Resulta arriesgado el dejar la dirección del recorrido hacia
nuestro destino, en manos de un aparato de reciente aparición (adolescente la
criatura), a la espera de la tercera o cuarta generación en la que el termino
fiabilidad se superpone al de credibilidad entre humanos, asumiendo la imperfección de esa novísima
brújula y su estupefaciente funcionamiento, estupefacción real y no solo
sustentada en el parecido nominal entre bruja y brújula, ya que todavía nos
parece diabólica la aparición de cualquier nuevo gadget (desconozco el
sustituto legal de esta palabra) facilitador de tareas hasta ahora complejas.
La criaturita se vuelve a ratos irascible, se niega servir
de guía del desfiladero, en el camino, y nos repite incansablemente el sonsonete,
afortunadamente menos agresivo que el de los adolescentes airados, su
insistente “recalculando el recorrido” para indicarnos que anda perdido, que
nos busquemos la vida con el mapa de siempre, que como todos los siempres
tienen la inconsistencia de lo relativo, ya no está en la guantera, que nunca han guardado guantes,
al menos las mías, y solo nos queda bajar la ventanilla para preguntar al primer transeúnte,
situación compleja cuando circulas por autovía, donde esta posibilidad resulta
ficticia.
A veces culpamos del presunto error a la actualización
deficiente del mapa virtual que integra el adminiculo (¿sirve esto en lugar de
gadget, o las dos últimas silabas lo descalifican?) debido a la desaforada
modificación de las rutas por los responsables de Obras Públicas y de los
concejales del ramo, cuya única misión
queda reducida a estos dos mandamientos: 1) Gastar mucho y 2) Que se
note.
Pero raras veces nos planteamos las auténticas razones de la
rebeldía del navegador y de los inconvenientes que nos origina.
A mi se me ocurre, de entrada, que resulta impropio llamar
navegador a esta aplicación GPS diseñada como ayuda del genuino navegador y
navegante que, obviamente soy yo.
E inmediatamente surge la obsesión que busca y encuentra
razones del actual desastre y el paralelismo en el error, el de llamar
navegador a quien no lo es y representante democrático a quien tampoco.
Los veo perdidos, balbuceando silabas que parecen repetir
una y otra vez, dicen que están constantemente recalculando el recorrido.
Me haría ilusión estar dentro de la película 2001 Odisea del
Espacio, en la secuencia en que el superviviente desconecta el
superordenador-navegador que los había llevado también al desastre ,a sabiendas
de que en aquella ocasión tenía el muy villano bien calculado el recorrido, que
viene a ser también el mismo de los ineptos de aquí, mantener la tesis del
fundador de la nación-estado, el que no se nos puede dejar solos, y cuya
ambición ilimitada va a acabar otra vez con su estupendo negocio, llevándose de
paso vidas y haciendas de los que confiaron, confiamos, en ellos, como confiamos
en el aparatito con pantalla de colorines y vocecita a elegir entre chico o
chica, -Sonia, tenía yo seleccionada- convertida en loro virtual que repite
idioteces sin sentido y, lo que es peor, sin cesar. Igualito que estos
políticos, “navegadores auto elegidos” que están pidiendo a gritos que los
desconectemos de la red como a HAL en la película de Kubrick. Profético
director, sin duda alguna.
Seguir confiando en quien está recalculando el recorrido
tiene sus riesgos. Personalmente intento apagar el navegador -generalmente sin
éxito- y busco una alternativa sensata que me permita llegar a casa.
Y solo al llegar a ella se calla Sonia. “Ha llegado a su
destino” musita apenada, como si sintiese lástima de mi soledad ante la
ausencia de su excitante conversación: Recalculando el recorrido.
PD.- Absolutamente incapaz de apagarlo, a pesar de haber
buscado las instrucciones en el libro de ídem, 780 inútiles páginas, y de
consultar infructuosamente los foros respectivos. Cuando se raya (por una vez
el neologismo no lo es) la buena mujer, tengo que soportarla hasta que llega a
su destino.
De apagar a los otros ni os cuento, ni lo intento. Presiento
que mi incapacidad se evidencia ya en el
primer nivel, en el del sudoku fácil.
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