jueves, 30 de junio de 2016

Hoy solo dos.-

Bien fáciles. Que estamos en verano.
Pistas: Uno relacionado con las ostras, el otro con el whisky.




P.D.-
Vale, no os esforceis. Reservad para los pactos.
Son : Antonio Chejov, que hizo su último viaje terrestre en el tren que llevaba las ostras a la capital, y Tennessee Williams, con nombre y apellido evocadores del malta y el bourbon.

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lunes, 27 de junio de 2016

BERLICH EN CAMPAÑA. 3.-


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viernes, 24 de junio de 2016

EL ENIGMA DE J.L.BORGES EN EL MANUAL DE USO CULTURAL Nº 32.-

                               



“Flaubert fue el primer Adán de una especie nueva: la del hombre de letras como sacerdote, como asceta y casi como mártir” Esto lo escribe Borges en los albores de su oficio, el de “Escribir una página que no sea solamente un borrador”. El que ambos consiguieran convertirse en  literatura, “Madame Bovary cést moi” llegó a afirmar Flaubert,  resultaría tan previsible como lo fue para Borges su conversión en biblioteca, en enigma viviente.

¿Existió en verdad, o bien consiguió su pretensión, como Cervantes o Rimbaud, de desaparecer dentro de sus escritos?.  Difícil separar ambas cosas, Borges incluso fue más allá, advirtiendo sobre el protagonismo del lector – él lo fue- en la génesis de cualquier obra literaria. El poeta ciego, el Homero de origen incierto, inglés, francés, portugués o español, hasta como argentino llegó a figurar; habiendo nacido realmente en la biblioteca paterna, nacido y  vivido en ella, aunque  ello supusiera  la renuncia feliz a la vida extramuros del mundo de los libros. Fallecido en  Ginebra, su querida Suiza, y  habiéndonos presentado durante  sus últimos treinta años, la imagen  del buda sabio e invidente, del hombre que encierra en su sonrisa aparentemente bobalicona, la barrera que oculta el secreto de la esfinge.

 -“El señorito murió virgen”- recuerdo el comentario gratuito de su mucama, o las referencias a las mujeres intangibles que pasaron por su vida, catalizadas, tamponadas todas por la madre,  forjadora sin duda de este mito universal.

Tuvo la suerte de poder presentar  en vida sus obras completas,  corregirlas y prologarlas antes de marchar, y dejar con ellas un legado imprescindible para la lengua castellana. Artesano incansable, limando los excesos  enfáticos y grandilocuentes de la gran literatura, y fusionándola con su gran rival,  el lenguaje coloquial, repleto para Borges de giros verbales, palabras callejeras del barrio de su infancia, e impregnándolo todo con la poesía desnuda de artificio, en  decenas de relatos cortos de los que puede considerarse maestro indiscutible. “El hombre de la esquina rosada”, quizás sea  aquel que guardamos en la memoria como invitación ineludible a sumergirnos en sus cuentos primero, en sus poemas después, aquellos que nos hacen confesar el error de nuestros recelo innato hacia los versos, o de sus ensayos, donde vuelve a brillar la sabiduría, la mente prodigiosa de quien nos invita a conocer, y a comprender a todos aquellos autores  ajenos,  y distantes hasta entonces, a nuestra lectura , y que Jorge Luis Borges – También Isidoro, Francisco y Luis - consigue descifrarnos con su dominio absoluto de las claves ocultas del olimpo literario. 

Su incursión en el género fantástico, la metafísica ofrecida como ficción espacio temporal, donde los personajes, propiamente trasuntos del autor, o del  lector, se confunden con  el propio texto a través de arriesgadas y felices transgresiones de las normas narrativas al uso. “El Aleph” quizás, y la sucesiva inmersión en docenas de nombres propios que se convierten en mágicos y descubren ciertos vericuetos encerrados en la lógica humana, a la vez que nos obligan a leer, a releer otra vez las páginas bellísimas de quien fue el amo y señor, el primer gran escritor sudamericano merecedor de  difusión mundial, antecesor del boom de los años sesenta. 

