miércoles, 26 de agosto de 2009

LECTURAS DE VERANO 1.-


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1.-Maus.Art Spiegelman. Reservoir Books de Random House Mondadori 2007

O el comic que ganó el premio Pulitzer y el como ello pudo suceder.
Parecería lógico y presumible en el camino evolutivo de los lectores que antes de abandonar definitivamente el habito de la lectura tradicional de las palabras en negro sobre el fondo blanco del papel, para limitarnos a la pantalla en leds, que ya no es catódica, y católica dejo de serlo hace mucho tiempo, y a leer, como mucho en los labios de los engendros de las comedias televisivas, plano medio, sección hispanohablantes, parece lógico que antes nos demos una vuelta por los tebeos, bendita nostalgia, como despedida y cierre del formato libro.
En ese aspecto abundan las ediciones de estos antaño subproductos marginales y hoy eximias muestras del ultimo arte en llegar al foro de la cultura, no se si es el octavo o el noveno arte, el del tebeo que, una vez renombrados novelas gráficas pueden tenerse en las estanterías o encima de la mesa del salón sin miedo a que nadie nos llame lo que éramos, somos y seremos, adolescentes en estadio IV, es decir poseídos por muñecos metastáticos en toda la casa y en todos los escondites de nuestro cerebro, allí donde guardamos las cosas imprescindibles para nuestra salud mental.
Así, en esta ola de nudismo intelectual que nos ha tocado vivir, donde no hay que esconder tendencia alguna que no sean las proscritas de siempre, el lord, la matria y el mitrofán --permitanme explicarlo en otra ocasión- nos hemos visto obligados, si si obligados, a comprar, a leer de un tirón - como todos los comics- el tratado en tres tomos sobre la represión iraní de la mujer occidental ¿? Persépolis de Marjane Satrapi Norma Editorial 2007 , y Maus el compendio, el summun de la odisea del pueblo judio- o debería decir etnia? o quizás religión?. No lo se -durante la madre de todas las guerras. La Shoah, la catástrofe.
Ambos son en un denso blanco y negro, con mas negro que blanco en las viñetas y en las vivencias, y muerte, de sus personajes, y ambos tienen otro par de puntos en común, el gratuito y recurrente toque humorístico, y el dejá vu, el tópico sobre tópico imprescindible para el presunto publico adulto¿?, a quien va dirigido. Ambos han vendido millones de ejemplares, en Occidente, y ambos han concienciado al lector en algo lejano en el tiempo , en el espacio, o en los dos, que nunca debió haber sucedido, que no es licito que siga sucediendo, y que el mundo civilizado no puede consentir que se repita. Utopías, ya digo, propias de pequeños, de inexpertos lectores.
Los temas son realmente de primer curso de ética, de moral, de educación para la ciudadanía, y el formato es lo único que me parece sospechoso. Es como el donativo del día de la banderita, para autoconvencernos de que de esa manera el hambre, el cáncer o la injusticia quedan conjurados, o al menos, quedan lejos.
Los tebeos están bien, algo extensos y reiterativos pero sobrados de estilo, el característico de sus autores, representativos del diseño grafico posmoderno en el primero y el underground reconvertido en superventas del segundo. De esos libros que yo me compraría si no me los hubiesen prestado, vaya.
Creo que sobre el tema del holocausto se ha escrito tanto tan bueno, supervivientes incluidos, que todo lo que sea banalizar el asunto, o recrear el aspecto morboso del asesinato con el mejor de los fines, el crematístico basado en el crematorio, no deja de ser una obscenidad tan absoluta como el infranqueable silencio que se cierne sobre la sociedad europea (pongan mayúsculas si quieren) que lo fomentó, lo realizó y creyó salir impune. Todavía pensamos que Caín mató a Abel y que el crimen es individual como lo es cada una de las victimas, pero cuando es toda la sociedad occidental, y no solo un país como nos cuentan los tebeos, la responsable, hay que profundizar en el tema.
Hoy mismo, sesenta años después, denuncian las victimas el último pogromo contra los gitanos en Bulgaria. -¿Tu quoque, Bulgaria?-, y la lastima es que no tenemos una svástica para demonizar en esta ocasión.
Lo dicho, no basta con airear las tragedias, si no se acompaña con la oportuna reflexión para intentar evitarlas.
De los ayatolas más de lo mismo. Miramos con lupa la legitimidad democrática de unas elecciones en países donde este sistema acaso no sea otra cosa que la imposición del imperio que, momentáneamente, tiene el mango de la sartén. Un sinsentido.

