miércoles, 18 de mayo de 2011

ESTRENANDO UN CLON

!Bienvenido! - Me dije frente al espejo esta mañana- Y esa es la palabra que escuché.-

Dicen que uno no reconoce su propia voz. Realmente no la ha escuchado nunca sin interferencias.
El hecho de la fonación y audición simultaneas, crea esta paradoja. Ni tan siquiera cuando hablo solo -tantas veces- mis palabras son escuchadas, con su timbre natural, por alguien. Otra cosa es cuando oyes la grabación de tu voz, donde aparece otro intermediario, el micrófono, que la hace diferente, otra vez, a la real, a la que escuchan los demás cuando te diriges a ellos. Más de lo mismo.

Y es que, este blog no es otra cosa que el eco vocal, y la continuación de


http://lacomunidad.elpais.com/hayquevivirla/posts

donde llevo desde hoy, intentando aclarar mis ideas respecto a tantas cosas, que he perdido la cuenta.

La primera dificultad que encuentro en el nuevo hogar es la necesidad de adscribir el blog a una sección determinada, entre dos docenas que se automarginan.
Podría haberlo hecho en Política, Religión, Medioambiente, Arte, Musica, Historia, Lengua, Cine, Viajes, etc.
Comprenderéis que no puedo excluir a ninguna, y ante la imposibilidad de hacerlo en la sección correcta e inexistente denominada: "Tambien" Lo hago en "Sanidad". Espero que seáis comprensivos.

El asunto de no reconocer tu propia voz, la de los manifestantes, los acampados, los miles de ciudadanos que exigen un estado democrático para nuestro país, asumiendo que hasta ahora solo hemos disfrutado -algunos mas que otros- de una pantomima, de una representación teatral de un genero menor, que nos obliga a plantearnos si la voz que escuchamos frente al espejo es realmente la nuestra, o bien si pretendemos seguir ignorándola y achacar a los filtros interesados -los medios de comunicación- la modulación y edición sonora que acaba haciéndonos creer que nuestra voz es idéntica, mire usted, a la de Elvis o a la de Sinatra. Es decir, a la de los presuntos interpretes orgánicos de nuestras voces, de las de todo un país, según unas normas muy antiguas, en cuya gestión no hemos participado y legadas, milagrosa y pacíficamente, por un regimen cuyos cánticos nadie quiere recordar, ni mucho menos alabar.

Aun sin conocer la mitad de las propuestas - en estado de gestación - de los manifestantes, no me queda mas remedio que reconocer mi voz en la de ellos, y la de compartir la necesidad de un cambio, preferible e improbablemente, pacífico -jamás, a lo largo de la historia, los culpables de una catástrofe han reconocido espontáneamente su delito (que lo es), han renunciado a su continuidad, y han facilitado la solución al conflicto de manera voluntaria-. Así como comparto la necesidad de pedirlo todo y pedirlo ahora.
La Utopía ya se sabe que es una señora muy esquiva, a la que nunca ha visto nadie. Pero tambien la historia nos cuenta que, detrás de esta buena mujer, han llegado, muy de tarde en tarde, cambios beneficiosos para la humanidad.
Y en ello estamos.

Resulta difícil conocer su inexistente programa, igual que resulta fácil aceptar los estúpidos calificativos que les llueven encima, interesadamente, sea el de antisistema (y no es un genérico no, es anti ESTE sistema) o el seudónimo disuasor empleado para cambiar el sentido de las palabras y de las cosas, llamándolo 15 M, como si un numero y una letra fuesen la etiqueta correcta para los trescientos, o tres mil, asesinatos de Madrid o de Nueva York. Mal vamos.

Se me ocurre escuchar, y reconocer estas voces como propias, e incluso deleitarme con ese sonido que augura una salida urgente y necesaria para el hoyo donde nos encontramos, y adonde nos ha conducido el ostracismo al que los ciudadanos llevamos sometidos en este país, desde tiempos inmemoriales. Y no es que quiera llegar hasta Viriato, aunque el mil ochocientos podría ser un buen año de referencia para estimar el tiempo perdido. Es cuestión de ponerse a buscarlo porque no debe estar perdido del todo. Igual buscando bien lo encontramos en algún rincón y recobramos algo tan necesario como la fe en nuestra propia voz.

Perdonad si, como lectores, necesitáis un corolario resumen para el examen de selectividad - default, bancarrota o rescate- que está al caer. Lo intentaré.

Básicamente necesitamos:

-
Una Constitución. (Parece ser que la que figura como tal, o bien es una impostora o es bastante inútil).

-
Un sistema político-imprescindible- participativo, donde los ciudadanos puedan elegir a sus representantes (votar no es elegir, es resignarse a lo que han elegido otros).

-
Un desmontaje organizado e incruento de toda institución improductiva-y por tanto ineficiente- para adelgazar el Estado hasta hacerlo transparente, doblemente.

-
Leer libros constructivos como "El Contrato Social" o los de cualquier otro moralista. Dejando las lecturas de "El Príncipe" o de "El libro de la Guerra" para educarnos en aquello que no se debe hacer.

- Cambiar tantas veces como lo exijan las circunstancias.

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