Parece ser que la propuesta de concederle el Nobel, iterativa y yerma durante más de una década, fue una de las actitudes políticas más definitorias del conservadurismo de la academia sueca. Dicen que su pensamiento, el de un  espíritu libre, su no alineación con bando alguno, o su más que probable misantropía de octogenario, pudieron disuadir a un tribunal que siempre ha buscado el aplauso de grupos o corrientes intelectuales centradas en algún tipo de militancia. No fue el caso de Borges, él era, y es, únicamente un libro inacabable y erudito, brillante e imprescindible.  Alguien que:  “En aquel tiempo buscaba los atardeceres, los arrabales y la desdicha; ahora, las mañanas, el centro y la serenidad” J.B.L.  La vida misma.



martes, 21 de junio de 2016

BERLICH EN CAMPAÑA 2.-


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sábado, 18 de junio de 2016

DESEOS INCONFESABLES.-


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domingo, 12 de junio de 2016

A merda é prova de vida. O resto é azar.


(Resulta tan raro encontrar un periodista que sea poeta, y además filósofo, que no puedo resistir la tentación - en realidad resisto poco o nada a las tentaciones- de traéroslo. Al menos, un fragmento.  Es una sorpresa gratificante y esperanzadora. Todavia quedan mentes lúcidas, en medio de lo otro).


A merda é prova de vida. O resto é azar.



Na terça-feira tivemos o desprazer de descobrir inúmeros depósitos de fezes deixadas por dois bichos que adoramos (as osgas e os andorinhões) em duas especialidades de lavandaria das quais dependemos: as toalhas de casa-de-banho que usamos para secar as mãos e os lençóis da cama estendidos ao sol em que nos deitamos.

Cagaram-nos tudo. E nós ficámos felizes. É na terra como no céu: as lutas intestinas são as piores de todos. As toalhas e os lençóis regressaram à máquina de lavar. Mas os andorinhões e as osgas continuam a fazer parte da vida e a agir - correctamente - como se tudo lhes pertencesse.



02/06/2016 –

Diario Público.pt


PD.- Las metáforas que encierra el texto, y su relación con lo de siempre, no creo que necesiten especial interpretación. La traducción, tampoco.

viernes, 10 de junio de 2016

ALTERNATIVAS A LA SANIDAD PÚBLICA.- (71)


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lunes, 6 de junio de 2016

BERLICH EN CAMPAÑA 1.-





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miércoles, 1 de junio de 2016

DAMNATIO MEMORIAE. (Visíta a Itálica).-


 



Damnatio memoriae es una locución latina que significa literalmente 'condena de la memoria'. Era una práctica de la antigua Roma consistente en, como su propio nombre indica, condenar el recuerdo de un enemigo del Estado tras su muerte. Cuando el Senado Romano decretaba oficialmente la damnatio memoriae, se procedía a eliminar todo cuanto recordara al condenado.”
(Wiki).





Supongo que entonces, como ahora, el único crimen merecedor de semejante castigo, el de lesa majestad, es el de robar a un pobre, el de saquear los sestercios del erario público, cuando este erario es más bien un erial, un terreno baldío donde la única hierba que crece durante todo el año, curiosamente, es la deuda pública.
Hoy la sociedad, al menos la nuestra, poco ha cambiado en su resignado sufrimiento popular, ni en el consuetudinario desfalco a cargo de tribunos y patricios. Conste que la historia tampoco resulta excesivamente amable con aquellos sistemas políticos que iluminaron cegadoramente el horizonte de la humanidad, es decir, la República Francesa.
Hasta Fouché que fue cura, comunista, revolucionario, ministro excepcional -de Interior- de Napoleón y Marqués de Otranto  -alguien me aconseja encarecidamente no retrasar la visita a su palacio- insistía en que el puesto mas valioso -financieramente- en cualquier estado, es el de manejar las llaves del establo, el de repartir los mejores puestos del pesebre nacional, a cambio de ciertas dádivas opacas para la contabilidad oficial, y de mirar para otro lado distraídamente, hasta el momento fatídico en que el defraudador apesebrado es pillado in fraganti, investigado e imputado, y en el peor y más exótico de los casos condenado a la damnatio memoriae, que de devolver el botín jamás se ha tenido noticia a lo largo de la historia.