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LECTURAS DE VERANO 2.-


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2.- Los funerales de Castro.
Vicente Botín. Ed. Ariel 2009.
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Aquí lo mejor seria cogérsela uno con papel de fumar, pensar en la corrección política que exigen los dos bandos, y por tanto, mirar, como siempre, para otro lado.
Pero ello no es posible. No puede serlo.
Después de cincuenta años de revolución pendiente, y el termino lo mamé de pequeñito y me temo que me sobrevivirá como tantos otros mantras absurdos, no puedo menos que recordar a Nietzsche: ”Quien vive de combatir a su enemigo no tiene ningún interés en acabar con él”, y la lástima es no poder comprobar que realmente lo dijo D.Federico, pero así somos los loros humanoides, repetimos por igual las ideas geniales que las triviales, aunque el autor este, parece que se limita a las segundas.
De las que le atribuye a Fidel me quedo con aquella de:
“Después de cincuenta años no pueden acusarnos de comunistas, o de capitalistas, sino de todo lo contrario”.
Y es el mismo asunto del libro anterior, aunque queramos ignorarlo, y aunque Vicente Botín, dizque corresponsal de RTVE, ahora “corporación”, antes “la casa”, ya lo denuncie en los primeros capítulos, el desinterés de los de siempre por ayudar a un país, y a unos paisanos, que lo están pasando francamente mal. Y el recurrir a la sabrosura del trópico, al recuerdo de los mambises, o la esquizofrenia de la política del gran hermano, para no decir, no contar nada que no sepamos desde long time ago....
Quizás por ello se centre en el relato iterativo de la gracia y el saborrr que tienen los cubanos al hacer prevalecer el sentido del humor, acompañado de innumerables estrofas de boleros o chachachás, como antídoto de sus problemas reales.
Panfletario y tendencioso desde la primera página, desde el primer pie de foto, intentando resaltar el sentido de una imagen que no necesita palabras.
Si lo he leído hasta el final, ha sido por el terror que me han causado todos esos lugares, esos personajes, y esos sucesos comunes con tantos países imaginarios lejanos y diferentes al nuestro, en el que resultaría imposible siquiera pensar que algo así pudiese suceder.¿?
Comprobando horrorizado los paralelismos y las reiteraciones de la historia que no se cansa de machacarnos.
Quizás habría que eliminar esa asignatura, esa disciplina, la Historia, como en ciertas novelitas de ficción científica, para ahorrarnos la certeza de saber lo tontos que somos.
Consejo de un crítico desinteresado, de los peores. No lo lean.
De comprarlo ya ni les digo.
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LECTURAS DE VERANO 3.-


