Valencia de Alcántara en el 47.- o quizás en el 37.-
Película de actualidad, imprescindible para muchos y, en todo caso, estimable trabajo según los expertos y cinéfilos que puntúan con sus votos en IMDB o en Filmaffinity. Aquí le caerán varios goyas en la burda imitación delos premios Oscar, para los que ha sido descartada.
Del género de moda, biopic, subgénero a su vez de la narrativa de no ficción que nos domina desde hace décadas. En ella, un héroe defiende a sus vecinos de las carencias que el ayuntamiento pretende imponerles. Un personaje real, Manuel Vital, que pasa a la historia del activismo ciudadano.
Sucede que, en pleno éxito de la película, cuando todavía las salas muestran en taquilla la euforia de una obra con alcance popular, aparece una noticia extracinematográfica que, sin duda, va a relanzar el interés por verla de los perezosos ante una cartelera sin mucho encanto.
Resulta que acaban de mostrar las autoridades científicas, a las otras, los resultados de estudios genéticos, ADN, de los exhumados de una fosa común, procedente a su vez de una masacre silenciada durante más de ochenta años, y enterrada bajo cal y escombros en una mina abandonada de Valencia de Alcántara. Ahí ha revivido la vela que llevo pegada al cráneo, a punto de apagarse tras tanto tiempo de ofrecer una luz que, al parecer, no aprovecha a nadie.
Uno de los sesenta cadáveres es reconocido como el padre del protagonista Manuel Vital, el alcalde democrático de V de A. hasta que fuese ejecutado y arrojado junto a otros sesenta al foso de la ignominia que es el nombre que la historia da al olvido. Parece ser que doce compañeros de infortunio han perdido hasta el nombre. Imposible identificarlos.
Es tremendo el que la actualidad de la memoria, términos contradictorios que generan una figura literaria, el oxímoron, y que pone a las neuronas en actividad, al mezclar ambas dentro de su antagonismo, memoria y actualidad, neuronas agitadas, las de los interesados en saber, en conocer, en reflexionar sobre esto, el autobús 47 del barcelonés barrio del extrarradio donde los extremeños vivían de aquella manera, sin agua y sin transporte público hasta los años setenta, y sobre aquello otro, actualidad inmiscible, o quizás no.
Ha habido varios exilios masivos de extremeños durante el siglo pasado y, puede que el dirigido a Cataluña haya sido el mas numeroso.
Pude vivir el eco del penúltimo, el de los sesenta, cuando vi llorar a mis vecinas ante el temor de que sus familiares, con quienes pensaban reunirse pronto en aquella tierra, la mas alejada de la Raya, hubiesen perecido en el desastre del Llobregat.
Y pude sufrirlo cuando mis amigos de entonces iniciaron el camino junto a sus padres, a la vez que a mi me tocaría salir de casa para enfrentarme a otro exilio, aparentemente mas amable, pero que para un chico de once años tampoco resultó un viaje placentero.
Y no entiendo, no puedo comprenderlo, como esta expatriación forzosa de un pueblo. -el mio desde 8 mil hasta menos de dos mil almas en el ultimo censo- con el dolor de generaciones sucesivas, una tras otra, y la desaparición de familias completas, de algunas que marcharon ya nos queda solo el recuerdo, el recuerdo de los que todavía recordamos, hasta convertirse pronto en victimas sin identificar, como las de los compañeros del padre del conductor del autobús, y como este exilio puede pasar desapercibido en la sociedad que ahora se permite disputar sobre la inconveniencia de los migrantes, ese palabro con el que pretenden dignificar el intento de los supervivientes de seguir siéndolo.
El ADN, y las crónicas que se escriben con él, sirven al menos para dejar huella reconocible de las victimas, a veces de poder darles el nombre y la dignidad de las personas que fueron y, aunque también sirva para marear las mentes influenciables con los orígenes de Colón, ahora ha servido para aclarar en parte, la oscuridad que el silencio ha impuesto, y sigue imponiendo, a aquellos años.
Tremendo que, con toda la literatura que se ha producido desde entonces, y no solo de ficción, sobre este tiempo de silencio, con todos los registros recogidos en prensa, foránea, y archivos, militares, todavía estemos valiendonos de leyendas, de rumores, y de tópicos infundados, cual miembros de la gleba medieval, y sigamos empeñados en no poner el punto sobre la i de nuestra historia reciente.
Valencia de Alcántara está al lado, oigan, y por ahí intentaron salir muchos cuyo único delito fue figurar en una lista, en la lista donde apuntaban a quienes les incomodaban, con la idea de poder llegar a Portugal atravesando la Raya, la de la película de Tarkovski, Stalker, que era otra que no viene a cuento. Lo intentaron y terminaron en la fosa del horror, sin nombre, ni nadie interesado en buscarlo.
No es muy optimista el panorama, a pesar de los honores que el ayuntamiento de Barcelona otorgara en su día, merecidos, a Manuel Vital.
La distancia entre Barcelona y Valencia de Alcántara es de 1014 km, y sin el 47, son los autobuses y conductores locales los que atraviesan España con los nietos de los de aquella penúltima hornada, dos o tres veces al año, para mantener los lazos que, miren por donde, nos los recuerdan con una película “El 47” y con los huesos de aquellos que mantienen viva nuestra memoria, o lo que queda de ella.
(1).- Google dice que en tan solo 10 horas, por la A-2, puede llegarse al destino. Ignora, sin duda, que esta termina en Madrid. Mejor en tren claro, inexistente.
Titulares de prensa:
Ya en los titulares se observa la diferencia sustancial e interesada en el tratamiento de la noticia . No dice lo mismo “cuerpos exhumados” que hablar de restos de siete fusilados, cuando se han encontrado al menos cuarenta y ocho, y sin poderse determinar como fallecieron. Lo de mencionar “victimas del franquismo” solo se aprecia en el mas atrevido.
-Siete de los 49 cuerpos exhumados de la Mina Terría han podido ser ya identificados tras las pruebas de ADN
-VÍCTIMAS DEL FRANQUISMO Natalia Junquera|Madrid|15 oct 2024 -
El ADN del hijo que no llegó a conocer ha permitido identificar los restos de Diego Vital. La fosa, que compartía con otros 48 hombres, estaba cubierta de cal y escombros
-Identifican en Cáceres los restos de siete fusilados, entre ellos el padre del conductor de “El 47”
-Diego Vital, el padre del protagonista de 'El 47', uno de los fusilados en la fosa de Valencia de Alcántara
(2).- Cuando vi el cartel de la película, inmediatamente supuse que se trataba de una producción sudamericana. Ni el rostro del protagonista ni el del autobús, tenían coincidencia alguna con los que aquí hemos visto. Además la noticia del descubrimiento de los cadáveres abundó en la sospecha que tuve de su supuesta procedencia, lugares victimas de dictaduras sanguinarias donde ese argumento, ambos, parecían normales y recientes.
Tuvo que aparecer el nombre del vecino Valencia de Alcántara para rebobinar las imágenes y modificar el pensamiento, tomando consciencia del error.
Esa barbaridad, como tantas otras, sucedió aquí, queramoslo o no. Y no podemos, no debemos ignorarlo. Mea culpa el ubicar el horror lo mas alejado que el subconsciente pudo situar. El seguir insistiendo en la falsedad de que el mal está siempre en el exterior y, por supuesto, en el pasado.
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