miércoles, 14 de noviembre de 2012

NORMAN MAILER EN EL MANUAL DE USO CULTURAL.-



Deus ex machina
 
Nec deus intersit, nisi dignus vindice nodus es una locución latina que significa: "No hagáis intervenir a un dios sino cuando el drama es digno de ser desenredado por un dios"
(De Horacio, en Arte poética)

La tragedia griega debería resultarnos tan lejana e incomprensible como los literatos y la mayoría de los personajes de la cultura norteamericana. Pero, para bien o para mal, hemos crecido con ellos y el teatro griego sigue siendo, afortunadamente,  intemporal e imprescindible para configurar de alguna manera la identidad de nuestra civilización, al tratar anticipadamente los dramas cotidianos y reiterados de toda la humanidad.

Norman Mailer pertenece a un universo tan extraño, y tan cercano para nosotros, como los protagonistas de las Crónicas de Marte, del añorado Bradbury.  Lejano y a la vez intuido. Ficticio pero presentido. Un desconocido cuyo rostro nos resulta familiar.
Escritor especializado en el relato periodístico a cuyo desarrollo se consagra, como epígono del género de moda. Solo que Capote ya estaba allí, seguía estando, como el dinosaurio de Monterroso.

Coetáneo de Capote, representante del sector girondino en la comedia humana del siglo veinte, también dedica sus años dorados a retratar la crueldad de un crimen a sangre fría y la implacable ejecución de sus autores por la justicia, la tradicional del juez de la horca. Pero Norman establece una diferencia insalvable en lo personal con Capote, es un icono del izquierdismo norteamericano, que como bien sabemos no es otra cosa que un eufemismo del adjetivo innombrable, el que una vez asumido, o simplemente sospechado, enviaba a la cárcel a otros jacobinos, representantes de la tragedia americana, como Dalton Trumbo o Dashiel Hammet, o marginaba a escritores de la talla de Arthur Miller o Bertold Bretch.
 
 La caza de brujas, no obstante había terminado, y fracasado, cuando Mailer se convierte en un líder de la progresía antibelicista, detenido en manifestaciones anti-Vietnam,  motivado autor de la novela por antonomasia sobre la segunda guerra mundial “Los desnudos y los muertos” en parte autobiográfica,  y finalmente paladín de los derechos humanos. 


Su novela-reportaje  “La canción del verdugo”,  pone de manifiesto la lucha del reo Gary Gilmore, por conseguir ser ejecutado, desmontando una tras otra todas las triquiñuelas pro abolicionistas de los grupos de presión que toman su figura, la del primer ajusticiado en muchos años, como bandera política. Héroe y millonario póstumo, Gilmore con su muerte pone de manifiesto el tremendo poder de los medios de comunicación, y la influencia del partidismo político en algo neutral a priori, la justicia. Mailer estaba allí para contarlo, con las habituales claves del género judicial - ese gran desconocido en nuestro entorno -  y del docudrama que había tenido “entretenido” al público durante varios meses. La otra cara, imprescindible para su comprensión,  de otra excelente novela con idéntico final, la de Capote.
Norman Mailer llegó a presentarse como candidato a la alcaldía de New York (1), y como un semidiós, que lo era, intentó algo que ya se proscribiera en el  “arte poética”.
Apadrinó a otro asesino, condenado a muerte,  Jack Abbot, consiguiendo su libertad condicional por medio de las innumerables posibilidades de apelación que Gilmore había despreciado. Desgraciadamente Abbot cometió otro asesinato, poco después de ser liberado, y Mailer debió lamentar desde entonces no haber hecho caso a Horacio, "No hagáis intervenir a un dios sino cuando el drama es digno de ser desenredado por un dios". 

Y es que debe resultar difícil brillar en tantos terrenos, el periodismo, la literatura, la política, en los años de Mac Luhan, “El medio es el mensaje”, “La aldea global” y  tantos otros postulados revolucionarios, evitando convertirse en el propio mensaje.


 ¿Comunista?
Hablaba de su comunismo y de que en Estados Unidos el fascismo jamás usaría ese nombre pero que no estaba muy lejos de instaurarse a todos los efectos.
 (Incorregible y necesario tocapelotas de un mundo en extinción).


(1).-  La candidatura fue retirada después de apuñalar Norman a su esposa durante una fiesta.
La reacción de Mailer a las declaraciones de su mujer ante la policía, fue lacónica. Al contrarío de lo que recuerda su mujer, nunca habría gritado "joder" en presencia de la sirvienta. Pero, sobre todo, no era verdad que el cuchillo con el que apuñaló a su mujer "hubiera estado sucio".

Deus ex machina, no significa “genio y figura” como sería lo más sensato. Al parecer hace referencia a los artefactos (máquinas) que introducían en el escenario a un dios (en caso necesario) para resolver situaciones dramáticas que superan la capacidad, el ingenio del autor. 

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