lunes, 31 de mayo de 2010

UNA DE CAL Y UNA DE ARENA



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LA DE ARENA

Están los contertulios de la peluquería un tanto anonadados, desde que han cambiado el hermosísimo trino de los canarios, que el peluquero dio en trocar por las pantallas de plasma, de donde salen las interminables desgracias que a los parroquianos enmudecen.

“Desde que te vi. venir
Dije, a por la burra viene”.


Escucho a uno de los mayores mirando para el oráculo funesto. Mientras pienso en la sabiduría popular y en los salmos de tradición oral que sirven para retratar con toda propiedad el más extraño de los sucesos. Admiro tanto la labor del profeta que ya lo veía venir, como la del fatalismo radical que admite, dando por hecho la perdida del pollino. Me equivoco.

-Sigue algo más, algo que tiene relación con que la burra no te la doy, pero no me acuerdo como sigue.

Y el que sigue, realmente es el abuelo al que están cortando el pelo, o más bien la media luna que bordea su occipucio, restos que fueron un día la Itálica famosa. Ya sabéis. No insisto.

“La burra no te la llevas
Porque a mi no me conviene”


Y vuelvo a comprender la genialidad del saber heredado de los ancestros, de la gramática parda. Resulta que, al parecer el dueño de la burra se opone a la pretensión del que quiere arrebatársela, dando por hecho que va a conseguir evitarlo, y cerrando el mensaje. “Te conozco, y estoy prevenido, y voy a defender lo mió con uñas y dientes”. Magnifico.

Pero creo que no termina así, que en cada lugar le añaden algo particular. No se.-

Añade. Permaneciendo en un silencio, apenas interrumpido por el tic tac de las tijeras, por el trasquilado que acompaña el pensamiento de los que allí estamos. Aprendiendo.

El resto no ha sido fácil conseguir, ni cambia realmente el sentido de la copla. Aunque le presta un matiz que la hace aun mas interesante.
Ha sido gracias al trabajo de un sindicalista, y sin embargo amigo, a quién acudo siempre que algún problema sobrepasa mi escasa capacidad para resolver los sudokus de la vida cotidiana. Es decir, con bastante frecuencia.

“Porque tiene un burranquito
Que si no mama se muere”


Y ahí si que se cierra el circulo. El artista anónimo justifica la conveniencia del dueño de la burra, ¿Se dice asno o asna?, ¿Jumento o jumenta? por encima del sentido de la propiedad, y por encima de la simpleza de que “me conviene porque es mío y no pienso soltarlo”.
Está aludiendo, nada menos a la necesidad de que la burra siga en su sitio, porque de ello depende una nueva vida, la del burranquito, que es la cría del burro y de la burra, y no el borriquito, que esa es de Peret.
Está poniendo en el tapete moral, la base de la esperanza, la de la perspectiva humana de la supervivencia, a través de mantener, al precio que sea necesario, las condiciones, la lactancia de la generación que sigue.
Abre, por tanto, la historia hacia su continuidad, y presenta un horizonte en el que, si mantenemos un mínimo de cordura, nada estará perdido. Loor al artista.

La repito completa:

Desde que te vi. venir
Dije, a por la burra viene.

La burra no te la llevas
Porque a mi no me conviene

Porque tiene un burranquito
Que si no mama se muere.





Una de cal y otra de arena.-


La hemos entendido siempre, las mentes simples, como la alternancia entre lo malo y lo bueno, el placer y el dolor, el palo y la zanahoria. El Ying y el Yang, el bien el mal. Y no. No es así. Nunca lo ha sido.

Su significado es la necesidad de los dos, de ambos elementos, para conseguir una mezcla perfecta. Al objeto de elaborar una masa, un pegamento compacto y necesario para las labores de albañilería (masones, abstenerse de entenderlo). Unas características tan dispares como complementarias que una vez diluidas unas en otras, en la proporción adecuada, consiguen el milagro de mantener en pie , por los siglos de los siglos, el edificio este en el que nos ha tocado vivir, también llamado mundo.

Que una sea la aceptación del ingrato presente y del proceloso futuro inmediato, con plena consciencia de los errores que los condicionan, y que la otra sea la esperanza, las ganas y al fuerza infinita para superar las dificultades y permitir que el burranco siga mamando.
La mezcla perfecta, ya digo, si añadimos. Si ponemos sobre el dintel de la puerta, grabada en la piedra, la primera estrofa:

“Desde que te vi venir
Dije, a por la burra viene”.



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