Vuelvo a percibir la ciega e inútil persecución de aquellos
que han dejado de amar, o de los infelices que no han amado nunca, los desafectos.
Ahora, y siempre, se movilizan las fuerzas del orden público
buscando al peor de los enemigos, al terrorista que lo es, por pensar
diferente, y lo que es peor, por manifestarlo.
Usuarios de redes sociales, moderna versión del corrillo de
la peluquería donde hasta hace poco, resultaba ser el único lugar donde
uno podía expresar sus opiniones, a
riesgo de que el parroquiano aparentemente absorto en la lectura de la
necrológica del diario local, fuese informador de los defensores de la
autoridad suprema, y de este modo añadir algún renglón negativo en la ficha
policial. Fichero que pasó de las agendas
de los adictos al partido ista (y son muchos, los partidos totalitarios,
o afanosos en serlo), al de la benemérita, que ya tiene cojones el eufemismo
que siguen usando para los compañeros (por lo del uniforme verde). De ahí a
pasar a Internete, a la red, al mismísimo Google, solo ha habido un pequeño cambio
en el calendario, en la forma actual de
la tertulia que circula por las mal llamadas redes sociales – más bien trasmallo
para gambusias- un discreto cambio
formal.
Los censores del
Zistema (llamarlo sistema me parece un disparate) siguen intentado pescar el
pensamiento disidente y cambiarlo – como si fuese posible- y desde luego siguen
insistiendo, razonablemente, en considerar inane el cuerpo social al que
pertenecemos.
Ha habido un asesinato – que no ejecución- de un político, y
ha surgido una marea en la que destaca la espuma que dejan las olas, cuyo olor
(olor de las olas, figura para eruditos) no gusta a los responsables de que las
olas huelan mal. (L´ecume des jours).
Hay una desafección galopante y manifiesta hacia los
políticos (hacia estos políticos, los de este sistema, no confundirse, no
generalizar con otras épocas o países) y la única manera de evitarla, no es
identificando o castigando a los desafectos - desafetos los llamaba el anterior
y gallego jefe del estado, con consecuencias bastante crueles para los
susodichos- sino reflexionar sobre las causas de ese desamor, de ese desencanto
popular hacia una falsa democracia en la que cada día cree menos la población
(los desafectos ,se entiende).
Ya se que esto no va a cambiar, que la persecución de los que
piensan o sienten de modo diferente, va a continuar. Demonizados en prensa (en
extinción) y radio, en Los NODO que ahora llaman telediarios, tienen, tenemos,
un destino tan negro como va a ser el de los responsables, lo quieran o no, más
tarde o temprano.
Otra vez en idéntico y estúpido ciclo de nuestra historia,
fomentado por unos y aceptado por otros, todos los votantes que van a resultar
“colaborador necesario”, cómplices, en la próxima ocasión en que se les exija
pensar - de sentir ya ni les cuento – y decidan que paqué, que estamos
conformes, y contentos, con el estado de las cosas.
“El castigo de los hombres buenos que no se ocupan de la
cosa pública es ser gobernados por hombres malvados”.
Eso dijo Platón ,que terminó su carrera intelectual, y
la otra, como esclavo.
“Como votar es gratis, no ponen la misma atención, ni la
misma responsabilidad que en sus asuntos personales y profesionales y actúan en
la política como niños irresponsables”.
Esto es del nobel Joseph
Schumpeter, que tampoco explicó lo más importante de la cuestión, el que
los malvados son siempre los otros, y los hombres buenos nosotros -faltaría
más- y así nos va.
P.D. En la estampa, de Alexander Cabanel, vemos a Cleopatra
probando venenos en los condenados a muerte. Y vuelve la pregunta que nunca
harán en saber y ganar:
¿Estaban realmente condenados a muerte antes de probar
el veneno?.
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De acuerdo. Como muchas otras veces
ResponderEliminar¿Pero qué me dices de la reacción de los muy afectos, culpabilizando de forma inmediata a las opiniones previas como inductoras?
Merece,creo, una nueva entrada
Salud
Es solamente una precuela del evento ( a saber si precuela figura en algún diccionario que no sea en el de la estulticia). Todos los males presentes y futuros tienen unos culpables asignados. Son absolutamente necesarios en el esquema elemental del bien y del mal, y son siempre los otros. Para los hombres malvados que nos gobiernan, no pueden ser otros que los hombres buenos.
ResponderEliminarOjo avizor colega. Si te dan a probar veneno, es que ya te han condenado.
Y lo curioso es que han pasado 2, 3 o 4.000 años.
Es igual.