jueves, 28 de enero de 2016
RADIO ANDORRA III.- (precuela)
Precipitevolissimevolmente
Dicen que es una de las palabras más largas del italiano. Con nosecuantas silabas y letras a go go. ¿Remember go go?. Y seguramente habrá que realizar una inspiración profunda antes de soltarla.
Escuchando a Caterina Valente, parece la cosa más fácil del mundo. Cantarla también.
En cuanto la oigais un par de veces - aconsejo hacerlo con el volumen pelin alto, ad hoc - estais condenados a cantarla. Incluso los que dispongais de algún simulador karaoke -ya sois antiguos, ya- no dudo que rivalizareis con Caterina. Es contagioso.
La cantante, absolutamente desconocida en nuestro conservatorio de la adolescencia añorada, era la hija de una payasa y de un acordeonista, naciendo en un circo, y evolucionando luego su crisalida a ese tipo de artista italiana en las cuales la voz prodigiosa queda ensombrecida por el entusiasmo, para que despues no nos quede otro remedio que escucharlas y agradecerselo una y mil veces. Maravilloso combustible, ese virus del entusiasmo.
No es la chica de la foto, pero si la de la canción. Tampoco figura en la recopilación anual, aunque no me extrañaría que lo hiciera en la próxima.
Precipitevolissimevolmente
Ahi os dejo el enlace
Y la letra para los karaokistas.
Precipitevolissimevolmente
Mi sono innamorata di te
L'ho fatto un po' precipitosamente
Ma adesso piu' rimedio non c'e'
E tu cinicamente ah ah ah
Ridi di me
Precipitevolissimevolmente
Mi sono innamorata lo so
Ti giuro che meravigliosamente
Soltanto coi tuoi baci vivro'
E tu sadicamente oh oh oh
Dici di no
Ma perché non hai pieta' di me
Che sono debole
Vieni qui e baciami cosi'
Mi devi amare anche tu
Sempre di piu'
Precipitevolissimevolmente
Mi sono innamorata di te
L'ho fatto un po' precipitosamente
Ma adesso piu' rimedio non c'e'
E disperatamente oh oh oh
Piango per te
Precipitevolissimevolmente
Mi sono innamorata lo so
Ti giuro che meravigliosamente
Soltanto coi tuoi baci vivro'
E tu sadicamente oh oh oh
Dici di no
Ma perché non hai pieta' di me
Che sono debole
Vieni qui e baciami cosi'
Mi devi amare anche tu
Sempre di piu'
Precipitevolissimevolmente
Mi sono innamorata di te
L'ho fatto un po' precipitosamente
Ma adesso piu' rimedio non c'e'
E disperatamente oh oh oh
Piango per te
E disperatamente oh oh oh
E disgraziatamente ih ih ih
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martes, 26 de enero de 2016
RADIO ANDORRA II.- (Fósiles y otras curiosidades).
El soldado, prisionero de guerra, mueve cascotes entre las
ruinas de Dresde y, sorprendido al encontrar semienterrada una figurita de
porcelana idéntica a la que tiene sobre la repisa de la chimenea de su casa, se
la muestra emocionado a su amigo, el protagonista de “Matadero 5”- la
imprescindible novela de Vonnegut- quien apenas tiene ocasión de vislumbrar
como el guardián lo acusa de robo y lo ajusticia inmediatamente, pistoletazo en
la nuca.
Tremenda escena que marca el devenir del personaje, el
testigo, el superviviente, y también la del espectador, quien continúa
encontrando paralelismos, aunque estos sean incruentos e incluso festivos.
Puedes descubrir una imagen evocadora, luminosa para ti, en
los lugares más insospechados, y este hallazgo puede hacerte perder la noción
del sitio donde te encuentras, de las condiciones que debes respetar si
pretendes seguir indemne.
Por otro lado esas señales celestiales, esos signos
particulares son inequívocamente individuales
o en todo caso mensajes dirigidos a un número reducido de individuos,
jamás resultan ser guiños universales.
Es el caso que nos ocupa, a una generación determinada, de
aquí y de entonces, y florecidos en un hábitat específico, chicos de pueblo
nacidos en los años cincuenta.
La exclusión, siempre discriminatoria, del resto de los
mortales, no es en absoluto intencionada. La figurita de porcelana no les va a
decir nada, seguramente no van a agacharse a recogerla, y podrán continuar,
inmunes a la barbarie, hasta que la luz del cielo los ilumine, si es que tienen
esa suerte.
