martes, 15 de mayo de 2012

CARTAS, SIN FRANQUEAR, A UN PRINCIPE EXCESIVAMENTE PRUDENTE.- (1)





1.- CARCEL Y TORTURA.-

Nota preliminar:

Para evitar confusiones en el lector poco o nada avisado, debo especificar el sentido de la palabra “príncipe”, la dirección correcta para que el cartero filantrópico - lo hace gratis, como un servidor- no equivoque el destinatario de esta misiva.
Usaré simplemente la primera acepción que el diccionario de español, alias DRAE, asigna al término:
(Del lat. princeps, -ĭpis).
1. m. Primero y más excelente, superior o aventajado en algo.

Aunque, ganas me dan de usar el último significado,  que le atribuye:
        7. m. Entre colmeneros, cría de las abejas de la clase de reinas.

Pero me parece demasiado ambiguo, debido a sus connotaciones apícolas.
 Las otras cinco acepciones mejor ignorarlas, realmente (*) carecen de sentido en las actuales circunstancias.

Nota a modo de justificación:

" Te veo tan perdido, a veces, tan alejado de nosotros, los súbditos que bien te quieren, y que no persiguen tu amor, tan solo que cumplas con el deber que te exige el destino que tu mismo elegiste, allá en tu primera adolescencia, cuando te postulaste como representante de tus condiscípulos de bachillerato, en la primera ocasión, y son tan sospechosamente ineficaces tus obras, a la hora de acertar con el único camino posible para la salvación del rebaño que diriges, que me veo en la urgencia vital – me juego la supervivencia, tronco -  de orientarte siguiendo el conocimiento adquirido de nuestros comunes antepasados los primates, es decir  el sol, las estrellas y , en los días nublados, el verdín de la corteza de los escasos arboles vivos que nos quedan"

Epístola inicial:

1.- Cárcel y tortura.- 

Ambas medidas son necesarias, complementarias, e ineficaces si usas la una sin la otra.
Comprendo que la cultura que hemos mamado en su rama de buenismo oficial y estereotipado, en  el que puede torturarse a un señor todos los años, a lo largo de una semana, en una apología nacional de la injusticia, crucifixión y ejecución de un ser humano - yo lo prohibiría, pero sé que no lo harás-  bajo el pretexto de la tradición que todo lo puede; y que  también sirve para torturar decenas de animales, todos los domingos y fiestas de guardar. La misma bondad de tus feligreses que no ven mal el ensañamiento y muerte, a veces en directo, de aquellos compañeros tuyos de principado, en horas bajas, como han sido Saddam, Gadafi, etc...  sin necesidad de tradición alguna que lo justifique, tan solo el ser perdedores en una partida del juego este al que llamamos historia. Fíate, de los buenos, y no corras. Y no creas todo lo que cuentas a los demás, porque podrías perder la razón.

Ya ves, querido príncipe que el tormento, a veces resulta real como la vida misma,  como su espejo la muerte;  y usándolo en dosis homeopáticas, como yo te propongo, verás que tiene muchas ventajas.
Porque la cárcel no tiene mucho sentido per se. La privación de libertad solo tiene valor cuando el enjaulado está incapacitado para realizar dentro de la jaula, sus actividades habituales. No cuando el delincuente puede continuar delinquiendo y cuando el que roba sigue haciéndolo, permitiéndose comprar con el dinero ajeno su libertad, vía  fianza, o vía  reducción de condena, engrasando las habituales y laxas cerraduras de nuestros penales.

Una vez establecido como definitivo el principio de Santa Rita Rita, por el que no vamos a conseguir que devuelvan un solo maravedí los virtuales y futuros  insolventes, receptores del billón de euros que debemos porque nos lo hemos gastado, (y por tanto algunos lo han recibido y guardan a buen recaudo de la justicia de tus encargados de la cosa), hay que buscar , al menos, alguna utilidad en la desgracia. Hacer de la necesidad virtud.
Como bien sabes, tienes varios niveles de príncipes bajo tu mando, y si cada uno de ellos comienza a aplicar la máxima, mínima, que hoy te sugiero; centenares, quizás miles de delincuentes con nombramiento oficial, terminarán encerrados en lugar seguro. Y, si quieres eliminar la fea y pecaminosa costumbre que los ha llevado hasta allí,  solo podrás conseguirlo a través de la penitencia impuesta. Recuerda lo que nos enseñaron en el colegio. Y que  la pena sin dolor, sin esa tortura de que te hablaba, solo conduce a un purgado ineficaz, para sus almas y para nuestra supervivencia,  tan ineficaz como el de mis caracoles, inocentes e injustamente escaldados a pesar de ser purgados, sin pan ni agua, créeme, durante una semana.

Resulta banal tener que explicarte el objetivo de esta medida inicial, pero voy a hacerlo.
Lo de la ejemplaridad, podría servir. Aunque te veo tan perdido en el terreno de la economía que aprieta, (Tighten up como en la canción de Archie Bell y los Drells…), que olvidas los fundamentos del buen gobierno.  El imprescindible encarcelamiento de un centenar, o un millar, de buitres,  marcando con pintura roja sus nidos – no olvides que la familia que roba, roba unida-  solo tiene en nuestro caso, un objetivo moral que va mucho mas allá de las ventajas aparentes. 
Y no es otro que la explicación que debes como gobernante a los vecinos de Villa del Rio, entrampados hasta unos niveles que temes explicarles, privados de los muchos lujos disfrutados sin posibles para pagarlos, pantalones de mil rayas, chalecos de terciopelo y caireles de plata fina, frente a un alcalde balbuceante, que repite sin ninguna convicción aquello de que nos debe una explicación, y que esa explicación nos la va a dar.

Querido príncipe, principia con algo tan sencillo como  el encierro, y algo más ya digo, de aquellos delincuentes, conocidos y habituales pícaros de tu corte, y verás como las privaciones a que el destino, en tu nombre, va a someter a tu pueblo, serán mas llevaderas, para ti y para los tuyos. 

Porque es, mas que nunca, en el estado de necesidad, cuando el ser humanos valora que los culpables de su ruina sean castigados. Y nunca olvides que los justos, aunque pobres, no gustan ser insultados, humillados, con la mas cruel de las burlas, la del diablo, la del sarcasmo, la risa de los poderosos cuya única virtud tiene un nombre odioso por injusto, impunidad.

Pero de Santa María de la Impunidad, y de la degradación de valores fundamentales para la sociedad, como es el de la Justicia, ya te escribiré otro día.

Q.B.S.M.

Indignatus Sumus. (Aka Nicolás).

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