jueves, 18 de noviembre de 2010

ODA, EN PROSA, AL OZONOPINO RUY-RAM 2.-

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2.- Intermedio melancólico.

Son ideas que se me ocurren cuando veo la facilidad que tienen los medios de comunicación, cuyos intereses coincidirán, y han coincidido siempre, con quien los tolera primero y alimenta después,- y no vamos a buscar ahora santidad en los dividendos- facilidad para clasificar a las personas, y lo que es mucho peor, para clasificar los hechos mas o menos recientes, con la mas elemental de las medidas, la del bien y la del mal.

Con etiquetas, ese par de etiquetas aparentemente incompatibles –en realidad solo son una, la estulticia- que servirán para toda nuestra historia, la de antesdeayer incluso, la que recordamos vividamente, para que sin necesidad de pensamiento alguno, sepamos siempre quienes fueron los malos y quienes los buenos, y sobre todo, que hábitos sociales identificaban e identificarán en el futuro a unos y a otros.

Ya, ya sabíamos que los que no llevaban sombrero eran los malos, según anuncio de una sombrerería, lo que nos daba cierta risa y bastante vergüenza ajena.

Pero tambien sabíamos que la pecaminosidad de bailar pegados, cheek to cheek decimos los pedantes, era algo exclusivamente franquista, y que los guionistas del consultorio de Dª Elena Francis estaban absolutamente vendidos a la jerarquía eclesiástica. Opiniones todavía sostenidas y generalizadas en los círculos de la actual propaganda del “Poder sobre la imaginación” tan diferentes de los polígonos de “La imaginación al Poder”. Tan útiles para buscar, y encontrar, culpables ajenos, para los problemas de siempre.

Hago una búsqueda en la biblioteca de todos, con esas dos palabras. Baile y pecado, y me maravillo de que urbi et orbe, hoy mas que nunca, siga esa unión ubicada en los hoteles de Pedro Botero, con spa de agua sulfurosa incluido. Parece por tanto, algo forzada la idea de que el asunto era especifico de aquel entonces y de un determinado regimen político, el de los que llevaban sombrero.

El de la direccionalidad religiosa del consultorio sentimental - y de belleza-, de la emisión mas escuchada en los años sesenta – y ya estaban los Stones en el escenario- seria un argumento inteligente, incluso, para los que se contentan y se bastan con la imaginación de otros, si no fuese porque como diría Julio, la vida sigue igual.

El caos mental inveterado y tan querido por el colectivo nuestro, pasa por seguir confundiendo a progresistas y conservadores con las etiquetas tan peregrinas que todos los días nos sueltan por el cuerno de la abundancia informativo.

Por mezclar la nostalgia del tiempo pasado de cada individuo, ese sentimiento agridulce del tiempo perdido, con las circunstancias sociopolíticas de esa época, cuyo concepto o sanción historicista debe quedar , como algo colectivo que es, totalmente al margen de las vivencias individuales.

Quien quiera asociar una cosa con la otra se pasa de listo, o realmente es demasiado listo y pretende hacer pasar a los demás por tontos.

La nostalgia de mi infancia nunca me la podrán quitar.
Los demonios de cada cual, espero que sigan conservandolos en el altar. Al parecer algunos los necesitan para seguir vivos. O lo que sea.
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