jueves, 28 de enero de 2010

MI TIO DE AMERICA


----------------------------------------------------------------------------------------------Mi tío de América

A Alain Resnais solía escribirle los guiones Jorge Semprún. Y antes de nada, debo retractarme de ambos. El primero un pedante en el reino de los pedantes, que era el de la inteligencia francesa de los sesenta, lo que ya es digno de merito, el segundo aparte de suministrarle libretos que rimaban con panfletos, que también lo eran, no pasó de de ejercer la impostura en toda su carrera de presunto escritor, desde arrogarse la gloria, mas que sospechosa, de superviviente de los campos de exterminio, hasta terminar como el primer ministro aristócrata de un gobierno socialista.
Como podéis comprobar, aparte de lo de pedante, en grado menor, nada tengo que ver con ellos. Si acaso con el autor del afiche, Enki Bilal, poco afortunado en esta ocasión, y que nos regaló media docena de comics para adultos, cosa que no tiene nada que ver con el erotismo, de los que gusto de volver a hojear de vez en cuando.
El asunto es que tengo un tío en América. Y aunque ese era el sueño de millones de europeos que crecieron en países de posguerras, también llamados en vías de desarrollo, fueron pocos, de hecho somos muy pocos, los que podemos afirmarlo con propiedad.
Otra cosa es que realmente ya no lo tengo, lo tuve. Y que ahora no solo no pretenda reclamar su herencia, magra como veremos enseguida, sino mas bien adoptarlo como tal, si es posible el que alguien, un presunto sobrino, pueda adoptar a un tío, por lo demás difunto.

Se llamaba Bienvenido Julián Gutiérrez, y ya lo he mencionado en estas pantallas, concretamente como autor de “El Huerfanito” que además cerraba la ultima selección musical, como recordareis.

Y ahí tuve la primera corazonada, los apellidos del mulato cubano, coinciden con los míos familiares, concretamente con los del tío de mi abuelo que fue a la guerra de Cuba, de donde jamás regresó, y del que conservo una foto en sepia evanescente en la que solo puede distinguirse el final de una dedicatoria …ido. , y el anagrama del fotógrafo que ahorraba fijador tras el revelado.

Poco puede aprovecharse de la búsqueda sobre la existencia de Bienvenido, sobre las huellas bibliograficas que son las que al final perduran, aunque no suceda lo mismo con la sombra del artista, que suele tender a la eternidad, ni con el aprovechamiento que de ello puedan hacer los vampiros de la SGAE, mal leído esgae, que dejan en mantillas a los de la Habana, esa es de Juan Padrón y magnífica por cierto.(Vampiros en la Habana).

Se sabe que era coetáneo del siglo pasado, nació en 1900, de carnes breves y baja estatura, piel oscura, bohemio, sin estudios y medio indigente por su manera descuidada en el vestir y en el vivir, considerado en ocasiones por muchos como un loco sublime porque iba hablando solo por las calles. Mas o menos mi perfil. No hace falta recurrir al ADN. Ni posibilidad de ello, porque desapareció sin dejar mas huella que su nombre en la letra de una decena de canciones, arrastrado hacia los cielos por un remolino de ron y de son, del que además dicen que fue inventor.
La mas extraordinaria, y todas lo son, resulta ser “Convergencia” que me causó estupor, por su ininteligible barroquismo y por su exceso de miel y melancolía, lo que para un bolero ya es el colmo, hasta que pude escucharla en el dúo de Pablo Milanes con Miguelito Cuni, y desde entonces, desde entonces crece sin cesar mi orgullo de sobrino imposible.
Hay otra, que es mi favorita, y con cuya letra tampoco quiero castigar, que guarda en su último verso el resumen, el compendio y la esencia de todos los boleros que en el mundo han sido:
…no lloraré.

Comprenderéis que después de algo así, no pueda menos que estar agradecido con esas raíces lejanas en el tiempo y en los meridianos, pero a las que, como bien nacido, no puedo renunciar.
Y que este sea un homenaje necesario, pero no suficiente, como tantas otras veces.
Porque todos los beneficios que su música, su propiedad intelectual como dicen, ha generado y genera desde entonces, los están recogiendo y repartiendo unos mangantes que, lamentablemente desconocen el nombre de los herederos, los derechohabientes de Bienvenido para enviarles el montante y los réditos que para ellos deberían haber ido recogiendo y guardando a lo largo de todo este tiempo.
Lamentablemente hasta hoy, en que ha aparecido su sobrino y les puede indicar el nombre y la residencia de sus beneficiarios. No tienen más que buscar mulatos, bisnietos de los esclavos y esclavas con los que fornicaron los primos y los tios de nuestros abuelos, y aprovechar el momento tan extraordinario que tienen para cubrir sus necesidades. Se llaman haitianos, y aunque ellos no lo sepan, además de las tragedias naturales, están condenados a sufrir otras tan injustas como el que una sociedad española fantasma, con el beneplácito de las autoridades, descendientes de sus antiguos colonizadores, les estén privando, también, otra vez, de algo que es suyo. De la herencia del tío Bienvenido.

Me parece realmente injusto. Y no es ya la sospecha de que la ayuda que aporten los pobres del primer mundo sirva, via ong, para engordar a los ricos del tercero. Es también la certeza de que ricos del primero siguen, cien años despues, robando a los pobres del tercer mundo.
Mal vamos.
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