jueves, 18 de febrero de 2010
A veces, escribir es solo leer en voz alta… La Historia.
--------------------------------------------------------------------------------------A veces, escribir es solo leer en voz alta… La Historia.
Panem et circenses:
Frase aplicable a:
Aquellas soluciones a corto plazo que tienen las siguientes características:
• No solucionan el problema
• Empeoran la situación en el largo plazo
• Son aceptadas por la mayoría de la población que no piensa en las consecuencias
Hay que indicar que la frase destacaba en su origen la crítica hacia la gente que es capaz de dejarse engañar con estas medidas. Hoy en día sin embargo suele aplicarse más a las soluciones parciales de los gobiernos orientadas a hacer olvidar el problema. Y es que ya no sorprende a nadie que el pueblo sea tan fácil de contentar con actuaciones superficiales.
(Juvenal, Sátira 10.77-81)
Aquel pueblo rey que antes distribuía
el imperio, y todo, a la sazón
ansiaba tan solo dos cosas:
pan y juegos.
El pan al que se refiere Juvenal es la annona, el pan subvencionado por el Gobierno de Roma. Todos los ciudadanos romanos tenían derecho a la manutención gratuita.
Hacia el siglo II antes de Cristo el suministro de cereales en Roma comenzaba a sufrir problemas dada la masificación de la capital y las siempre azarosas condiciones de transporte. El trigo se negociaba en los mercados a precios elevados y la población tenía dificultades para alimentarse cada vez que había una mala cosecha o dificultades logísticas. Estos problemas se traducían en descontento generalizado de la población.
La solución de los gobernantes fue optar por subvencionar ese trigo, vendiéndolo a precio por debajo del que ofrecía el mercado libre. La idea fue del político populista Cayo Sempronio Graco y fue puesta en práctica en el año 123 a.C.
El gobierno tenía sus propios almacenes donde guardaba el grano proveniente de las provincias que pagaban así una parte de los impuestos. Ante los problemas de suministro que atravesaba la población general, el gobierno prefirió vender parte de su trigo a precios inferiores, solventando una crisis por el camino fácil.
Desde ese mismo momento para los políticos la solución más cómoda para ascender en su carrera política era ganarse el favor del pueblo llano llenando sus estómagos. De ahí que el pan subvencionado, la annona, llegase en el año 71 a.C. a ser gratuito para 40.000 ciudadanos romanos.
A partir de ahí los sucesivos gobernantes, como Julio César, aumentaban la cantidad de beneficiarios de este pan gratuito.
Fue tarea de Augusto, un auténtico gobernante, rebajar estos subsidios. El emperador se sintió orgulloso de haber conseguido disminuir el número de beneficiados desde los 200.000 hasta los 150.000.
Poco después volvió a subir el número de romanos que comían gratis, hasta los 320.000, lo que quiere decir que uno de cada tres ciudadanos del Imperio comían trigo sin tener que pagarlo.
La escalada sin fin, en que ningún gobernante - salvo el honrado Augusto - quiso perder el favor popular, llevó a que con la subida al poder de Septimio Severo (146-211) no sólo Roma se viera beneficiada con el pan gratuito, sino que su ciudad natal, Leptis Magna(situada en la actual Libia), que estaba pasando una recesión, tuviera su propio trigo gratuito.
Severo Alejandro (208-234), treinta años después que Septimio Severo, quiso que el grano que se repartía al pueblo viniera ya en forma de pan horneado, mejorando así las condiciones de los romanos.
Aureliano (214-275) aumentó la cantidad de pan hasta uno y medio por persona. Y además incluyó vino - a consecuencia de un excedente que se había producido en una cosecha, desoyendo los consejos que le avisaban de la locura que estaba haciendo - y carne de cerdo a la perpetua cesta de regalo.
A partir de ahí la situación comenzó a empeorar con la caída del Imperio. Esta caída tenía un componente ocasionado por las pérdidas de territorios y la presión de los enemigos pero otro no menos importante en el colapso del sistema económico romano.
Así, hubo que recorrer el camino inverso: primero se volvió al reparto exclusivo de pan. Luego cada vez menos. Luego hubo que volver a pagarlo rebajado. Y finalmente se volvió al precio de mercado.
La actitud política del pan y circo hace que el problema que tiene un pueblo sea trasladado a los siguientes gobernantes que se encuentran con la misma situación. La imposibilidad de eliminar esa medida sin perder el favor de los ciudadanos hace que pocos gobiernos se atrevan a solucionar esta “patata caliente” y optan por seguir trasladando ese problema.
Solo trascribo de: Asinorum.com, Reay Tannahill, Enciclopedia Británica, etc.
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En referencia....
ResponderEliminarTexto extraido de una entrada del blog Historiacon historias.
"Parásito proviene del latín parasitus que literalmente significa “comensal” y estos eran unos peculiares personajes de la antigua Roma cuyo oficio consistía en comer y además… por la patilla.
Fueron los griegos quienes, cuando celebraban los festines en honor de Hércules, a los primeros que invitaban a los banquetes eran a los parásitos, considerados personas sagradas y que estaban puestas bajo la protección del mismo Hércules.
Los romanos adoptaron esta costumbre aunque con su especial idiosincrasia. En un principio cualquier buen anfitrión romano que se preciara de serlo, debería invitar a su mesa a uno o varios de estos parásitos. Esto era algo de obligado protocolo si querías asegurar que los dioses te acompañaran y que el banquete discurriera de forma satisfactoria.
Como era de esperar, esta costumbre no tardó en irse un poco de las manos y pronto el puesto de parásito empezó a atraer a gente de dudosa catadura moral. En su mayoría eran gente que acudía a Roma a “buscarse la vida” y que prefería hacer cualquier cosa antes que trabajar. También abundaban entre los parásitos gente, sobre todo jóvenes, que habían dilapidado su fortuna o herencia en juegos y orgías y que ahora pululaban de banquete en banquete.
Se distinguían tres clase de parásitos:
Los parásitos aduladores: Se esforzaban por caer simpáticos halagando exagerada y continuamente a los invitados y especialmente, claro está, a los dueños de la casa.
Los parásitos sufretormentos: Eran el blanco de todas las bromas, desprecios e insultos del resto de invitados, pero que todo lo aguantaban con tal de llenar la panza.
Los parásitos burlones: Se mofaban de todo, eran expertos cotillas al tanto de todos los chismes de la ciudad y amenizaban las fiestas con chistes y chascarrillos.
Estos personajes no tardaron en caer de categoría. El parasitismo, antes un acto simbólico y sagrado, acabó convertido en un oficio cualquiera donde abundaban los sinvergüenzas. Así vendía un parásito su “arte” en mitad de la calle.
Vendo frases graciosas. Venid, ofreced: ¿Quién las quiere por una cena? ¿Quién ofrece una comida por ellas?. También vendo adivinanzas griegas de las que hacen sudar. Blandas risotadas para cuando se está bebido , agudezas, halagos y regocijos parasitarios. Un parásito vacío para depositar en él las sobras de la comida. Me es necesario vender esto como sea.
Extracto de una obra de Plauto.
No es complicado imaginar como la palabra Parásito llegó a tener el sentido que hoy en día tiene.
Persona que vive a costa ajena. Dicho de un organismo animal o vegetal: Que vive a costa de otro de distinta especie, alimentándose de él y depauperándolo sin llegar a matarlo.