sábado, 30 de noviembre de 2013
GALERIA DE SIMPÁTICOS.-(O QUE A MI ME LO PARECEN).- 8 (HOY, DOS) -
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miércoles, 27 de noviembre de 2013
DEL DESAMOR Y LA NOSTALGIA.- (ALIKI, MI AMOR).-
Aliki, mi amor.-
Por una sonrisa un cielo
Por un beso…
¡Yo no sé, que te diera por un beso ¡
(Gustavo).
Es algo inevitable, una trampa de la naturaleza,
absolutamente reconfortante, para la que no tenemos antídoto.
Desde ese momento en que abandonas la niñez y que,
curiosamente, viene marcado por el primer enamoramiento, en el que encuentras
un nuevo y extraordinario aliciente para
soportar las impertinencias de lo que viene después.
Ya no me atrevo a reírme, sarcásticamente, es decir con
ganas de hacer daño, de los que se enamoran de la imagen de alguna virgen o de
la de algún santo. Dicen que el San Luis
gozaba (y también gonzaga) de gran devoción por lo bonito que era.
Aunque cuando estuve en su pueblo, saqué la conclusión de que padrinos no le
faltaron al niño, y así no vale.
Pero … uno es de carne y hueso también y, por tanto,
absolutamente entregado a la idolatría, adoración de las efigies, profanas en
mi caso, que contemplaba desde muy temprano en la pantalla – por entonces no
había pantalla grande ni pequeña pantalla, solamente pantalla, éramos pobres- y
quedaba prendado, hechizado de aquellas que mi subconsciente hacia compatibles
con la adoración nocturna – nada que ver con la homónima de los feligreses
parroquiales- es decir de las que un
adolescente encontraba más próximas y asequibles, al menos en cuanto a edad.
Las voluptuosas
estrellas del cine adulto, quedaban asociadas a las mujeres malvadas, a las
meretrices -palabra que sigo sin
descifrar- o bien a las esposas o madres de los protagonistas, dignas de
respeto pero nunca de devoción, que como bien sabéis es otra cosa.
Por otra parte, las más cercanas geográficamente, las niñas
prodigio nacionales, eran un auténtico coñazo ante su ilimitada y profusa
insistencia; además de que físicamente tampoco me resultaban seductoras. Raro
que es uno, pero ni Marisol, Ni Ana Belén, Ni Rocío, ni las Pilimilis, me han
gustado nunca; a pesar de que por sonrisas, saltitos, o coplas cuchifritas –
solían ser versiones de otros artistas- no quedaba la cosa. Casi me ponía más
la sonrisa bobalicona de la Isabel Garcés, la abuela de todas ellas. Tiempo de
pipas, precursoras de las palomitas de ahora.
Por eso cuando la vi en la pantalla, a ella, cuando me miró
sonriendo y cuando siguió haciendo gazmoñerías, desplegando toda la coquetería
que una chica puede atesorar, que evidentemente dirigía , exclusivamente
hacia mí, no pude hacer otra cosa que entregarme.
¿Cuántas veces vi “Aliki en el colegio” y “Aliki en la
marina”?. Todas las que pude. En el programa doble del sábado y el domingo, en
la matinal que proyectaban en la casa del obispo – era cinéfilo, también- y en
la sesión de repesca en el cine del internado. Todas las veces que pude, hasta
impregnarme del mensaje que no dejaba de enviarme, con aquella mirada un mundo,
con aquella sonrisa un cielo.
Por si no fuese suficiente el germen que inoculaba a mi
inexperto corazón, al poco tiempo me dieron la dosis de recuerdo. Pusieron, que
no estrenaron, la versión española de “I
liza kai i allí” su siguiente película, cuyo argumento “A rich girl leaves her family to avoid
marrying the person her father has chosen for her. Her father offers a reward in order to find her
and an other girl that looks exactly as her is ...” era idéntico a los de las hispanas
niñas prodigio –no sé si lo correcto sería decir prodigias, disculpad - y que
en todo caso me hizo ver, entrever más bien, que aquella chica tenía una
cualidad diferencial, aparte de la grieguitud –lo que en aquella época no era
todavía algo ominoso – y es que, aunque yo todavía no fuese del todo consciente,
la chica estaba maciza.
Luego pasó lo de siempre, la distancia es el olvido, y los
distribuidores dejaron de traer películas suyas, no sé si por imposición de los
productores, más o menos proxenetas de las chicas de aquí, o por imposición
directa de los que manejaban la “Calificación moral de los espectáculos” que no
veían nada censurable en la blancura de aquellos argumentos pero que
consideraban a las chicas como Aliki, algo absolutamente reprobable. Mi amor.
