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Viejos conocidos, ritmos del ayer y como no…los boleros de siempre.
Alguno ya hemos glosado en estas páginas , además de estar presentes en la selección aquellos que han merecido un articulo individual. Se trata, entre otros, del bolero arrancherado –como me gusta su etiqueta- “Adelante”, mientras otros son incluidos ahora para dar un poco de seriedad a la diversión si ello fuera posible. Reflejando el resultado del cóctel desamor mas alcohol mas algo mas que desconozco que lleva, que sigue llevando a la gente a despreciar la vida propia y ajena y que hace estériles todos los esfuerzos que no estén basados en la receta de la abuela, esto es: cultura, cultura y cultura.
Como hay desaprensivos y tambien fanáticos de antiunos y antiotras, y no quiero salir a relucir en los churros, me he impuesto, en esto del desmadre pasional, el filtro de “la paridad” que aparte de políticamente correcto es una manera de hacer justicia. La solución para el melodrama que acaba en tragedia, el reconducirlo a mero argumento de una canción, pasa por algo muy costoso y que lleva mucho tiempo, un país mas culto, mas sabio.
A alguno/a pondrá los pelos de punta, a otros le surgirá la risa incontenible, y así es el espectáculo. Al fin y al cabo solo pretendo que paséis un buen rato.
No preocuparos por los que se quedan fuera este año: Paquito Jerez, Moncho, El Fary, las Grecas, Karina, Luís Alberto del Paraná, Sara, Alberto Cortez, Luís Aguilé, Perlita de Huelva, Carmen Miranda, Topo Giggio, Micky, Torcuato y los cuatro, Angelillo, Renato Carosone, Pepe Iglesias, Tip y Coll, Jeannette, Valen, Luisita Tenor, Los Panchos, Bambino, etc. Hasta Torrebruno me insiste en que los niños con los niños y las niñas con las niñas. Solo están en la lista de espera, no desesperéis vosotros.
Motivo mas certero de preocupación es, cuando se evidencia la repetición, la insistencia en seleccionar la misma canción del año anterior, aunque sea en distinta versión -malo-, en repetir el mismo tema de hace tres años, y por el mismo interprete –peor-, hasta llegar a encontrar en el mismo disco, dos copias idénticas de una canción. Olvidando, no solo que “esa ya la teníamos”, sino que hace diez minutos que acabamos de escucharla. Prefiero pensar que son las ganas de volver a oírla más que el olvido, la memoria evanescente que se va acercando a ese punto donde la felicidad se sublima al recuperar nuestros recuerdos el mismo volumen de vivencias de que disponían al nacer. El supremo bienestar. Lo más parecido al paraíso, por más que visto desde fuera, el alejamiento progresivo e inevitable de los seres queridos nos resulte doloroso.
Espero que seáis indulgentes cuando llegue el momento. Pero de momento, no hay mal que por bien no venga, y la botella medio llena siempre es conveniente tenerla cerca, aunque sin llegar al extremo de los boleristas que se pasan todo el rato con la copa y el alma rotas por una traición. Esa, tambien viene este año.
Y es que, sorpresas te da la vida, -Ay Dios-, al bucear , al sumergirte entre la basura ¿Quién dijo basura?. Entre los artistas mas denostados por la “inteligentsia” y los temas mas odiados por los que asocian sus notas a una época ingrata , te encuentras joyas, auténticos brillantes de muchos quilates, a veces engarzados en voces extraordinarias de las que no tenias noticia alguna, y además, lo mejor de todo, es que acabas cogiendo gusto a los desperdicios, aceptando que realmente no huele tan mal, aunque tenga un olor particular este muladar musical, un olor a hogar poco ventilado, sin el que las ratas no podemos respirar.
Kafka versionó en el papel, la metamorfosis del diferente, del que se aleja, o que es alejado por los demás, en cucaracha. Metáfora genial. Permitidme que yo, y los que quieran acompañarme en este viaje, nos vayamos transformando en estos animalitos mas cercanos a nosotros en la cosa del ADN, y como ratas que somos, sigamos nuestro camino cantando y bailando con esta maravillosa música de nuestra cloaca vital.
Parafraseando a un escritor, desmesuradamente sobrevalorado, de nuestra tierra, el que escribió aquello de “Ni perdono ni olvido” al pie de la cruz, me atrevo a darle un pequeño giro al afirmar que:
“Ni me arrepiento, ni me olvido” y además:
“Que no es pecado, coño”.
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