Podrán, los más jóvenes, valorarlo como un compendio breve y
modesto en su intención, sobre sociología o sobre historia, de un tiempo de
amnesia en el que estas voces, estas coplas, puedan entenderse como lo que eran
en cierta forma, la tapadera, el telón que ocultaba la realidad.
Seguramente les va oler a naftalina, a plexiglás o a higos pasos, y lo van a despreciar como
lo que también resultar ser, chocheces de jubilata; pero también es posible que
encuentren una canción que les llegue al alma obligándolos a sospechar sobre la
existencia del antesdeayer. Para ellos también, traemos aquí docenas de
piezas selectas, de trufas negras, malolientes para los ignorantes y apreciadísimas
para aquellos que sean receptivos a la magia de la música, los que estén
dispuestos a descubrir y disfrutar con algo nuevo, de puro viejo.
Pero no es este el objetivo princeps, que sea esta la
finalidad del twist, del bolero o del cha cha chá, los temas lentos, las
baladas, o las guitarras eléctricas primitivas, sin apenas trémolos, vibrator o
twang, tan solo la melodía, el punteo del solista y el acompañamiento, los
acordes del que estaba a su lado, quedando el bajo o el órgano eléctrico
Farfisa (1) en un segundo y prescindible plano, es más bien la intención
de que su escucha vuelva a recordarnos
las tardes de verano o los guateques de primavera, el tiempo aquel que no
debemos olvidar si no queremos que la memoria nos borre el lugar de donde
vinimos.
Vade retro. Seguiré tomando estas capsulas del tiempo siempre que las necesite, es decir, casi todos los días. Os invito.
Vade retro. Seguiré tomando estas capsulas del tiempo siempre que las necesite, es decir, casi todos los días. Os invito.
Si es algo de lo que suelo arrepentirme enseguida, aunque no
por ello llegue al propósito de la enmienda, al menos de momento, es de no
dejar al gamberro que levamos dentro, al iconoclasta sacrílego y descerebrado,
darse el gusto de escandalizaros con ciertas canciones malditas, proscritas,
acusadas en justicia de la peor de las acusaciones, la de pertenecer a esa
categoría infame, la del mal gusto.
Y vuelvo a prometer que el próximo año quizás lo haga, a
sabiendas de que la edad si es algo de lo que no te libera es de los prejuicios
de la autocensura, pendientes de no molestar, de no incordiar, de no caer tan
bajo como para pretender venderos que las fotonovelas en color sepia eran el
mayor aporte que la literatura universal haya hecho a nuestra generación.
Aunque visto lo visto.. quizás sea conveniente sumergirme sin escafandra en
esas recopilaciones bizarras, esos cassettes de las gasolineras, y dar por
buenas ciertas horrorosas grabaciones que, hasta ahora, he conseguido evitar.
Nunca se sabe lo bajo que uno puede llegar a caer.
(1) Simulacro europeo de los genuinos Hammond, cuyo elevado
peso, y su mayor precio, los hacía inútiles para los conjuntos y sus bolos
musicales. Afortunadamente han sobrevivido, los Hammond a toda la parafernalia
electrónica digital y continúan siendo instrumentos imprescindibles para el
Jazz, el Funk, y las manos hábiles de tantos teclistas postineros.
(2) La foto inicial, tomada ayer en un rincón de Medina Sidonia, corrobora todo lo anterior, si escarbais un poco.
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miércoles, 20 de enero de 2016
SIN PALABRAS.- (BLOCH 1986)
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sábado, 16 de enero de 2016
RADIO ANDORRA I.-
La nostalgia, ateniéndonos a su estricto significado, dolor
por los tiempos pasados, no deja de ser un término incoherente, o al menos
inapropiado.
No encontramos mayor felicidad que en la infancia, mayor
placer que durante aquellos años en los que ignoramos que cosa es el placer,
tan maravillosos que no existe necesidad alguna de conocer su significado,
resultando que cuando tomamos consciencia plena de ello, es cuando la hemos
perdido, la infancia, y su secuela, los tiempos adolescentes en los que
golpeamos inmisericordes los límites del circulo que nos ha tocado en suerte,
hasta conocer el punto de ruptura, las bofetadas que nos avisan sobre la
imposibilidad de traspasarlo.
