jueves, 13 de enero de 2011

MANUAL DE USO CULTURAL 2011-1.


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Publicado en el número de Enero de "Manual de uso cultural"

CLINT EASTWOOD, EL ARTISTA QUE QUERIA SER ARTESANO.
O "COMO ALCALDE VUESTRO QUE SOY - DE CARMEL - OS DEBO UNA EXPLICACIÓN"



Los que se dedican al oficio de hacer películas saben que un secundario, especializado en papeles de villano, tiene garantizada una carrera más larga y fructífera en este negocio que cualquier estrella, por mucho que esta deslumbre. Secundarios de lujo, los llaman tambien.

En Hollywood -años dorados-, se estableció una línea divisoria entre los directores consagrados como genios, a los que se les exigía que cada película fuese una obra maestra, y a ser posible mas maestra que la anterior - estos eran los artistas-, y los funcionarios; cineastas a sueldo que dirigían una película tras otra, todas excelentes, pero sin pretensiónes de figurar en el Olimpo. Tan solo cubrir gastos, rellenar el programa doble, y seguir haciendo lo mismo, indefinidamente -estos eran los artesanos-, y Don Siegel, o Sergio Leone figuran entre ellos, con todos los honores. Son los maestros de Clint Eastwood.

El tiempo puso a unos y a otros en el lugar que les correspondía, y demostró que algunos de los primeros jamás lograron superar, ni tan siquiera igualar, aquella obra singular y fugaz que condicionó su carrera y los situase en un pedestal de barro. Mientras que otros, muchos, de los segundos, son redescubiertos periódicamente por los cinéfilos, como genios ocultos a los que, la industria permitió dirigir, decenas de filmes.
Clint Eastwood pertenece por derecho propio a la última categoría.

A pesar de que la ausencia de cineastas consagrados, de directores clásicos vivos, haya fomentado la aparición anual de dos o tres falsos genios de la cosa, a los que se olvida con la misma precipitación que se los encumbra, quedan los restos de una actividad mitad industria mitad arte, que personifica en supervivientes como Eastwood, tras casi sesenta años pegado a las cámaras y a los focos, la continuidad de esta estirpe de trabajadores de la artesanía del cine de género.
Desde su primer trabajo como director, serie B de terror, “Play Misty for me” hasta la penúltima “Hoover”, biopic de un político especialmente temido; no ha hecho otra cosa que seguir escrupulosamente el canon de los géneros.
Y los ha tocado todos: Musical, melodrama, thriller, cine bélico, histórico, western, documental, ciencia ficción... Tan solo faltan un par de comedias, para completar su cartera. Primero como duro de la pantalla, figurante en series de televisión desde 1955, y luego actor característico, consagrado por sus primeros planos sin afeitar, y su revolver infalible, primero Colt dispuesto a todo por un puñado de dólares y luego el Magnum del sufrido detective Harry, en historias de poco pensar y fáciles de digerir. Reivindicando el cómic de siempre.

Nada de cine de compromiso. ¿Con qué o con quien?. Nada de investigación formal o narrativa, o de asumir el rol de cineasta creador, que además ahora no se lleva.
Tan solo seguir haciendo virtuosamente cine; dos títulos al año, y consiguiendo que en su larga, larguísima lista de trabajos, no haya ninguno despreciable.
Tampoco entre ellos, ninguna obra redonda, de esas imprescindibles para el séptimo arte. O de aquellas que reúnen junto al acabado mas o menos conseguido, el reparto perfecto – en algunas lo tiene- y la presencia de personajes o historias intemporales que te hacen meditar sobre la condición humana.
Ninguna que, aún logrando rellenar tantas lineas, consiga el ansiado Bingo.

Y es que , en contra de la opinión de críticos profesionales, generadores de opinión, de sus innumerables admiradores, por millones, y de los premios que adornan sus títulos, no parece, ni dudo que pretenda hacer, otra cosa distinta a la que haría un ilustrador del Reader Digest, sobre situaciones tópicas de la cinematografía de siempre.
Un magnifico actor-productor-director, no obstante, que con unos presupuestos moderados, y conocedor de los mejores profesionales del cine americano, no duda en seleccionar los artesanos idóneos –otra vez- de cada especialidad, para conseguir contentar a todo el mundo con el resultado.

Crítica y taquilla a sus pies y alguna que otra página en la historia del cine, aunque sea esa historia con minúsculas que corresponde a la fase de decadencia en que le ha tocado desenvolverse. Larga vida a un director artesano.
Larga vida a los heroes de siempre, a Gary Cooper, a John Wayne, a Clint Eastwood..



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1 comentario:

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