miércoles, 2 de noviembre de 2011

UN DIVISIONARIO EN CONTUBERNIO. 4.-


Quiero cantar la gloria de tu olvido,

oh, gran muerto de polvo, que ni puedes

levantar un ciprés en donde llegues

a librar tus dolores sin gemido.

Quiero cantar el aire de tus días,

el que te hacía lecho conmovido,

el que era triunfo cuando tú solías...

De Primer Libro de Amor 1935-1939.. Dionisio Ridruejo

DRAE (Del lat. contubernĭum).

1. m. Habitación con otra persona.2. m. Cohabitación ilícita.3. m. Alianza o liga vituperable.

Word Reference, es mas explicito: Convivencia de dos personas que mantienen relaciones sexuales sin estar casados.

Sea como fuere, contubernio era otra cosa para nosotros, y además de judeo-masónico era “de Munich”, o mas bien de “Minich” como aclaraba el Marqués de Leguineche (Luís Escobar, uno de los de Burgos) en “La escopeta nacional” explicando que había financiado la asistencia de su hijo (López Vázquez) y ocultando que este se lo había gastado en el camino, en señoritas, naturalmente. Y es que comienzan los personajes ficticios a mezclarse con los verdaderos, solo que me resulta extraordinariamente difícil distinguirlos.

Algunos españoles estuvieron en Munich, cuando el gran olimpismo a mayor gloria de Hitler, y Ridruejo volvió fascinado: “Ellos lo están haciendo de verdad, aquello es grandioso. Nosotros sólo jugamos”. (1938)

Regresó 1962, solo que en esta ocasión al contubernio, y esta vez no pudo volver a casa. Fue condenado al exilio en Francia, desde donde intentó regresar, infructuosamente, siendo expulsado en la frontera “a patadas?” según refiere su hijo.

Y es que: “el «Régimen se hunde como empresa aunque se sostenga como tinglado».

(Dionisio, el pesimista animoso, según gustaba definirse).

"Lo único que nos pueden hacer en Munich es cerveza".

La prensa oficial zanjaba sarcásticamente el asunto, que supuso entre otras curiosidades anecdóticas, la negativa a la solicitud de ingreso de España en la Comunidad Europea, y la condena explicita de los sediciosos por José Maria Pemán, como portavoz de Don Juan, desde Estoríl,( no confundir con el de Ridruejo).

Hexe permaneció en Sudamérica, junto a otros compatriotas, hasta que prescribieron los cargos contra ella, para volver en cuanto le fue posible a...Ronda.O más bien a la cercana Sotogrande, donde falleció, casi centenaria, hace poco más de un año.

Aquí, cualquier sabueso, cualquier investigador se perdería gustoso en la persecución de presas de este calibre. Cualquiera de estos ¿personajes?, atesora material suficiente para una historia infinita; si consideramos todos los secundarios que infiltrándose en su trama, se convertirán en protagonistas mas temprano que tarde.

Y no es tan solo que sus vidas noveladas estén por escribirse, es que además, a fuerza de leer, siempre terminamos creyendo a ciegas la versión de los vencedores, y nos perdemos la otra cara de la moneda, la del doble que Borges, que Cortazar, que tantos otros incluían en sus relatos haciendo temblar la zona esa de la mente del lector, donde se confunden lo que es y lo que podría ser, lo que sucedió y lo que pudo suceder, en un lugar común que el lector interpreta como el espacio donde se encierra el terror, el miedo a lo desconocido.

Todos estos nombres propios, absolutamente reales, tienen detrás una vida tan rica en sucesos personales o colectivos, tan imbricados además en la historia real, la nuestra, del siglo pasado, que no me sugieren otra cosa, que el temor y la sospecha de que todo lo que se ha escrito sobre ellos pertenece a la ficción. En parte porque sus admiradores y sus detractores, equivalentes, se han ido encargando de crear una leyenda interesada, donde los hechos, las fechas y hasta los mismos protagonistas, resultan finalmente de dudosa credibilidad para cualquier interesado en la verdad histórica. Y en otra parte porque el argumento parece surgido de la mente de un autor ciertamente alucinado, de la imaginación enferma de un experto en la tragedia, ese género que creíamos pasado de moda...

Aunque el resto de los secuaces, del grupo de Burgos, no tuvo tanta –mala- suerte.

(Del lat. sequax, -ācis). adj. Que sigue el partido, doctrina u opinión de otro.

La definición del DRAE, queda indefectiblemente sesgada por su significado circunstancial en los medios donde aprendimos esa palabra, y tantas otras. A saber: El capitán Trueno, El Guerrero del Antifaz y hasta en Roberto Alcázar y Pedrín, por citar influencias culturales de las tres españas, y que no se nos considere parte interesada, sino más bien victimas del disparate. Unas de tantas.

A pesar de que el autor de “los helechos arborescentes” Francisco Pérez Martínez (alias: Francisco Umbral), los ponga a caldo en su recreación de la primera corte nacionalista, en su insistente ninguneo de los literatos, siempre a la sombra de “Xenius”, el mas deslumbrante de todos, Eugeni D´Ors. De quien según Umbral, deberíamos sospechar la autoría real del himno fundacional, del diseño de los uniformes azules, o incluso del Quijote.

Pero este es un personaje nuevo, que nunca debe aparecer en la última parte del guión, según las estrictas normas de Hollywood, y que, a pesar de ello, espera que alguien se apiade de su sombra, en el mas injusto de los olvidos y escriba un merecido panegírico en veinte o treinta volúmenes. Cossio quizás. Pero este aun siendo de la peña, también es nuevo, y tampoco está en activo.

Continua Umbral destrozando la memoria de los camaradas -de letras también- de Ridruejo; con su habitual inquina; lo que obliga a que no aparezca aquí ninguno de sus comentarios que, no obstante, causarían consiguiente placer a los sádicos. Pueden estos comprobarlo en:

La escritura perpetua (De Rubén Darío a Cela) (1989),

¿Y cómo eran las ligas de Madame Bovary? (2003)

Como en todas las revoluciones, una vez conseguidos los objetivos (cautivo y desarmado…) los colaboradores necesarios dejan de serlo (ambas cosas, colaboradores y necesarios) y aquellos que previamente tenían un oficio, pasan a desempeñarlo, mientras que los abanderados en exclusiva, como Dionisio, comenzaron un largo camino hacia lo desconocido. No insistiremos.

Como tengo, o tuve alguna relación con un par de ellos, no voy a pasarlos por alto. Simpatía obliga. (Próxima entrega)


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