domingo, 14 de marzo de 2010

LOS LONE STAR



--------------------------------------------------------------------------------------------------"Acumular saber es acumular dolor"
(Eclesiastes)


Digging my potatoes.-

Cavar las patatas era el trabajo de supervivencia de los esclavos negros. Notad que no somos esclavos. ¿No lo somos? Ni negros. ¿Tampoco?, y que al menos cuando cavamos la tierra, lo hacemos por otro tipo de necesidad, espiritual. Lo hacemos en la búsqueda bajo la superficie de la memoria, de aquellos vestigios, de aquellas prendas de las civilizaciones antiguas, cuyo hallazgo nos sume en la alegría infinita del niño a quien compran su piruleta semanal. Es decir, recuerdos.
Así comenzó el rascar en la herida, cerrada pero nunca cicatrizada, cuando mi amigo Jesús me hizo ver la dificultad para encontrar una canción de Lone Star que había bañado nuestras horas de adolescencia agridulce con una melodía protectora, con un bálsamo para el más amable de los infortunios, ese.
Enseguida le mostré la mi discoteca de Alejandría, donde, ingenuo, guardo todo, todo, todo. Y allí en la sección grandes éxitos encontré la susodicha que, antes de someterla a audición, fue rechazada por quien ya la había descartado.
-Esa versión es en directo, y yo busco la de estudio-
Y me dejó con la misma sensación de los viernes en la noche cuando compruebo que el cuponazo tampoco. Con tiempo por delante prosigo la búsqueda en la carpeta de la música virtual, ya descartada la de las ondas hercianas donde yo presumía que circulaba toda la música del mundo, emitida interminablemente por las emisoras de radio de todos los tiempos, en los malvados e ilegales proveedores de p2p y en las remotas paginas de los buscadores, donde una vez tras otra la respuesta es la misma. Existe la versión en directo que, NO es la canción que busco. Es otra, roquera, donde se despiden los colegas tras una florida carrera en el mundo del single y del extended play, también llamado EP, curiosamente las iníciales de quien ya sabéis. Además de encontrar otra media docena con el mismo nombre y que van desde el hip hop, que no se que cosa es, hasta el tema triunfal de Operación Triunfo, que tampoco sirve y que, en todo caso, nada tiene que ver con las pesquisas.
Sigo cavando, y meses después, la encuentro entre unos pliegues mohosos por el desuso de eso que los libros llaman circunvoluciones cerebrales, pero que para mi es solo el extremo, el final de la mononeurona que poseo. Y de pronto, me surge la letra entera, me pongo a cantar la canción completa de la que tan solo la música, y el ritmo de balada, de bailada muy juntos, rondaba por mi cabeza.
Una vez que escribí el texto en el buscador, frases más o menos completas, estribillo, y versos encadenados, de unas cien maneras diferentes, el resto fue fácil.
Lo cierto es que yo también recordaba lo imposible y me resistía a no recuperarlo. Incluso recordaba perfectamente la cinta casete, de las que estaban surtidas los surtidores de gasolina de media España, donde pude disfrutarla algunos años después de su éxito, y era coincidente con la nostalgia de mi amigo, por lo que siempre di por buena la pista, y el nombre de sus interpretes.

Hasta que el primer indicio, la primera raíz herrumbrosa que ve la luz tras la azada en el jardín este de la memoria histórica donde otros buscan huesos, me guía por caminos tan seguros como novedosos. Que el compositor es Mario de Jesús Báez, dominicano él, que fue situada en el limbo de la excelencia por la versión que de ella hizo Marco Antonio Muñiz, y que en realidad era….un bolero.
Ahora ya voy serenando el espíritu. Ya sé que la versión de Lone Star, si es que existe, no hacia otra cosa que recordarme la de aquellos primeros grupos del pop hispano que iban de pueblo en pueblo con su repertorio de actualidad, en el que no podían faltar versiones de de la nueva ola, la de los chicos melenudos, a los que incluso llegaban a versionar en inglés. Y digo en inglés porque el intento de que la letra, en inglés ya digo, se pareciese remotamente a la original consistía simplemente en eso, en hacerla ininteligible, es decir mas ininteligible o incluso hilarante como cuando alguno de nuestros políticos intenta hablar en un idioma que, tampoco, es el suyo. Pop rock, tras el twist, la yenka y el madison, escuchados en un ramillete de ikebana imposible, aderezado con pasodobles y cumbias, rumbas y boleros.
Y esa debe ser la herida que continua sin cicatrizar. Junto a la del color del iris, a las profundidades infinitas, a las constelaciones insondables de los ojos de aquella chica que una vez, con la brevedad del relámpago entreví. Al lado quedó la letra bajo los acordes, junto al acompañamiento de la batería y el bajo eléctrico de los que acababan de emular a Celentano, a Mina, a Aznavour el armenio o a ellos, simplemente a ellos cuatro.
Ya se que no es igual, pero reconforta. De Xanadu salimos para nunca más regresar, y dicen que sus puertas solo se abren bajo la niebla, una vez cada setenta años, cuando las estrellas dibujan una figura especial que solo los iniciados conocen. Y mientras tanto a los demás solo nos queda seguir cavando, seguir buscando entre patatas, boniatos y alguna chufa semidulce, la entrada oculta de nuestro propio Shangri La.

ADELANTE
Adelante quién quiera que sea
que me esté tocando
las puertas del alma.
Adelante que quiero que vea
como estoy llorando
de amargo dolor.
Es tan difícil controlar
tanta amargura
que no me importa terminar
en la locura.
Si ya murió mi viejo amor
¿para qué vivo?
si ya no tengo valor,
si ya no tengo valor
de nada sirvo.
Adelante, quién quiera que sea
que me esté tocando
las puertas del alma.
Adelante que quiero que vea
como estoy viviendo
como estoy muriendo
por mi viejo amor.

Ahora estoy escuchando Can you dig it? De los Straitjackets. Ya se que no es lo mismo, pero ¿Sabeis de algo que sea lo mismo? ¿Lo mismo de aquello?.
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