Snif.
Curiosamente la película que hizo después fue “Aliki, my
love”. De la que solo el título conozco, y me parece confirmar que la hizo
también para mí.
Despues vienen las cosas de la vida, del tiempo que pasa y
de ese grandísimo hideputa – los escritores del boom lo escribían así, y nos
parecía correcto- que es el azar.
Más o menos veinte años después, long time ago, como en los
cuentos, me encuentro haciendo tiempo en el aeropuerto de Atenas, en el
internacional, dando pasos para calmar los nervios de un vuelo delayed, de esos
que se vuelven eternos, y encuentro al volver una esquina a una señora rubia, esplendida
todavía, maqueada y vestida con ropas tan caras como desafortunadas – aunque es
una apreciación personal, la mayoría de los vestidos de diseño exclusivo, me
producen urticaria conjuntival – y acompañada de una dama “de compañía”, de un
amago de la Garcés de antes. Algo extraño, inusual, pero razonablemente
asumible en el entorno de un aeropuerto donde uno se encuentra realmente fuera
de lugar.
Más extraño aun fueron los segundos, se me hicieron minutos
eternos, en que me dirigió la mirada, me sonrió, me volvió a sonreír, y me dijo
con la voz del alma eso que tanto duele a quien lo pronuncia
- ¿Pero es que ya no
te acuerdas de mí?
- Y .. la verdad es que no.
Puse cara de circunstancias, de
reconocer que me encontraba ausente de aquel sentimiento que intentaba
transmitir y que no pocas veces he recibido en vano de aquellos famosos-as que
me han saludado solicitando, supongo,
complicidad y reconocimiento con la notoriedad que creen poseer y que,
desgraciadamente, no tiene saldo en la parte de acá, la del que suscribe.
Además su aspecto me resultó comparable, con la distancia
que marcan la diferencia en la estatura y el color del pelo, con otra paisana,
también adicta al corsé y a los afeites, pero que nunca me hizo tilín, la
verdad, la Montiel.
Me quedó el disgusto de haber rechazado, injustamente
supuse, a alguien cuya mirada y cuya sonrisa eran extraordinarias, aunque
incomprensibles para un turista rumbo Mikonos.
Ha tenido que pasar el tiempo, volver a hacerlo, otra pila
de años, para que la reconociera. A mi Aliki Vougiouklaki.
Y resulta, como de costumbre,
demasiado tarde para decirle las frases banales de siempre, las preguntas cuya
respuestas ni esperas ni te interesan, el cómo estàs y el que ha sido de tu vida,
sin la menor posibilidad de volver a navegar en la profundidad de sus ojos
verdes - el cine era en blanco y negro,
quizás esa fue la causa- y volver así a los catorce años.
Me queda el regusto, la sospecha, no sé si la revelación, de todo tiene el asunto, de que esta relación amorosa,
tan universal – no invento nada, supongo - como desgraciada; no haya sido otra
cosa que la sombra del argumento, quizás solo los títulos, de una docena de
boleros. Al final va a resultar que la vida es solo eso, un bolero.
“Aquellos ojos verdes, Ansiedad, Perfidia, La nave del
olvido, Miénteme, Nunca más, Estoy decepcionado, Sin ti, Amor fugaz, Toda una vida, Y…, Quizás, quizás,
quizás”.
Que tiempos.
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lunes, 25 de noviembre de 2013
IGUALDAD DE GÉNERO Y LA EDUCACIÓN SENTIMENTAL.-
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LA IGUALDAD DE GÉNERO (HAYLOS QUE VIVEN DE).-
En la viñeta prevía, un caso de evidente maltrato provocaba la intervención de "cuatro ojos "
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IGUALDAD DE GÉNERO.-
- género, especie, variedad, apartado, clase, tipo
- género, mercancías, mercaderías, artículos, productos, existencias
- género, índole, condición, carácter, naturaleza, categoría
domingo, 24 de noviembre de 2013
GALERIA DE SIMPÁTICAS.-(O QUE A MI ME LO PARECEN).- 7 -
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jueves, 21 de noviembre de 2013
ALTERNATIVAS A LA SANIDAD PÚBLICA.-(40)
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martes, 19 de noviembre de 2013
POR ESO ESTAMOS COMO ESTAMOS (LOS APSON).-
Por eso estamos como estamos,
por eso nunca progresamos,
por tanto genio y tanto sabio
que juegan yoyo en el café.
