viernes, 20 de septiembre de 2013
GALERIA DE SIMPÁTICOS.-(o QUE A MI ME LO PARECEN).- 1
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martes, 17 de septiembre de 2013
¿QUIÉN QUIERE IR A MALABO?
Pero yo quiero ir a Malabo.-
Cuando de la realidad secuestramos, censuramos, aquellos
aspectos que sobresaltan a la imaginación del lector, estamos sin pretenderlo,
invadiendo el terreno de la ficción, a la vez que desvirtuamos el soporte que
la certeza presta a nuestra posible reacción ante los hechos.
Pero es obstinada ella, como ya sabemos, y el ignorarla solo
lleva a la repetición, a pisar otra vez los mismos e indeseables charcos.
Bien es cierto que Bill Murray nos hizo reír con su disco
rayado en “El día de la marmota” y que el aspecto divertido de las cosas,
incluso de las más negras, tenemos que apreciarlo en su sentido reconfortante,
cuando lo tenga.
Los vuelos entre Guinea Ecuatorial en el continente
africano, nuestra penúltima colonia, y sus islas, han estado durante años
servidos gratuitamente – nos va eso de universal y gratuito- por aviones del
ejercito español, que cubrían regularmente el trayecto entre Santa Isabel
(Malabo) y Bata, como auténticos autobuses con alas, en los que, curiosamente,
no había que pagar billete alguno.
Con cierta, y pertinaz frecuencia, la salida de los vuelos
se veía obstaculizada por el excesivo número de pasajeros, y sus variopintos
equipajes, que hacían imposible el despegue.
El comandante, no obstante, explicaba al pasaje, a veces uno
por uno, la imposibilidad de realizar el trayecto, si no bajaban del avión, la
mitad, más o menos, de los pasajeros.
-¿Entienden lo que les digo?- preguntaba el piloto.
- Si Masa, pero yo quiero ir a Malabo- respondían
invariablemente los guineanos.
Era un dialogo reiterado, un disco rayado, que solo ofrecía
un surco truncado al oyente, y que terminaba siempre justo antes del maldito clic.
-Si Masa, pero yo quiero ir a Malabo-.
Allí, en ese momento, después de media hora de conversación
inútil, terminaba el viaje. Los pilotos
abandonaban el aeropuerto, sin poder realizar su trabajo, y con la esperanza de
encontrar un auditorio mas receptivo, al día siguiente.
Esta anécdota diaria, real, que debido al excelente juicio
de los pilotos, quedaba reducida a la ejecución de un servicio inservible, de
un trabajo inacabado al que tan acostumbrado estamos entre los servidores de la
función pública, podía haberse transformado en tragedia si la lucidez de los
aviadores no se hubiese impuesto una y otra vez a eso tan peligroso que es la
insistencia del interlocutor.
Aunque supongo que un factor importante en el resultado de este pacto, consenso, acuerdo cotidiano, debió ser el que una de las partes, tenia en sus manos las llaves y la capacidad de hacer volar el aparato, y la otra solamente su empecinamiento irracional.
Aunque supongo que un factor importante en el resultado de este pacto, consenso, acuerdo cotidiano, debió ser el que una de las partes, tenia en sus manos las llaves y la capacidad de hacer volar el aparato, y la otra solamente su empecinamiento irracional.
Ahora bien, cuando ciertos gestores de la administración
pública, amparados en una crisis desgraciada que, curiosamente no les afecta a
ellos, en cuanto a su numero, a sus emolumentos - mínimamente- o a su carrera
profesional, deciden aplicar ese entusiasmo temerario a la hora de exigir cada
día más, a trabajadores a su cargo, a subalternos que han sufrido una quita del
cincuenta por ciento en sus salarios, y una merma constante, dirigida a la más
que probable extinción de sus derechos, la escena cambia radicalmente.
