SOLIPSISMO.-(Definición):
Solo se puede garantizar la existencia de uno mismo puesto que la de cualquier otro ser es dudable o infundada.
Gracias a la metafísica y a que ego solus ipse, me he quitado un gran peso. Y además dice que la realidad que aparentemente nos rodea, puede no ser mas que parte de los estados mentales del propio yo.
Aunque es algo que ya venia sospechando, ahora me quedo mas tranquilo con la confirmación. Que pensadores más extraordinarios ha dado la historia.
Solo se puede garantizar la existencia de uno mismo puesto que la de cualquier otro ser es dudable o infundada.
Gracias a la metafísica y a que ego solus ipse, me he quitado un gran peso. Y además dice que la realidad que aparentemente nos rodea, puede no ser mas que parte de los estados mentales del propio yo.
Aunque es algo que ya venia sospechando, ahora me quedo mas tranquilo con la confirmación. Que pensadores más extraordinarios ha dado la historia.
Aunque sospecho que, entonces no tenían tele, y así no tiene tanto merito.
Porque, cuando uno calza pantuflas ante la estufa, cuando goza de una vida acomodada, ante unas perspectivas placenteras del tiempo futuro, bien puede atreverse a negar la evidencia ajena, ya que la suya resulta sobradamente satisfactoria. El problema, y toda la metafísica es un problema, surge en el momento en que otro, distinto de uno, por muy inexistente que nos resulte, está aquí, al lado, sin trabajo, sin medios para mantener a su familia en los niveles de confort que gozaba hasta antesdeayer. Ese momento es aquel en el que el ser humano pasa de ser el filósofo, amable con las enseñanzas de sus predecesores y, en lugar de ahondar en la profundidad del pensamiento académico, cortocircuitadas las zonas nobles de su encéfalo, se limita a dejar escapar una palabra:“Shit”. Monosilabica que suelen repetir con frecuencia los malos de las películas, y que creo quiere decir “Mierda”. Y aquí los pensadores no tienen nada que hacer.
Porque, cuando uno calza pantuflas ante la estufa, cuando goza de una vida acomodada, ante unas perspectivas placenteras del tiempo futuro, bien puede atreverse a negar la evidencia ajena, ya que la suya resulta sobradamente satisfactoria. El problema, y toda la metafísica es un problema, surge en el momento en que otro, distinto de uno, por muy inexistente que nos resulte, está aquí, al lado, sin trabajo, sin medios para mantener a su familia en los niveles de confort que gozaba hasta antesdeayer. Ese momento es aquel en el que el ser humano pasa de ser el filósofo, amable con las enseñanzas de sus predecesores y, en lugar de ahondar en la profundidad del pensamiento académico, cortocircuitadas las zonas nobles de su encéfalo, se limita a dejar escapar una palabra:“Shit”. Monosilabica que suelen repetir con frecuencia los malos de las películas, y que creo quiere decir “Mierda”. Y aquí los pensadores no tienen nada que hacer.
En estas fases históricas, suelen dejar la voz a los políticos, mas bregados en el arte del símil taurino y sobre todo mas dispuestos a ofrecer el señuelo del capote, la estudiada espontaneidad de la finta con la muleta, y hasta el rejón del castigo si fuese necesario. Todo está previsto, y si bien, resulta tradicional que los innumerables toros que nuestra patria engendra sin descanso, resultan temibles como figura simbólica de la cólera, de la fuerza bruta y de la violencia por antonomasia, la verdad es que, uno a uno, los domingos y fiestas de guardar, van humillando y pereciendo sin otro inconveniente para el oponente que el dejar en evidencia su escasa pericia. Y eso que los astados no se han estudiado lo del solipsismo, que, si no, directamente ignorarian la existencia del tio de la espada y ya está.
Y esa es la segunda fase del episodio cíclico, cuando el presunto domador, con su probada locuacidad, sembrada de gestos y ademanes aprendidos del maestro actoral Stanislawski, se ve impotente para convencer a la criatura-ya vimos que el yo es unipersonal, de eso si estamos seguros- de que circule en la dirección apropiada donde va a recibir las puyas necesarias para apaciguar su infundado malestar, y entonces , ante el fracaso de la demagogia , recurre al rey de espadas, primo suyo, experto en acero toledano, y que tiene siempre a su lado al caballo de espadas, a la sota –genero misterioso el de la sota- de espadas, y al resto de socios en el palo de las espadas, estos se lían con o contra los bastos, y aquí es donde se vuelve a producir un hiato en la historia, un agujero terriblemente molesto para los ciudadanos, un lapsus sobre cuyo resultado no suelen ponerse nunca de acuerdo los expertos en la materia, historiadores en este caso, por mas que pasen los años, o los siglos, y por mas que los vencedores de la disputa hayan dejado atado, y bien atado, el argumento final, el guión de la película. Sucede que la película ya la hemos visto. Tantas veces la hemos visto, que esperamos con ansiedad la aparición en la escena de nuevos personajes, de nuevas ideas que, sin necesidad de separar las aguas para que atravesemos el Mar Rojo, consigan llamar la atención del espectador con actitudes inesperadas y sorprendentes, con sucesos tan naturales como acertados, y lo mantengan conforme, pegado a su sillón, hasta el final de la película. Final feliz, por supuesto.
Y se me hace que no es tan difícil.