(Los Apson. 1965).
por eso nunca progresamos,
por tanto genio y tanto sabio
que juegan yoyo en el café.
(Los Apson. 1965).
Ayer volví a recorrer los campos que dejé. La extraña paz de
aquel lugar…
(Esta es de Formula V).
La feria del libro usado y de ocasión, en la Plaza Nueva, precursora de la
venta de dulces navideños y conventuales, en la casa del obispo. A beneficio de
los huérfanos, los huérfanos, y de los pobres de la capital.
La
marquesa iba a dar una fiesta
de gala………
Y tan caritativa
y siempre tan cristiana
la iba a dar…………
de gala………
Y tan caritativa
y siempre tan cristiana
la iba a dar…………
(Moncho Alpuente, en “Las madres del Cordero”)
Algunos tuvieron un
brillo efímero en el firmamento, Alpuente como los cohetes del cuento de Wilde,
otros ni eso, como en el cuento de Wilde.
Han trascurrido forrenta años (Forges) y hay cosas que no
cambian, como de costumbre. Sin ir mas lejos, la basura que exponen los
tenderos de la feria del libro.
Tan solo ha cambiado, a mejor, el nivel de los vendedores,
su atención con el público, su resignación ante lo que les ha tocado como
diplomados en paro, afortunados de soportar ocho horas de frío frente a esas
pilas de revistas, folletos y mugrientos tomos recién rescatados de los
contenedores por los profesionales del papel por kilos.
Imagino los títulos que dentro de nada sustituirán a los
cutres que ayer contemplaba, serán los superventas de hoy y de ayer, las sagas
nórdicas, las novelas históricas, las crónicas de postguerra…el horror de
Conrad, pero sin Conrad.
No lo busquéis que no lo encontrareis, tan solo los restos
de las bibliotecas domésticas de los años setenta y ochenta, la nada.
La mayoría eran monográficos en su oferta, falsos comic,
reediciones facsímil de los tebeos, ofertados como originales al comprador. Vendedores
de nostalgia a sabiendas de quien la busca está dispuesto a pagar caro por
aquello irrecuperable, la infancia.
A punto estuve, antes de retirar el celofán protector, de
cargar con una edición antológica de la obra cumbre de Ambrós, prologada por el
mismísimo ministro de cultura, cualquiera de ellos, que ofrecía en formato
original, y también en copia coloreada, los primeros cuadernillos – que eran en
A4 aproximado- en un fastuoso tocho en A2 donde la impresión a una sola tinta
se conservaba como tal, solo que el negro lo habían cambiado por un rojo
anaranjado que denunciaba la más soez de las herejías. Vade Retro. Ni de
regalo.
Los expositores “serios” variaban su mercancía entre las especialidades
litúrgicas, estamos en la capital de la cosa (según Silvio), y las de carácter
político antediluviano, de cuando el país estaba dividido en dos facciones
antagónicas e inmiscibles, y no como ahora…
Y es que los cambios son tan intangibles como los sueños
perdidos sobre las magdalenas de Proust – solo tienen el primer tomo, pero
muchas veces y en muchas ediciones, vírgenes la mayoría de ellos- que ahora me
las ofrecen más insulsas y pequeñas, con una gominola encima y las llaman…
brownies. Eso. No hemos salido de la magdalena.
Y es que tampoco está ya la cosa de las marquesas en el palacio del
obispo, que desde que marchó Monseñor Amigo, ya tampoco es lo que era. Ahora
han desplazado la labor piadosa y los caprichos conventuales, ligeros en miel,
almendra y yemas, en fruta escarchada y en licor de cereza, al recinto de los
reales alcázares, cuna de la hispanidad y del concilio de Trento, donde Isabel (Si, la misma de la serie, para que luego os metáis
con la tele) pariría con dolor – sin epidural, por haber manifestado su
intención de expulsar a los moriscos, la muy tonta- a su inefable hijo Juan (todos
lo fueron, inefables) asistida por “La Herradera” partera sevillana y postinera.
Fernando, que estaba escribiendo el borrador de “El príncipe”,
Luego editado con el seudónimo de Maquiavelo, la reconvino duramente, por no
haber respetado uno de los principios fundamentales de la moral humana: “Primero
pide el favor, luego muerde la mano de quien te lo otorga; pero nunca hagas al
revés”.
