LA PUERTA VERDE.-

otra noche más que se pierde.
¿Qué habrá tras
de esa puerta verde?
Suena alegremente
un piano viejo
tras la puerta verde.
Todos ríen y no sé qué pasa
tras la puerta verde.
No descansaré hasta saber
qué hay tras la puerta verde.
Toqué y cuando contestaron,
dije: aquí a mí me llamaron.
Risas y enseguida me echaron.
Sólo pude ver
que mucha gente allí
se divertía.
Y, entre tanto humo, todo allí
se confundía.
Yo quisiera estar del otro lado
de la puerta verde.
Otra noche más que no duermo,
otra noche más que se pierde.
¿Qué habrá tras
de esa puerta verde?
A veces sobran las palabras para explicar, en todo caso
empeorando, el mensaje de la letra de una canción.
Parece ser que hay o hubo una fiesta, y que no nos han
dejado participar en ella.
Que se lo pasaron bien con el piano viejo, risas, humo y no
se que pasa tras esa puerta verde.
Son muchas noches las que llevamos sin dormir, intrigados
por la fiesta a la que no hemos sido invitados, y que sin embargo estamos pagando
desde hace varios años.
Y no es solo que me preocupe la deuda que van a dejar los señorítos,
ilimitados pródigos con el dinero ajeno. Es que estos últimos años, cinco desde
que tuvimos conciencia del fiestorro tras la puerta, la situación extramuros de
la puertecita, las necesidades básicas des que estamos fuera, no ha dejado de
empeorar.
Sigue sonando el piano, seguimos oyendo risas y la gran
diversión que prosigue tras la puerta verde.
¿Qué habrá tras esa puerta verde?
¿Hasta cuando los protagonistas de “El ángel exterminador” (1)
continuarán su banquete sin asomarse al exterior?
Realmente es un símbolo tan poderoso como para retroceder
ante el. Anatema herético cuyo pensamiento, el derribarla, nos condena de
antemano.
La historia está repleta de puertas de todos los colores, no
solo el verde, y no siempre los invitados postineros las han traspasado
indemnes.
Quiera la divinidad que recapaciten y, al menos, amortigüen
el ruido de su bacanal.
Es que no me dejan dormir. Más por la desmesurada sonoridad
de su festival, que por la preocupación, que tampoco me deja.
Ya lo cantaban Los Llopis
en 1960, grupo cubano que vio como en esto llegó Fidel. Llegó el
comandante, mandó a parar. (Esa es de Carlos Puebla).
La historia tiene estos baches, ya digo que no siempre se
puede provocar, impunemente, el insomnio de los demás.
La canción original era de Jim Lowe & The High Fives,
año 1954
Midnight one more night without sleepin'
Watchin' 'til the mornin' comes creepin'
Green door what's that secret you're keepin'?
Green door what's that secret you're keepin'?
Watchin' 'til the mornin' comes creepin'
Green door what's that secret you're keepin'?
Green door what's that secret you're keepin'?
Por razones
evidentes, los mismísimos hermanos Llopis
tuvieron que salir de Cuba para instalarse en el Pasapoga madrileño tras su
puerta verde. Una bendición para el rock hispano y otro presagio para seguir
quitandome el sueño.
Dijo Mark Twain
que la historia no siempre se repite, pero rima. Rima con bastante frecuencia
cada cierto tiempo.
Yo me quedo
escuchándolos, y no se si prefiero “No seas cruel” o “Cantando mis tristezas”,
porque, la verdad, todas me llevan al mismo lugar.
(1).- En la
película “El ángel exterminador” de D.Luis Buñuel, los burgueses invitados en
una fiesta son incapaces de atravesar la puerta que los conduciría desde el
salón hasta la calle. Una obstáculo invisible e intangible, se lo impide.
D.Luis se
cabreaba mucho cuando le preguntaban con insistencia sobre el significado del
argumento. Y con razón.
P.D.- Si
quereis escucharla, pinchad abajo.
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