Una vez asumida la obsolescencia solipsista, una vez aceptado que el otro existe, que existe y está jodido, ya tenemos el primer peldaño.
Si luego conseguimos, y esto es más difícil, que los responsables del gobierno en todas sus variantes, que no son pocas, profesionales de la oposición incluidos, acepten que ciudadano no es sinónimo de cornúpeta, ya tenemos el segundo escalón.
El tercero es aparentemente el mas fácil, aunque según se mire, porque consiste en introducir en la parte del argumento de la vida en común, algunos elementos innovadores, de diseño rompedor, de los que tanto se abusado en el cine clásico, que conjuguen la realidad actual y venidera con el autentico significado de algunas palabras gastadas, viejas y olvidadas, como pueden ser sinceridad, solidaridad o justicia. Sobre todo justicia.
Créanme que hay guionistas de puñetera madre. El cine chino, el coreano o el de cualquier parte del mundo donde hay gente con imaginación, no deja de sorprenderme, afortunadamente, y estoy seguro que aquí también debe haberlos. Todo es cosa de dejarlos trabajar fuera, lejos de los clichés habituales de sumisión y dependencia de los poderes fácticos, que son muchos mas de los que nos enseñaron en el catecismo, dejarlos abrir sendas nuevas y necesarias para que no tengamos que repetir otra vez el eslogan de los años treinta “Brother can you spare a dime?” ¿Puedes darme una moneda, hermano?.
Todo sea por que no tengamos que escuchar la palabra “Shit” en la boca de nadie que esté, que está a nuestro lado, insisto.
P.D.-
Fondo musical recomendado:
-Motivo principal de “La muerte tenia un precio” de Ennio Morricone, intentando emular los silbos de Alessandro Alessandroni.
-“Over the rainbow” de El mago de Oz, dando saltitos con la cestita bajo el brazo, como hacia Judy Garland.
A elegir, según tengan el cuerpo.
Y esa es la segunda fase del episodio cíclico, cuando el presunto domador, con su probada locuacidad, sembrada de gestos y ademanes aprendidos del maestro actoral Stanislawski, se ve impotente para convencer a la criatura-ya vimos que el yo es unipersonal, de eso si estamos seguros- de que circule en la dirección apropiada donde va a recibir las puyas necesarias para apaciguar su infundado malestar, y entonces , ante el fracaso de la demagogia , recurre al rey de espadas, primo suyo, experto en acero toledano, y que tiene siempre a su lado al caballo de espadas, a la sota –genero misterioso el de la sota- de espadas, y al resto de socios en el palo de las espadas, estos se lían con o contra los bastos, y aquí es donde se vuelve a producir un hiato en la historia, un agujero terriblemente molesto para los ciudadanos, un lapsus sobre cuyo resultado no suelen ponerse nunca de acuerdo los expertos en la materia, historiadores en este caso, por mas que pasen los años, o los siglos, y por mas que los vencedores de la disputa hayan dejado atado, y bien atado, el argumento final, el guión de la película. Sucede que la película ya la hemos visto. Tantas veces la hemos visto, que esperamos con ansiedad la aparición en la escena de nuevos personajes, de nuevas ideas que, sin necesidad de separar las aguas para que atravesemos el Mar Rojo, consigan llamar la atención del espectador con actitudes inesperadas y sorprendentes, con sucesos tan naturales como acertados, y lo mantengan conforme, pegado a su sillón, hasta el final de la película. Final feliz, por supuesto.
Y se me hace que no es tan difícil.
Una vez asumida la obsolescencia solipsista, una vez aceptado que el otro existe, que existe y está jodido, ya tenemos el primer peldaño.
Si luego conseguimos, y esto es más difícil, que los responsables del gobierno en todas sus variantes, que no son pocas, profesionales de la oposición incluidos, acepten que ciudadano no es sinónimo de cornúpeta, ya tenemos el segundo escalón.
El tercero es aparentemente el mas fácil, aunque según se mire, porque consiste en introducir en la parte del argumento de la vida en común, algunos elementos innovadores, de diseño rompedor, de los que tanto se abusado en el cine clásico, que conjuguen la realidad actual y venidera con el autentico significado de algunas palabras gastadas, viejas y olvidadas, como pueden ser sinceridad, solidaridad o justicia. Sobre todo justicia.
Créanme que hay guionistas de puñetera madre. El cine chino, el coreano o el de cualquier parte del mundo donde hay gente con imaginación, no deja de sorprenderme, afortunadamente, y estoy seguro que aquí también debe haberlos. Todo es cosa de dejarlos trabajar fuera, lejos de los clichés habituales de sumisión y dependencia de los poderes fácticos, que son muchos mas de los que nos enseñaron en el catecismo, dejarlos abrir sendas nuevas y necesarias para que no tengamos que repetir otra vez el eslogan de los años treinta “Brother can you spare a dime?” ¿Puedes darme una moneda, hermano?.
Todo sea por que no tengamos que escuchar la palabra “Shit” en la boca de nadie que esté, que está a nuestro lado, insisto.
P.D.-
Fondo musical recomendado:
-Motivo principal de “La muerte tenia un precio” de Ennio Morricone, intentando emular los silbos de Alessandro Alessandroni.
-“Over the rainbow” de El mago de Oz, dando saltitos con la cestita bajo el brazo, como hacia Judy Garland.
A elegir, según tengan el cuerpo.
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