------------------------------------------------------------------------------------------------------------------3. - Vasily Grossman with the Red Army 1941-1945 .
Anthony Beevor. Ed. Crítica 2006.
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Ciertamente hábil el experto historiador británico,- lo cual es un pleonasmo porque todos ustedes saben que todos los británicos son historiadores expertos- al publicar algunos libros relacionados con su especialidad, Estalingrado y la Batalla de Berlín, en los que su misión llega a reducirse a poner su nombre en la portada y en la cuenta bancaria de la que es titular.
Algo así sucede con la recopilación y edición anotada de los apuntes, de las libretas de campo que Vasily Grossman utilizó para elaborar sus artículos y donde podemos comprobar la estrecha relación entre la carrera del periodista militar, entre la propia supervivencia vital durante los años oscuros, y su obra magna, la nueva Guerra y Paz, también llamada “Vida y destino”.
No obstante, a pesar del vampirismo que supone publicar el trabajo de otro en su nombre, se agradece.
El lector confirma sus sospechas de que gran parte de los personajes de la ficción descrita por Grossman, de ficticios no tenían nada. Sus propios nombres y apellidos repiten algo que se sabe desde que se inventó la literatura, que solo las vivencias reales de los personajes de carne y hueso bastan, y generalmente sobran, para elevar los sujetos de la ficción escrita a unos niveles de excelencia literaria que nunca podrán igualar los creados por las mentes, por la fantasía de aquellos escritores que necesitan musas o absentas para rellenar mil páginas.
Como buen profesional, el autor se limita a ordenar, a clasificar y a ubicar en el tiempo y el espacio los comentarios y las reflexiones que Vasily dejaba en el tintero, a veces por motivos obvios, y otras por no molestar a alguien en particular.
Como algo bueno, como algo único que solo tienen los libros especiales, y este lo es en cierto modo, es cuando ofrecen entre líneas el hilo de Ariadna, la cita inadvertida de una obra o de un autor que a partir de ese momento se convierte para el lector en un objetivo a seguir. Si en el “Danubio” de Magris he llegado a la conclusión de que tengo que leer, pero ya mismo, antes de que llegue la gripe A, por favor, “Auto de fe” e incluso “Masa y poder” de Elias Canetti, del tío Elias, sefardí, y correligionario en sus orígenes de Grossman, en este trabajo de Anthony Beevor, y mira que se gastan nombres raros, he recordado un nombre al que tengo que prestar la atención que le debo. Se trata de Iliá Erenburg (otro Elias) que me he aparece al otro extremo del hilo. Corresponsal de Izvestia durante la Guerra Civil (solo hay una) y escritor de novelas sobre aquella. Personalidad intelectual y política, fue compañero de trabajo en el frente oriental de Vasily Grossman con el cual tenia otra cosa en común. Ambos fueron invitados a incorporarse al partido comunista en varias ocasiones, y ante la negación repetida, ambos fueron considerados por el sistema como excelentes comunistas sin partido. Vivir para ver.
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Nota .- Donde pone ¿? hay que pensar. Ya se que es jodido, ya.
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sábado, 22 de agosto de 2009

DE LA ETERNIDAD Y LO EFÍMERO.-


-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------De la eternidad y lo efímero.-
(Cosas intrascendentes)

Hay tantas cosas que son inventadas miles de años antes de que vuelvan a estar de moda, que no merece hacer recuento.
Pero cada época suele sacarlas del arca milenaria, sacudir el aroma incorrupto de la generación de los abuelos y, con mayor o menor fortuna, aplicarlas al presente.
Así el tatuaje, existe como variante de auto mutilación cosmética, y está presente supuestamente desde que el hombre descubrió los pigmentos y la tolerancia de la piel humana ante agresiones mucho peores.
Reducido su campo expresivo a los deseos de sus usuarios, lleva siglos mostrando monigotes propios de la imaginación de un niño perverso que además carece de dotes artísticas. Añadiendo leyendas tan breves e inteligentes como las que hasta hace bien poco se encontraban en los urinarios y en los retretes de carretera. Algo incomprensible y repulsivo, pero que en cierto modo identificaba a sus portadores sirviendo como aviso para navegantes.
Luego volvió la moda y con ella el technicolor y el barroco, el horror vacui que obligaba a los adeptos a emponzoñar cada milímetro de su epidermis, incluso de sus mucosas, con motivos combinados entre los grabados de Gustavo Dore, y los cromos del álbum de Ciencias Naturales y el de la Biblia (La película, `por supuesto) junto a algún viejo catalogo de frutas tropicales. En fin, la vieja profecía de cada temporada que nos anuncia que si creemos que lo hemos visto todo…esperemos un poco mas.

