jueves, 4 de octubre de 2012

LECTURAS VERANIEGAS. (EPÍLOGO).-



Epílogo.- 
 
Supongamos que me rindo.
Pantalla de tinta electrónica E-link (¿Cómo quitar las manchas de este tipo de tinta?. No lo encuentro en ningún sitio), o pantalla capacitativa (solo de deletrearlo me da nistagmus), pantalla vizplex ¿?, o con escala de grises... A saber que me venden.
Espero tener más suerte que con las miles de páginas de papel-papel que me han emborronado el verano legible. Al menos queda la esperanza real, y no la hipócrita del que no cree en la sostenibilidad de los bosques, cuando los estamos quemando impunemente, o en el incremento de la boina de CO2 al arrojar los prescindibles a la estufa, no. Lo que realmente me hace ilusión y me parece un avance innegable del formato electrónico es el ver aparecer el bocadillo emergente en la pantalla con la estimulante pregunta:
¿Está seguro de que desea mover este archivo a la papelera de reciclaje?
Y vaya si voy a estarlo. Sin contaminar la biosfera, sin la menor sensación de pecar,  sin necesidad de pagar los ilegítimos derechos que sirven para mantener  vicios entre los herederos apócrifos de Capote,  Borges,  Lorca, Machado, Pessoa, y  otros cien autores que no dejaron más descendencia que la de sus ideas impresas en papel.  Y sobre todo sin cargar con la sensación de padecer el síndrome de Diógenes, ese que te hace acumular textos encuadernados en los estantes, mesas, mesillas, pasillos y rincones de toda la casa. Sin remordimiento, sin contrición alguna.
Los diez mil de Jenofonte, de Herodoto (Athanatoi), los Inmortales, van a continuar siéndolo, sin necesidad de ocupar otro espacio vital que el correspondiente hueco en la memoria de mi eraserhead, cabeza borradora, de Lynch. Espacio vital que va a ser rellenado ante su ausencia, con macetas y jardineras donde plantaré , espero, hierbas comestibles y aromáticas. Lástima de fumador incompetente. Que desperdicio.
Libro a conservar: El horticultor autosuficiente. John Seymour. 1970. (Está de moda) .
Moda que  he visto amanecer, y eclipsarse, en varias ocasiones. Me cogen un poco escéptico los del revival, harto de lidiar con pulgones y cochinillas en un pais del que se han hecho los dueños.  Mi corta, y frustrada, experiencia agrícola, me dice que los parásitos solo se eliminan con terapias de choque, y que no basta con el humus de lombriz, la caparrosa (hierro quelado) y las buenas intenciones, para evitar que la maleza arruine tu futuro, no.  Y tampoco lo de cantar al señor parece que evite la hecatombe centenaria. Tan solo consuela, que no es poco, a los que van hacia ella cantando. Envidia les tengo.
 
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