El “Si Masa, pero yo quiero ir a Malabo” escuchado en la voz
de quien ostenta el poder, y enfrentada al silencio forzado de una masa de
funcionarios, hasta ayer más o menos eficientes – pese a las leyendas urbanas ,
propias de la ignorancia, que confunden la incompetencia del trabajador con la
de los gestores que los dirigen - ese
argumento de sainete, puede provocar autentico pavor en quien lo contempla, y
en quien lo sufre, aventurando un mas que probable final desgraciado, en la
singladura de cualquier día venidero. La inminente catástrofe absolutamente
orquestada por quien, dirigiendo los mandos del avión, no dejan de repetir “Si
Masa pero yo quiero ir a Malabo”. !El Horror! que diría Conrad, Joseph. !El Horror!…
Pretenden conseguir más por menos, esa es su cantinela, su
objetivo, sin establecer límite alguno en el más ni en el menos, y sin, en
ningún momento, aceptar que en la desgracia de todos, en ese todos, entran
ellos que, autoexcluidos, niegan la evidencia causal de todo el desastre, la
incompetencia de los gestores – políticos – de la función pública, y la
corrupción que los partidos – políticos, de quienes son cargos de confianza-
han extendido hasta los niveles intermedios, los de ellos, en la pirámide del
poder.
El caos está servido, sin necesidad de cenizos , de jeremías
, ni de los inevitables pescadores en aguas revueltas.
Me temo que nos llevarán a Malabo, y que ni el viaje, ni el
destino nos van a gustar.
1.- El último episodio de este tipo de viajes absurdos, lo vivimos como espectadores lejanos en 2010, cuando el Tupolev Tu-154 se estrelló en Smolenk pereciendo todos sus ocupantes, entre ellos el presidente polaco, 89 delegados gubernamentales y los miembros de la tripulación.
La causa fue el autoritarismo temerario de los que, a toda costa, querian ir a Malabo, imponiendo su dictado sobre los pilotos quienes se negaban a aterrizar en medio de la niebla.
Curiosamente, iban a realizar un homenaje a los masacrados en Katyn, otro Malabo que no conviene olvidar.
Después del desastre nadie asume responsabilidades, y menos los muertos.
2.- EL PAIS 3 de Enero de 1987 (Más lejos, pero más cerca).
"Diecioocho personas murieron ayer al estrellarse en Guinea Ecuatorial un avión de la Fuerza Española destinado en funciones de cooperación en aquel pais. El accidente en el que no hubo supervivientes, se produjo a las 16.30, al despegar el aparato, un Aviocar fabricado en la factoria española de Construcciones Aeronáuticas. La superiora general de las Calasancias figura entre las víctimas".
La causa fue el autoritarismo temerario de los que, a toda costa, querian ir a Malabo, imponiendo su dictado sobre los pilotos quienes se negaban a aterrizar en medio de la niebla.
Curiosamente, iban a realizar un homenaje a los masacrados en Katyn, otro Malabo que no conviene olvidar.
Después del desastre nadie asume responsabilidades, y menos los muertos.
2.- EL PAIS 3 de Enero de 1987 (Más lejos, pero más cerca).
"Diecioocho personas murieron ayer al estrellarse en Guinea Ecuatorial un avión de la Fuerza Española destinado en funciones de cooperación en aquel pais. El accidente en el que no hubo supervivientes, se produjo a las 16.30, al despegar el aparato, un Aviocar fabricado en la factoria española de Construcciones Aeronáuticas. La superiora general de las Calasancias figura entre las víctimas".
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domingo, 15 de septiembre de 2013
ALTERNATIVAS A LA SANIDAD PÚBLICA.-(34)
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viernes, 13 de septiembre de 2013
MI PRIMERA FOTO (CON SOR MARIA).-
Creo que venía mucho por casa esta buena mujer. (Es broma).
Deberían darse una vuelta por el jardín de la ética, ciertos periodistas, amarillos como la bilis, antes de personalizar un asunto como este en una monjita - desconozco el porqué las llamamos monjitas y no monjas - en un hospital concreto, y en unas fechas determinadas.
Algo que se ha hecho durante décadas, y se sigue haciendo - quinientos niños rusos, nacidos huérfanos, esperan padres españoles - en todas las maternidades de nuestro pais, por un equipo de profesionales, obviamente tutelados por el ginecólogo y el director responsable, y con la mejor de las intenciones, conseguir el equilibrio cósmico en la vida de un niño que nace sin padres, y unos padres que quieren y no pueden tener hijos.
