé que perteneció al reino de la fantasía) ligue sabatino, nos sentamos resignados a lo que nos echen, y me admiro de que a los cinco minutos estoy enganchado (siempre que comienza la proyección se cambia a primera persona, no sé si se han dado cuenta.) en una divertida historia con la guapísima, que no maggiorate, Adriana Benetti que me hace sentarme junto a ella en el autobús de la primera secuencia, cuando de pronto, demasiado pronto para ser una pifia del proyeccionista, la pantalla se llena de luz blanca, se encienden las luces de la sala, y aparece sobre el centro del proscenio (una raquítica escalera de madera a punto de periclitar) el supuesto responsable del cineclub.

- Como casi todos sabéis-(yo era el casi, sin duda alguna)- vamos a proyectar “Viridiana” . – Y remató con toda la profesionalidad del agitador clandestino:
- Si alguno quiere que le devuelvan la entrada, que lo diga. Y si hay algún secreta entre la audiencia, que levante la mano. Así nos ahorramos quedarnos con la película a medias.

No hubo manos, y así pude ver la mas prohibida de las obras de D. Luís Buñuel, años después de haber visto desde el agujero del apuntador, en el cine del colegio, como los frailes se refocilaban obscenamente durante una proyección privada (eso creían ellos) de la autorizada Belle de Jour que, puestos a prohibir por la cosa del sexto mandamiento que era el que mandaba, porque sobre el quinto nadie quería saber nada, era muchísimo mas perniciosa. Ironías del censor.
La copia, en dieciséis milímetros, era un préstamo personal del productor, J.A.Bardem, y prácticamente era todo lo que le quedaba de su ruinosa inversión en aquella gloria del cine español.
Realmente la estupidez de la etiqueta de prohibición politica, aquí no era solo religiosa, desvirtuó por completo la correcta valoración, y por tanto el disfrute, de Viridiana. Estaba yo atento a buscar aquel pasaje, aquella escena, o aquel plano que pusiese en solfa las sagradas escrituras o los principios fundamentales del movimiento, y la verdad es que no vi nada digno de confesión. Quizás la parodia de un cuadro de Leonardo, o las intenciones libidinosas , y tan antiguas como la humanidad, de Fernando Rey sobre su sobrina Silvia Pinal, fuesen las responsables.
A lo peor era solo la firma de Buñuel la que convertía en pecado todos sus personajes. Lo cierto es que me dejó un tanto indiferente. Y tuvieron que pasar varios eones y otras tantas proyecciones, en absoluta legalidad, uno es cumplidor con la vigente, para que pudiese deleitarme con la historia. Ni que decir tiene que la imagen que queda en la memoria es la del final, demoledor, impuesto por la censura que, en principio aprobó el guión si se cortaba la escena final propuesta, en la que Silvia Pinal entraba en el cuarto de Francisco Rabal, cerrando la puerta tras ella, y en su lugar se aceptaba la alternativa que resultó ser mucho mas divertida y pecaminosa. Silvia acepta sentarse a jugar a las cartas, junto a la amante de Paco, Margarita Lozano, bellísima e infravalorada actriz, y junto a Paco que, mirándola a los ojos, y esbozando una pícara sonrisa, le dice:

-Esto va a ser un tute de tres- (o algo así).

A Silvia Pinal, aparte de su insistencia, y la de su marido el productor mejicano que no dudó en arruinarse bajo la batuta de Buñuel, le debemos muchas mas cosas. Entre las que no está por demás mencionar la aparición sosegada y mayestática de su seno izquierdo, ¿o era el derecho? en su diabólica intervención, cierto que con barba y bigote, en las tentaciones de Simón, el estilita (que no estilista) del desierto, durante los ciclos de madrugada en la segunda cadena, en vida de.
Pero es que además de magnifica actriz, era un autentico icono de belleza latina.
Como muestra les remito al cartel del encabezado. Y no pienso decir cual de las tres es Silvia.
El que quiera saberlo, el que quiera verla en todo su esplendor, que acuda al festival de Malaga, dentro de unos días, donde va a ser homenajeada con justicia.
Es a ella a quien quería yo dedicar estas líneas.
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P.D.- La deuda con la pelicula de Blasetti sigue en pié. Como le debia una explicación, se la he dado, como habría hecho el alcalde de Villa del Rio. Ahora solo me queda terminar de verla.
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viernes, 6 de febrero de 2009

LÍDERES Y LIDERESAS.-

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Líder.- Del inglés: leader=guía.
1) Persona que es seguida por otras que se someten libremente a su autoridad.
2) Jefe de un partido politico. Se emplea particularmente refiriendose a paises extranjeros.
Maria Moliner