La verdad es que el lugar, frío y laico, exento de santidad,
por más que lo pretenda el apodo popular de susodichos, no tiene color. Hacer
la cola, de horas, en el patio gélido del señor obispo, para luego ser atendido
compasivamente por la flor y la nata de la aristocracia local no tiene precio,
como la nostalgia de los embaucados en los tebeos que multiplican su valor
facial, la peseta – una- por euros –varios- algo absolutamente fantástico.
Tan es así mi descontento, que este año pienso proveerme de
la glucosa celestial en la tienda del gourmet del cortinglés, que es de donde
nunca debió salir. Aparte de hacer un favor a D. Isidoro y a sus contritos
empleados que tienen el futuro más negro que el de los miles de trabajadores
pendientes de dejar de serlo (dependientes). Por ellos y por las monjitas, que
algún día os haré el ranking de las que irán al cielo y de las que se condenan,
estas últimas por vender su trabajo dos veces, una por el dinero y otra por el
cielo, y sobre todo por hacerlo mal.
Compré un opúsculo del autor del desasosiego, básicamente
porque tenía un tamaño de los que caben en el bolsillo del gabán – de Zara, que
Massimo se está subiendo a la parra- y porque los pensamientos entrevistos son
tan razonables y digeribles como su tamaño, aptos para la mansedumbre contumaz
y persistente que nos domina.
P.D.-
Lo de las galletas fritas ha sido un terrible desengaño. (Alguien
debería dedicarles un bolero, si es arrancherado mejor). Expectativas incumplidas,
mucho peor que las plegarias atendidas de Capote, que ya sabéis.
Las monjitas de Arcos hacen unos almendrados de muerte. (Si
no tienes una mano amiga que te retire la caja a tiempo).
El tiramisú del Eslava, sin apenas mascarpone y
absolutamente nada de azúcar, delicioso.
Hoy ayuno y tristeza, pero es que no se puede tener todo. Ni
pretenderlo.
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sábado, 16 de noviembre de 2013
GALERIA DE SIMPÁTICOS.-(O QUE A MI ME LO PARECEN).- 6 -
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miércoles, 13 de noviembre de 2013
TAN CERCA Y TAN LEJOS. (LAS NIEVES DEL KILIMANJARO).-
Jean Jaurés y Camus, son dos rockeros a los que convendría una
reedición fidedigna de sus discos.
Quizás remasterizados, quizás digitalizados con algún filtro
discreto para eliminar ruido mediático, ya que el impacto explosivo de los noticieros
exagerados suele ser la razón principal de la distorsión del sonido.
Camus siempre lo tuvo claro:
–“Excepto mi madre,
todo lo demás es discutible” y así lo hizo.
Jaurés se enfrentó a la ortodoxia nacionalista, la peor de
todas, y le costó la vida.
--"No se enseña lo que se quiere; diría incluso que no
se enseña lo que se sabe o lo que se cree saber: sólo se enseña y sólo se puede
enseñar lo que se es."
Los sigo viendo, y sintiendo, en la Francia de cada día, al
menos en las discrepancias de los ciudadanos – ellos lo son, otros son solo
súbditos- con los representantes electos de la autoridad – ellos los eligen,
otros solamente los votan- y en la forma de hacerlo. Movilizaciones, paros,
abucheos y algún huevo podrido de vez en cuando.
Me dicen que aquí todavía no hay demanda y que los
productores siguen destruyendo un bien tan preciado como ese, el huevo fétido,
cuyo valor como reserva espiritual de un país, no tiene parangón. Una cierta
cantidad de este tipo de aromática protesta en las alacenas domésticas, haría
meditar a los dirigentes sobre las consecuencias personales de sus errores. No
es el caso.
Fuí, no hace mucho, a tomar una cerveza al café Le Croissant
en la Rue Montmartre,
siguiendo la tendencia morbosa y degenerada del que pretende homenajear a un
gran hombre, visitando el lugar donde fue asesinado.
No llegué a entrar, se me habían adelantado afortunadamente,
poniendo en evidencia que la estupidez humana, de la que guardo mi
correspondiente porción, es patrimonio universal. La UNESCO debería tenerlo en
cuenta.
El enorme toldo frontal del café así lo demuestra. En
caracteres superlativos, “RESTAURANT HISTORIQUE” y al lado “JEAN JAURES 31
JUILLET 1914”.