Quizás hoy no sea tan necesario este procedimiento irregular, y mucho menos infringiendo las leyes en un país tan respetuoso con ellas (!Hics! es el hipo del capitan Haddock, que me está dictando) pero no deja de resultar curioso que todas las madres, que no pudieron serlo en aquellos años tristes, manifiesten de golpe, y al unísono, el dolor que todo este tiempo llevan guardado en su interior.
Si alguna madre, y algún hijo han sido privados el uno del otro por las artimañas de un delicuente, y logran demostrarlo; me temo que solo tienen que acudir a la justicia (Hics), aunque prefiero pensar que miles, o decenas de miles de casos, han sido registrados con el nombre de unos padres, que han cubierto la ausencia de los propios, y que el beneficio ha sido mutuo.
Hoy puedo hablar del asunto sin miedo a lapidación. Realmente es una moda (Hics), de hace unos meses, por tanto, totalmente olvidada.
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martes, 10 de septiembre de 2013
COSAS DE LOS LLOPIS.-
LA PUERTA VERDE.-
Otra noche más que no duermo,
otra noche más que se pierde.
¿Qué habrá tras
de esa puerta verde?
Suena alegremente
un piano viejo
tras la puerta verde.
Todos ríen y no sé qué pasa
tras la puerta verde.
No descansaré hasta saber
qué hay tras la puerta verde.
Toqué y cuando contestaron,
dije: aquí a mí me llamaron.
Risas y enseguida me echaron.
Sólo pude ver
que mucha gente allí
se divertía.
Y, entre tanto humo, todo allí
se confundía.
Yo quisiera estar del otro lado
de la puerta verde.
Otra noche más que no duermo,
otra noche más que se pierde.
¿Qué habrá tras
de esa puerta verde?
A veces sobran las palabras para explicar, en todo caso
empeorando, el mensaje de la letra de una canción.
Parece ser que hay o hubo una fiesta, y que no nos han
dejado participar en ella.
Que se lo pasaron bien con el piano viejo, risas, humo y no
se que pasa tras esa puerta verde.
Son muchas noches las que llevamos sin dormir, intrigados
por la fiesta a la que no hemos sido invitados, y que sin embargo estamos pagando
desde hace varios años.
Y no es solo que me preocupe la deuda que van a dejar los señorítos,
ilimitados pródigos con el dinero ajeno. Es que estos últimos años, cinco desde
que tuvimos conciencia del fiestorro tras la puerta, la situación extramuros de
la puertecita, las necesidades básicas des que estamos fuera, no ha dejado de
empeorar.
Sigue sonando el piano, seguimos oyendo risas y la gran
diversión que prosigue tras la puerta verde.
¿Qué habrá tras esa puerta verde?
¿Hasta cuando los protagonistas de “El ángel exterminador” (1)
continuarán su banquete sin asomarse al exterior?
Realmente es un símbolo tan poderoso como para retroceder
ante el. Anatema herético cuyo pensamiento, el derribarla, nos condena de
antemano.
La historia está repleta de puertas de todos los colores, no
solo el verde, y no siempre los invitados postineros las han traspasado
indemnes.
Quiera la divinidad que recapaciten y, al menos, amortigüen
el ruido de su bacanal.
Es que no me dejan dormir. Más por la desmesurada sonoridad
de su festival, que por la preocupación, que tampoco me deja.
Ya lo cantaban Los Llopis
en 1960, grupo cubano que vio como en esto llegó Fidel. Llegó el
comandante, mandó a parar. (Esa es de Carlos Puebla).
La historia tiene estos baches, ya digo que no siempre se
puede provocar, impunemente, el insomnio de los demás.
La canción original era de Jim Lowe & The High Fives,
año 1954
Midnight one more night without sleepin'
Watchin' 'til the mornin' comes creepin'
Green door what's that secret you're keepin'?
Green door what's that secret you're keepin'?
