Los idus de mayo
El flashback y el porvenir
ciego, el que tienes frente a tus ojos abiertos mientras tu cerebro
se niega a aceptar cualquier realidad diferente a la que lleva
forjando durante toda la vida.
Nunca nos contaron si Adán
lo vio venir con antelación, si al menos tuvo algún amago de
sospecha sobre lo que podía llegar a sucederle, o si bien resultó
ciertamente sorpresivo, el juicio y la condena en acto único e
instantáneo, un instante incomprensible, ejecutado además por
alguien que resultaba ser la antítesis de la violencia, de la
severidad, y de la crueldad, el portador de la espada flamígera, la
que corta y quema, el ángel, ese ser etéreo y bondadoso que flota
en los nimbos que decoran el paraíso.
Ni mucho menos pudo
imaginar que además, tras la expulsión llegaría la factura por los
servicios recibidos, aquellos que siempre creyó gratuitos y que sin
embargo no resultaron serlo, materializándose al terminar aquello
que resultó ser tan solo un sumarísimo crucero de placer y no otra
cosa. Factura además, vitalicia para todos sus descendientes. No
pudo imaginar algo tan cruel. Creyó el hombre que el libre albedrío solo
tenia sentido si era realmente usado, una herramienta que le dieron
para utilizar y que resultó ser solamente una clave oculta del
sarcasmo divino. No lo vio venir.
Tampoco la noticia del
fallecimiento del gato, el pobre Bakunin. Ni tan siquiera la forma en
que sucediese, en las fauces del perro lobo de los vecinos, el perro
policía, el pastor alemán. Como hecho consumado, mi amigo no le dio
la menor importancia al suceso; algo inevitable y en tiempo
pretérito, sin posible modificación, un pasado mas o menos cercano,
solo lamentó realmente las miradas de los niños temerosos del
disgusto que la noticia iba a producir a quien les había regalado, y
bautizado, el gatito hacia pocos meses.
!Bakunin ha muerto!. Pero
aquello no iba con él, como la muerte de Dillinger en la película
de Ferreri, que no tenia más relación con ella que el prestarle el
titulo. “Dillinger e morto”.
Y sin embargo era una
advertencia, una premonición que cualquier observador sensato no
habría pasado por alto, desde la distancia en que suelen situarse
los observadores, absolutamente diferente de la apreciada por quien
vive los sucesos en primera persona.
Cuando Cesar tiene su
pensamiento secuestrado por el discurso que debe dar, por las
replicas a los senadores de la oposición, no puede prestar la menor
atención a los idus, ni al libelo delator que le han introducido en
el bolsillo de la túnica. Absorto, no ve que la ausencia de Bakunin
presagia la suya, y que las miradas lastimeras de los chicos no son
la respuesta a la perdida de su mascota, sino a la inminente de su
amigo. Ángeles que saben más de lo que aparentan, pero que no
tienen capacidad para evitar aquello que sucederá a su lado, ni
para evitar ser portadores de la espada de fuego cuando reciban la
orden de blandirla. Parece que a Cesar lo apuñalaron casi todos, los
cuarenta de Ayete, todos a una, generando unos lazos de sangre cuyas
manos se encargaron de enlazar y compartir. Hermanos de
sangre...ajena.
Los oráculos habían
avisado con antelación, los niños lo hicieron a su manera, avisados
sin duda por los rumores, los comentarios que escaparían a su
mayores, mientras el pobre Adán seguía ajeno al cambio, al cielo
que iba a derrumbarse sobre su cabeza por los siglos de los siglos.
“Y no te vayas de rositas sin pagar lo que debes so pringao”.
Entiendo que lo del primer
hombre, que no era el de Camús, y si el de barro que cantaba Enrique
Guzmán, pertenece al mundo de los creyentes en un dios cruel y
justiciero, y solo a ellos, aunque el episodio siga provocándome
estupor e indignación. Diferente a lo de Cesar, que no El Cesar, que
eso vino después cuando todos los navajeros quisieron ser sus
herederos y se apropiaron el sustantivo convirtiéndolo en adjetivo,
todo lo contrario a nuestros próceres que han heredado al
generalísimo y a sus ángeles guardianes pero se cuidan muy mucho de
usar el su excelencia en vano.
Lo de Cesar parece que fue
desgraciadamente cierto y tan solo nos queda la sospecha de la
veracidad sobre la parte de leyenda que pueda tener el asunto de los
idus. De la muerte de Bakunin y de la expulsión de mi amigo del
paraíso aquel puedo dar fe. Ciertamente premonitorio el cadáver de
la mascota, tanto como que el sujeto no fue consciente del aviso,
como Cesar, aunque al final el resultado no fuese tan diferente,
después de todo.
