miércoles, 14 de enero de 2015

RECALCULANDO EL RECORRIDO.-




Resulta arriesgado el dejar la dirección del recorrido hacia nuestro destino, en manos de un aparato de reciente aparición (adolescente la criatura), a la espera de la tercera o cuarta generación en la que el termino fiabilidad se superpone al de credibilidad entre humanos,  asumiendo la imperfección de esa novísima brújula y su estupefaciente funcionamiento, estupefacción real y no solo sustentada en el parecido nominal entre bruja y brújula, ya que todavía nos parece diabólica la aparición de cualquier nuevo gadget (desconozco el sustituto legal de esta palabra) facilitador de tareas hasta ahora complejas.

La criaturita se vuelve a ratos irascible, se niega servir de guía del desfiladero, en el camino, y nos repite incansablemente el sonsonete, afortunadamente menos agresivo que el de los adolescentes airados, su insistente “recalculando el recorrido” para indicarnos que anda perdido, que nos busquemos la vida con el mapa de siempre, que como todos los siempres tienen la inconsistencia de lo relativo, ya no está en  la guantera, que nunca han guardado guantes, al menos las mías, y solo nos queda bajar la ventanilla  para preguntar al primer transeúnte, situación compleja cuando circulas por autovía, donde esta posibilidad resulta ficticia.

A veces culpamos del presunto error a la actualización deficiente del mapa virtual que integra el adminiculo (¿sirve esto en lugar de gadget, o las dos últimas silabas lo descalifican?) debido a la desaforada modificación de las rutas por los responsables de Obras Públicas y de los concejales del ramo, cuya única misión  queda reducida a estos dos mandamientos: 1) Gastar mucho y 2) Que se note. 

Pero raras veces nos planteamos las auténticas razones de la rebeldía del navegador y de los inconvenientes que nos origina.
A mi se me ocurre, de entrada, que resulta impropio llamar navegador a esta aplicación GPS diseñada como ayuda del genuino navegador y navegante que, obviamente soy yo.
E inmediatamente surge la obsesión que busca y encuentra razones del actual desastre y el paralelismo en el error, el de llamar navegador a quien no lo es y representante democrático a quien tampoco.
Los veo perdidos, balbuceando silabas que parecen repetir una y otra vez, dicen que están constantemente recalculando el recorrido.

Me haría ilusión estar dentro de la película 2001 Odisea del Espacio, en la secuencia en que el superviviente desconecta el superordenador-navegador que los había llevado también al desastre ,a sabiendas de que en aquella ocasión tenía el muy villano bien calculado el recorrido, que viene a ser también el mismo de los ineptos de aquí, mantener la tesis del fundador de la nación-estado, el que no se nos puede dejar solos, y cuya ambición ilimitada va a acabar otra vez con su estupendo negocio, llevándose de paso vidas y haciendas de los que confiaron, confiamos, en ellos, como confiamos en el aparatito con pantalla de colorines y vocecita a elegir entre chico o chica, -Sonia, tenía yo seleccionada- convertida en loro virtual que repite idioteces sin sentido y, lo que es peor, sin cesar. Igualito que estos políticos, “navegadores auto elegidos” que están pidiendo a gritos que los desconectemos de la red como a HAL en la película de Kubrick. Profético director, sin duda alguna.

Seguir confiando en quien está recalculando el recorrido tiene sus riesgos. Personalmente intento apagar el navegador -generalmente sin éxito- y busco una alternativa sensata que me permita llegar a casa.
Y solo al llegar a ella se calla Sonia. “Ha llegado a su destino” musita apenada, como si sintiese lástima de mi soledad ante la ausencia de su excitante conversación: Recalculando el recorrido.


PD.-  Absolutamente incapaz de apagarlo, a pesar de haber buscado las instrucciones en el libro de ídem, 780 inútiles páginas, y de consultar infructuosamente los foros respectivos. Cuando se raya (por una vez el neologismo no lo es) la buena mujer, tengo que soportarla hasta que llega a su destino.
De apagar a los otros ni os cuento, ni lo intento. Presiento que  mi incapacidad se evidencia ya en el primer nivel, en el del sudoku fácil.


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