martes, 2 de noviembre de 2010

LA MIRADA INFORMADA OBTIENE IMÁGENES DEFORMADAS.-

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¿A qué vienes?

¿A qué vienes?
Si es para pedir perdón, lo obtendrás; pero si es para desatarme y dejarme libre, no te molestes; ya es tarde.
(Jacopo Della Vorágine) (2)

De su “Leyenda dorada”, episodio de San Andrés. (3).

Se esforzó Jacopo en reconciliar a güelfos y gibelinos, lo que consiguió en 1295.

El santo sufrió el martirio y, con el, alcanzó la santidad. Nada que objetar. Las reglas son para cumplirlas.

Pero nosotros, las victimas irredentas de esta extraña y fanática religión que nos consume, estamos rozando el martirio colectivo, tocándolo con las yemas de los dedos. Y me temo que el tormento no va a conducirnos a los altares. Ni tan siquiera nos van a dar el tradicional cupón canjeable por algunas indulgencias; tan convenientes ellas a la hora de conseguir un buen puesto en la cola del purgatorio – la de salida, que para la entrada no te hacen esperar-(1).

Absolutamente indefensos, sin que sirva la excusa de la renuncia a la fe, si es que alguna vez alguien la tuvo. Porque yo comienzo a dudarlo.
Apostatar (5) sirve de bien poco. En el caso en que consigas realizarlo, el prorrateo de la deuda pública se extiende sobre nuestras cabezas como el fulgor de los retablos renacentistas, y nos recuerda una vez mas que el pecado original es lo que tiene, que es para siempre y que hay para todos.

Ciertamente que uno ha visto muchas injusticias a lo largo de su corta vida, y sufrido no pocas; pero, disponiendo el ánima de cantidades sorprendentemente inagotables de recursos – referidos al optimismo y no a otra cosa- , y considerando que los tiempos malos son no solo inevitables, sino necesarios para que a otros puedan llamarse buenos, no encuentro la mínima justificación, el menor consuelo, para el hecho de que este buen señor, el Della Vorágine, consiguiera pacificar a güelfos y gibelinos en el siglo XIII, y que aquí, en la cuna de los campeones del mundo – en muchas otras disciplinas también- llevemos mas de setecientos años de retraso.

Creo que seria conveniente, obviando la necesidad de revisar vidas de santos, al menos reflexionar un poco sobre la sociedad en que hemos caído y, aunque sea solo como una huida hacia delante, o como un valeroso avance hacia la retaguardia de nuestras instituciones, aportar nuestro óbolo, nuestro imprescindible esfuerzo individual para que la turbamulta del paganismo, - de la que formamos parte- no nos arrastre definitivamente al hoyo aquel a donde van los que no pueden pagar su deuda.


(1).- Sacar almas del purgatorio: Dícese de la costumbre y necesidad, de reciclar la comida sobrante del día anterior para componer un nuevo y satisfactorio menú. En ello estamos. Siempre que sobren alimentos para guardar.

(2).- Vorágine: Además de significar desorden, y precipitación, por lo que podría ser el adjetivo perfecto para ellos; también significa: remolino impetuoso de las aguas, que era el alias del tal Jacopo.

(3).- San Andrés: Se opuso a que lo liberasen de la crucifixión tanto sus seguidores como sus verdugos. Al parecer ya era demasiado tarde.
Mejor no llegar al punto de no retorno, en el que los errores se vuelven irreversibles.

(4) Imagen: “Martirio de San Andrés” de Bartolomé Esteban Murillo.Cedida amablemente,a cuenta del cánon digital, por el Museo del Prado.

(5) Apostatar: Ni os molestéis. Yo llevo tiempo intentando hacerlo del Atlético de Madrid, y os aseguro que es un esfuerzo baldío.

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