martes, 29 de noviembre de 2011

DIARIO DE UN SENDERISTA EQUIVOCADO.- II


Yo anduve por el GR 113
.-Capítulo II.-

Camino natural del Tajo. 1080 Km desde la Sierra de Albarracin, hasta Lisboa.

Nunca he intentado recorrer la vía del calatraveño, a pesar de que moza tan fermosa non vi en la frontera (M. de Santillana). Y no pienso seguir aduciendo, inventando razones, como un niño pequeño, para justificar algo tan simple como el que no me apetezca.
Aunque no sepa a ciencia cierta el por que, algo he apuntado. Sale de un lugar extraño y termina en otro mas extraño aún. No tiene siquiera, evidentemente, la épica de la travesía de los Apalaches, cuya magnitud hace que una vida sea insuficiente para completarlo, y hay que dejar en herencia a los hijos el punto donde el padre dio el último paso para que estos logren terminarlo luego de dos o tres generaciones consecutivas, por ejemplo.
Supongo que algo de leyenda tiene la presunta y estéril hazaña, aunque seguro que, también, pretende que le den a alguien, a un apellido en este caso, el diploma justificativo de haber alcanzado la meta. Grave error, puesto que, después de todo, se hace el camino al andar como dijo D. Antonio, el camino y nada más.

Pero, hay tanto por hacer produciendo algo para los demás que, estos estériles y costosos periplos solo me sugieren la inevitable comparación con el viaje a la Meca de los otros monoteístas. Demasiadas coincidencias.
Lo cierto es que pasé toda mi infancia disfrutando de los viajes iniciáticos, del día del largo paseo con merienda campestre al que todos asistíamos en cierta fecha de primavera, la Hira, y lo he rememorado después con la nostalgia de los placeres irrecuperables. Hasta que el conocimiento, el aprendizaje - malo es aprender- y luego la reflexión - malo es el pensar- me hicieron ver que estábamos celebrando la fiesta en que el profeta (otro) inició la Hégira, que por cierto en Mongo – tras milenario aislamiento-seguimos pronunciando con h muda intercalada Ehira que suena como Jira con una jota un tanto especial.

Más de lo mismo, santificar el placer de las primeras florecillas de marzo pisoteadas por un tropel de alegres criaturas. No otra cosa distinta son los momentos más gloriosos del planeta Tierra y sus felices y despreocupados inquilinos. Si quereis añadir el componente religioso de las témporas, no pienso oponerme. Todo el mundo tiene derecho a creer en algo y a que se respeten sus creencias.

Resulta que el GR-113 es la actualización de uno de aquellos senderos primigenios de nuestro país. Y démosle a la palabra antiguo la dimensión que merece, algo entre cincuenta y cien mil años, aunque solo sea para empatar con Atapuerca, el comienzo del descubrimiento que el ser humano realiza en nuestra península siguiendo el trayecto del rio Tajo. El camino natural del hombre, el recorrer la ribera del rio desde su origen en la Sierra de Albarracin, siguiendo la ruta del sol en su ocaso, o si queréis la ruta que en el cielo marca la vía láctea, nuestra nebulosa, hasta llegar a descubrir el final del cauce que también es místico, puesto que marca el origen de nuestra especie, la madre de todos, la mar, a la altura de lo que hoy es Lisboa.

Total son solo mil y pico Kilómetros, y es en cierto modo el camino de Santiago en versión laica, para qué nos vamos a engañar. Solo que mas cercano, y absolutamente solitario. Dejando todo el tiempo del trayecto para la libre disposición del pensamiento, dedicado a la trascendental meditación sobre quienes somos, porque el lugar desde donde venimos y adonde vamos ya aparece en los carteles, ya.

Cuarenta millones de euros ha costado, dicen, y así las señales recién estrenadas y primorosamente esmaltadas, nos guían a través de sus etapas, con duración media que supera los cincuenta quilómetros. Aquí los peregrinos deben plantearse que la sanación milagrosa de sus limitaciones físicas, han de buscarla en otros caminos diferentes.

Financiada la obra – financiar significa aquí, realizar algo con dinero ajeno, sin importar mucho su finalidad, y menos la cantidad, ajena también- con recursos europeos, y en uno de los últimos ejercicios de despilfarro comunitario, a los que las autoridades locales han añadido el sambenito, el toque de santidad, de la creación de miles de puestos de trabajo, durante la magna empresa.
Afortunadamente no han roto nada, por lo que he podido comprobar, ya que la vereda ya estaba hecha desde tiempos inmemoriales, -cabe suponer-. Lo de crear, aunque sean puestos de trabajo, ya me va pareciendo algo de majadería. Crear, crear, es otra cosa, me imagino. Y si además consideramos la habitual trampa saducea de llamar puestos de trabajo a las jornadas laborales… pues eso, que efectivamente se han repartido un montón de jornales y bienvenidos sean. Pero palabras, las justas.

Por otra parte, el derroche ha sufrido un sincope en el momento justo en que estaban por adjudicar los trescientos centros de interpretación y la media docena de observatorios de la ruta. Que no son miradores para el caminante, como bien sabeis, sino meras unidades burocráticas donde colocar, seguir colocando a las Cuquis. Lo siento por ellas, criaturitas, pero es que el préstamo no ha dado para más, aparentemente. Tampoco ha dado para gastar unos céntimos en incluir un mapa de la ruta, y de sus etapas, en la página del ministerio. Pero es que cuando no hay... Incluso hasta cierran el ministerio. O mejor solo le cambiarán el nombre, sospecho. Cosa, ciertamente económica, inofensiva, y loable.

Ya, ya entro en detalles de mi etapa favorita. Iniciada con la temeridad habitual del proceloso aventurero de medio día .Nada que ver con el aventurero del mediodía que es mas del Jack London y del Tusitala.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Opinar es una manera de ejercer la libertad.

Archivo del blog