Descartando las, habitualmente nefastas, costumbres politicas de los paises extranjeros, nos tendremos que limitar al contenido del punto primero.
Este emplea con nitidez el concepto de libertad y presupone que la autoridad es generosamente concedida por las personas sometidas.
Aqui entramos en la cienaga cotidiana donde nos acechan innumerables sapos y culebras ( a estos dedicaré merecido panegírico un dia de estos) entre los cuales el primero, y mas estremecedor, es el que lleva por nombre Libre Albedrio. Recordarán que ya estuvo presente en la primera guerra celestial y hasta el presente carga con la culpabilidad de la caida de los angeles y la creación del infierno. Casi nada. Y este libre albedrio resulta ser la primera caracteristica del homo sapiens, que lo hace diferenciarse para bien ¿para bien? de los primates. Es, por tanto la esencia de la condición humana. El hombre puede elegir (líderes, entre otras cosas) y por tanto puede equivocarse, y si se equivoca puede:

a) Apechugar con las consecuencias del error y...RECTIFICAR, y eso es lo que lo hace realmente un ser racional. O bien puede.
b) Echarle la culpa a Adan y a la serpiente (que no culebra, no confundir) cuya mordedura nos condena a llevar su veneno en nuestra sangre; y por tanto, aceptar que los males que, voluntariamente, ocasionemos son inevitables y ajenos, y no queda mas que dejarse llevar por el destino y la infinita bondad de los todopoderosos (que son muchos,por cierto).
Los que eligieron la opción b, no encontrarán ningun temor en investir de divina autoridad y por tanto someterse a las consecuencias de los errores (que los tiene) al/del guia del desfiladero.
Sin embargo los que piensan y sienten como a, aceptarán las consecuencias de su error, y estarán dispuestos a lo que haga falta para salir de la miseria, de la realidad negativa; y prestos para volver a intentarlo, con la esperanza y la seguridad de que el mismo error no. Ese no. Y el ambiguo e indefinido "lo que haga falta" incluye el poner en entredicho la idoneidad del líder, y defenderse del riesgo a que los somete la presunta ausencia de libre albedrio de la opción b.
Y aquí surge otra cuestión, tan vieja como la humanidad, que es la gustosa aceptación o el elegante (al principio) rechazo de los males que, a los integrantes del club a les envien los dioses de los demas, es decir los dioses del club b. Esto es la génesis del conflicto social.

Consecuencias:
1) Negación del lider, o lideresa que no satisface las espectativas.
2) Negación de nuestros iguales que no nos consideran iguales, al no aceptar los dictados de nuestro libre albedrio, y viceversa.( tampoco aceptamos los suyos.) y
3) Necesidad de una negociación que conduzca a un acuerdo. Esto es el Zenit de la civilización. El comun acuerdo, el pacto entre iguales, la paz.

Sin embargo, aqui aparece otro factor, el enesimo, que, a la vez que complica el desarrollo del problema, es el unico indicio de solución razonable. Para que tenga lugar este consenso, y toda negociación es consenso, deberán reunirse unas condiciones extraordinarias, casi milagrosas (aqui tienen ventajas los del club b), entre las cuales figuran elementos de dificil configuración.
A saber:

1) Información veraz de la situación real. (Son pocas palabras, aparentemente inteligibles, pero de una responsabilidad absoluta en el desarrollo de la cuestion)
2) Participacion directa y universal e individual de todos los componentes del colectivo nacional, en este caso. No sirven los intermediarios en vigor ya que, al igual que los lideres vigentes, han demostradao sobradamente su ineficacia.
3) Asunción de las dificultades presentes y del futuro inmediato, y disposición para afrontarlas. Y lo mas importante, la convicción personal de que asuncion, disposicion ,convicción y el resto de on que vayan llegando, son personales e intransferibles.

¿Fácil?
Yo creo que sí. Más fácil que las preguntas de Saber y Ganar, aunque menos que los misterios de la santa transición.



En todo caso habrá que valorar si:

1.- No hay motivo de alarma. Y todo lo anterior son delirios postfebriles.
2.- La solución está en lapidar a los neocon. (Creo que ya no existen)
3.- La solución está en lapidar a los banqueros (Creo que su culpabilidad es relativa y, en todo caso tambien ganarian dinero con las piedras, ya que el ladrillo está algo arisco ultimamente)
4.- La solución está en lapidar al proximo demonio, el que están ideando en el departamento especializado, una vez que han dejado de ser utiles los dos anteriores.
5.- Esperar, cruzados de brazos la aparición de nuevos lideres que, según la memoria de la historia, que no la memoria histórica, suelen ser salvapatrias con espada de fuego; que nos dirigen a la WW3, que no es ninguna página de internet.
6.- Buscar otra solución. Pero ya.

P.D.-

No confundir el baile de cifras millonarias, inexactas cuando no inventadas, con el drama personal del individuo que no tiene trabajo, con el drama de su familia. No confundirse. No ignorarlo.



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martes, 3 de febrero de 2009

PARA VIRUS, LOS DE LA GRIPE.


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