miércoles, 1 de febrero de 2012

MÚSICA EN EL ENTREACTO.- ETTA JAMES Y CESARIA EVORA.


Acabo de terminar “El infinito viajar” de Claudio Magrís y vuelvo al prólogo, a la dedicatoria, en este caso, las dos o tres líneas que coronan la primera página que ha perdido la inocencia.
“A todos los amigos que ya han llegado”
Vuelvo a tragar saliva, además de sujetar con fuerza el libro, de aprehenderlo como algo necesario para mi salud. Otra vacuna para el alma.
Y de pronto, rememoro a estas amigas que acaban de marchar, los ratos tan buenos que me han hecho pasar y la suerte que tengo de poder seguir disfrutándolas todo el tiempo que dure el viaje.
Sin gratitud no existe la humanidad del individuo. Y yo se la debo también a esas dos. Esas mujeres de piel tan diferente a la mía, y de aspecto tan alejado al de mí alrededor.
Morenas, gorditas, y generosas con el don privilegiado que les tocó administrar, la voz.
Etta James y Cesaria Évora, merecen algo mejor que un epitafio en una etiqueta perecedera.
Vuelvo a escucharlas, a cada una en su estilo inclasificable. No se ha inventado todavía el nombre adecuado para ellos.
Diva del soul para calificar a una, caboverdiana para la otra. Pues bueno, pues vale.
La una me hace llorar, y espero que continúe haciéndolo, como prueba de vida para el oyente. Aunque ni el soul, ni el jazz, ni el pop van a ser apellidos adecuados para su trabajo. Baladista del blues eterno y desgarrador, ese que tiene el flamenco y a veces la copla, y que nos iguala a ambos lados del Atlantico, a oyentes tan alejados. Quizás no seamos diferentes en absoluto, y escuchando a Etta, solo lo ponemos en evidencia.
La otra, con su micrognatia que siempre asociaba, por un estigma profesional, a la dificultad de intubación que iba a presentar en caso de necesitarla. Y con su estrabismo, su sonrisa y su mirada polifémica, que me hacían sentir contemplado por la mujer mas hermosa, y mas cariñosa del mundo.
Cuando su voz, o los acordes previos de la instrumentación espartana que completa sus canciones, comenzaba a asomarse a los oídos, ya era tarde para huir, para pensar en otra cosa que no fuese bailar. Ese baile dulce y placido, manso, de la morna; ese ritmo sin prisas, sin movimientos súbitos o sincopados que te amenacen con caer en un hoyo o tropezar con los pies de tu pareja. Nunca he visto a nadie bailarlo, y sin embargo lo he hecho imperiosamente, cada vez que la he escuchado. El corazón bailando sin necesidad de mover las piernas. La mente poseída por una alegría saltarina de la que no puedes escapar hasta que termina la canción, y la siguiente. Hasta que se acaba el disco y te deja en éxtasis, con la necesidad de volver a mirar su sonrisa y volver a darle las gracias.
No es por la devoción del seguidor fanático, que no es para tanto, aunque no me hubiese importado ser un groupie de cualquiera de ellas.
La vez que he estado mas cerca de Cesaria fue en Viena, cuando yo llegaba ella terminaba el recital. Por los pelos.
A Etta solo por las fotos, de estudio, tan sofisticadas y ficticias como las de los abuelos de antes, coronando las paredes del zaguán de la casa, totalmente alejados del tiempo y de la realidad. No importa. En este caso su voz sigue viva; presente gracias a la técnica. Más incluso, que el evanescente recuerdo de los seres queridos.
Pienso en la suerte que tienen allá arriba, en el mundo virtual de las grandes esperanzas, al poder escuchar el timbre mágico y privilegiado de esas voces, instrumentos musicales excelsos donde el sentimiento se transmite sin intermediarios, sin artefactos que distraigan el efecto amoroso, doloroso y certero de, la melodía humana.
Solo quiero darles las gracias y desearles merecido descanso, el mejor, donde quiera que se encuentren. Por los buenos ratos pasados, y por los venideros.
Etta, Cesaria, ¡Guapas! Ha sido un placer.
(Escuchad vosotros, si teneis el valor):

I´D RATHER BE BLIND (Prefiero quedar ciega)
Whoo and baby, baby, I'd rather, I'd rather be blind, boy
Then to see you walk away, see you walk away from me, yeah
Whoo, baby, baby, baby, I'd rather be blind...
Prefiero quedar ciega chico / Que verte alejarte, /alejarte de mi.
SAUDADE (Soledad).
Si bo 'screve' me / 'M ta 'screve be / Si bo 'squece me / 'M ta 'squece be / Até dia / Qui bo voltà
Si tú me escribes / te escribiré / Si tú me olvidas / te olvidaré / hasta el día / que tú regreses.


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