jueves, 25 de noviembre de 2010

ABRIENDO VENTANAS AL ALEMÁN.-


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Abriendo ventanas al alemán.-

Mas que nada para que , en un descuido, salga por alguna de ellas y se quede fuera.

Sabemos poco de él, aparte de que nos espera con obstinación y paciencia. Eso y que suele consolar nuestra lenta y tortuosa despedida con un placer, con una droga que solo él puede despachar, la nostalgia. Y no la que conocemos, la de rememorar según nuestra conveniencia, aquellas vivencias y aquellas personas que quedaron atrás. La suya alcanza una dimensión, un realismo desconocido para los que, todavía no la han probado. Y como hablo de referencias, de suposiciones sobre la magnitud de esa vuelta atrás, según el testimonio inconexo e irreversible de los que la han sufrido, tan solo puedo imaginarla como el último consuelo, como el trago de agua sagrada que el chico de Rai (trilogía de APU, neorrealismo hindú) vierte a su padre en la boca, durante el estertor final. Y todavía algunos piensan que el cine está a medio inventar.

Otros, teóricos ellos , opinan que el fortalecimiento de la memoria, el ejercicio higiénico de dedicar media hora diaria a caminar y otra media a recordar, es algo saludable a la vez que la medida mas eficaz para mantener alejado al alemán.

Por cierto que a este lo pinta Moebius con salacot y un rifle enorme, sentado sobre un montículo desde donde puede atisbar nuestra presencia y hacernos saber sus malas intenciones. Aunque es otro personaje diferente que solo comparte con el nuestro su gentilicio, alemán.

Impasible el ademán, cantaba el verso de cierto himno patriótico de rigurosa práctica periódica, los domingos por ejemplo, después de la misa, y ante la lápida de los caídos – de la mitad de ellos – en los tiempos innombrables.

Ininteligibles las dos palabras para la mayoría de los que la cantaban, tanto como para los que tuvimos la suerte de solamente tener que escucharlas en un par de ocasiones.

Desconozco cual de los artistas que se atribuyen la paternidad, Foxa, Ridruejo, D´Ors, fue el autentico responsable. Pero hasta hace bien poco, no fui consciente de que el corte de mangas, al que suelen los políticos llamar gesto, “tuvo, o tuvieron un gesto hacia los damnificados”, no es en absoluto un gesto, ya que este viene de gesticulación, lo que implica una actitud determinada de los músculos de la cara, que tambien tienen suficiente por cierto.

Y que el significado correcto de ademán es el del verso, es decir: “ Movimiento o actitud del cuerpo, o de alguna parte suya, con que se manifiesta un afecto del ánimo”

Si este consiste en mantener elevado el brazo derecho con la mano extendida e inmóvil , ya se entiende perfectamente lo de impasible el ademán.

Por eso nosotros lo pronunciábamos: “Imposible el alemán”, y nos matriculábamos en francés; dentro de la mayor de las transgresiones , de la surrealista subversión fonética y vital a la que estábamos autorizados.

No está demás el recordar. Nunca está demás. Recordar es aprender, revivir lo que hicimos, o lo que hicieron mal, para intentar mejorar el resultado de esa ocasión, si es que vuelve a presentarse.

Pero tiene un beneficio añadido que no hay que desdeñar. Recordar es ejercitar la memoria, es volver a fijar los post-it dentro de nuestra cabeza, poniendo especial interés en que no se pierdan, que no queden ocultos entre los malos tragos y entre la monotonía cotidiana, aquellos momentos felices, aquellos incluso pertenecientes a los sentimientos mas profundos , y que no tuvieron la ocasión de convertirse en experiencia vivida, mas allá de la ilusión, de la fantasía personal que también dejó sus huellas en el recuerdo y que no podemos dejar que se pierdan bajo ningún concepto. Salvo que prefiramos olvidarlo todo y esperar a que venga el alemán, colándose por una rendija invisible y recreando la película de nuestro pasado a su antojo.

Por ello conviene: Abrir las ventanas de par en par y repasar una y otra vez:

Todos los momentos que pasé junto a ti
han pasado a ser recuerdos de cuando fui feliz.
Sé que tú quisieras empezar otra vez,
pero ya no es el momento de volver.

Sería inútil el negarlo,
pues todavía estás en mí.
Y si volviéramos a vernos, ah...
ya no sería como ayer.

Miles de momentos que pasé junto a ti,
miles de alegrías que me hicieron tan feliz,
miles de recuerdos que me hicieron soñar,
miles de nostalgias que en mi mente están...

(Momentos) Los Ángeles. 1969

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