Watchin' 'til the mornin' comes creepin'
Green door what's that secret you're keepin'?
Green door what's that secret you're keepin'?
Por razones
evidentes, los mismísimos hermanos Llopis
tuvieron que salir de Cuba para instalarse en el Pasapoga madrileño tras su
puerta verde. Una bendición para el rock hispano y otro presagio para seguir
quitandome el sueño.
Dijo Mark Twain
que la historia no siempre se repite, pero rima. Rima con bastante frecuencia
cada cierto tiempo.
Yo me quedo
escuchándolos, y no se si prefiero “No seas cruel” o “Cantando mis tristezas”,
porque, la verdad, todas me llevan al mismo lugar.
(1).- En la
película “El ángel exterminador” de D.Luis Buñuel, los burgueses invitados en
una fiesta son incapaces de atravesar la puerta que los conduciría desde el
salón hasta la calle. Una obstáculo invisible e intangible, se lo impide.
D.Luis se
cabreaba mucho cuando le preguntaban con insistencia sobre el significado del
argumento. Y con razón.
P.D.- Si
quereis escucharla, pinchad abajo.
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domingo, 8 de septiembre de 2013
LA GUERRA, SEGÚN MORTADELO.-
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martes, 3 de septiembre de 2013
CARSON McCULLERS Y KAREN BLIXEN
LA FOTO (2)-
- Fotos de antes y después …. del tabaco. (Para que luego digais que no escribo claro, que no se me entiende).-
En el caso de Carson McCullers, creo que fue al revés. Si
bien conocía la existencia, y buscaba, su novela,“El corazón es un cazador
solitario”, infructuosamente. Recuerdo
que llegué a leer, de un tirón, sin separar el libro de mis manos “Reflejos en
un ojo dorado”, algo después de haber
visto en la pantalla la maravillosa película de John Huston. El Marlon y la Taylor en su plenitud, y desgraciadamente,
bastante tiempo después de su estreno, por las mismas razones, y distinta
motivación, que las que impidieron a Karen firmar sus obras, la censura, en este caso religiosa, y en un país más
cercano, de cuyo nombre no quiero… (1).
Otras tres o cuatro veces que habré visto esta, y no para
pecar no, que mi santidad, como la de Silvio, está a prueba de esas cosas. Para
comprobar como se estructura una historia, como media docena de personajes te transmiten su
drama personal y colectivo, y como este es el mismo a lo largo de los siglos.
Intemporal, como la novela.
Luego consigo “El corazón…” y “La balada del café triste”, y ya se quedan
para siempre algunos de sus encantadores protagonistas, entre esperpénticos y
cercanos, dando vueltas alrededor de uno.
En los otros intentos de Hollywood sobre sus cuentos, el cine pretende, y no
logra, transmitir los sentimientos de Carson McCullers. Ni Vanessa Redgrave en el café, ni Alan Arkin en
el papel del sordomudo inmortal de “El corazón...” pueden hacer posible lo que
no puede serlo. Hay novelas tan perfectas que cualquier intento de
transcribirlas está condenado de antemano.
Después de leer a estas mujeres, y no solo por el exotismo
de que sean mujeres escritoras, que hay poquísimas, por más que parezca lo
contrario. Uno tiene acceso despues a sus biografías oficiales, a los resúmenes que se
hacen en los prólogos o en las contraportadas, y constata que la vida tampoco
ha escatimado crueldad con ellas. Incluso llega a pensar si la propia desgracia, aun
no sobrevenida, tan solo quizás presentida en el momento de la escritura,
aporte el sello de la genialidad, indiscutible en estas señoras.
Si además las fuentes informativas parten exclusivamente de
las crónicas mundanas, de la prensa sensacionalista, revistas del corazón –
claro – o incluso de las despreciables leyendas urbanas, uno prescinde de la
fiabilidad de la mayoría de los datos personales, y se queda con la foto inicial, la
única probablemente de las dos juntas, y del extraordinario parecido, de las
similitudes en sus trayectorias vitales.
