lunes, 14 de septiembre de 2009

VOLVEREMOS A ENCONTRARNOS


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Where have you gone
My love my friend
Somewhere without the rain
I feel afraid now, I feel alone
Will we meet again
Can you recall what we once knew
Somewhere without the pain
I feel afraid now, but not alone
We will meet again
I can't hear your voice
But you know I feel your soul
I can't hear your voice
But you know I feel your soul
Where have you gone
My love my friend
Somewhere without any pain
I'm not afraid now, I'm not alone
We will meet again

Todo es diferente cuando lo miras por segunda vez.

Quizás es tu mirada, quizás eres tu mismo el que ya no es igual. Como el río que no pasa dos veces por el mismo lugar, y como la vez esa en que comprendiste la metáfora que iba un poco mas allá del agua que fluye sin cesar.
Algunos dirán que son la luz, la que cambia con las horas del día y las formas, las sombras, las que nos hacen ver cosas que antes nunca vimos. Porque de eso se trata, de enriquecer y en cierto modo completar aquel suceso, aquel episodio que, obstinadamente, se nos apareció repetidas veces a lo largo de nuestra vida.
Ahora, que los supervivientes de las ultimas guerras son cuatro ancianos a merced del deterioro natural de su disco duro, de la perdida alevosa de sus recuerdos, tenemos que conformarnos con las versiones documentadas de aquellos escritores que ,como todo el mundo sabe, anteponen inevitablemte su filtro mental a la hora de registrar la realidad que pudo ser. Hasta los documentales han sido sometidos, desde el montaje inicial a su penúltima renovación, a imposiciones censoriles o a secretos de estado, que vienen a ser lo mismo, documentos reservados.
Por ello nos queda, en el eco que de cada desastre nos trae su aniversario, y ahora estamos en el del fin de uno y el comienzo de otro, (paradoja mayúscula si consideramos que ambos son nuestros desde que tenemos el carné europeo), nos quedó a los que obviamente allí no estuvimos, la educación infantil en las hazañas bélicas, las victorias,- tan diferentes a la paz como nos recordaba Fernán Gómez, refiriendose a la del 39- luego quedó la sensación adolescente de que necesariamente un cúmulo de injusticias estaba inflando un globo demasiado frágil y que solo la militancia en el bando correcto castigará a los culpables e impedirá su repetición, es decir desvaríos propios de la edad, y finalmente, tiempo después, volvemos a evocar la historia, la del mundo en que vivimos, la de hace setenta años, la del dolor de nuestros padres y la de la tragedia de nuestros abuelos, y vemos otra imagen totalmente distinta a las anteriores.
Vemos solo dolor, sufrimiento en la sociedad civil. Y alguien dijo que todo soldado siempre fue antes un civil, en vida, y vuelve a serlo, siempre, una vez que ha muerto.
Por eso repetimos la inmersión en las fechas onomásticas del Apocalipsis, es natural mirar la herida, aunque esté casi cicatrizada, pero acercándonos en esta nueva ocasión a la vida, al entorno humano de los que mas perdieron, los padres, los hijos, los hermanos, los que esperaban y temían durante todo el tiempo, largos años, del conflicto, y los que luego volvieron a sufrir las carencias económicas y las ausencias de los seres queridos.
Viene todo esto a cuento, mas que por los aniversarios mediáticos y el bombardeo político y comercial, que de todo andamos sobrados, sobre aquellas guerras tan lejanas y heroicas, como casi todas, por la canción que suena en mi cabeza desde que hace un mes nos recordasen en su noventa y dos aniversario el nombre de Vera Lynn, la cantante que puso la voz al himno de la segunda guerra mundial, aunque para nosotros, debido en parte a la cúpula protectora de Mongo, que prefería a Lili Marlen, por obvias razones, y tambien en parte por la castración informativa a que nos tuvieron sometidos los “buenos” de la historia, los aliados vencedores, ha sido, y presumo sería una perfecta desconocida, de no haber sido por el video clip final de la película de Kubrick,” Dr. Strangelove. Or How i Stopped Worrying And Love The Bomb” Si estaré en lo cierto que hasta el titulo español, “¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú”, tergiversa lo quería decir el director: “O como dejé de preocuparme y comencé a amar la bomba”. Y entonces ya estábamos en el 64, un año excelente por lo demás.
Hasta en aquella época, hasta para un adolescente aficionado al cine bélico, o al de humor que de todo tiene, la película le dejaba un poso desagradable, una mezcla indigesta entre el olor de la cadaverina y el sarcasmo, el chiste sobre el dolor ajeno, la guerra fría que, a punto estuvo de dejar de serlo, de cambiar su temperatura. Muestra de cine político en tiempo de paz, con la etiqueta de pacifista, si vis pax para bellum, ya saben. En un escenario donde no quedaría lugar siquiera para el sufrimiento de los civiles, de hecho no quedaría nada.
Y en esa escena del cowboy cabalgando en el cielo sobre la bomba atómica que desencadenaría a todas las demás, en esa larga y cinematográfica secuencia donde se intuye el orgasmo de aquel, del ángel anunciador del Apocalipsis, suena una música extraña, una balada cantada por una mujer que, incluso sin entender la letra, transmite el aire melancólico del que espera en medio de la desesperanza, del bolero “Espérame en el cielo”, con otro ritmo, con otras voces, maravillosa Vera Lynn, a la que se sigue disfrutando a pesar de las limitaciones técnicas de la época. Y quizás mas por eso, por las limitaciones, porque uno imagina a un pueblo desesperado y asustado, encerrado en los refugios y cantando a coro esa canción durante miles de veces, durante años que, sin duda, vivieron como eternos.
Y es que, afortunadamente podemos ver las cosas con diferente enfoque, bajo luces y ángulos distintos, y con el tiempo que no cambia los hechos, el pasado sigue irreversible, pero si nos cambia a nosotros, cada día nos va cambiando, y sobre todo la forma de comprender lo que nos rodea.
La letra no es menos hermosa que la música, y no menos arrebatadora y romántica, crepuscular, que la del bolero.
Pero no se trata solo de una canción, es la confirmación de que, de nuevo, como ella dice, la música es el mejor bálsamo en tiempos difíciles que, ojala no vivamos, y que no está nada mal tenerla a mano, y recrearnos una y otra vez con esta medicina del alma.

www.youtube.com/watch?v=cHcunREYzNY

¿A dónde has ido?
Mi amor mi amigo
A ese lugar sin lluvia
Aunque ahora tenga miedo, y me sienta solo
Donde volveremos a encontrarnos
Recordarás lo que una vez supimos
En algún lugar sin dolor
Aunque ahora tenga miedo, y me sienta solo
Nos encontraremos de nuevo
Aunque no pueda oír tu voz
Sabes que puedo sentir tu alma
Aunque no pueda oír tu voz
Sabes que puedo sentir tu alma
¿Dónde has ido?
Mi amor mi amigo
A algún lugar sin dolor
Ya no tengo miedo ahora, no estoy solo
Nos encontraremos de nuevo

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