domingo, 8 de mayo de 2011

INTERLUDIO REFLEXIVO.-




Woher kommen wir Wer sind wir Wohin gehen wir?


(Paul Gauguin)D'où venons-nous? Que sommes-nous? Où allons-nous?


En realidad el tahitiano nativo - seguramente varios- le hizo las mismas preguntas, una y otra vez: O vai ´oe? nohea roa mai ´oe? te haere ´oe hea?, y Paul Gauguin cambió el singular por el plural, volviendo a enfrentarse al enigma que resume la génesis del pensamiento filosófico. ¿Quiénes somos? ¿De donde venimos? y ¿A dónde vamos?.

A mi me enseñaron que hay que acotar, reducir, limitar la investigación y centrarse en algo mas asequible para un espíritu liviano como el mio , y por tanto, reduzco la cuestión a una sola pregunta: ¿Dónde estamos?

Al principio lo veo como una invitación a un estudio sociológico, tanto mas interesante cuando pienso en las posibilidades que presta para este cometido nuestra historia, o lo que conocemos de ella, a través de los tergiversadores interesados en firmar libros en el Parque del Retiro o en las tajantes instrucciones recibidas de la mano que mueve la cuna. En los innumerables datos que aportan los medios de comunicación, tan escasamente fidedignos ellos, y tan contradictorios como el publico al que van dirigidos, o en los fundamentos políticos, en las instituciones sobre las que pretendemos construir una entelequia llamada sociedad, nuestra sociedad. Lo de nación, país o estado, referido a esta España mía, esta España nuestra - como cantaba Cecilia- ya queda fuera del alcance de mis modestas pretensiones y de cualquier planteamiento con atisbos de credibilidad.
Me veo apoyado en una mesa de tres patas , una de las cuales se mueve espontáneamente - la muy- y el esfuerzo de sujetarla, de intentar mantener el tablero horizontal, me cansa, agota con su inmisericorde insistencia toda la energía que en principio estaba destinada al pensamiento, a la escritura, al ensayo interminable sobre esa cuestión tan peregrina. ¿Dónde estamos?.

A poco que intente ensamblar cuatro opiniones mas o menos de fiar y media docena de datos, que a la vista están, me percato de la imagen del niño vaciando el agua del mar, toda, con su cubo de plástico, en el hoyo que acaba de hacer en la arena de la playa.
Y es que al parecer estamos en muchos lugares diferentes a la vez, y lo hacemos de diferente manera, de tal modo que la única conclusión que extraigo antes de cerrar el capitulo este del ensayo que nunca existió, es la de que sigue siendo fundamental responder a la pregunta madre de todas, y lo que termina resultando preocupante, es la evidencia de que el entorno que me rodea, la ilimitada información de que dispongo, tan solo supone una barrera infranqueable, un blindaje perfecto para evitar que mis ideas, y la de tantos otros supongo, no salgan al exterior a contaminar las placidas aguas de la primavera política y la pureza del aire, de este aire tan exquisito por el que muy pronto vamos a tener que pagar, tambien.

Y es que lo malo de hacerse preguntas, es que uno suele encontrar respuestas, algunas aunque no todas, y la buena educación, la de callar las verdades inconvenientes, me induce a seguir diciendo que realmente no se donde estamos, o mejor que no quiero saberlo, o quizás que me gustaría no saberlo.

Es lo que tiene ser testigo – de este presente evanescente, y nada mas- en el que comienza uno a leer, luego da en pensar, y termina escribiendo.
Y cerrando el circulo, una vez mas, no importa de donde vengamos , ni siquiera adonde nos dirigimos- si algo conocemos con exactitud es que el futuro, todos los futuros son el presente, este presente- y que, si continuamos sin querer conocer el lugar donde nos encontramos, todo lo demás, la nada, se nos dará por añadidura. Y ojala me equivoque.

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