lunes, 22 de noviembre de 2010

ODA, EN PROSA, AL OZONOPINO RUY-RAM. Y 3.-

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3.- Final obsesivo

Que conste que, seguiré asociando al aroma del Ozonopino Ruy-Ram con el olor feliz de los sábados por la tarde y las sesiones dobles de cine infantil, de las que nunca debí haber salido. A pesar de que sea consciente, a posteriori, de que dicha fragancia solo servia para enmascarar el mal olor de una sala mal ventilada y de un rebaño nada habituado a los estándares higiénicos de hoy.

Pues, a pesar de ello, lo recordaré con cariño, y lo buscaré en cada producto cuya publicidad anuncie que “elimina el mal olor”. Lógicamente, no pretendo que nadie envidie la añoranza ajena, algo imposible, pero si defender la nostalgia individual de cada uno, separándola con el bisturí de la razón, de los tiempos y los hechos colectivos que nada tienen que ver con ella. De hecho solo recordamos los momentos felices. y nostalgia significa algo así como dolor por algo que hemos perdido, y que debió ser valioso para que nos siga doliendo el resto de nuestra vida. Ya digo que a mi el olor del Ozonopino me sigue pareciendo insuperable.

Y todo ello, aqui mismo. En un estado social confuso e indefinido. Donde todavía no he encontrado a quien me diferencie a primera vista, las etiquetas de los que posan en las reuniones del G-tal o cual, en las que se decide nuestra futura miseria. No encuentro paisanos que sean conscientes de que el francés y otros son, por ejemplo, Jefe de Estado y el nuestro no. Al parecer tampoco tiene ello mucho interés. Como no debe tenerlo el que laico signifique según el diccionario, además de lego, “no consagrado”, pero no por ello excluidos de pertenecer a, o de estar exentos de cumplir con el concordato.

Sin contar con que, el haber pasado de una patria como unidad de destino en lo universal –Eugeni D´Ors- a otra, como unidad de destino en lo municipal –El cuñado concejal-, no haya supuesto la menor alteración en el peinado del personal, lacado y bien lacado. A fin de cuentas, que todo siga igual.

Mientras tanto, seguimos entretenidos con temas tan intrascendentes, o mas, como esos. Y, según los psiquiatras oficiales de la nación, comenzamos a tener miedo colectivo, hecho que suele seguirse de la actitud de mirar de reojo, según dicen los libros.

Miremos hacia atrás, con mas o menos ira, según la dirección en que lo hagamos, pero el espejo espejito que todos llevamos dentro, nos contestará siempre a todas las preguntas que queramos hacerle si, apagamos la tele, y le damos tiempo para pensarlo.

¿Anarco-conservador?

-Bueno. Poco me conozco, pero estos nada.- diría para sus adentros el ampurdanés.

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1 comentario:

  1. Evocador; creia que había desaparecido el rastro; recuerdo un ripio de aquellos tiempos que decía algo así como "si huele mal en tu casa, pulveriza ozonopino, que elimina el mal olor, con su perfume tan fino". Creo que se emitía como villancico de Navidad.

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