jueves, 15 de abril de 2010

LOS CAMPOS, LOS LAGER. OLVIDANDO EL PASADO


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----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Ayer vi. el documental “Memoria de los campos” Memory of the Camps 1985 - por una vez son fieles al original- que no tiene nada que ver con mi articulo anterior, aunque pueda aparentarlo, y que tampoco tiene nada que ver con los documentales al uso.
En realidad es un montaje de las filmaciones que el ejército inglés realizó en el 45, a su llegada a Bergen Belsen y otros – hasta trescientos campos de exterminio-.
Creo imposible que nadie que no esté motivado en el tema – (humanidad = horror) – sea capaz de soportarlo hasta el final. ni que ello deje de ocasionarle terribles consecuencias.
Todo el rato con el mando en la mano y los dedos ansiosos por cambiar de canal, por eliminar el sonido en la pretensión absurda de que la lluvia no moja si no la escuchamos, o incluso por apagar, por dejar de sufrir con la agonía de los demás, sin esperarme a la lección final, al epilogo que, como en los ejercicios espirituales nos marca el camino de la redención.
Finalmente conseguí hacerlo,verlo hasta el final, aunque no sin alguna lágrima cinematográfica que, por una vez, no era provocada por personajes ficticios, y después de alguna pequeña píldora de propaganda bélica, pude escuchar el corolario. “En doce años - los nacionalsocialistas- consiguieron hacer retroceder a la humanidad 12.000 años”.

Hay otras lecturas, indirectas y puede que involuntarias, sobre los errores que cometen los aliados durante la liberación.
La primera el obligar a los SS, o Gestapo que no se bien quienes eran los mas malos, a apilar cadáveres, durante semanas, en las fosas comunes, al objeto de hacerlos conscientes de su barbarie. Lo único que consiguen es que estos, digan palabrotas y hagan gestos soeces.
La segunda es la de pasear por los campos a las fuerzas vivas civiles, alcaldes y colegas, de los pueblos aledaños, para que sean testigos de las consecuencias de su complicidad. Resultado, solo vemos caras de poker, las mismas de todos los días, de ahora mismo, en los telediarios.
Y la tercera que ya es para pedir la dimisión del departamento de propaganda en pleno, es la de organizar unas visitas guiadas, unas excursiones mas o menos volungatorias entre los civiles, lo que de ellos quedaba, de los alrededores. Es decir mujeres, ancianas y otras de edad indefinida, que obviamente no pueden hacer más que lo que las plañideras han hecho a lo largo de la historia, lloros, rezos y desmayos.

Imágenes secuestradas por la censura militar hasta hace bien poco, y que me hicieron echar en falta para mi, unas ataduras a la silla y un separador de parpados, blefarostato, como el de Alex en “La Naranja mecánica”, y que tan necesarios son ahora mismito a la mayoría de la población, empecinada en no querer ver la realidad, en ignorar lo que tienen delante y en limitarse al cambio de canal, tan beneficioso para poder dormir tranquilos.
No seré yo el cretino que haga comparaciones, odiosas lo son todas, y que ponga en un platillo la ineptitud del concejal de turno o la gula del que nos cuida la alacena, y en el otro los muertos de Haiti, para concluir que mucho peor lo nuestro. No es eso.
Son matices, en cambio, del mismo proceso, de la misma involución social que conduce inexorablemente hacia atrás. Que seguramente no serán 12.000 años, o ni tan siquiera doce, pero que el camino emprendido es en esa dirección por mas que sigamos cambiando de canal, o cerrando los oídos a las palabras que no nos apetece escuchar.
A medio o a corto el resultado es siempre el mismo, 17 millones de votos de los que tenían las ideas claras contra los 20 millones del resto, de grupos divididos e indecisos que aceptaron, democráticamente, la llegada del mesias. El resultado fueron 11 millones de muertos, solo en los campos.

El procedimiento es similar al nuestro. Pensar que estamos en buenas manos y que lo demás se nos dará por añadidura, como en los evangelios de la iglesia, que lleva 2000 años ganando las elecciones a las que ni siquiera se presenta. Distraernos con la confusión entre lo divino y lo humano, con la lapidación periódica de los malvados corruptos que intentan denigrar las sagradas instituciones terrenales, y mientras tanto seguir sin participar, sin escuchar, sin ver y sin hablar, que ya otros lo harán por nosotros y así nos quedará más tiempo para el fútbol y los toros.
Y si las cosas se tuercen, que no creo, siempre nos quedará el recurso de los vencidos, del chivo expiatorio de los vencedores. Es decir, maldecir, ignorar y llorar.


Sobre el genocidio, es decir sobre ese genocidio, se han hecho mucho cine, generalmente falso como suele ser el cine, y pocas, muy pocas películas.
No recomendaría a nadie que viese “Memoria de los campos” sin antes asegurarse de su integridad mental. Es demasiado doloroso.
Para los que puedan estar interesados en lo mas serio que se ha filmado al respecto, recomendar la visión reposada, al menos a lo a lo largo de un mes, de la serie “Soah” de Claude Lanzmann, y reflexionar sobre la sobrevaloración moral en la que solemos tener a nuestros semejantes y a nosotros mismos.
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1 comentario:

  1. Impecable. Extraordinaria entrega, Emilio.
    Un siglo de estos (quizás este verano), cuando nos veamos te puedo contar mi experiencia cuando visité el campo de Buchenwald.
    Ya sé que el texto no va de eso, pero bueno...

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