sábado, 7 de febrero de 2015

ITALO CALVINO EN EL MANUAL DE USO CULTURAL.-

                                            


“Cuando oigo hablar de cultura, echo mano a mi pistola “

Esta línea de una obra teatral de Hanns Hosht se  hizo célebre, sin duda, gracias a su errónea atribución  a H.Goering. “Pero aquellos que sacan sus revólveres nada saben acerca del origen de la cita. No leen. Simplemente no leen" Umberto Eco.

Y los que leen, cuando oyen hablar de neo-vanguardia, o de narrativa metatextual, sin ignorar el epíteto de posmoderna que acompañan la carrera literaria de Italo Calvino, no dudarán en sacar la pistola, la otra, la de Machado “Si mi pluma fuese tu pistola de capitán, contento moriría”. Arma que, sin duda, empuñaría Calvino en sus tiempos de partisano antifascista, de donde saldrían sus neorrealistas  “Il sentiero dei nidi di ragno” y “Ultimo viene il corvo”
Después se encontraría, como tantos otros, inmerso en la hercúlea tarea de construir una nueva Italia sobre las cenizas de la posguerra. Época oscura donde solo unos poquísimos privilegiados, Orwel, Koestler o Camus, pudieron vislumbrar el camino a seguir como escritores que además eran intelectuales sin pretenderlo. Calvino yerra al afiliarse al PCI, y del shock que le produce la renuncia a la fe comunista, surge su trilogía “I nostri antenati”, con cuyos títulos pudimos conocerlo…sin entenderlo. No incluían el imprescindible manual necesario para desencriptar metatextos ni la postura adecuada que había que adoptar  para iniciarse en la neo-vanguardia, una lástima. Y menos mal que posmodernos sí, eso lo hemos sido desde siempre.

El barón rampante, El vizconde demediado, y El caballero inexistente, configuraban un estilo literario, de obligada lectura en los setenta, en los que podría intuirse a lo sumo, un ejercicio surrealista que pretendía adaptar el dadaísmo a la vida real, aquel de “Yo era una vaca, pero lo que he visto me ha convertido en dos vacas” que Alberti dedicase al inefable Buster Keaton. Pero, sin embargo, escondían una carga de profundidad estilística y literaria, oculta para los lectores poco atentos, siendo esto de atentos un amable eufemismo de los críticos constructivistas , para descalificar a los que no vimos este tremendo ejercicio alegórico y simbólico sobre el hombre contemporáneo, por el que los doctores de la semiótica encumbraron a Italo Calvino.

De ahí hasta el final, la deconstrucción de la narración objetiva hasta reducirla a una técnica combinatoria de las palabras con la que cierra su carrera en “Palomar”, no cesa en ningún momento de transmitirnos el estresante trauma mental, el pesimismo nihilista de un pensador comprometido con su país en un tiempo, que “E non ancora finito” ,en el que “Oscuro y tormentoso se presentaba el reinado de Witiza”, como se describía metafóricamente en los manuales de historia , la entrada de nuestro país en el medioevo, la del nuestro y la del de Italo Calvino.
Y es que puestos a hacer metáforas, dejadme que yo prefiera las fábulas de los clásicos, donde los dos niveles de lectura, el de los niños que ven animales y personas, y el de los atentos y sesudos padres y abuelos, logran simultáneamente alcanzar el placer  y el conocimiento, la lección moral que pretende el escritor. Esopo, Iriarte y Samaniego, más actuales que nunca. Releamos la clarividente descripción de nuestra situación socioeconómica actual, y de sus causas, escrita hace trescientos años: “El perro que lleva la comida de su amo” de La Fontaine.

Respecto a la diferencia que existe entre el escritor brillante y aquel comprometido con el tiempo que le ha tocado vivir, solo recordar la frase de alguien, no quisiera despertar la ira de Eco, que insiste en que solamente aquellos escritores que intentan mejorar, a través de toda su obra, la situación y el futuro de su país, pueden considerarse auténticos intelectuales. 

En cuanto a Calvino, aclarar que este autor, cubano de nacimiento, escribió una novela que resume como ninguna la náusea existencial y política del último siglo, que no es el de las luces precisamente.: “La giornata d´uno scrutatore”, la jornada de un interventor electoral durante el escrutinio en un manicomio. Compendio y resumen, fácilmente digerible, de toda su carrera literaria. 


P.D.- Intentando intentarlo. O los vericuetos del verdadero artista.-

Durero dibujó el rinoceronte de "oidas", sin haberlo visto jamás. En cambio la liebre, del "natural".
Comprobad la magia que desprenden ambos.

 

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