De mi alegre vida que fue ayer,
las alegres chicas volví a ver.
(Adamo)
TIC,TAC,TIC,TAC.
Ya veo que estais mas sueltos.
Continuaremos otro día.
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TIC, TAC, TIC, TAC.
Quino, es mucho Quino.
Uno que es nacionalista fanático, tanto o más que los gabachos, siempre ha tenido admiración por los genios de la historieta, por los humoristas que aun siendo algo nuestros, no tienen lo mas importante de la vida para ser español de pro, para poder lucir con orgullo lo mas valioso que tenemos, después del Real Madrid, claro está. Y que no es otra cosa que el certificado de nacimiento, para echarselo en cara a cualquiera que pretenda no ya ser mejor, sino igual que nosotros. Imposible. hasta la mas recondita aldea de la región mas lejana de nuestra gloriosa, tiene a bien establecer la diferencia insalvable. "Tu, no eres de aquí", y por tanto, ni lo intentes, vade retro. Cierren filas paisanos.
Por eso siempre he añorado tener en el padrón municipal al menos, ya que no en el registro civil, nombres como los de Quino, Maitena o Erlich, que suplan las deficiencias de nuestros escasos humoristas geniales. Vendido Forges a la mano que mece la cuna, hace decádas, tan solo "El Roto", granaino él, o sea nuestro, es capaz de alcanzar el listón que tan alto pusieron para el humor inteligente los susodichos.
La viñeta de Quino,resulta por lo demás un retrato sociopolítico de un instante irrepetible; de una situación terrible en el pasado inmediato e inolvidable, de un pais tan querido como extraño para nosotros: La Republica Argentina.
La deuda externa, provocada por codiciosos inversores internacionales, obligada casi por el capitalismo imperialista que no hacia mas que prestar y prestar dinero a un interés insignificante, al principio, y que cuando mostró sus verdaderas dimensiones e intenciones, se convirtió en un monstruo insaciable que acabó con los ahorros, con las pensiones, con el trabajo de todos los argentinos. Bueno de casi todos.
Son sucesos tan extraños y tan lejanos que, siempre he visto como consecuencia de la apatia de un pueblo, del abandono en la defensa de los valores que se supone a una sociedad que resurge tras una guerra civil, la tuvieron, con la obstinación colectiva de repetir minuciosamente sus errores pretéritos.
Afortunadamente supieron jugar habilemente los naipes, y después de cuatro devaluaciones y otros tantos cambios de moneda, consiguieron la jugada maestra e invirtieron el sentido del desnivel de la viñeta. Macanudo.
¿O no?.
En todo caso, nada que ver con nosotros. Ya digo que los gentilicios son otros, que es lo importante.
-Quino, Quino, como me joden, me jodeis, los profetas.
Ahora ustedes vosotros..
Tic,tac,tic,tac.
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