jueves, 8 de marzo de 2012

GRANDES - Y NO TAN GRANDES - MOMENTOS DE LA HISTORIA. VIII .-

El hombre que, sin saberlo, me salvó la vida.


Otros títulos alternativos:

- Honoria versus George (Bernard Shaw).

- Vidas paralelas. (Tan solo un instante).


Es durante el comienzo, tramposo, de una película. De esas en las que vemos morir al protagonista en la primera secuencia para, después, ir descubriendo su historia.

Lawrence de Arabia. 1962. David Lean.

Peter O´Toole en el papel de su vida, conduce la NSS100 Brough Superior, idéntica a la del autentico Lawrence; y como él, se sale de la carretera para no atropellar a un par de ciclistas que aparecen tras una curva. La moto derrapa a baja velocidad, dicen que el accidente real fue a 35 Km. /h y su cabeza choca contra la piedra final de su destino, en Dorset 1935.

Luego vemos el funeral y comprendemos que trata de una figura. Cuando, años después, leamos parte de su obra literaria, añadiremos otras claves fundamentales para conocer el personaje: Espía, militar, diplomático, poeta ...

Pero la persona tiene vida propia, aparte de la de su personaje.

Malherido tras el suceso, es tratado por el prestigioso neurocirujano Hugh Cairns quien, impotente para salvarlo, no duda en valorar la discrepancia entre la escasa intensidad del golpe y lo terrible de sus consecuencias.

Decide promover el uso del casco entre los motoristas. Obliga a implantarlo en el ejército inglés, - el original y genuino casco militar - y pasa a formar parte del vestuario habitual de ciclistas y moteros. Curiosamente no es hasta 1973 en que su obligatoriedad comienza salvar vidas de manera evidente. Y más curioso aun es que fue “la moda” impuesta por el esnobismo entre los conductores civiles la que forzó su uso obligatorio.

Lawrence llegó a poseer siete motos Brough, y a todas llamó George, de la I a la VII, en honor a su amigo George Bernard Shaw.


Igualito, casi, que un servidor; y disculpad que me incorpore al relato.

He tenido solo cuatro, lo que no está nada mal, y siempre les he puesto un nombre propio - mucho antes de conocer la historia de T.E. Lawrence- . El de la segunda, la Montesa Impala, era: Honoria “La Pop”, y reconozco que era prestado, o tomado, de una señora, beata de mi barrio, cuyos modulados y a la vez, estentóreos cánticos procesionales, la hacían merecedora de dicho nombramiento, “La Pop”. Uno que siempre ha sido algo mitómano, no pudo evitarlo.

Un atardecer húmedo de noviembre, en el intervalo entre dos chaparrones de otoño, mi Honoria resbaló su mitad trasera en una insignificante mancha de arena que la lluvia había repartido sobre el asfalto y, no pude hacer otra cosa que dejarme llevar, y rezar para que el vehiculo al que precedía, tuviese algo de piedad – Piedad era otra de las cantantes que acompañaban a Honoria en el coro, que coincidencia -. Resbalé por la calzada y mi cabeza fue a parar golpeando sobre el duro borde de granito que delimitaba la acera. En el contragolpe, perdí el barboquejo y tras él, el casco, justo cuando ya no me hacia ninguna falta. Total ocho puntos de sutura en la rodilla, tres días de absentismo por el susto, mas que por la necesidad, y una ronda de cerveza –Mahou sin estrellas - para celebrarlo.

¿Velocidad a la que iba? Esa es una pregunta retórica. A unos 35 Km. /h naturalmente.

Ese instante , y nada más, tengo en común con Lawrence de Arabia, y la diferencia, el resto afortunadamente, está generada por la idea de aquel señor que se indignó lo suficiente ante una muerte tan estúpida como para imponer la chichonera que, estimo, a mí me salvó la vida. Aunque las secuelas mentales ya son otra cosa, esas me las invento, las trabajo e incremento día a día, con la esperanza de que aún me queden unos cuantos. – Esperanza, era la otra del trío, ya me acuerdo -


P.D.-

Regresaba Lawrence, en su último viaje, de enviar un telegrama a su amigo Henry Williamson, con quien estaba negociando un encuentro con Hitler . Este todavía no era “malo”, ya que aun no había perdido la guerra.

¿Accidente o sabotaje? Se preguntan, los historiadores cantamañanas, al respecto. Ni caso.

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2 comentarios:

  1. Es necesario,para comprender completamente lo que expresa el blog,y es más, para comprender a quien lo escribe, saber el nombre de las otras tres.
    Si no, me pondré de uñas yo.

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  2. Mantis, Honoria la Pop, Leishmania Donovani, y Celia la última, la melliza de "La Colorá".
    Seguro que salen, un dia de estos, en alguna película , y te las describo con su correspondiente ficha técnico-sentimental.

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