"Más lágrimas se derraman por las plegarias atendidas
que por las no atendidas"
No me negareis que Santa Teresa era muy suya y que la mujer
tenia más razón que un santo (chiste), pero también en este caso daremos la
vuelta al aforismo para dar las gracias por las plegarias atendidas, el cine de
verano, considerando que nunca pude imaginar tamaña concesión celestial
(chiste, under the sky).
En el plazo de treinta días he tenido la oportunidad de
disfrutar algo que, salvo contadas excepciones (dos, concretando) pertenecía al
mundo de los recuerdos infantiles, las películas bajo las estrellas de verdad,
las otras son pamplinas.
En la terraza de las Murallas …del Carmen (es una muralla
árabe, de donde el nombre, “…del Carmen”, nos ubica en que país y ciudad pasan
estas cosas, he contemplado “Lo imposible”, la película “más” taquillera del
cine español, hasta el asunto vasco, y he podido disfrutar de unas butacas
excelentes, en cantidad suficiente para que solo quedasen en bipedestación los
espectadores que prefirieron la barra del bar, tapas y cervezas estupendas,
para compensar los desastres de la historia que contaba este telefilme que
entiendo, jamás debería haber salido de la pequeña pantalla y de la devoción de
sus adictos.
Preocupante pues, que semejante título haya obtenido
la categoría de best seller, y sobre todo preocupante es el nivel de quienes se
lo han concedido, aunque unos dirán que sobre gustos…. y otros que esto es lo
que hay, así que no es cosa de dar más vueltas.
Magnifico sistema de proyección y sonido, cañón digital
(inaudible, es decir que solo se escucha el audio de la peli, en medio del
silencio civilizado de los asistentes). Los martes cine y los jueves concierto.
Feliz idea y esplendido resultado.
La anécdota, imprescindible para fijar experiencias
intrascendentes en la memoria, fue el sincope vagal que sufrió un pequeño al
que sus imprudentes familiares habían llevado a la proyección sin advertir el
aviso de “No recomendable para menores de 12 años” cosa habitual en un medio en
el que la gente va, vamos, sueltos de manos (en la bici), con los ojos
vendados, en asuntos mucho peores que el de la asistencia a los espectáculos o
la bicicleta (chiste y metáfora).
Sin consecuencias físicas para la victima, aunque puede que sí
psíquicas, derivadas de las escenas gore, cruelmente innecesarias por su
banalidad, durante el maremoto de mentirijillas. Aunque, quien sabe si tiempo después, como un servidor, el chaval
seguirá recordando aterrorizado la experiencia que le alejará para siempre de
las salas de cine, o bien, como en mi caso, masoca impenitente, le hará adicto
a ellas. “La cosa” (de otro mundo), “The Thing” Howard Hawks (sin acreditar, sin
acreditar el director ni el inventor de esta tontería, sin acreditar, que
figura en películas que, generalmente, tampoco gozan de un exceso de crédito,
quizás sea por eso), fue la que a mi me hizo echar a correr desde el cine hasta
la casa materna.
No obstante, creo que entre los géneros idóneos para las
sesiones veraniegas, el de terror y el western son los idóneos; aunque las
buenas policíacas, siempre que estas
sean en blanco y negro, pueden servir también.
Después vendría la sesión nocturna, cinema en plein air dans
le Parc de la Villette
parisino, majestuosa explanada donde el frío era el dueño absoluto de la
situación, y aquí el riesgo polar ni siquiera lo anunciaban en el programa,
aunque nos facilitaron una manta y una hamaca individuales por un precio tan
disparatado como el de la entrada a las salas españolas.
Película Running on Empty de Sidney Lumet 1988, que debió
ser el inicio de la carrera fugaz de River Phoenix , sobre una enorme pantalla
hinchable, ( y obviamente movible por la brisa nocturna), y que tiene la valentía
de de denunciar el mal rollo de la sociedad americana sobre Vietnam primero y
sobre los terroristas autóctonos después, mezclando sabiamente temas sagrados
para el cine americano como son: el eje familiar, el primer amor, y el sueño eterno
yankee, el derecho constitucionl parece ser, a convertirte en un triunfador. Cine menor de Lumet y, aun así, con
la suficiente dignidad para mantenerme hasta el final, semicongelado, como el
pescado de Mercadona (este, realmente malo, el chiste y el pescado).
Curiosidades, la ausencia de civismo de ciertos espectadores
cercanos que, continuaron su picnic sobre la hierba con una tertulia ininterrumpida.
Aunque lo que me molestó realmente es que no me ofreciesen un bote de cerveza,
y eso que la Kronenburg
no es mi tipo.
Para terminar en la Rathausmarkt de Hamburgo, escenario realmente
espectacular y con la ventaja incluida de convertirme en ocupa de los bancos
dispuestos para la simultánea feria gastronómica de comida más o menos étnica y
vinos extraños. El mosto que tomé en große glas, estaba estupendo, aunque
nunca podré tener seguridad alguna sobre su procedencia, si uva o si patata; el
currywurst también cumplió su función, a la espera de Chaplin y su Modern Times. Todo un lujo para
una noche de agosto. Proyección y sonidos perfectos (digitales), y un excelente
cortometraje previo, después de traileres de los próximos títulos, Superman, Being
There (Mr. Chance), The Misfits…
Anécdota: La petición formal de una ayuda económica
voluntaria a los espectadores para que el colectivo “Metrópolis” pueda seguir
proyectando gratuitamente durante las noches de verano. Los chicos pasando el
cubo de zinc ante los feligreses sentados en el suelo me recordaron
inevitablemente el paseo de los monaguillos en la sesión dominical de la
parroquia. Y los fieles cumpliendo con el precepto.
Con diferencia, incluida la temperatura obviamente, la sala
más lujosa ha sido la de mi ciudad, además de resultar la única en la que la
gratuidad era absoluta, y donde cualquier referencia crematística se hubiese
considerado sacrílega.
Comento, virtualmente, con la concejala responsable, la
paradoja de que los más pobres, endeudados hasta el infinito, pobres de pedir,
seamos los únicos en no hacerlo, en insistir en el gratis total; y me mira a los ojos con la displicencia y la
media sonrisa con que los listos, ellos,
miran condescendientemente a los tontos, nosotros, dándome a entender que de gratis
nada, que es a cambio de que sigamos pagando con nuestros impuestos, nosotros,
los votos que después recibirán ellos. Que así es el mundo, redondo desde el
principio, y la vida, finita ella, y que no le de más vueltas al asunto. Y que,
mejor hablar del cine.
La verdad es que, si continúan atendiendo mis plegarias, va
a ser cosa de seguir implorando.
P.D.-
Para el próximo verano - este ya está en la fase de agosto frío
al rostro – pienso organizar veladas de cine en mi propio patio, es más, ya
tengo preseleccionadas “Django”, la buena, con Eduardo Fajardo y José Bódalo como insuperables malvados, y “La Máscara del Demonio” la de
Bava. Que solo de ver la escena inicial donde los pinchos de la máscara en
cuestión le saltan los ojos, chorrito liquido incluido, a Bárbara Steele, ya me
relamo de gusto. Estoy buscando algún proyector digital adecuado, silente, con
lámpara led y, low cost por supuesto, para preparar la sala. Las perseidas, y
los sapos del jardín se dan por invitados. Si conocéis algún producto que cubra
estas especificaciones, no dudéis en hacérmelo saber.
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