Voy ansioso a la librería, buscando el libro que me ha hecho
disfrutar, vía epub, durante un par de semanas, ya que temía terminarlo y, el
inevitable y ahora qué, que viene después de hacerlo, me enfrenta a su ausencia.
Agotado, no reeditado, ni está ni se le espera, ni FNAC, ni la Casa del Libro,
ni Amazon, ni manera de adquirir un par de ejemplares – uno para regalar y otro
para poseer- y debo al fín de contentarme, feliz al disponer únicamente de su versión
electrónica. Para que luego se quejen los libreros. Aunque en realidad no se
quejan, que clientes no les faltan, como he podido comprobar in situ.
El título es “40 Preguntas fundamentales sobre la guerra
civil española” de Stanley G. Payne, y es que, su lectura reposada, ciertamente
ha dado respuestas aclaratorias a al menos media docena de tópicos,
intencionadamente y falsamente mantenidos en el tiempo. Aunque se centre en la
intervención extranjera, cumple sobradamente con la mayoría de las cuestiones
que, todavía para muchos, permanecen en el limbo emocional más que en el de los
datos recogidos por historiadores como Payne. Muy recomendable, tanto que sufro
al pensar que el destino logró separarnos. (Ya estamos con el bolero).

Estupenda también la
¿novela? del cubano, recomendada, es decir descubierta para un servidor por
una buena amiga, y es que las amigas que recomiendan libros son buenas, si los
libros también lo son. Cerramos en ella el circulo de dos personajes ficticios,
Trotsky y Mercader, su némesis, que andaban ambos dando vueltas concéntricas en
la nebulosa histórica de donde tan difícil resulta salir a los pequeños dioses,
cuyos creyentes están dispuestos a matar y a morir para demostrar que el suyo
es el verdadero.
El promotor de la cuarta internacional socialista, que nunca
llegó a constituirse, y el enviado de Zeus-Stalin con su rayo mortífero en
forma de piolet, robado y capado, buscándose a través de dos de las tres
novelas que encierra el libro de Leonardo Padura.



He disfrutado devorando esas páginas de la historia oculta,
la que nunca existió salvo en la nostalgia de los seguidores del mesías que no
llegó a serlo, y en los archivos cien veces destruidos, como sus jefes, de la
KGB, en cualquiera de sus diversos seudónimos, que todavía los tiene.

Emmanuel Carrere - no puedo leer el nombre sin dejar de
evocar a Emmanuelle, la otra- escribe la historia de otro personaje real, a
través de una supuesta entrevista, la biografía de un sujeto con cien vidas que
comienza naciendo en Járkov, bajo la sombra del padrecito, y que todavía continúa
dando guerra en los años de Putin.
Si, Járkov es Ucrania, ciudad que se disputan los ucranianos
y los rusos – lo de llamarlos pro rusos se las trae también – y aunque no tiene
nada que ver con el conflicto actual, su lectura atenta ilustra perfectamente
lo que sucedió en los Balcanes, donde Limonov se cubrió literalmente de mierda,
y lo que continuará sucediendo en aquellos territorios que llevan siglos
cambiando de fronteras y de dueños, independientemente de que nos parezca un disparate
horroroso.
Limonov es un
escritor, poeta, un superviviente de los que hacen historia y un auténtico
tocapelotas de todos aquellos que han estado a su alcance, Nueva York, Paris,
Moscú... Uno de aquellos que han dormido en las mejores camas y han permanecido
años en las cárceles soviéticas, eurogulags los llama, alguna con grifería diseñada por Philippe Starck. Ha compartido el lecho, y otros lugares menos
recomendables, con mujeres bellísimas, y algún que otro varón, y es aquí donde
el autor comienza a desbarrar, a someterse
a la necesidad de provocar al lector con repetidas escenas de caca culo
pedo pis, a pesar de que su madre - que figura entre los personajes de su
olimpo y de la que sospechamos sea el elemento causal de la pedantería de
Carrere, que la tiene -, a pesar de que su madre le advierta sabiamente de que
la literatura más aburrida de todas es la pornográfica.
Otra vez aparece la
tentativa impostada de introducir la autobiografía del autor, dentro de la biografía
del personaje real, de Limonov, que se basta y se sobra para hacernos recorrer,
bien sujetos a su mano, la historia cultural y sociopolítica de Occidente en
sus últimos cincuenta años, y, sobre todo, la de la neo URSS, la nueva vieja
Rusia a través de las vicisitudes de esta mala persona, Limonov, desde casi
donde la dejamos con Trotsky hasta ahora mismo.
Sí, es una mala persona, y eso vende, como bien saben los
editores, y el mismo Carrere que, no obstante, escribe un excelente compendio centrado
en la autobiográfica obra literaria de Limonov, y en alguna entrevista dirigida
a los medios europeos más o menos pijos. Sugestiva y adictiva lectura, la
basada en la vida de este hombre, que todavía es capaz de añadir nuevos
capítulos, sin duda tan apócrifos, reales o increíblemente irreales como los
que ha vivido, mientras nos ayuda a
recuperar esos pequeños y grandes detalles de aquello que ha estado sucediendo
delante de nuestras narices mientras nosotros, al menos el que suscribe,
permanecíamos viendo la tele.

Tienen merito estos artesanos del nuevo género literario, sucesor de la denostada novela histórica, la biografía novelada, y al final lo han conseguido, vendérmela.
Ya decía Padura que él ha escrito una novela, pura ficción,
pero no ha podido evitar que se cuele la Historia, que se cuele y reduzca a la
insignificancia todo aquello que le es ajeno. Así cualquiera.
P.D.-
“Toda biografía es una novela que no se atreve a decir su
nombre”
R. Barthes
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