Pero, llegando el tiempo de las flores, nuestro instinto nos dice, o nos insinúa amablemente que, como parte de la animalidad, debemos sufrir los alergenos de las gramíneas y los ardores de la carne. Esto es pura rutina y no admite injerencias intelectuales o, mucho menos, de la voluntad. Tan solo dejar que los estambres y los pistilos glorifiquen su función. Una autentica y repugnante actividad infrahumana según afirma el pedante -y listo- Houellebecq en su penúltima novela. Por tanto no voy a abundar.
Tan solo evocar la explosión anual de la belleza, reprimida durante el invierno, y en sus ardides, modas mediante, para reclamar la atención del macho perezoso o despistado.
Y ha sido uno de esos pequeños e insignificantes detalles, que nos alegran la vida, una de las novedades de la temporada, la que sorpresivamente, ha secuestrado mi atención.
Figúrense que los tatuajes son más visibles en las fechas de poca-ropa, faldas o shorts, escotes imposibles, etc., y por tanto los elementos decorativos sobre la piel atraerán inevitablemente la mirada hacia el continente y quizás a su contenido.
Sorprendentemente los artistas del punzón han mejorado en la elaboración y aplicación de sus plantillas, y sobre todo en su aspecto, en la fidelidad a algún canon estético. Quizás es que ahora puede que hasta tengan estudios, quizás solo han tenido que captar el aire, el espíritu “Zen” que nos domina, e incorporarlo a su quehacer.
Así, hemos podido observar delicados dibujos verticales, estilizadas caligrafías con tipos orientales que adornan los cuellos, la nuca donde dicen los inexpertos, y por tanto optimistas, radica el inefable punto G, y las espaldas de las chicas guerreras. Mas bien de las que la van provocando, porque guerreras lo son todas.

Y es que estaba yo intentando registrarme en el hotel, cuando me encuentro en la terrible tesitura de incorporarme a una de las los colas de la recepción. Ahí donde es tan importante la observación ultrarrápida, el instinto del cazador, como la experiencia, para incorporarse a la fila que va mas rápida, la que tiene menos gente, o ambas cosas, para inmediatamente después comprobar que la elegida, se enlentece primero, se detiene después y amenaza con disolverse para siempre ante los eventos inevitables que me persiguen desde la luna de Enero (La de mi nacimiento. Me cogió de lleno). De manera que me dejé guiar por el azar, estaba lo suficientemente cansado para no repetir los traumas de siempre, y me coloque tras una pareja, joven y un tanto desequilibrada. Un rubio enorme y destartalado que negociaba algo con el recepcionista sobre un plano de la ciudad y una chica morena, una solicita amante sujeta al brazo de su chico que la sujetaba como quien lleva un bolso, dada la diferencia de altura, de tres pies al menos.
Yo tenia delante una espalda femenina, y ciertamente estupenda... Pero es que, enseguida me sentí atraído por la mancha en piel, por el dibujo en cuestión. La línea zigzagueante que surgía detrás de la oreja izquierda y se deslizaba en total armonía con las curvas femeninas, hasta perderse por do más pecado había. Ítem más. Era un texto, un mensaje sin duda, que decía, letra sobre letra, mayúsculas todas:
“Amor para siempre”.

La primera reacción fue de sobrecogimiento, de iluminación sobre el hecho de que una mujer pueda experimentar ese sentimiento, algo absolutamente normal, y decida marcarlo sobre su dorso de manera imborrable. Como que me alegraba la tarde el comprobar que todavía existan pasiones que Cervantes ya creía propias de los libros de la caballería, Luego me puse a pensar que la palabra siempre era demasiado categorica incluso para una chica joven que crea todavía en principes o en ministros azules, y en el mientras, seguia embobado ante la exquisita grafia que de arriba abajo se extendia ante mis ojos, cuando la chica, que debia estar observandome por el ojo extra que tienen las mujeres para ver hacia atrás, o quizas, mas bien, estaba habituada al efecto, a las consecuencias que semejante reclamo ocasionaba en los varones que estuvieran a la distancia apropiada para ser iluminados, la chica giró bruscamente la cara , me miró a los ojos sonriendo, y contestó telepáticamente a mi pregunta.
-¿Qué cuanto es siempre?
-Son treinta minutos y doscientos euros. Ya sabes.- Dijo volviendo la mirada a su posición original.
Bajé los ojos asombrado de mi ingenuidad infinita y estos se posaron inadvertidamente en su extraordinario trasero. Aunque hablando con propiedad, lo que vi. fueron unos pantalones cortos que cerraban por abajo el escote posterior, de un color amarillo fosforescente y de un tejido elástico que se confunde con la superficie de quien lo lleva. Vamos que ese reclamo era sin duda mas eficaz y poderoso que el del idílico tatuaje, el de la promesa eterna y que tan solo mi falta de calculo con las distancias, además de con otras cosas, puede justificar semejante desliz.
Desliz sin consecuencias esta vez. Pero en la selva de la vida, donde a menudo el cazador se convierte en cazado, cualquier error en la percepción, en la observación del conjunto y de la actitud a adoptar, puede conducir a un tremendo chasco.
Afortunadamente la espera fue breve y tenía las reservas en orden.
La estancia, en Oporto, mas que satisfactoria.
La dejaremos para otro día.
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miércoles, 19 de agosto de 2009