Tengo otra lectura del
suceso aquel; al fin y al cabo, la expulsión del paraíso , sin
necesidad de violencia ni torturas anejas, no fue otra que el paso de
la ingenuidad adolescente, de la ilusión revolucionaria del tal
Bakunin, a la madurez imperfecta o como sea que la llamen, del estado
anímico en el que das por perdidos ciertos sueños de justicia, por
inalcanzables, y comienzas a sentir en tu carne, a aprender en el
estricto sentido de todo aprendizaje, doloroso e imperecedero, el
mensaje atribuido a la sabiduría oriental, de que si a los veinte
años no tienes corazón, a los cuarenta ni te digo....
Ahora comprendo que el
destino de Bakunin gato no pudo ser otro que el de servir a alimentar
la nostalgia de aquellos años, y que tenemos que estar agradecidos a
que, a pesar de soslayar el aviso de esta Casandra, a la que acusamos
de afónica más de una vez, el cambio que vino a continuación, no
fuese tan definitivo como el de Julio Cesar, ni tan eterno como el de
Adán. Al fin y al cabo una vida no da para tanto lamento, suele ser
mas breve que cualquier siglo con sus pesares, y casi tanto, en
brevedad como la del gato en cuestión. Si tiene otras seis
escondidas, presumo que serán tan breves y felices como las del
Francis Macumber del cuento de Hemingway, aquel iluso marido
accidentalmente abatido por el rifle de su esposa durante una cacería
de leones, o de gamusinos, en presencia del experto cazador, el macho
alfa, quien iría después a prisión acompañando a la autora
material de su viudez. Menos mal que allí, y entonces, no existía
todavía la violencia de género y el cuento terminaba con el triunfo
de la justicia.
En el caso de Julio, y en
el del minino, los autores nos dan un destino dispar, tragedia
inmortal la del romano, en versos de Shakespeare, y recuerdos
nebulosos los del gatito en las fauces del perro de los vecinos
fascistas (lo eran) en la memoria de un servidor. Del otro Bakunin no
queda mas que la china en el zapato que fue lo que supuso para otra
religión, el bolchevismo, en trance ahora de pasar a mejor vida, con
un coste en vidas humanas discretamente mayor que el de la gripe
española (que no lo era), y en almas, infinitamente menor que el
causado por el pecado de Adán, cuya cuenta no ha terminado de
incrementar su numero de victimas, todavía.
Y por cierto, también
todavía sigo ignorando cual fue el pecado de Adán, y cual fue su
magnitud para merecer semejante castigo, lo de la desobediencia no me
sirve, y menos si considero que probablemente no originó
consecuencia alguna irreversible, mas allá de la irritación-presumo
temporal y transitoria- del poder de las fuerzas vivas.
Ahora el destino ha hecho
otra de sus piruetas, y el alma de Bakunin, presumiblemente encarnada
en otro felino de su especie, tropecientos siglos y kilómetros
después, ha destripado a mi sapo, lo ha devorado sin dejarme otra
cosa que las manchas de sangre en las losas del patio, como las de
Cesar en el marmol del senado aquel; y vuelvo a sentir el aviso de
algo que no puedo prever, y lo que es peor, en lo que no puedo creer.
El presagio de los fanáticos llega a ocasionar que la maldición se
haga realidad, como nos lo contaba García Márquez, y nos lo puso
Alcoriza en pantalla. Pero es que ni siquiera tengo el titular de lo
que va a venir. Ni entonces lo tuve, ni ahora cuando del sapo solo me
queda el recuerdo de las manchas sobre el barro cocido, otra vez el
barro.
P.D.-
1.-
Los cuarenta de Ayete y el palacio de Ayete como testigo mudo de X
(Veasé wikipedia que no estoy para que me rompan el espinazo otra
vez).
2,. Quien a los veinte años no sea revolucionario es
que no tiene corazón, quien continua siéndolo a los cuarenta es que
no tiene cabeza. A eso Houellebecq lo llama sumisión en su novela,
pero en fin....
3.- Bakunin, uno de los padres del anarquismo, se
enfrentó a los marxistas en la primera internacional y estos se
vengaron durante la guerra española. Todo el mundo lo sabe.
4.- He encontrado restos recientes en las losas del
patio, cagarros inconfundibles con idéntico aspecto y tacto de esos
cigarros que arden en el suelo completamente sin ser realmente
fumados, prueba inequivoca de que otra generación de sapos sigue en
la brecha. Hay futuro.
5.- Estos relámpagos del destino, epifanias dolorosas,
no dejan de ser útiles, tanto los sufridos en carne propia, o
próxima, como en esos hechos históricos, o ficticios, tanto da.
Siempre que sepamos usarlos como enseñanza. Y ese es, sin duda, otro
cantar.
6.- Hay avisos, hay Casandras y hay Jeremias que no
cesan de avisarnos...con palabras. Los sordos tenemos un problema
añadido, sin duda.
100 Kilos de Barro:Con sólo barro lo formó
En su creación perfecta
Con sus dos manos modeló
Le dio la forma correcta
Y así fue que la creación
Llegó a su culminación
Ha creado a un hombre y de
Compañera a una mujer
Oh oh oh, una mujer...
Llegó a su culminación
Ha creado a un hombre y de
Compañera a una mujer
Oh oh oh, una mujer...
(!Machista !)
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