Ciertamente que después llega una larga temporada, steady state,
estado de cierto y prolongado equilibrio, décadas insulsas, en los que puede
existir un antesdeayer que nos resulte de tan necesario como doloroso recuerdo,
pero no es lo mismo que los recuerdos felices que no olvidaré. (De aquel amor que siempre soñé…esa era
de Los Pasos, creo).
Nuestro problema, el de los arqueólogos profesionales,
aunque sea en el terreno musical, es que en cuanto escarbas, comienzas a
encontrar melodías, sintonías, o timbres de voces que te retrotraen a las
fechas en que están datados, y tenemos que convivir con ellos, con esos días
del calendario, y con la inevitable rememoración de nuestros días transcurridos
junto a ellos.
Comprenderéis que uno tenga debilidad por los nombres y las
canciones que sonaban justo entonces, cuando las flores comenzaban a asomar
entre la hierba, y que insista en confeccionar ramilletes nostálgicos, ikebana
de andar por casa, a sabiendas de que la nostalgia no va a ser para nosotros
aquello que dice el diccionario, insisto.
A primera vista parece que el mundo ha cambiado tanto, que
carecen de sentido las historias, las letras de las canciones, su envoltorio
gráfico o musical. Que el machismo, concepto inexistente entonces, ya ha
desaparecido, o que la religiosidad impuesta, la fe única, y su manto protector,
se hayan diluido hasta el extremo de que los sacrilegios y las apariciones
milagrosas resulten hoy ciertamente inencontrables, incluso en los estratos mas
profundos de las excavaciones.
Bien pensado, no hay, no encontramos, tales cambios,
cincuenta años después. Las guerras de los sexos, con el victimato (1)
exclusivo de uno de los bandos, o el eterno rol de la mujer florero y, lo que
es peor, aspirante a serlo, unidos a las guerras religiosas, las de los monoteístas
que intentan emular al Moisés destructor de ídolos ajenos, nos hacen recordar
que el ser humano no ha cambiado prácticamente nada, al menos en la contumacia
de sus errores, desde que tenemos datos de su actividad sobre esta pobre tierra
(Madre).
Por ello hay que tomar con cierta condescendencia, o con
profundo análisis introspectivo si lo preferís, todo lo que vais a escuchar en
este disco que, todavía es disco, redondo, aunque las voces de ultratumba que
salen de él - nos negamos a llamarlas pistas, cortes, o megabites- son ciertamente otra cosa.
Otras cosas que nos harán sufrir, nos harán pensar, nos
harán soñar… (Las Manos Mágicas te dirán la forma de aprender… bonitos trucos
que de magia son.).
(1).- Para comprender mejor lo del victimato hay que
preguntarle al inventor de la palabra, Ferlosio, aunque para buscar, no digo
tirar, la primera piedra habría que leer a Primo Levi, que era partidario de
juzgar a las victimas antes de hacerlo con los verdugos. Pero estas
profundidades corresponden más a los olores que escapan en la vetas donde estoy
excavando que a los ecos que los sordos –solo los sordos, oye- logramos
percibir, y mejor centrarnos en lo que nos ocupa, los sonidos. Acotemos la
investigación, seamos humildes en nuestro planteamiento y quizás, quizás nos
divirtamos un poco, que falta nos hace.
Fijaos lo necesitado que estaré que, antes de recapacitar
sabiamente, iba a llamarse:
'Aquí, Radio España
Independiente; estación pirenaica, la única emisora española sin censura de...
transmitiendo por la onda...'.
martes, 12 de enero de 2016
TU DORS NICOLE
Salir de la rutina diaria, de la interminable repetición de
los días anodinos y vacíos, de esa mayoría silenciosa, y por tanto muda, que
llena nuestras vidas, es quizás la única posibilidad de sentirnos vivos.
Paradójica situación que acontece
lamentablemente con limitada frecuencia.
Esas “pequeñas fugas”(1) de la monotonía cotidiana, son
realmente liberadoras a la vez que estímulos imprescindibles para que nos
resulte satisfactorio el continuar sentados en la mesa de juego, esperando esas
cartas tan escasas como sorprendentes que pueden hacernos sentir inmortales,
dioses, o cosas peores y, en todo caso, alegrarnos la jornada.