BIENAVENTURADOS # 4


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Bienaventurados los invisibles. Porque ellos no necesitarán informe alguno de impacto ambiental.

Cinco millones de personas ocultas. ¿Quiénes son? Y sobre todo ¿Dónde están?
Aquí el tema de la improbable existencia de once mil vírgenes que Jardiel planteaba como límite entre la realidad y la fantasía , se infla hasta, lógicamente hacerse añicos, y enfrentarnos a otro misterio, doloroso esta vez, de nuestro presente.
No puede ser. Resulta absolutamente imposible que existan cinco millones de parados y su presencia sea inexistente. Es un silogismo en el que unas premisas correctas conducen a un resultado absurdo.
Y es que cinco millones son muchas personas para que estén escondidas, ocultas, o viviendo con tan estricta normalidad que su forzada ociosidad no deje secuela alguna en el panorama ciudadano.
¿Dónde están, por Dios?
¿Será otra falacia como la llegada del hombre a la luna?
¿Están esperando quizás, con reprimida impaciencia, a que comience la liga?
O quizás crean que son bienaventurados y en verdad lo sean, y tan solo deben sentarse ante la tele y todo lo demás se les dará por añadidura.
Va a ser eso.
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sábado, 15 de agosto de 2009

BIENAVENTURADOS # 3

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-----------------------------------------------------------------------------------------------Bienaventurados los que creen que las plañideras aliviarán su dolor. Estas viven del dolor ajeno.

Son como la legión de personajes públicos y su representación cotidiana de lamentos ante las víctimas. Ello forma parte de su trabajo, y de su soldada y, coherentemente, no tienen ningún interés en cambiar el orden de las cosas.
En Mongo, en la región de la aldea feliz, tuvimos a las lloronas hasta hace bien poco. Ellas acudían sin que nadie las llamase, a cualquier duelo, y organizaban exquisitamente los tiempos de la despedida, desde el silencio respetuoso ante el golpe irreversible para el alma de los deudos, hasta la frenética alternancia entre el llanto coral, en el que participaban como solistas de primer nivel, y las oraciones al uso, salmodias a la manera litúrgica, ya rosarios ya letanías, avemarías o padrenuestros.
La diferencia, sustancial, con los actuales usufructuarios de tan encomiable labor, los que salen en la foto tras el atentado, es que aquellas buenas mujeres cobraban “la voluntad”, desaparecían después de la ultima paletada de cal; y sobre todo, no prometían a nadie cambiar las reglas de la vida, es decir de la muerte, porque de ella dependía, entre otras labores complementarias para su sustento, e igualmente necesarias, su supervivencia.
Bienaventurados, por tanto, los que se emocionan ante una actuación sublime que les hace confundir el actor con su personaje, y sentir el dolor ajeno con lágrimas propias. Siempre y cuando sean conscientes de que su deuda fue liquidada antes de comenzar la función, en la taquilla y que no van a tener que pagarla indefinidamente, de que ellos, como espectadores, podrán asistir al espectáculo tantas veces como lo permita su bolsillo, y lo que es más importante, de que siempre, antes de acudir al teatro, podrán elegir entre la risa y el llanto.
La Lupe lo cantaba muy bien:

Teatro...
Lo tuyo es puro teatro
Falsedad bien ensayada
Estudiado simulacro...
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