Enfermedades incurables, matrimonios
desastrosos, que irónicamente prestaron los apellidos con que las conocemos,
Blixen y McCullers, cuando los de sus padres eran Dinesen y Smith
respectivamente, y dos chicas que dejaron su encanto vital, su esplendor
físico, que lo tuvieron sin duda, reflejado en historias inmortales, en las que
no hay malvados, ni héroes, tan solo personajes enamorados, con sus
debilidades, frente a la ignorancia , y su hijos espurios el desprecio y la
intolerancia; y que a su pesar, nos dejan encantados de haberlos conocido, a
ellos, y a estas escritoras inolvidables, Christence y Lula, que también eran
esos sus nombres.
Las fotos, los retratos al menos, son crueles, en tanto
recogen imágenes que atribuimos a personas, que ya no son las mismas un
instante después. Maravillas, paradojas, y miserias de la fotografía. Pero
aparte del posible canon artístico de la imagen, ausente en esta, nos ofrece aquí un documento tan valioso como
quizás intrascendente, sobre un momento, y sobre una anécdota, una coincidencia
fortuita en una gala, o en un homenaje quizás, y se convierte entonces en una instantánea
mágica, que da vueltas, o se esconde durante mucho tiempo, hasta a recalar
fortuitamente en el titular de aquí y de hoy, de un admirador agradecido. Magia
sin duda.
(1).- Debo tener en algún rincón (del alma, o sea la estanteria Billy Nº 100) el número casi
monográfico de “Dirigido por” del último año del paganismo y el primero de lo
mismo, finales de los setenta, dedicado a enumerar las películas cuyo estreno habían
secuestrado las autoridades, de modo profiláctico.
De hecho los distribuidores
ni osaban plantear la exhibición de películas como “Reflejos en un ojo dorado”,
por extraordinarias que fuesen. Y no solo porque el cóctel de sus personajes,
militares, adúlteros y homosexuales, era un autentico insulto para la moral -
la de entonces y la de ahora no es tan diferente – sino porque aquello del ojo
dorado no estaba nada claro. A saber que querían decir los judeomasones con eso
del ojo…
Como esa, decenas; italianas, francesas, americanas… de cualquier
sitio que se negase a aceptar los valores
o como se llame esa cosa que el poder impone a todo un país. Igualito
que ahora, solo que la temática adulta en el cine o la literatura, en su
abstracción ultrapopular de caca, culo, pedo pis, es considerada la única prueba
fehaciente de la libertad y por extensión, de la democracia. Supongo que estas
señoras doña Libertad y doña Democracia no se conformarán con tan exiguo
bagaje, pero es lo que hay.
Por cierto que muchos de esos títulos, y algunos otros,
siguen prohibidos en países ciertamente democráticos, como es el caso de “Senderos
de Gloria” en Francia, o “Patria y Rey” en U.K., a pesar de Kubrick y de Losey.
Por no mencionar la obra cumbre de Leni Riefenstahl en su propio país,
Alemania.
Y cuando los autorizan, cuando
los legalizan, no suelen tener el menor interés para el espectador, ni para el
distribuidor, por sentido común.
Quedarán en el rincón del alma de los fanáticos
del séptimo arte, los que rompen sus gafas “de ver” ante la cantidad de basura
que se sigue estrenando sin que nadie pueda evitarlo. Películas, y novelas,
malas de obscenidad, obscenamente malas,
de las que cultivan y abonan lo mismo que atesoran los censores, la nada.
- Fotos de antes y después …. del tabaco. (Para que luego digais que no escribo claro, que no se me entiende).-
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domingo, 1 de septiembre de 2013
KAREN BLIXEN Y CARSON McCULLERS
La foto.-
- Dio en pensar y… se volvió loco.
- De tanto leer, Alonso Quijano, perdió la razón.
- Luego llegó el cine… y fue peor.
Aunque no sea lo habitual, la mayoría de los escritores,
antes de serlo, han leído mucho, muchísimo generalmente, y solo cuando, tiempo
después han dedicado gran parte de sus horas a pensar, están en
condiciones de hacer algo grande, de pasar a la historia del papel impreso.