Nada extraño ni ajeno, nada diferente respecto a lo de aquí y ahora, salvo quizás la inversión del castigo, en lugar de borrar el nombre y la memoria de ladrón, del criminal que esquilma los restos de la ruinas que fueron de nuestro país, campos baldíos, mustio collado de la Itálica famosa, se amplifica su nombre y gestas para mejor ejemplo de los funcionarios-pesebristas venideros. Se les dota de una pesadísima- para sus victimas- carga mediática, a través de la cual sus nombres son dotados de imperecedera fama, los Bárcenas, Granados, Roldanes y su centenar largo de compañeros de condena, han conseguido una popularidad inconmensurable , y no solo en el país de los esquilmados, sino también en aquellos países como Panamá, Bahamas, Andorra y otros cuyos regímenes dictatoriales permiten inversiones sin rastro de procedencia, como si fuesen borrando con una escoba las huellas de los que antes entraron cargando el oro ajeno.
Ni tan siquiera ese castigo de hace dos mil años, la damnatio memoriae puede alcanzarlos. Poco o nada hemos progresado desde entonces.

Desgraciadamente hemos de soslayar a los eruditos de la justicia histórica, y a los profetas del mundo mejor, para encontrar explicaciones satisfactorias que justifiquen el actual estado de las cosas.
Leer a Mario Puzo, denostado novelista de best sellers, por ejemplo. Y comprender que el ladrón, el delincuente, solo va a ser castigado cuando robe a sus semejantes, a su organización, pero jamás cuando ejerce noblemente su profesión, cuando delinque profesionalmente. Así hemos visto en nuestro Patio de Monipodio nacional, como han sido “castigados” con el san benito de la fama, los que han robado fehaciente y repetidamente a su organización matriz, sean Granados, Bárcenas, o Conde, y como los honestos recaudadores pro domo sua – sin el latín y sin Roma no somos nadie- como la familia Pujol al completo, quedan exonerados del escarnio, porque de devolver sestercios nadie ha dicho nada.
Curiosamente esta palabra, “familia” , tan querida por los mafiosos de Mario Puzo y sus Padrinos, aparece con asiduidad entre nuestros presuntos. Entre los cuales no veremos, desgraciadamente, a aquel que maneja la puerta del establo, ni siquiera a los que disfrutan de la titularidad de los pesebres nacionales.
Todo perfectamente establecido desde tiempos inmemoriales y que, incluso en época de vacas esqueléticas y moribundas, permite que sigan incrementando la deuda publica, llenando los pesebres de rica alfalfa, mientras prosigue el goteo interminable de nuevos famosos en los programas de mayor audiencia, el salto a la fama de criminales que dejan de serlo para pasar al estrellato, mientras la plebe consiente, cuando no aplaude, pero siempre vota, para que todo siga igual.

Lástima que aquí, también, el sentido de la memoria con su correspondiente adjetivo, histórica en vez de condenada (damnatio), permita que quien dispone de audiencia, de espectadores, y de medios hipnóticos a su alcance, pueda cambiar, invertir y aprovechar la memoria colectiva, que solo es la suma de las individuales y no otra cosa, para seguir manteniendo el rumbo hacia los arrecifes que nos esperan.
Lástima que no hayamos aprendido nada de la herencia que Publio Cornelio Escipión nos dejase a su vuelta victoriosa de la guerra púnica, la misma que ahora tenemos contra un estado religioso que, como el nuestro, pretende identificar y por tanto confundir, religión y sociedad.
No hemos aprovechado en absoluto las enseñanzas de la historia que, por cierto, es una señora que no hace más que dar vueltas y más vueltas, para terminar siempre en el mismo lugar.

Tan eficaz resultó en la antigua Roma el asunto este de borrar de la historia a los delincuentes, que hasta el concepto de damnatio memoriae quedó sepultado en el olvido hasta su rescate en 1860 por los inoportunos impertinentes de siempre, historiadores que, junto a filósofos moralistas y literatos humanistas, son los escasos grupos rebeldes, irredentos luchadores por mantener a flote la evidencia de la realidad, la de ahora y la de hace miles de años. 

                                      
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