Buscamos esas grietas, esos agujeros en la tapia adusta y
envejecida del patio de infancia donde nos tienen recluidos, buscando un orificio
mínimo, a través del cual, el efecto estenopeíco nos hace creer dueños del
universo, poseedores de visiones celestiales, por el simple hecho de haber
pasado de la ceguera absoluta a la contemplación de la pequeña fracción de un
horizonte tan lejano como inalcanzable, o no.
Y esta es la cuestión, el componente mental de la ilusión esperanzada,
del afán por conocer algo nuevo, asociado a la imaginación, resultan
imprescindibles, siempre lo han sido para el progreso de la humanidad. Aunque
en esta ocasión solo sirva para que el simple individuo, modesto y limitado en sus
capacidades, pueda disfrutar de estar vivo.
Dicen que el crecer y el reproducirse - para lo de nacer no
nos preguntan - es la justificación del animal que somos, y que el razonar,
fantástica osadía para los crédulos, es lo que nos convierte en humanos.
Me gustaría creer que además son las capacidades de llorar y la de descubrir algo nuevo cada día, lo que nos separa temporalmente del suelo, el yin yang propios de nuestra especie, y al que debemos dedicarnos con fruición. Más que nada para poder seguir jugando y disfrutar con ello.
Me gustaría creer que además son las capacidades de llorar y la de descubrir algo nuevo cada día, lo que nos separa temporalmente del suelo, el yin yang propios de nuestra especie, y al que debemos dedicarnos con fruición. Más que nada para poder seguir jugando y disfrutar con ello.
Por lo que respecta a la sed de conocimiento y a su
satisfacción mediante el descubrimiento de algo nuevo, eso que mueve a los
exploradores, a los investigadores y a los pensadores, desde nuestra paupérrima
condición de bípedos implumes, resultan escasas las posibilidades de encontrar
la fuente de la sabiduría, y menos aún las de beber en ella hasta saciarnos.
Quizás los viajes y la lectura. Sobre todo por su
accesibilidad, la lectura. Y dada la ventaja de vivir en una época en que la
lectura ha transmutado los caracteres del alfabeto por las imágenes, no debemos
descartar el cine, las películas a las que les han salido unos apéndices extraordinarios
en forma de series televisivas. Maravillosa y económica forma de acceder a ese
conocimiento, a ese descubrimiento, a esas sorpresas que nos presta el discurso
ajeno, a esa fuente de regocijo intelectual, que es a lo que estoy
refiriéndome.
Como resulta razonable esperar, y por aquello de la
influencia del yang para sus seguidores, son escasos y cada vez (para uno) más
raros los discursos acreedores del mérito que estoy intentado justificar, el
leitmotiv, el macguffin de las pelis de Hitchcock, o el brillo cegador de los
pocos escritores capacitados para manejarlo. No obstante, la búsqueda resulta
imprescindible, y la abundante
información disponible, bien filtrada por la experiencia, esa desgracia que los
años transforman en sabiduría, nos permiten de vez en cuando, encontrar un
virginal campo de setas, un paisaje excepcional, o el mensaje en la botella del
escritor amigo - desde que leímos su discurso- o un ensayo intelectual
maravilloso, a veces escondido dentro de una película banal en apariencia.
Me ha vuelto a suceder, y estoy obligado a contároslo.
“Tu dors Nicole” 2014 Canadá. Stephane Lafleur.
Una historia de adolescentes desencantados y perdidos en la
sociedad hiperprotectora del primer mundo, donde los valores tradicionales
parecen estar ausentes y el vuelo hacia la madurez de la protagonista parece quedar suspendido indefinidamente.
Ese sería el resumen de otra historia más sobre esa edad de
la que algunos intentamos salir insistente y desesperadamente, con menor éxito
aun que el de Nicole, a quien el insomnio le dificulta conciliar el sueño
reparador y las ideas imprescindibles para su supervivencia, al menos hasta los
diez segundos finales de la película. Aparentemente anodina.
Pero detrás de la pantalla, de esa donde Verneuil niño
contaba la película que solo podían oír, a su amigo en Mayrig (2), su
testamento autobiográfico, había otra historia diferente de la interpretada por
la divina Garbo, en tanto que eran la imaginación del niño y los recuerdos del
amigo cinéfilo los que tenían que elaborarla. También detrás de los pequeños
grandes dramas de Nicole, encuentro hábiles pinceladas expresionistas, algo
entre Turner y Munch, que a cierta distancia, horas después de contemplarlas,
me hacen imaginar la tragedia inconclusa del mundo en que vivimos.
