domingo, 9 de octubre de 2011

Nicholas Ray y el Manual de uso cultural.-


Balada de los cuatro tuertos.-

Cuatro ojos ven mas que dos, o que doscientos mil, si los cuatro ojos pertenecen a ciertos tuertos: John Ford, Raoul Walsh, Fritz Lang y Nicholas Ray.

La paradoja de que aquellos que iluminaron la vida de los espectadores a través del ojo único, de la cámara, terminasen cubriendo con un parche negro, el hueco inútil de su rostro. La metáfora de aquellos inventores cinematográficos que terminaron transformandose, adaptando su físico a tal menester, en cine. El paradigma de aquel que dirigió la película sobre su propia muerte y que nos muestra las imágenes, reales, del aventamiento de sus cenizas sobre el agua. Nicholas Ray en “Relámpago sobre el agua” o “Nick´s film”.

Una vida profesional que comienza en el estudio de Frank Lloyd Wright, y termina como patrón de un bar de copas en el Madrid de los sesenta, tras ayudar en su apocalíptico final a Samuel Bronston, el ultimo emperador del cine, en sus “Rey de reyes” y “55 días en Pekín”; y que tiene el suficiente recorrido para dejar en el centro, la dirección de dos docenas de películas de las que resulta imposible apartar a alguna fuera del circulo de la perfección, el del clasicismo de Hollywood en su época dorada.

Añadiendo la marca de cine de autor, que lo fue, mucho antes de que los europeos inventasen la etiqueta, además de hacer añicos al esquemático cine de géneros. “Chicago años 30” es cine negro, es un melodrama, y es un musical, todo a la vez. “Johny Guitar” es una tragedia griega dentro de un western. “Rebelde sin causa” es, como casi todas, una reflexión sobre el mal, y la compulsión para exteriorizarlo, que llevamos dentro y que, en determinadas circunstancias, nos conducirá al desastre. “Los dientes del diablo” y “Muerte en los pantanos” nos cuentan la difícil relación entre el hombre , entre los bienintencionados amantes de la naturaleza, y los resultados de su actuación sobre el medio natural, no siempre en línea con sus intenciones. “Mas grande que la vida”, es el retrato de la destrucción personal y familiar a que la adicción puede conducir. Premonición o, quizás, la desgarrada realidad de un autor que sería consumido por todas las adicciones a su alcance, el alcohol, el sexo, el juego, los estimulantes…

Cine romántico, pasional, donde la aventura, la amistad, dan paso a la exquisita atención hacia las imperfecciones humanas, las que convierten en perdedores a los personajes secundarios, a esos corifeos que se dejan matar por el amor, por el honor, o por la amistad, y que guardamos para siempre en el recuerdo por encima de las historias, estupendas, o de los protagonistas supervivientes que no felices. Salvo que seguir vivos sea lo mas parecido que podamos conseguir de esa utopía llamada felicidad.

Actores que no estrellas, actrices que no bellezas, y siempre la poesía, el delicado detalle que justifica la inmolación de los eternos John Carradine, Ernest Borgnine, Scott Brady (inolvidable “Bailarín”), Mercedes McCambridge (no hubo una mala mejor), Robert Ryan, Ward Bond, Gloria Graham. y tantos otros que llenaron los planos de tal manera que las primeras figuras tenian que limitarse en gran parte a ver sus nombres encabezando el cartel.

De su obra, de su estilo, nos queda la afinidad por los asuntos que trata, humanos y universales, nos queda la piedad, la compasión, la empatía con todas las debilidades, las limitaciones personales que condicionan el devenir de todos y cada uno de sus extraordinarios personajes. El tremendo respeto e influencia que debió transmitir a los actores y la maestría en los encuadres o en el manejo del color que llevaron al Cinemascope a identificarlo con el cine en su mayor y mejor expresión, la del espectáculo total.

De su persona nos quedan las leyendas, muchas, y el afecto que tantos y tantos cineastas y cinéfilos le demostraron, y le seguirán demostrando.

Dicen que algunos días, resaca mediante, confundía en la mañana, el ojo sobre el que debía colocar el parche de seda negro, y este aparecía aleatoriamente en uno u otro lado del rostro, del rostro del falso tuerto. Dicen.

“El cine es Nicholas Ray. Si aquel no hubiese existido, este, lo habría inventado”

Jean Luc Godard





1 comentario:

  1. Así se comienza un texto. Y así se mantiene luego el tipo para no desentonar. Vivan tus tuertos.

    Jesús Alonso.

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