Nada nuevo bajo el sol.
La araña que te atrapa en su red
metafórica va a escuchar tu discurso solamente si tu oratoria tiene
el brillo necesario para aplazar la inyección letal. Con iconos y
frases hechas no conseguirás nada.
Puede parecer confortable la red, con
su mullido colchón de hilos -indestructibles- y su agradable
balanceo, pero no debes confiarte en sus trampas, salvo que tengas
respuestas adecuadas para ellas. Lo del plan B no sirve, es otra
estupidez absolutamente inane. En la vida solo existe el plan A, que
no necesita empatizar con nada, ni con nadie.
Ya desde su prístino origen, la vida y
el mundo, su continente, no necesitan muchas palabras para demostrar
su existencia.
Véase la pintura de Courbet al
respecto: “El origen del mundo”, que no cabe en este lugar por
aquello de que la intencionalidad de la mirada puede hacer estragos
para los que no dispongo de plan B, ya digo.
Sucede que Goya, medio siglo antes que
Courbet, ya nos había retratado la otra parte especular de la vida,
y del mundo, a la vez que dejaba constancia de la adicción a mirar
por el agujero, cámara oscura entonces, ubicuas y absorbentes
pantallas ahora.
La clarividencia del maño se extiende
a su título, innecesario salvo para los que usan emoticonos en lugar
de palabras. El hombre pensó en todos.
Y en todos los mundos: “Tutilimundi”.
No hay que ir muy lejos para encontrarlos.
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