La banalización absoluta del sexo, quizás más bien su deconstrucción
gastronómica como medio de relación social, de aceptación dentro del grupo,
totalmente alejado del placer, del amor o de sus funciones fisiológicas, de las
reproductivas. Su uso intemporal, pero aquí explicito, como prostitución
encubierta, un uso compasivo a cambio de compensaciones evidentes.
El concepto de amistad interesada y volátil, de convenios
sociales que se desbaratan cuando la zanahoria es discretamente más apetecible
que la fidelidad, la honestidad con el colega.
El gap, el abismo insalvable entre dos generaciones
consecutivas, donde los padres han cumplido su deber laboral a lo largo de toda
una vida y dejan a sus hijos todo lo que suponen necesario para su confort personal, en
ausencia, y su único mensaje interestelar y repetido es el de que no olviden
regar las macetas. Como si hubiésemos eliminado la etapa del hijo caballero, y pasásemos
directamente del abuelo arriero-trabajador al nieto pordiosero-zangolotino.
Más, mucho más minusválidos mentales que los titulares de la
tienda donde trabaja Nicole, hasta ser denunciada y expulsada gracias a ellos
los “débiles” discriminados positivamente por la sociedad que no tiene lugar
para ese otro tipo de debilidad encubierta, la generación de jóvenes que no
tiene trabajo, ni necesidad de buscarlo. Terminan los “cortitos” riéndose de
Nicole, obviamente, cuando esta pierde su empleo.
No entiende la protagonista que el robar sea un delito cuando
se restituye lo robado, ni que por tanto haya que pagar por ello. A quien nunca
le ha faltado lo necesario no le parece mal ampliar sus necesidades de manera
arbitraria. Y eso que está ambientada en Canadá, que en nuestro medio ni
siquiera se devuelve el botín, ni mucho menos se considera hurto o motivo para
perder el puesto en la esquina.
Pero en Canadá, en ese paisaje cercano, esa
imagen idílica del primer mundo, donde el desempleo no existe, y donde los jóvenes,
algunos, disponen de tarjeta de crédito de forma milagrosa y su único y
aparente sinsabor vital sea ver que la amiga se apropie del chico deseado, o
viceversa, no me imaginaba que el vacío moral - nada que ver con lo inmoral-,
el vacío absoluto tuviese el poder sobre una sociedad empobrecida espiritualmente
en el peor de los sentidos, la absoluta falta de interés de toda una
generación, con el consentimiento negligente de la de sus padres, situados en la inevitable senda del auténtico declive del
imperio americano (3).
Declive imperial que, me temo no afectará en exclusiva a
ellos. Son demasiadas las similitudes con nosotros, como para despreciar la
imagen crepuscular de una sociedad que no me resulta ajena.
El surrealista final, la liberación de la cólera reprimida de
Nicole, más que una venganza pasional, resulta un despertar de ese sueño, ese “tu
dors” en el estamos amodorrados.
No me atrevo a interpretar ese mensaje, políticamente incorrecto,
en un medio donde ciertas cosas, ciertas ideas, no deben siquiera nombrarse. Mejor
pensar que no ha quedado claro lo que pretende decir el director con ese
insurgente geiser final. Las ideas son peligrosas para quien las padece, sobre todo en
cuanto salen al exterior. Aunque también podíamos pecar con el pensamiento
hasta hace bien poco, pero eso solo era posible en un mundo ficticio, a
extinguir. Es lo que parece, después de ver películas como esta.
(1).- “Les petites fugues” 1979 Yves Yersin. Suiza (que también
se las traen los helvéticos).
(2).- “Mayrig” 1991 Henri Verneuil. Francia. (Y quizás Armenia,
Turquía, Siria…). A ver junto a su inevitable secuela “588 Rue Paradis” 1992.
(3).- “Le declin de l´empire americaine” 1986. Denys Arcand. Canadá.
(Profética).
“De vez en cuando viene bien dormir” es una canción de Piero,
de 1995, algo más divertida y optimista. Si habéis conseguido llegar hasta aquí,
seguro que os gusta. VIENE BIEN DORMIR
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