Tienen al menos la delicadeza de no hacer referencia a la
marca del revolver usado, o al veredicto del jurado popular en el juicio al
asesino, absuelto, y obviamente puesto
en libertad. Aunque las cosas a veces no son tan sencillas, ni los colores tan
definidos, como nos hace ver cierta película que, curiosamente no trata de este
personaje.
Todo esto es porque ví
el otro día “Las nieves del Kilimanjaro”, la de 2011 de Robert Guediguian, y
estoy todavía algo afectado. Aún asumiendo que las películas, o lo que
entendemos como tales, son solo eso, ficciones, y que puede resultar arriesgado
y peligroso el extrapolar hechos y personajes desde la pantalla a la vida real,
y que pueda ser incluso, motivo razonable para cuestionar mi salud mental – lo
que queda de ella- el comparar, el buscar las similitudes y las diferencias
entre ellos y nosotros, tan cercanos y tan lejanos.
Los protagonistas de Guediguian son siempre personas
corrientes frente a situaciones y ambientes idénticos a las de cualquiera de
nosotros. Eso los hace creíbles, eso y no es poco, es una de las razones que
justifican la pervivencia del buen cine o la buena novela, bienes ciertamente
escasos, si no en extinción...
La figura principal, extraordinario Darroussin, es la de un
sindicalista, miembro del comité de empresa en un astillero que, antes que eso
es trabajador, trabaja con el soplete todos los días, algo extraño en nuestro
medio, y que luego, a la hora de sortear los trabajadores que van a perder el
empleo, es afortunado con el numero que lo pone en la calle, renunciando al
privilegio sindical que lo eximía. Insiste en que es un obrero y su suerte es
la del obrero.
Personaje sin duda considerado ficticio en mi país, sacado en
parte de las pesadillas del Necronomicon y en otra de cualquier cuento de Asimov.
Continúan mostrando en
el film, situaciones ciertamente aberrantes. No tienen ERE los gabachos, y se
quedan sin trabajo y sin ingresos, a la espera de cumplir la edad que les de
derecho a una pensión. Algo extraño e injusto, que solo sucede en un país
republicano y, además desconocedor de algo tan grandioso como es el estado del
bienestar.
Por supuesto que no es el asunto ni el trasunto de esta
historia, solo el telón de fondo donde transcurre el capítulo inicial, y que me
hace reflexionar otra vez sobre esto y sobre aquello, para concluir en que sigo
sin entenderlo.
También es cierto que hay
palabras diferentes y más apropiadas para un colectivo cuya finalidad es
la defensa de los trabajadores, como pueden ser Hermandad, Gremio, Asociación o
incluso Cofradía –que también tiene pervertido el uso, como es habitual- mientras
que la de sindicato a veces se asocia con ciertas organizaciones gansteriles que
suelen polarizar películas llamadas thriller y novelas serie noire, por aquello
del crimen, su motivo principal.
Aunque tampoco creo que cambiasen mucho las cosas modificando
o trocando las palabras, al fin y al cabo estamos habituados a ver como su
significado, y el sentido que este desprende, depende exclusivamente de sus
dueños, los que las emiten y los que las transmiten.
Figuraos que hasta la pancarta sindical que aparece en el
muro de la empresa en cuestión, me hace soñar con paraísos perdidos. “La crisis
es la causa, nosotros la solución”. Inmediatamente le apliqué el traductor
automático y leí: “Nosotros somos la
causa, la crisis la solución”. Por momentos he presentido que esta catástrofe
colectiva iba a resolver errores políticos que están en la base de la mismísima
crisis. Pero debían ser alucinaciones mías.
Haría falta una capacidad extraordinaria en las victimas,
sus destinatarios, capacidad de filtro, de traducción, necesitada a su vez de
un bagaje educativo, de una cultura que cada vez se encuentra más alejada del
común, más cercana a la utopía, la
intelectual o la política, que predicaron Albert Camus o Jean Jaurés. Una
verdadera lástima.
La película es preciosa, de las que fuerzan la lagrimita de
sensibleros como el que esto escribe y de las que reconfortan también la
autoestima de los que intentamos cantar canciones – como no, de los sesenta-
tan bonitas como “Kilimandjaro” de Pascal Danel, al comprobar que los de la
pantalla lo hacen incluso peor. Se agradece el detalle.
Il n'ira pas beaucoup plus loin
La nuit viendra bientôt
Il voit là-bas dans le lointain
Les neiges du Kilimandjaro…
“Un hombre sin ética es una bestia salvaje soltada a este mundo”
(Camus)
P.D.- Si sois llorones, o bailones, y quereis escucharla, el
enlace abajo.
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