LA GRAN ESPERANZA BLANCA II. (LA BUENA).-
Juan Bautista, el primo Juan, es el gran olvidado en la
fiesta. Condenado a un rincón de la historia, como una perla que se pierde
dentro de la ostra y que jamás adornará el cuello de bella dama alguna,
quedando excluido de protagonizar ese capítulo, tan querido como indispensable en la novela de la humanidad.
Es una absoluta desconsideración ignorar al heraldo, el que
precede, el que nos avisa de lo que viene detrás, profeta de la inmediatez.
Olvidado injusta y peligrosamente, puesto que su alerta fue crucial para poder
comprender las consecuencias del suceso que cambiaría el desarrollo de la
historia.
Y no estoy pidiendo reconocimiento desorbitado
para con su persona que, análogamente a
lo que sucede con las víctimas de las guerras oscuras y secretas, a las que
llamamos terrorismo, resulta improcedente, en tanto que es justicia lo que
están demandando, y no otra cosa, y que, al igual que en el caso del bautista,
resulta realmente preocupante la negación colectiva ante el anunciante, y ante
el anuncio del cambio. Si bien, en el caso de los pequeños y grandes dramas
sociales a que nos enfrentamos periódicamente (cada cuatro años, para
concretar), la mera atención a sus prolegómenos sería suficiente para
prevenirnos sobre lo que, inevitablemente, nos va a suceder después, y que esa previsión
sirva de antídoto, al menos parcial, a la nueva hecatombe.
Pronto nos encontraremos, por enésima vez, con la esperanza
del cambio, la gran esperanza blanca ante la tremenda reforma, la que todo lo
puede, el pasar de dos a tres las opciones del elector frente a la urna (hay
otras opciones, pero son más complicadas) y la necesidad de ubicar mentalmente
la dirección del odio hacia el rival correcto preestablecido, la actuación
contra el otro que, ahora, es plural y por tanto, la papeleta como arma frente
al denostado equipo que ganó, o perdió, la última copa del generalísimo, que
ahora llaman del rey, para hacer caso al Lampedusa, y que nada cambie, presenta
un nuevo riesgo, inasumible salvo temeridad, que el voto en contra del segundo,
beneficie al tercero quien, unido al segundo, moverá la silla del primero, el
del club de mis amores. Previsible incertidumbre.
Supongo que siempre es buena la presencia de otro mesías en
el firmamento de la divinidad bicéfala que tantos disgustos nos ha provocado,
incluso que existiesen media docena en lid (empatados, claro está) que nos
permitiesen emular, e incluso mejorar, los resultados de aquellas democracias
vecinas sustentadas por coaliciones de coaliciones, hasta ochenta figuran en el
parlamento alemán, apoyando al actual gobierno. Por ahí iríamos fetén.
Ahora bien, si mantenemos la fe en las instituciones
democráticas, las nuestras, y seguimos creyendo que podemos elegir (no solo
votar) a los que van a representar nuestros intereses (y no exclusivamente los
de su partido), si aceptamos las reglas del juego (y no nos queda otra),
dejadme que yo prefiera, en mi ingenuidad infantil, elegir las virtudes de los
que vamos a votar.
«La niñera que buscamos la queremos sin verruga. Sin gruñir jamás, sabrá cantar.
Con las mejillas sonrosadas, muy alegre y confiada.
Que sepa hacer un buen pastel, silbar también. Que a pasear nos lleve, y ricino nunca nos dé.
Ha de darnos golosinas, no debe oler a naftalina.
Si no nos riñe ni castiga siempre hemos de hacer lo que nos diga.
Sus lentes jamás tendremos que romper ni le hemos de echar pimienta en su té.
Aguardando quedan ya los niños…Jane y Michael Banks.»
De entrada, todas las virtudes de Mary Poppins, pero....acompañadas
de otras algo más sustanciosas:
-Ni un solo candidato que no acredite cotización previa a la
seguridad social menor de cinco años. Esto implica un mínimo de madurez
personal y de experiencia laboral ( servir a los demás, es lo que hacemos todos
los trabajadores del mundo). Autónomos también cuentan. Cotizaciones sostenidas
por partidos o sindicatos quedan invalidadas. (los cinco años estoy dispuesto a
rebajarlos a tres, o subirlos a diez, siempre con consenso)
- Ni un solo candidato proveniente de otro partido o
institución afín, diferente de la titular de la lista actual. Los prófugos han
elegido la libertad y deben seguir disfrutándola. Están en su derecho.
- Ni un solo candidato con un currículo en el que conste el
mínimo fraude, o intento, frente a la administración pública, incluyendo
falsedad documental relativa a su propia historia personal. Las multas de
tráfico reguladas en dicho proceso, mediante correspondiente baremo a elaborar. La perdida del carnet los excluye obviamente como futuros servidores públicos.
-A la hora de nombramientos de cargos de primero hasta
último nivel, además de todo lo anterior, y considerando que son cargos de
confianza de aquellos en quienes depositamos la nuestra, añadir la
cualificación acreditada para el puesto.
-Respecto a la base de la
pirámide, el fundamento del sistema, los votantes, los auténticos responsables,
(curiosamente no se requiere exigencia alguna, ni tan siquiera la del
reconocimiento de su consideración de
cómplices necesarios cuando su papeleta ha sido causante del daño colectivo),
barra libre.
Viene, otra vez, la nueva
esperanza blanca, y miedo me da de que no vaya a ser la última antes de..., y que
no nos saque del tremendo atasco en que nos encontramos, que no sepamos
reconocer el valor de esta situación en la que aparece un cambio que tiene
visos de convertirse en una nueva religión, o casi, de un bautismo purificador
sin bautistas ni rio Jordán por medio.
Y creo que no debemos ser menos
exigentes que Jane y Michael.
Si encuentro a alguno que cumpla
esas humildes condiciones, línea roja en
las concesiones del buen votante, estoy dispuesto a incorporarme a la
procesión, que aquí es lo que funciona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Opinar es una manera de ejercer la libertad.