miércoles, 11 de noviembre de 2009

BIENAVENTURANZAS DE LA 9ª A LA 24ª. Y ME QUEDO CORTO.-


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Bienaventurados los que hacen del respeto a los demás su modo de vida. Sin duda ellos esperan ser respetados. (Y la esperanza…).

Bienaventurados los que creen que hay instituciones fuera de toda sospecha, y libres de toda crítica, porque son hombres de mucha fe.

Bienaventurados los que desconocen que una depresión económica no se mide por su intensidad sino por su duración, porque ellos están bien desinformados.

Bienaventurados los que esperan que los causantes de sus males sean quienes los alivien, porque realmente necesitan una buenaventura...

Bienaventurados los que convierten sus derrotas cotidianas en triunfos de “su” equipo, porque así cualquiera.

Bienaventurados los que creen que detrás de cada nombre propio, detrás de cada hombre público, existe una persona, porque para esos, ellos son solo eso, unos bienaventurados.

Bienaventurados los que se andan por las ramas, lapidando a famosillos perecederos y olvidándose del tronco, de los pilares del mal, porque al estar ofuscados, ciertamente no tienen culpa de su error. (Fusca: Maleza, Hojarasca).

Bienaventurados los que saben nadar, no saben la envidia que me dan.

Bienaventurados los que tienen salud, dinero y amor, porque el que tiene esas tres cosas luego tendrá solo dos. (Si acaso).

Bienaventurados los que piensan, siempre y cuando no se lo cuenten a nadie.

Bienaventurados los que sabiendo leer, no practican, porque ellos son sabios en verdad.

Bienaventurados los que tienen las ideas muy claras, porque así sus neuronas están descansadas.

Bienaventurados los que esperando que el predicador les de el trigo que necesitan, descuidan la alacena, porque ellos aprenderán gramática parda.

Bienaventurados los cadáveres exquisitos, porque ellos beberán el vino nuevo. (Según los surrealistas, yo realmente siempre he dudado de ello).

Bienaventurados siempre los otros. En tercera persona, como si tu, ustedes, vosotros o yo, no tuviésemos derecho, al menos, a las buenas intenciones del destino.

Bienaventurados, por tanto, los que no creen demasiado en bienaventuranzas, y hacen lo que deben y pueden, cuando es el tiempo de hacerlo.
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2 comentarios:

  1. Amén.
    Absolutamente fantásticas...
    Permíteme que haga un enlace en mis Hojas: esto tiene que leerlo más gente...

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