Pensado para turistas y
para aquellos ingenuos que creen que están de paso. Que haylos.
(Consejos escritos al
margen, para los más concienciados) Solo trascribo los títulos..
1.- Mantenga su bolso
cerrado y sitúelo frente a usted.
(Previamente ha pasado por
el escáner de la Agencia Tributaria, solo sirve el aviso para los optimistas
irredentos)
2.-No muestre su dinero.
(Esto es puro sarcasmo, del
cancionero tradicional: Tenía pero hace tiempo...ahora ya no tengo ná. El aviso
desata la melancolía).
3.-Divida sus propiedades y
guárdelas en sitios diferentes.
(Intenta dividir tu casa,
tus hijos, tu vida, y si lo consigues serás bienaventurado).
4.-No ponga su cartera en
el bolsillo trasero.
(Es mi pasatiempo favorito,
declarar mis sicav, mis socimis, mis cuentas suizas y andorranas. Lástima que
nunca han picado y no me han robado el taco de tarjetas falsas que suelo llevar
en dicho bolsillo. Algún dia me llevo un disgusto).
5.- No siga los consejos de
extraños en los cajeros automáticos.
(Ni en los automáticos ni
en los otros. La experiencia ha sido desoladora).
6.-Vigile su bolso y sus
bolsillos mientras hace fotos.
(Autorretratos y con el
palito. Suelo vigilar quién anda por detrás, con escasos resultados. No quieren
salir en la foto, ni cesar en el empeño).
7.- Si tiene algún
problema, acuda a los vigilantes y pida ayuda.
(Otra vez te ofrecen sujetarte
a una barandilla invisible, frente al abismo. Los vigilantes del Louvre - de
donde copio el aviso- se pusieron en huelga ante la inutilidad de su labor,
incapaces de terminar con la lacra de quién se confunde entre los ciudadanos
con aviesas intenciones, pingües resultados y total tolerancia de las
autoridades. Aquí no es de esperar que jueces ni policías decidan dejar de
detener a los imputados. Obsérvese que a los ladrones de banco, aluniceros,
rateros, carteristas y similares, jamás los llaman imputados en la prensa. A
los otros, el imputador que los desimpute buen desimputador será. Los polis
franceses son, al menos, coherentes y ven que detener por detener, es detener
pa ná).
Conste que las veces que he
pedido ayuda, me han dicho las autoridades que ese es un asunto privado entre
particulares (El otro particular era el ayuntamiento, el banco, la compañía
telefónica) y que, si lo creo conveniente, acuda a los tribunales ordinarios.
- ¡El ordinario lo será
usted¡- me surge cada vez que escucho algo semejante. y aquí sigo intentando hacer lo único lícito
que me está permitido, risas.
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