domingo, 4 de noviembre de 2012

De como el poder produce tontuna y el deseo puede producir, ciertamente, ceguera.-


Un sainete sin ninguna gracia.-



Conste que Los Hermanos Calatrava, junto a Emilio el Moro y Kurt Savoy,  forman parte de mis terrores nocturnos;  de esos cuya aparición en cualquier pesadilla, consiguen despertarme cubierto de sudor, si es el caso, cosa que suelo aprovechar para ir al baño  como profilaxis eficaz de otro despertar  mingitorio a horas más imprudentes. El optimista de la botella siempre medio llena. Y no ha mal que por bien…

Estoy escuchando a Eva Cassidy, como medida preventiva ante la sola mención de esos  representantes de tiempos oscuros, cutres, y sobre todo gélidos, sabañones mediando.

Ahora repaso la cubierta de un disco de los Calatrava, su “disco blanco” como ibérica contrapartida al disco blanco por antonomasia,  el doble de los Beatles. Y me encuentro con el oportunismo de los imitadores, de los malos caricatos de cualquier éxito de entonces. En este caso de las canciones de propaganda política que anunciaban un tiempo nuevo, aparentemente. Concretamente el “Habla pueblo”, el eslogan que invitaba a votar en las primeras elecciones “libres” para luego poder hablar realmente, o no.
La parodia rayana en el mal gusto habitual de la pareja de cómicos que quizás no pretendía pasar por otra cosa, se titula “Que te escuchen pueblo” y la verdad es que su texto realmente herético y fuera de lugar para todos aquellos que creíamos en el posible cambio hacia la democracia, no merece mayor comentario, ni entonces ni ahora. Salvo que...

Salvo que treinta y cinco años después parezca profética la burla del titulo, “Que te escuchen pueblo”, y tengamos que seguir soñando con que nuestras voces, como las de Jarcha, sean escuchadas por ese pueblo que presuntamente detenta la esencia democrática y que la realidad siga insistiendo en que eso no es posible, que el monopolio de hablar sigue en las bocas de los de siempre y su capacidad de escuchar , limitada a lo sumo a los consejeros en los pasillos, durante las primarias del partido, de cualquiera de los dos, en las que se decide que vamos a querer decir con nuestras voces, quien las va a vocalizar y como va a ser la nueva temporada litúrgica, en que modo y manera  sus señorías van a convertir nuestras papeletas en la voz del pueblo. Demasiado bonito para ser cierto.

Y demasiada torpeza, ya digo que son tontos, en  los sordos portavoces de un país de mudos.
La pantomima parlamentaria de los que se autodenominan señorías, la ineficacia de su costosa presencia en tiempos realmente difíciles como estos, convierten en ángeles benefactores, en profetas y evangelistas a los denostados Calatrava. “Que te escuchen pueblo”, que vas listo tu.
Cuando un Estado se convierte en ineficiente, en breve plazo deja de serlo, de ser Estado. Y la evidencia de su incapacidad para prevenir lo que está sucediendo, su negativa a aceptar las previsiones meteorológicas, su enroque como táctica suicida y, por tanto, fracaso en reconocer los jinetes del apocalipsis –son molinos, según ellos- la locura inmobiliaria, el impune desastre financiero y el desempleo de uno de cada tres paisanos del pueblo que no habla, que sigue sin hablar, y que si lo hace no tiene quien lo escuche.
Digo que son bobos, los gobernantes, y no solo porque nadie hace tanto daño, a sabiendas, sin un beneficio inmediato mas jugoso que el de las canonjías menguantes de que disfrutan, o el previsible de un futuro cercano en el que la vaca exhausta no produzca otra cosa que la nostalgia entre los cada vez mas numerosos partidarios de un sistema político diferente. Así comienzan, o terminan los ciclos de la humanidad, entre consumidores de patatas, acaparadores de legumbres y conseguidores de favores a costa de los derechos ausentes del prójimo. Nuevos caciques que ni siquiera han necesitado el transcurso de una generación para resurgir.
Porque la sanidad publica, la educación gratuita, las pensiones, incluso las de aquellos que han cotizado toda su vida, la  seguridad del orden público, la justicia  y tantas otras ventajas de aquellos que viven en el primer mundo, nos van a ser cada dia más limitadas, mientras los responsables, que lo son, siguen negándose a desmantelar el sistema tras el que se escudan, el de un Estado de funcionarios donde no hay lugar para nadie más, como si eso fuese posible. Bobos, ya digo que el poder entontece.
La gallina de los huevos de oro a punto de fenecer y la democracia… si, como dicen los Calatrava, demos gracias.



P.D.- No creáis que peco de exceso de negativismo. No.
Los Calatrava tienen un excelente versión en castellano, la única que conozco, del “Space Oddity” de  David Bowie,  y es tan buena que, hasta las horribles payasadas del clown me resultan llevaderas, mientras la voz del augusto, del hermano, repiten aquello de “La tierra llamando al comandante..”, ”La tierra llamando al comandante Tom” cuando todos sabemos que no hay respuesta posible, que no va a haberla.
No me atrevo a incluirla en los recopilatorios de música evocadora de tiempos pretéritos, aunque todos los años sufro la tentación, y la venzo.
Escuchad la de Bowie, la original , que es una maravilla, y si conseguís la de los Calatrava, por favor, decidme que estoy equivocado.

 

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