Narradores o pensadores, novelistas o filósofos, poetas o
moralistas, igual da, la diferencia estará en el destinatario, el lector de los
libros, más que en sus autores.
No tiene mucho sentido, aparentemente, dedicar excesivo
interés a la figura del escritor, cuando es su obra lo que nos importa. Si bien,
desde hace poco, la inmediatez, cuando no la antelación desde la promoción
publicitaria, por el autor convertido en estrella, hasta la distribución de la
novela – los ensayos, generalmente tienen otro tempo musical bien diferente –
obligan al consumidor a leer un producto atribuido presuntamente al genio
merecedor de su devoción, y escrito al gusto
casi al dictado, de la victima, compradora compulsiva.
El dedicar, unos minutos tan solo, a la hora de elegir la
lectura venidera, basándonos en criterios ajenos, en reseñas literarias, o en
cualquier texto sobre literatura universal, va a redundar en la ingesta y
absorción provechosa de ciertos alimentos imprescindibles para el alma, que
obviamente no suelen abundar entre las listas de los mas vendidos, ni entre los
próximos, no gestados aun, que posiblemente ni siquiera serán escritos, tan
solo firmados, por el autor que capitaliza toda nuestra admiración.
Por ello cuando lees algo sobre cuya bondad te han insistido
lectores de confianza, o cuyo título has encontrado en versiones, a veces
extraordinarias, del cine o el teatro, sobre la novela original;
independientemente del tiempo transcurrido desde su publicación, y considerando
un regalo del destino, el que la vida sea tan corta y la historia de la
literatura tan desproporcionadamente larga en relación con la duración de
lector, dejas de fijarte en las fechas, en las décadas, o en los siglos
transcurridos, para centrarte en la enjundia de las paginas que tienes delante,
para disfrutar de la lectura vicevérsica, de atrás hacia delante después de, y
de acariciar el libro, antes de devolverlo a la estantería intentando memorizar
férreamente, algo imposible, el lugar donde lo guardarás para la próxima vez,
para repetir la misma película al día siguiente, como hacías cuando tenias mas
tiempo y menos años, y como anunciaban en la cartelera del cine, ciertos lunes
gloriosos, en letras mayúsculas…”SE REPITE”.
Algo así me ha sucedido con las dos chicas de la foto. Con el
fruto de su trabajo.
Y no sabría, no podría decir que fue anterior si el cine o
la lectura.
Supongo que de Karen Blixen fue primero el placer de leer sus
“Siete cuentos góticos”, cuando todavía no era Karen, sino Isak Dinesen, es
decir un señor, y no por motivos transexuales sino por la mera y estúpida
censura, generadora siempre, y en todo lugar, de los mayores absurdos. No podía
entonces una mujer escribir literatura, ni mucho menos intentar publicarla con
su nombre, al menos en la
Dinamarca de hace cien años. Inolvidable la figura del obispo en el tejado
de una casa rodeada por el agua, un
microcosmos a la intemperie.
Luego disfruté contemplando “El festín de Babette”, que debo
haber visto tres o cuatro veces, ya digo, sin fijarme en el autor del guión, y
tuvo que ser el nuevo “Mogambo”, la exquisita última versión de “Las Minas del
Rey Salomón”, es decir la superproducción de romance y aventuras, ambientada en
África, que los cinéfilos llevábamos cuarenta años esperando, para descubrir
definitivamente, quien estaba detrás de la historia, de su propia historia,
Karen Blixen en “Memorias de África”.
Como suele suceder en las buenas novelas, y supongo que también
en las malas, es el lector quien pone rostro a los personajes, y tiene que
llegar el cine para aclararnos a su manera el error. Karen tiene el rostro, el
físico de Meryl Streep, o al menos lo tenía hasta que vi la foto. La imagen que
cierra el circulo entre fantasía y realidad y que hace justicia a las personas,
justicia cierta, infalible, con una implacable precisión acentuada por el
transcurso del tiempo, de los años que también acompañan al escritor en todo
momento, no solo al lector desesperado al comprender que no va poder leer ni la
mitad… de la mitad.
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